El Reinado de Alfonso XIII: Crisis de la Restauración y Desafíos Políticos en España (1902-1923)

El Reinado de Alfonso XIII: Crisis del Sistema Político de la Restauración (1902-1923)

El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) abarca un periodo de profunda crisis para el sistema de la Restauración, extendiéndose hasta 1923, momento en que se inicia la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).

Alfonso XIII, al asumir el trono, pretendía dar continuidad al sistema de la Restauración establecido por Cánovas en 1875. Sin embargo, el monarca se implicó activamente en los cambios de gobierno y se rodeó de los sectores más conservadores. El tradicional turno de partidos entró en una crisis irreversible debido a la desaparición de los líderes históricos y a la emergencia de nuevas fuerzas políticas. Las tres décadas de su reinado se caracterizaron por una crisis permanente, marcada por diversos problemas:

  • El atraso material y económico del país.
  • El aumento de las luchas de la clase obrera y el anticlericalismo.
  • El problema militar, exacerbado por la crisis del 98 y el creciente antimilitarismo.
  • El conflicto en Marruecos.
  • El auge de los nacionalismos periféricos.

El Revisionismo Político y los Intentos Reformistas

Durante la primera década del reinado se mantuvo el turnismo, aunque con intentos reformistas tanto por parte de conservadores como de liberales. Se buscó una revisión del sistema político, modificando lo imprescindible para asegurar su supervivencia, un proceso conocido como Revisionismo.

Antonio Maura (Partido Conservador) promovió la revolución desde arriba, un ambicioso programa de reformas que incluía una gran inversión pública para apoyar la industria, el establecimiento del descanso dominical y la regulación de la jornada laboral para mujeres y niños. En 1908, se creó el Instituto Nacional de Previsión. Maura también modificó la ley electoral, estableciendo el voto obligatorio y la proclamación automática de candidatos únicos.

Por su parte, los liberales, bajo el liderazgo de José Canalejas, centraron sus reformas en el ámbito religioso y militar, destacando la Ley de Jurisdicciones (1906).

Crisis de 1909: La Semana Trágica

La Semana Trágica de Barcelona en 1909 fue un punto de inflexión. La Conferencia de Algeciras de 1906 había reconocido el derecho de España sobre el norte de Marruecos, y la ocupación militar comenzó en febrero de 1909. La resistencia rifeña provocó una derrota española en el Barranco del Lobo. La llamada a filas de los reservistas causó un fuerte movimiento de protesta que culminó en una huelga general. En Barcelona, esta huelga se transformó en una insurrección. El ejército actuó con dureza, y Francisco Ferrer i Guàrdia fue acusado de instigador y ejecutado, lo que generó una campaña internacional de condena. Alfonso XIII, ante la presión, sustituyó a Maura por Canalejas.

El Último Intento Regeneracionista de Canalejas

El último intento regeneracionista de Canalejas se materializó en un programa reformista que incluía el fomento estatal de la economía, reformas sociales para mejorar la situación de las clases trabajadoras, la descentralización del Estado, el establecimiento del servicio militar obligatorio y la limitación de las órdenes religiosas en la enseñanza (conocida como la Ley del Candado). También se implantaron medidas sociales como la regulación del trabajo femenino y la jornada en las minas, así como la supresión del impuesto de consumos. Su asesinato en 1912 paralizó este impulso regeneracionista.

Partidos Políticos de la Oposición

La estabilidad política de la Restauración se vio comprometida tras el asesinato de Canalejas, debido a la inexistencia de un liderazgo claro y al creciente enfrentamiento entre los partidos dinásticos. La oposición al régimen se fortaleció con el crecimiento de republicanos, regionalistas y el movimiento obrero. La crisis interna de los partidos dinásticos propició que Alfonso XIII asumiera un mayor protagonismo político.

Los partidos republicanos representaron la principal oposición a Alfonso XIII. Con una base social centrada en las clases medias urbanas, se caracterizaron por su fragmentación. Destacaron el Partido Radical, la Unión Republicana y el Partido Reformista.

Los regionalistas tuvieron sus bases en Cataluña y Euskadi. El catalanismo encontró su representación en la Lliga Regionalista de Francesc Cambó. Momentos clave fueron la creación de Solidaritat Catalana y la Mancomunidad de Cataluña. El Estat Català (1922) fue la expresión del nacionalismo radical no conservador. Por su parte, el PNV mantuvo sus ideales, aunque abandonando temporalmente su línea independentista.

El movimiento obrero, por su parte, consiguió un triunfo significativo con la entrada del PSOE en el Congreso.

La Intervención en Marruecos y el Desastre de Annual (1921)

Marruecos se convirtió en el principal objetivo colonial de España. La presencia española se hizo efectiva con la Conferencia de Algeciras (1906), que concedió a España un protectorado sobre el Rif. La ocupación militar, iniciada en febrero de 1909, provocó un gran descontento popular debido a los reclutamientos forzosos. Los rifeños se rebelaron, causando una derrota española en el Barranco del Lobo. La llamada a filas de los reservistas desencadenó movimientos de protesta popular y una huelga general.

El convenio entre España y Francia de 1912 convirtió las zonas de influencia en Marruecos en un protectorado. La parte española, en el norte de Marruecos, era más pequeña y pobre que la francesa, con la única riqueza de las minas de hierro. El avance español provocó la sublevación de las tribus lideradas por Abd el-Krim. En julio de 1921, las tropas españolas sufrieron una catastrófica derrota en Annual.

Consecuencias del Desastre de Annual

  • Políticas: La opinión pública española exigió responsabilidades. El gobierno encargó un informe (Expediente Picasso) que salpicó directamente al rey.
  • Sociales: Generó un profundo odio de las clases humildes contra el sistema y la élite.
  • Militares: El ejército, buscando recuperar el protagonismo político que la Restauración le había arrebatado y evitar ser culpado, optó por una solución de fuerza.

El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera declaró el estado de guerra, y Alfonso XIII, en lugar de oponerse, le nombró jefe de gobierno, dando inicio a la dictadura.

La Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917

Con el estallido de la Primera Guerra Mundial (PGM) en 1914, se inició una nueva etapa en el reinado de Alfonso XIII, que alcanzó su punto más crítico en 1917. El Gobierno español decidió mantener la neutralidad, lo que dividió a la opinión pública entre aliadófilos y germanófilos. La neutralidad supuso para España un notable crecimiento de la demanda exterior. Los empresarios aumentaron sus ganancias, pero los trabajadores no se beneficiaron de igual manera, ya que la subida de precios y la inflación superaron el crecimiento de los salarios.

La Crisis de 1917

La Crisis de 1917 fue el reflejo del descontento generalizado en gran parte de la sociedad española:

Crisis Militar

En 1917, se crearon las Juntas Militares de Defensa, que exigieron mejoras profesionales y salariales. Se inició una rebelión militar con el manifiesto de las Juntas. Alfonso XIII las apoyó, lo que revitalizó el protagonismo del ejército en la vida política.

Crisis Política

El gobierno clausuró las Cortes. La Lliga Regionalista reclamó la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes y la autonomía de Cataluña. El gobierno disolvió la asamblea por la fuerza.

Crisis Social

La UGT y la CNT convocaron una huelga general en agosto de 1917. La intervención del ejército para reprimirla resultó en aproximadamente 70 muertos.

Los Gobiernos de Concentración

Ante la inestabilidad, Alfonso XIII intentó formar dos gobiernos de concentración, presididos por miembros liberales en el primero y conservadores en el segundo, pero con ministros de otras tendencias políticas. Sin embargo, esta fórmula no funcionó, y el sistema volvió al turnismo tradicional.

La Quiebra Definitiva del Sistema y el Trienio Bolchevique

El sistema político de la Restauración entró en una quiebra definitiva debido a una serie de factores interconectados:

  • La incapacidad para integrar las nuevas fuerzas sociales y políticas.
  • La resistencia del rey a una apertura democrática.
  • Las divisiones internas en los partidos dinásticos.
  • La creciente agitación social de los trabajadores.
  • El auge de los nacionalismos periféricos.
  • El persistente problema de Marruecos.

Entre 1918 y 1923, la inestabilidad se acentuó. Al finalizar la guerra en 1918, se inició una crisis social y económica, con empresas reduciendo sus plantillas, lo que provocó una alta conflictividad social.

En Andalucía, se vivió el Trienio Bolchevique (1918-1920), un periodo de alta conflictividad social debido a la miseria de los jornaleros, caracterizado por huelgas, ocupaciones y reparto de tierras.

En Cataluña, el crecimiento de la CNT impulsó la corriente anarcosindicalista. La patronal respondió con el lock-out (cierre de fábricas) y el asesinato de líderes sindicales. El gobierno aprobó la controvertida Ley de Fugas (1921), que permitía a la policía disparar a los detenidos que intentaran escapar. Los anarcosindicalistas respondieron con el asesinato del presidente del gobierno, Eduardo Dato.

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