De la monarquia a la republica

La II República española se proclamó el 14 de abril de 1931. El cambio de régimen político fue una consecuencia inmediata de los resultados de las elecciones municipales celebradas el 12 de abril, que habían dado a los republicanos una victoria aplastante en la mayoría de las grandes ciudades Ante esta situación, el rey suspendió la potestad real y abandonó España. El nuevo régimen fue recibido con un gran entusiasmo popular a) El gobierno provisional.
El país fue dirigido en los primeros meses por un gobierno provisional constituido por republicanos, socialistas y regionalistas, las mismas fuerzas que habían firmado el Pacto de San Sebastián en 1930El gobierno provisional, que pronto convocó elecciones constituyentes, inició una serie de reformas urgentes en los ámbitos social, militar y territorial que se desarrollaron posteriormente con el primer gobierno de la República. Las actuaciones reformistas contaron desde el principio con la oposición de un sector del ejército y de la oligarquía económica Chocaron también con la Iglesia, que se resistía a la pérdida de privilegios Las reformas tampoco colmaron las expectativas de una parte del proletariado, que aspiraba a la revolución social y al inmediato reparto de tierras.

B) La Constitución de 1931 y los partidos políticos

Las elecciones a Cortes Constituyentes del 28 de junio fue el primer proceso electoral auténticamente democrático en España. Los resultados electorales dieron una victoria aplastante a la conjunción republicano-socialista Los partidos fueron configurándose como partidos con una afiliación real y capaces de movilizar a un número elevado de seguidores. Con la República, se diversificaron los partidos políticos, los cuales defendían proyectos y modelos de sociedad y de Estado contradictorios y hasta excluyentes.Reflejaban la tónica general de los años treinta, con la crisis de las democracias, la consolidación del socialismo en Rusia y el ascenso de los fascismos.El Parlamento recién elegido nombró una Comisión encargada de elaborar un proyecto de Constitución, que fue aprobado en diciembre de 1931, después de meses de intenso debate.
La Constitución de 1931 tuvo un marcado carácter democrático y progresista.
España se constituía como un Estado democrático, laico y descentralizado, que reconocía amplias libertades individuales y derechos sociales y políticos, con un parlamento unicameral y sufragio universal, que incluía por primera vez el voto femeninoc) El bienio reformista (1931-1933).
El gobierno presidido por Azaña, integrado por una coalición entre republicanos de izquierda y socialistas, impulsó un programa de ampliación y profundización de las reformas Cinco grandes cuestiones: las relaciones con el Ejército, las relaciones con la Iglesia, la situación de atraso educativo, las reivindicaciones de los partidos nacionalistas y el problema agrario.

C.1) La reforma militar

Era necesaria para profesionalizar el ejército, además de asegurar su obediencia al poder civil, acabando con la tradicional intervención del ejército en la vida política.

C.2) La reforma religiosa

La Constitución proclamaba la no confesionalidad del Estado, la libertad religiosa, la prohibición a las órdenes religiosas para ejercer la enseñanza y la supresión del presupuesto de culto y clero.

C.3) La reforma educativa

Una reforma prioritaria era la de la enseñanza, cuyo objetivo era hacer del Estado el garante del derecho a la educación recogido en la Constitución. En un país con un tercio de la población analfabeta y casi la mitad de los niños sin escolarizar, los esfuerzos se centraron en la enseñanza primaria: se triplicó el presupuesto para educación, se crearon nuevas escuelas y se ampliaron las plazas de maestro, a los que se les subió el sueldo y se mejoró su formación.

C.4) La reforma del Estado centralista

La Constitución de 1931 no contemplaba la existencia de un Estado federal, pero admitía un cierto grado de descentralización. Cabían, por tanto, en el marco constitucional republicano las aspiraciones autonomistas de los partidos regionalistas y nacionalistas catalanes, vascos, gallegos…

C.5) La reforma agraria

Finalmente, el gobierno de Azaña se enfrentó al más sensible y difícil de los asuntos, el problema agrario, que era una cuestión pendiente en España desde hacía mucho tiempo y que ya había sido iniciada por el gobierno provisional.
Fue el proyecto de mayor envergadura de la II República En 1932 se aprobó la Ley de Reforma Agraria con el objetivo de eliminar el latifundismo y crear una clase de pequeños propietarios que facilitase la modernización de la agricultura y el aprovechamiento de las tierras. Los resultados de la reforma, por falta de recursos y por la lentitud y dificultades técnicas de su aplicación, fueron muy limitados y conllevaron un considerable aumento de la tensión social. El bienio reformista estuvo amenazado desde el principio por la oposición de las derechas, afectadas por las reformas del gobierno, y por la izquierda radical, que se mostraba impaciente con ellas.La derecha monárquica propició la frustrada sublevación militar del general Sanjurjo
A lo largo de 1933 se fue haciendo cada vez más evidente la crisis de la coalición republicano-socialista y el desgaste del gobierno de Azaña. Los efectos de la crisis económica internacional se acentuaron ese año, con un incremento del paro que ya no podía solucionarse recurriendo a la emigración. Azaña dimitió y se convocaron nuevas elecciones generales para noviembre de 1933, las primeras en que las españolas ejercieron su derecho al voto.

D) El bienio conservador (1933-1936)

Las elecciones de 1933 dieron la victoria a los partidos de centro-derecha y marcaron un punto de inflexión en la política republicana. La izquierda, que se presentó desunida, sufrió una clara derrota y los anarquistas llamaron a la abstención. El nuevo gobierno de radicales presidido por Lerroux con apoyo parlamentario de la CEDA inició su mandato con la paralización de buena parte del proyecto reformista anterior. Así, se frenó la reforma agraria, con la anulación de las expropiaciones de tierras y la supresión de leyes y decretos relacionados con las mejoras laborales y salariales de los campesinos, lo que significó la baja de los salarios. Los propietarios mostraron su voluntad de desquitarse de las reformas anteriores y los campesinos respondieron con numerosas huelgas. El freno de las reformas y las consecuencias de la crisis económica favorecieron el aumento de la agitación social. La radicalización de los socialistas, el enfrentamiento con los nacionalistas catalanes y vascos y la proliferación de huelgas y conflictos llevaron a la CEDA
a endurecer su posición y a reclamar una acción más contundente en materia de orden público La entrada de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934 fue percibida por la izquierda y el movimiento obrero como un intento de destruir la República e instaurar el fascismo, tal como había sucedido con Hitler en Alemania el año anterior, o en Austria ese mismo año. La reacción no se hizo esperar.La mayor parte de las organizaciones obreras convocaron una huelga general el 5 de octubre de 1934.
La huelga tuvo un seguimiento irregular y le faltó coordinación; además fue reprimida rápidamente por el gobierno, que declaró el estado de guerra. Sólo en Cataluña y en Asturias tuvo especial relevancia. En Cataluña, el presidente Companys proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal Española (al igual que ya había hecho en 1931). La intervención del ejército y la falta de apoyo de la CNT frustraron la sublevación. Los miembros del gobierno autónomo fueron encarcelados y el Estatuto catalán, suspendido. En Asturias, la huelga se convirtió en una auténtica revolución social. La Alianza Obrera de anarquistas, socialistas y comunistas tomó el poder de la cuenca minera durante dos semanas. Miles de obreros armados ocuparon casi toda la región y organizaron comités para dirigir las actividades en las zonas controladas, como el abastecimiento de alimentos y agua, el suministro de electricidad, los transportes y la sanidad. La intervención del ejército y de la Legión, venida desde Marruecos, bajo el mando del general Franco, aplastó el movimiento después de una lucha de diez días. En un clima general de creciente tensión sociopolíticaEl presidente Alcalá Zamora convocó nuevas elecciones generales e) El triunfo del Frente Popular (1936).
Unos días después de ser convocadas las elecciones generales, los republicanos de izquierda, los socialistas y los comunistas firmaban en Madrid un pacto por el que se constituía el Frente Popular. La coalición del Frente Popular se basaba en un programa común que defendía la continuación de las reformas del primer bienio republicano El Frente Popular obtuvo debido al sistema electoral una amplia mayoría parlamentaria

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