Carlos V y Felipe II

La revuelta de las Comunidades (1520)


Las fricciones del monarca con las Cortes y el malestar por el aumento de la presión fiscal provocaron que las ciudades castellanas (comunidades de villa y tierra) se negaran en Cortes8 a pagar más impuestos. La revuelta tuvo un carácter político. Se extendíó por gran parte de Castilla, favorecida por el vacío de poder ante la ausencia del rey.
Para dar unidad al movimiento las principales ciudades (Toledo, Segovia, Ávila, Valladolid…) crearon un órgano de gobierno, la Junta Santa y redactaron un programa donde quedaban recogidas sus peticiones. Se reivindicaba una forma de gobernar que tuviera en cuenta las peticiones del reino, expresadas en las Cortes de Castilla, y una política económica de signo proteccionista, que tuviera en cuenta los intereses de la burguésía urbana de los centros textiles del interior de Castilla.9 Más tarde, la revuelta adquiríó un carácter social y antiseñorial cuando se sumaron los campesinos los cuales pedían el fin de los abusos y la supresión del régimen señorial. Esta circunstancia impulsó a la nobleza a apoyar al emperador; sus tropas y las del emperador derrotaron a los sublevados en Villalar (1521) 10 .
Las revuelta de las Germánías (1519-1522) De manera simultánea al movimiento comunero estallaron las Germánías en Valencia y Mallorca. Se trata de una revuelta antiseñorial (social) protagonizada por los artesanos y clases populares contra el poder de la nobleza, que ocupaba los cargos municipales aplicando una política a favor de sus intereses. Los agermanados (agermanats= hermanados) se hicieron con el control de la ciudad de Valencia (1519)11, y después extendieron su poder por la comarca, sumándose los campesinos. El movimiento adquiría así un fuerte matiz antiseñorial y antinobiliario. Además, se añadió pronto un conflicto religioso con matanzas de moriscos, a los que los agermanados acusaban de colaborar con los nobles. En 1521-1522, las tropas reales restablecían la situación en Valencia y su comarca, y, en 1523, en Mallorca. Ambos conflictos reforzaron la monarquía frente a las Cortes, cuyo papel va a ser a partir de entonces secundario, y frente a la nobleza, la cual necesitaba del ejército real para contener el malestar social. Aunque la autoridad del monarca no volverá a ser cuestionada, Carlos se dio cuenta de la importancia de los territorios hispanos en el entramado de su monarquía y a partir de entonces decidíó gobernar apoyándose en numerosos consejeros hispanos.

La monarquía hispánica de Felipe II. La unidad ibérica


Su reinado ocupa la segunda mitad del Siglo XVI (1556-1598). Los grandes objetivos de su política interior y exterior fueron: la defensa del catolicismo19 y el mantenimiento de la hegemonía dinástica en Europa. Concedíó máxima importancia a los reinos hispánicos. De hecho, gobernó desde España20 y establecíó la capital en Madrid (1561). Se trató de un rey español, castellano, que se rodeo de naturales del reino. Castilla siguió siendo el principal soporte de la Monarquía, aunque, a menudo, prevalecieron los intereses de la casa de Austria sobre los propiamente hispanos.Dirigíó personalmente la política interior y exterior y sus decisiones, meditadas, le valieron el apodo de “ el rey Prudente”. Sobre Felipe II pesa la llamada Leyenda Negra21

La política exterior


Felipe II mantuvo los principios de su padre: mantenimiento de la herencia dinástica y de la hegemonía en Europa y defensa del catolicismo. Se tuvo que enfrentar tanto a problemas heredados como nuevos. 1. Las relaciones con Francia.Al iniciar su reinado, la monarquía hispánica se encontraba en guerra contra Francia. Los enfrentamientos se desarrollaron en la zona fronteriza entre Francia y los Países Bajos. Las tropas de Felipe II vencieron en dos batallas (San Quintín, 1557 y Gravelinas, 1558). Francia reconocíó la derrota y se firmó la paz de Cateau-Cambrèsis en 1559. Felipe II, que entonces se encontraba viudo, contrajo matrimonio con Isabel de Valois, hija del rey de Francia, Enrique II. Se abría una etapa de tranquilidad con Francia28, que reconocía el predominio de España en Italia.

2. La rebelión de los Países Bajos29 . Fue el problema fundamental de Felipe II. A la oposición política de los nobles flamencos ante el absolutismo mostrado por Felipe II en Flandes se uníó la oposición religiosa ante el avance del calvinismo, doctrina religiosa protestante que se había difundido con éxito por las provincias del norte; Las medidas represoras como la implantación de la Inquisición enconaron los ánimos de los calvinistas y se rebelaron contra el monarca en 1566 dando comienzo dos años más tarde a la Guerra de los 80 años (1568-1648). Ni las medidas represoras, como el envío al mando del duque de Alba de un poderoso ejército, ni los intentos de negociación30, pudieron impedir que 8 provincias del norte consiguiesen la independencia de facto en 158131 formando las Provincias Unidas. Felipe II no renunció a estos territorios, nombrando como gobernadora a su hija Isabel Clara Eugenia, alargándose el conflicto durante décadas. 3. El enfrentamiento contra los turcos. El Imperio otomano se estaba expandiendo por el Mediterráneo –conquista de Túnez en 1571- al tiempo que aumentaban los ataques de los piratas berberiscos sobre los barcos y puertos españoles. Para frenarles se creó una alianza entre Felipe II, el papado y Venecia conocida como la Liga Santa (1570) que logró reunir una gran flota al frente de la cual se puso a Juan de Austria. En la batalla naval de Lepanto (1571)32 la Liga Santa derrotó a la flota turca frenando su avance por el Mediterráneo. 4. La uníón ibérica. Tras la muerte en 1578 del rey portugués Sebastián I el trono luso quedo vacante33. En 1580, Felipe II reivindicó sus derechos al ser nieto del rey portugués Manuel I “el afortunado”. La oposición de algunos nobles y del pueblo llano 34 fue derrotada militarmente por las tropas del duque de Alba35 y Felipe II, ya sin oposición, fue jurado rey en las cortes de Tomar (1581). Para ganarse el apoyo de la nobleza y el pueblo portugués prometíó respetar las leyes y costumbres portuguesas y dar protección a su comercio colonial. Con ello se conseguía la uníón ibérica, conformándose el mayor Imperio territorial y marítimo hasta la fecha.36 5. Las relaciones con Inglaterra. Tradicional aliada con Carlos I y a comienzos del reinado de Felipe II37, tras el fallecimiento de la reina María Tudor sin descendencia las relaciones cambiaron radicalmente con la nueva reina Isabel I. Ferviente protestante, Isabel su política consistíó en apoyar a todos los enemigos de España: dio soporte económico a los rebeldes flamencos y a los hugonotes franceses. Además patrocinó el corso inglés contra el comercio de Indias español. Con el fin de cortar la ayuda inglesa a los sublevados flamencos, Felipe II organizó la invasión de Inglaterra con una gran flota, la Armada Invencible. La expedición acabó fracasando (1588)38, y además de acrecentar el poder naval inglés, impidió solucionar el problema de los Países Bajos.

Desde esta perspectiva, los principales problemas de su reinado fueron: 1. El enfrentamiento con Francia. La idea de la monarquía universal se enfrentaba a la oposición de Francia, la otra gran potencia de Europa. La rivalidad, heredada desde los Reyes Católicos, tenía como escenarios Navarra, el norte de Italia (Milanesado), Flandes y Borgoña. Carlos V quería desalojar definitivamente a Francia de Italia. El enfrentamiento llegó en la batalla de Pavía (1525) donde cayó prisionero el rey francés, Francisco I12 y Carlos incorpora el Milanesado (1526).La reacción francesa a la derrota fue la alianza con el papa Clemente VII. Ello provocó el saqueo de Roma (“sacco di Roma”) por parte de los tercios españoles en 1527 y la firma de la Paz de Cambrai (1529). Tras una serie de cinco guerras con Francia 13 la paz definitiva llegó en la Paz de Cateau-Cambrésis ( ya con Felipe II) 2. La amenaza del Imperio Otomano. Desde el Siglo XV los turcos habían iniciado una expansión por los Balcanes amenazando las posesiones imperiales en Austria.14 También amenazaban el Mediterráneo occidental y apoyaban la piratería berberisca que, desde el norte de África, asaltaba las rutas comerciales y los puertos de los territorios cristianos. Las actuaciones de Carlos V, en especial la conquista de Túnez (1535), no solucionaron el problema15 . 3. La expansión del protestantismo. Fue el asunto más grave ya que representó la ruptura de la unidad de la Iglesia católica. Además, el hecho de que la reforma iniciada por Lutero contase con el apoyo de múltiples príncipes alemanes socababa una de las bases de su monarquía, la Universitas christiana16 . Los intentos de conciliación con los luteranos (protestantes), en la Dieta17 imperial de Worms (1520) fracasaron expandíéndose la Reforma por Alemania y Flandes. Los príncipes alemanes se aliaron en la Liga de Smalkalda (1531) que aunque fue derrotada en la batalla de Mühlberg (1547) ante los tercios de Carlos V. Sin embargo el acuerdo no llegó hasta la Paz de Augsburgo (1555)18 que concedíó libertad religiosa a los príncipes y supuso el fracaso definitiva de la unidad religiosa en el continente.

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