El fin de la hegemonía de la monarquía hispánica la paz de Westfalia

a.C:Sus temas son básicamente figuras aisladas de animales, con acusado Naturalismo. También aparecen signos abstractos y estampaciones de manos. Usan la policromía o combinación de colores. No representan escenas compuestas, se dibujan animales de forma individual localizándose en cuevas profundas y oscuras.
a.L:Son figuras principalmente humanas, pintadas de forma estilizada y esquemática y con cierto grado de abstracción. Son monocromáticas o con pocos colores: ocres y negro. Además representan escenas muy variadas: enfrentamientos armados, cacerías, recolección de miel, danzas… Suelen tener un cierto sentido narrativo y se localizan en abrigos rocosos bien iluminados.
El uso de los metales se inició en el Próximo Oriente desde el IV milenio. En primer lugar, se utilizó el cobre, metal abundante en la Península Ibérica, lo que contribuyó a que llegaran pueblos procedentes del Mediterráneo oriental a las costas del sur y del Levante en busca de metales. ;Entre otras culturas, la metalurgia del cobre (2.500-2.000 a.C.) dio lugar a la de Cultura de Los Millares, en Almería, un poblado amurallado con monumentos megalíticos, que se caracterizó por enterramientos colectivos hechos a base de grandes losas.
En el III milenio se desarrolla en el Próximo Oriente la técnica del bronce (aleación de estaño y cobre), ello animó el comercio a larga distancia y la Península, rica en mineral de cobre y de estaño, se convirtió en uno de los polos de atracción del mundo mediterráneo.
Los hallazgos en la zona del sureste (Almería y Murcia) indican el contacto con navegantes procedentes del Mediterráneo oriental.
Durante el último milenio antes de Cristo, la metalurgia del hierro (1.000 B. C.-s. III B.C.) llega a la Península Ibérica desde Oriente a través de los pueblos celtas o indoeuropeos, que entraron por los Pirineos, y de los fenicios y griegos, pueblos colonizadores procedentes del Mediterráneo oriental.
La estructura de la sociedad visigoda es una prolongación de la hispanorromana del Bajo Imperio. Sigue predominando la economía rural y se mantiene la decadencia de la vida urbana y del comercio.
El grado más bajo en la escala social lo ocupaban los esclavos y libertos, obligados a continuar al servicio de su anterior amo. La nobleza englobaba a los herederos de la aristocracia senatorial hispanorromana y a los nobles visigodos, descendientes de los linajes más antiguos, que al asentarse en Hispania se adueñan de grandes dominios, donde los colonos, cada vez más estrechamente, dependían de la autoridad de los dueños de la tierra. Paralelamente, al desarrollarse en la Hispania visigoda “Los lazos de dependencia” personal, con ellos se estaban dando los pasos hacia una sociedad feudal. Así, los “gardingos”, que eran la clientela armada del rey, los guardianes de su persona recibían de él latifundios (beneficios). Así estaba la sociedad visigoda, avanzando despreocupada, metida en peleas entre los poderosos, debilitándose cada vez más el Estado, sin advertir que, siguiendo esa vía, estaba transformándose en una presa fácil para los musulmanes.

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cddo:a- Restaurar la tradición imperial de prestigio y recuperar el protagonismo en el exterior.
b- Reformar la monarquía y evitar su decadencia mediante ambiciosos proyectos.
c- El proyecto de un banco estatal mediante la fundación de una red de erarios que liberase a la Corona de su dependencia de la banca extranjera. Para ello era necesario que las grandes fortunas aportaran grandes cantidades de moneda. Los representantes en las Cortes se opusieron ya que habría supuesto una investigación sobre sus fortunas. E hicieron fracasar el proyecto.
d- Unificación jurídica e institucional de la monarquía. Unificar la monarquía bajo unas mismas leyes e instituciones, siguiendo el modelo de Castilla. En esta medida propónía que Felipe IV se convirtiera en rey de España y no de una suma de reinos
e- La Uníón de Armas. La idea era crear un ejército permanente reclutado en todos los reinos de la monarquía en proporción a su población y riqueza. La finalidad aparte de crear un poderoso ejército era repartir el coste de la guerra entre todos los territorios, descargando así a Castilla de un peso que llevaba prácticamente en solitario. Esta medida fracasó por la oposición de las Cortes de la Corona de Aragón, que recelaban de una monarquía que consideraban ajena a sus leyes e instituciones.

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La política exterior de Felipe IV se caracterizó por la agresividad; la monarquía reinició la guerra con las Provincias Unidas y se implicó de lleno en la guerra de los treinta años. Ambos conflictos estuvieron interrelacionados y llevaron también a la guerra con Francia.
La Monarquía Hispánica intervino en la guerra de los treinta años (1618-1648) como aliada de los Habsburgo austriacos en su lucha contra los príncipes protestantes germanos y las potencias que los apoyaban (Dinamarca y Suecia). Entrelazada con este conflicto estuvo la guerra contra las Provincias Unidas, que se reanudó tras expirar la tregua de los doce años en 1621.
El temor de Francia a una posible hegemonía de los Habsburgo la impulsó a apoyar a los protestantes. La intervención francesa provocó el descalabro español, que se materializó en dos grandes derrotas militares: la batalla de las Dunas, en 1639, con la destrucción de gran parte de la armada española, y la batalla de Rocroi, en 1643, donde los tercios españoles fueron derrotados por las tropas francesas.
La Paz de Westfalia (1648) puso fin al conflicto en Centroeuropa. Significó la aceptación por España de la independencia de las Provincias Unidas y el final de la hegemonía de los Habsburgo en Europa.
La guerra con Francia no concluyó hasta la Paz de los Pirineos (1659). En ella Francia obtuvo una parte de Cataluña (Rosellón y parte de la Cerdaña) y algunas plazas fortificadas en Flandes y Luxemburgo, así como algunas concesiones comerciales en América. El tratado fue refrendado con el matrimonio del rey francés Luis XIV con María Teresa de Austria, hija de Felipe IV.
Otro de los objetivos fundamentales era la defensa del tráfico marítimo con América atacado frecuentemente por ingleses y holandeses con ataques piratas. Se mejora la armada y se fortifican puertos como La Habana o Cartagena de Indias.
Pero la debilidad de la monarquía española provocó las primeras pérdidas territoriales del Imperio como Curacao, Jamaica y Bahamas
La economía del Siglo XVI se caracterizó por la expansión. Los dos factores principales que promovieron este crecimiento fueron el aumento de la población y el desarrollo comercial, que experimentó un gran impulso con la explotación de las Indias. Las mayores transformaciones se registraron en Castilla, mientras que los territorios mediterráneos continuaron con su lenta decadencia.;agricultura y la artesanía aumentaron su producción para atender la demanda interna y la americana.Pero, ambos sectores manifestaban problemas que se irían agravando con el tiempo.
Por su parte el comercio con América registro un gran desarrollo. Las Indias suministraban metales preciosos (especialmente plata) y demandaban todo tipo de productos. La economía castellana se dinamizó mucho como consecuencia de este doble proceso. Pero el aumento de la circulación monetaria, por la abundancia de plata, y el crecimiento de la demanda hicieron que los precios aumentasen en unas magnitudes desconocidas hasta entonces —lo que algunos historiadores han denominado la revolución de los precios—. Como consecuencia de esta subida de precios, las condiciones de vida de la población se vieron muy perjudicadas.

pueblollano: Los campesinos dueños de propiedades extensas y los burgueses (grandes comerciantes, maestros gremiales…) eran los grupos adinerados. Sus formas de vida eran semejantes a las de la nobleza media o baja y, en las ciudades, a menudo formaban parte de la oligarquía local. Mucho más numerosos eran los pequeños propietarios agrícolas, los jornaleros y las clases populares urbanas (artesanos, criados, etc). La mayor parte de ellos carecían de rentas o propiedades, por lo cual su situación era siempre precaria. En el Siglo XVII aumentaron los marginados sociales (mendigos, pícaros, etc.) como consecuencia de la pauperización de la economía.

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