Actividad comercial y administrativa en el descubrimiento de América

AUTORIDAD Y GOBIERNO

escudoEn la época de Colón, Castilla tenía varios consejos o cuerpos de asesores que se encargaban de asuntos determinados como los ministerios modernos. El emperador Carlos V establecíó en 1524 el Consejo de Indias. Los miembros de este consejo eran miembros de la aristocracia. El Consejo de Indias acumulaba información relativa al Nuevo Mundo, decidía pleitos y quejas y evaluaba los hechos y logros de los gobernantes americanos.   

Después de la Conquista el territorio americano se extendíó para incluir los pueblos y ayuntamientos establecidos por los adelantados –gobernadores militares designados oficialmente por la Corona. A base de estos centros de población se crearon los virreinatos (en inglés, «viceroyalties») en la primera mitad del Siglo XVI:  

Un siglo más tarde, se crearon dos virreinatos más en Suramérica: 

Para ver un mapa de los virreinatos, pulsa aquí.    

Los virreinatos constituían una base para gobernar el territorio español. El poder jurídico quedaba en manos de las Audiencias, cuerpos judiciales encabezados por oidores instruídos, conocedores de la jurisprudencia. En contraste con el sistema norteamericano que divide el gobierno en tres unidades — ejecutiva, legislativa y jurídica– el sistema iberoamericano se caracterizaba por la fusión de autoridades. Las Audiencias eran presididas por el virrey.  



LA RELIGIÓN

inquisiciónLa Inquisición (el Santo Oficio de la Inquisición) vino al Nuevo Mundo poco después del establecimiento de los primeros virreinatos:en 1570 a Nueva Castilla y en 1571 a Nueva España. Irónicamente, la Inquisición en España produjo una emigración de judíos al Nuevo Mundo donde algunos después caerían víctimas de la Inquisición de nuevo por haber conservado costumbres judaizantes. Una vez juzgados por la Inquisición, los reos se entregaban a las autoridades seculares. Además de los judíos y conversos (judíos que profesaban ser cristianos), un gran porcentaje de los acusados eran negros, mulatos y mestizos. La Inquisición fue abolida en España en 1812 y un año más tarde en Nueva España. 

Otro aspecto del control que ejercía El Santo Oficio de la Inquisición fue la censura de libros. Poseer un libro registrado en el Índex Librorum Prohibitorum (Índice de libros prohibidos) podía pagarse con pena de muerte. La diseminación de libros impresos también quedaba bajo autoridad eclesiástica. Pero como muchas de las leyes procedentes de España, la prohibición de llevar libros de caballería «se acataba pero no se cumplía.»   

La imprenta vino a Nueva España en 1535. Tardó medio siglo en llegar a Lima en 1584. Al principio la imprenta servía la misión religiosa de imprimir libros para apoyar la misión de educar a los indígenas. Se imprimían catecismos, sermones, doctrinas cristianas y muchos glosarios de vocablos indígenas para poder diseminar la palabra de Dios en la lengua nativa.     

Irónicamente, la obra de uno de los primeros grandes autores americanos, Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), se publicó en su mayoría en España y póstumamente.  Nacida en México, hija natural de padre español –tal vez vasco– y madre criolla, Sor Juana desarrolló muchos temas de interés americano, además de temas religiosos y feministas.


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LA SOCIEDAD

La jerarquía social


Los españoles




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Los criollos
(hijos de españoles pero nacidos en el Nuevo Mundo)


 


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Los mestizos
 (hijos de padres de distinta raza — europea, indígena, negra o asíática; los de piel clara tenían más posibilidades de ascender en la sociedad)


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Los esclavos


Los  indios









Los pobladores españoles


{El historiador Germán Arciniegas nos ofrece esta descripción de los que acompañaron a Colón y los capitanes de las primeras expediciones a las Indias.]
conquistadorEran muchachos de farra y de bronca, comoHeredia, que después de dejar mil líos, unos cuantos muertos y perder las narices en carrera de espadachín, se metíó de contrabando en el buque para venir a fundar Cartagena de Indias sobre las ardientes playas del Caribe.  La mayor parte apenas si tenían apellidos de familia:  se embarcaban con el nombre de cristianos que les habían rociado en el bautisterio, y luego, para figurar en los actos oficiales, cuando el escribano les decía: — ¿El apellido de Vuesamerced? –El que Vuesamerced quiera, respondían.  Y les daban el de su pueblo, como a Sebastián, que salíó de su tierra por haber matado de un  garrotazo al burro de su amo, y que se llamó luego, por llamarse de alguna manera, Sebastián de Belalcázar. (Este fundó Quito.)  Otros eran bastardos, que habiendo nacido y críadose entre cerdos, pensaban:  «Quizás en América encontremos un nombre que ponga claridad al de la oscura madre que nos trajo al mundo.»  Así fué Pizarro.  (Éste conquistó Perú.)  Otros se habían visto cercados por la justicia, acosados por el amor, con sus familias de simples artesanos venidas a menos en turbios pleitos.  Dirían:  «En Indias quizás recojamos oro y alcancemos libertad.»  Así Jiménez de Quesada.  (Éste conquistó Nueva Granada.)  ¿A qué seguir?  Digamos en pocas palabras que la carabela que salíó de Cádiz a todo viento rumbo a la aventura, traía a todos los Pérez de España, a mozos que detrás de un gobernador afortunado y rico — que se quemaría en las playas del Caribe mordido por el trópico venenoso — surgirían como héroes sacados de la nada.  Y así, pues, surgieron ellos, los Don Nadie, figurones sobrenaturales,  héroes inconmensurables, conquistadores de un mundo nuevo.  
Arciniegas, Germán.  Este pueblo de América.México, D.F.:  
     Fondo de Cultura Económica, 1945.

El mestizaje

 
[En este texto el historiador argentino, Félix Luna, explica los factores contribuyentes al mestizaje en la América española.]  
La mezcla fue facilitada por la circunstancia de que la sociedad española también estaba compuesta de cepas muy diversas y por las carácterísticas físicas de las razas enfrentadas.  Los rasgos de los aborígenes no resultaban chocantes, en general, a los ojos de los españoles; el color de su piel no se diferenciaba mucho del cutis aceitunado de los habitantes del sur de la península, y tampoco diferían en estatura, más bien baja en la mayor parte del nuevo continente.  Los españoles no encontraron en América seres humanos tan distintos y exóticos como los que verían en África, China o el archipiélago malayo. Más tarde, cuando los indios de   las regiones más hispanizadas fueron asimilándose a los modos de vida de los blancos y adoptaron su indumentaria o copiaron su aspecto personal, muchos pudieron pasar por españoles.  Más aun: algunas etnias como los mayas o los guaraní tenían facciones que podían llegar a ser muy hermosas, y así lo reconocieron los cronistas.  Fue natural, entonces, la aproximación de los españoles (casi siempre solteros, casi siempre jóvenes) con las mujeres aborígenes, y esto ocurríó desde el comienzo. 

… Fueron escasas las mujeres españolas que vinieron al nuevo continente durante el primer medio siglo a partir del descubrimiento.  Las uniones entre españoles e indias fueron, pues, algo inevitable, y bien pronto generaciones de mestizos empezaron a poblar América con su ambigua condición de hijos de conquistadores y conquistadas. 

Luna, Félix.  Confluencias. Buenos Aires: Editorial Sudamericana,1991.  


Las castas mexicanas


El sistema de clasificaciones raciales de la época colonial era muy complejo.  Sin embargo está bien documentado en México no sólo en textos de la época sino también por medio de un género de pintura, los cuadros o las pinturas de castas.
  El cuadro arriba de Ignacio María Barreda (1777) es un ejemplo típico.  Identificarse con una casta ejercía mucho control sobre la vida de uno — el oficio que podía ejercer un hombre, con quién se podía casar, dónde podía vivir. 

Para más información y para ver otros ejemplos de este género, pulsaaquí.  

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Los esclavos


 La existencia en España de una antigua legislación esclavista en las leyes de las «Siete Partidas» ofrecíó la base jurídica para que  la Corona se reservara la exclusividad en el tráfico de negros y justificara luego la concesión a particulares, bajo ciertas condiciones, de la explotación de ese verdadero «estanco real». Equiparados a la sal, los naipes o el tabaco, los negros fueron un  negocio del rey, y únicamente récordándolo bajo este aspecto se comprenderá el funcionamiento de los «asientos» y se explicará la  existencia de ciertas leyes, licencias y prohibiciones.   

… El «asiento» octavo nos permite apreciar una distribución geográfica de «la trata» y valorar su importancia. Sobre 4.000 negros anuales, se encaminaban 2.000 a la feria de Portobelo y se permitía introducir directamente a Panamá y el Perú los sobrantes que restaran de la venta realizada allí; la otra mitad se repartía: Cartagena 700, para Veracruz y Honduras, Campeche y  La Habana otros 7000 y los 600 restantes se desparramaban en Puerto Rico [y otras islas del Caribe]. 

Algo más de tres millones de esclavos en un período de284 años [desde 1503 hasta 1787], sobre un total general para toda América que seguramente sobrepasa los veinte millones, demuestra que menos del 16% de los africanos «rescatados por la trata» tuvieron entrada en las colonias españolas, mientra el 84% restante debíó dividirse en un 34% para Brasil y un 50% para las colonias sajonas, holandesas y francesas. Teniendo en cuenta esta apreciable diferencia de porcentajes y, además, que en la América española el negro tuvo una dispersión geográfica notariamente mayor que en el resto del continente, podemos concluir con certeza que la asimilación o integración del negro en las colonias de España no obedecíó solamente a la lenidad partriarcal de las Leyes de Indias y a la existencia anterior de la legislación de las «Siete Partidas», sino también y muy especialmente a otros factores de índole comercial y geográfica y a la política que se practicó. 

Vedoya, Juan. La expoliación de América . Buenos Aires: 
     Ediciones La Bastilla, 1973. 

Para leer más acerca de los esclavos negros en América Española, pulsaaquí.  


LAS RIQUEZAS DE LA TIERRA


La epopeya de los españoles y los portugueses en América combinó la propagación de la fé cristiana con la usurpación y el saqueo de las riquezas nativas. El poder europeo se extendía para abrazar el mundo.  Las tierras vírgenes, densas de selvas y de peligros, encendían la codicia de los capitanes, los hidalgos caballeros y los soldados en harapos lanzados a la conquista de los espectaculares botines de guerra: creían en la gloria, «el sol de los muertos», y en la audacia … 

Nacíó el mito de Eldorado, el  monarca bañado en oro que los indígenas inventaron para alejar a los intrusos: desde Gonzalo Pizarro hasta Walter Raleigh, muchos lo persiguieron en vano por las selvas y las aguas del Amazonas y el Orinoco.  El espejismo del «cerro que manaba plata» se hizo realidad en 1545, con el descubrimiento de Potosí, pero antes habían muerto, vencidos por el hambre y por la enfermedad o atravesados a flechazos por los indígenas, muchos de los expedicionarios que intentaron infructuosamente, dar alcance al manantial de la plata remontado el río Paraná. 

Había sí, oro y plata en grandes cantidades, acumuladosen la meseta de México y en el altiplanto andino.  Hernán Cortés reveló para España, en 1519, la fabulosa magnitud del tesoro azteca de Moctezuma, y quince años después llegó a Sevilla el gigantesco rescate, un aposento lleno de oro y dos de plata, que Francisco Pizarro hizo pagar al inca Atahualpa antes de estrangularlo. Años antes, con el oro arrancado de las Antillas había pagado la Corona los servicios de los marinos que habían acompañado a Colón en su primer viaje.  Finalmente, la población de las islas del Caribe dejó de pagar tributos, porque desaparecíó…

La búsqueda del oro y de la plata fue, sin duda, el motor central de la conquista.  Pero en su segundo viaje, Cristóbal Colón trajo las primeras raíces de caña de azúcar cultivado en estas tierras.  Se alzaron los cañaverales en el litoral húmedo y caliente del nordeste de Brasil y, posteriormente, también las islas del Caribe — Barbados, Jamaica, Haití y la Dominicana,Guadalupe, Cuba, Puerto Rico — y Veracruz y la costa peruana resultaron sucesivos escenarios propicios para la explotación, en gran escala,del «oro blanco».  Inmensas legiones de esclavos vinieron de África para proporcionar, al rey azúcar, la fuerza del trabajo numerosa y gratuita que exigía: combustible humano para quemar.   Las tierras fueron devastadas por esta planta egoísta que invadíó el Nuevo Mundo arrasando los bosques, malgastando la fertilidad natural y extinguiendo el humus acumulado por los suelos.  

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