Antecedentes de la dictadura de Primo de Rivera

LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA:


El intervensionismo militar en 1923
Durante la primavera de 1923 ya se estaba conspirando desde dos movimientos distintos y diferenciables, pero convergentes en la necesidad de derrocar el gobierno liberal. El primero estaba vinculado a las desaparecidas Juntas de Defensa de Barcelona, de las que luego se valdría Primo de Rivera, y buscaba mediante el golpe de fuerza disolver las Cortes y quitar el papel político a la oligarquía para dárselo a las clases medias. El segundo, vinculado por Madrid, tenía como objetivo recoger las aspiraciones del ejército de África sobre el futuro marroquí. Pretendía la instauración de un gobierno fuerte y dispuesto a resolver los problemas generales de ejército y del orden público manteniendo la constitución y la monarquía.    

Los factores del golpe de Estado

Primo de Rivera dio un golpe de Estado en Barcelona el 13/09/1923. De la noche a la mañana, dominó la situación de la capital catalana, punto clave en la política española en esos años. El Gobierno vaciló: mejor podría decirse que no fue capaz de reaccionar y acudió al monarca para que tomara cartas en el asunto; pero Alfonso XIII dejó pasar lentamente las horas y, apoyó abiertamente al general sublevado, a quien confió la tarea de formar Gobierno. En 3 días, España dejó de ser una monarquía parlamentaria y se convirtió en un régimen autoritario.  

Los apoyos sociales

La implantación del directorio Militar fue aceptada con satisfacción por la gran masa neutra del país, que pretendía un segundo restablecimiento del orden, y esto le era suficiente; si bien, y en pura lógica, los partidos políticos recibieron el golpe de Estado con recelo y vacilación. El golpe de Estado fue posible, por la actitud de dos fuerzas:

Por la burguesía y el movimiento obrero

Aquella se puso de la do de la dictadura, y la que marcó la pauta fue la catalana; la burguesía moderna, con esta postura, alcanzaba lo que había intentado desde 1875:
frenar a la clase obrera y a los políticos de los antiguos partidos, defensores en su gran mayoría de la España retrasada y terrateniente. La dictadura pudo establecerse porque, al carecer el movimiento obrero de una firme conciencia política, no hubo lugar a protestas;
los obreros, que serían los que iban a sufrir con creces el peso del régimen, se mantuvieron tranquilos. Anarcosindicalistas y comunistas, se prepararon para defender su existencia.
En cambio, el partido socialista y la UGT pasaron de una actitud expectante, que era ya asentimiento, a la aceptación y la colaboración a lo largo de los casi 7 años del gobierno de Primo de Rivera.      

El Directorio Militar

Entre septiembre de 1923 y diciembre de 1925, Primo de Rivera siguió una política de acabar con lo anterior. El Real Decreto de 15 de septiembre fijaba la organización de un directorio, presidido por Primo, que reunía en su persona todas las facultades, iniciativas y responsabilidades del Gobierno. En la práctica, el ministro único, Primo.R, asesorado por un directorio, compuesto por generales de brigada y un contraalmirante, sometía al rey todas las resoluciones adoptadas.  A la vez, tomó otras medidas urgentes: suspendió las garantías constitucionales, destituyó a los gobernantes civiles de las provincias, disolvió las Cortes y, sin suprimirla, suspendió la constitución como medio previo para destruir los partidos políticos. Decretó que los ayuntamientos y las diputaciones provinciales fuesen intervenidos y, en un deseo de retar a las antiguas castas políticas y para separar el poder político del económico, publicó el Decreto de Incompatibilidades, por el cual nadie hubiese sido ministro o alto funcionario podía intervenir en los consejos de administración de las compañías que trataban con el Estado. Aparecieron dos estructuras nuevas con carácter regeneracionista que tomaban a los municipios como pilares fundamentales del régimen: la figura de los delegados gubernativos y el Estatuto Municipal de marzo de 1924.


Las instituciones de la dictadura


Para redondear el control gubernamental sobre los municipios, nació la Unión patriótica, que serviría para respaldar dichas elecciones. No era un partido político ni quería serlo, y eso lo recalcó muchas veces la dictadura, pero no cabe duda de que esta organización tenía mucho de único partido gubernamental. En ella, Primo de Rivera pretendió aglutinar a todos los patriotas de buena voluntad y enemigos del desorden, aunque carentes de ideario y sin vinculación política definida, en la empresa de sostener el nuevo quehacer. La UP recogía las ansias populistas del dictador, y también su autoritarismo.
Era el pulmón democrático para el régimen, traducido en el plebiscito diario de un pueblo que, aprobando su acción, consolidaba su permanencia. Sustituía al voto democrático. Sin embargo, en su sistema organizativo, los gobernadores civiles y los delegados gubernamentales serían los encargados de crear los comités de la nueva organización, lo cual se asemejaba mucho a los procedimientos de la vieja política desterrada y contrastaba con el proclamado regeneracionismo de Primo de Rivera. La UP, el Estado y el Gobierno no se confundían. Teóricamente, los miembros del directorio y los gobernadores civiles no tenían por qué pertenecer a ella, pero sí los miembros de los ayuntamientos y las diputaciones provinciales. En su formación reunió una amalgama de gentes procedentes del carlismo, del conservador maurismo, propietarios de la tierra o burgueses industriales.

Solución a la cuestión de Marruecos

Su resolución fue el éxito más evidente de la dictadura. Tras haber pasado por una postura inicial abandonista y luego semi-abandonista, los nuevos ataques rifeños a las posiciones españolas en 1924 y una conversación con el jefe de la Legión, Franco, y con el general Sanjurjo, le empujaron a proporcionar todos los recursos para acabar con el conflicto. Se preparó un ejército potente y modernizado que, unido al también potente ejército francés, desembarcó en la bahía de Alhucemas en septiembre de 1925, en la primera operación conjunta conocida en la historia de la estrategia militar que reunió fuerzas de mar, aire y tierra. Tras varias semanas de duras batallas, durante las cuales la aviación del ejército colonial empleó gases tóxicos en sus bombardeos sobre la población rifeña, Abd-elKrim se entregó a las autoridades francesas. El gran éxito conseguido por Primo fue, ante todo, político y popular. 

El Directorio Civil

En diciembre de 1925 se constituyó el Directorio Civil. Fueron tiempos en los que el país gozó de una economía de alza porque la de Europa lo estaba. El régimen no aportó modelos económicos ni nuevos esquemas de acción, sino que se limitó a proceder con los tradicionales y, concretamente, a propiciar la industrialización desde un intervensionismo estatal, a mejorar la agricultura participando en la introducción de nuevas técnicas y a incrementar el comercio exterior. La base práctica de estas tres nuevas políticas fue un gran desarrollo de las obras y los servicios públicos y, con el apoyo del PSOE – a través de la UGT – pudo crear una estructura corporativa para las relaciones capital-trabajo, e intentó aplicar una importante reforma fiscal que, por primera vez, introducía el impuesto sobre la renta.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *