Comentario de texto articulo del semanario la lucha de clases

A LOS TRABAJADORES DE VIZCAYA


 En la segunda mitad del siglo XIX, España, hasta la fecha un país totalmente rural, inició el proceso de industrialización. Proceso lento y difícil debido, entre otras cosas, a la competencia de la mayoría de países europeos ya industrializados desde los inicios del siglo.La revolución industrial se asentó en Cataluña (textil) y Bizkaia (siderurgia). En este último caso merced a la calidad, facilidad de extracción y cercanía al mar del mineral de hierro. La explotación del hierro y su exportación atrajo a la zona una numerosa mano de obra de territorios circundantes. Esta llegada masiva de “inmigrantes” favoreció, sin duda, el desarrollo económico pero también provocó múltiples problemas. Los habitantes del interior protagonizaron un espectacular éxodo rural hacia la periferia y Madrid. Bizkaia (sobre todo su zona minera) se convirtió en uno de los principales receptores de inmigrantes.Pero esta “revolución industrial” no sólo atrajo un gran desarrollo económico sino también un desproporcionado aumento de la población en muy pocos años. Los habitantes del entorno (en primer lugar) y del interior (en menor proporción) protagonizaron un espectacular “éxodo rural” hacia las zonas industrializadas y Madrid. Bizkaia se convirtió en uno de los principales receptores de inmigrantes de todo el país.Estos inmigrantes, en busca de trabajo y mejoría de su calidad de vida, se encontraron con unas condiciones laborales muy adversas, especialmente los mineros, cuya esperanza de vida en los primeros años del siglo XX no superaba los treinta años. Trabajaban y vivían en condiciones pésimas, con jornadas laborales sin fin y mal remunerados. Se alojaban en barracones propiedad de la misma empresa minera (y normalmente administrados por los capataces) donde la higiene era nula y estaban obligados a cubrir sus necesidades de comida o vestido comprando en las “cantinas” (igualmente propiedad de la empresa). La incidencia del “movimiento obrero” (socialistas y comunistas) obligó a los patronos a mejorar estas condiciones de forma progresiva. Las huelgas fueron un espectáculo frecuente en toda la zona minera.Esta situación no mejoró hasta principios del siglo XX cuando la aparición de otros sectores productivos (la metalurgia o la industria naval), la nueva conciencia nacionalista de la industria y la creación de Altos Hornos contribuyeron a que la burguesía vasca se adueñara de las minas pertenecientes a empresas extranjeras, lo que favoreció de alguna manera a los mineros.El texto propuesto para comentar describe y denuncia las pésimas condiciones de vida de los mineros de Bizkaia. El “panfleto”, recogido en el periódico socialista “La Lucha de clases”, pretende mostrar a los trabajadores y obreros bizkainos la situación en la que vivían los mineros y algunas de sus reivindicaciones.Estas reivindicaciones y exigencias se defendieron el 1º de mayo de 1896, día del trabajador, en el frontón del municipio de Gallarta (núcleo de la minería bizkaina). Se clama contra el mantenimiento por parte de los “reyezuelos” y “capataces” de las cantinas y barracones de las minas. Las primeras eran tiendas obligatorias de abastecimiento. Los barracones consistían en viviendas “comunitarias” de una planta en las que se hacinaban los mineros.Los manifestantes nombraron una comisión para reclamar al poder público la desaparición de las cantinas y barracones, hecho que no lograron en la huelga de 1890, cuando alcanzaron la tan reivindicada reducción de la jornada laboral a diez horas. Pero la situación con respecto a las viviendas y los lugares de abastecimiento era todavía igual a la existente antes de dicha fecha. El artículo denunciaba la obligación de los mineros de alojarse en barracones antihigiénicos y de abastecerse en las tiendas controladas por los  capataces que cobraban precios elevadísimos por productos que, en su mayoría, eran de mala calidad. Esta situación, además de ser contraria a las leyes y la ideología liberal del siglo, era una condición necesaria para poder ser admitida en el trabajo lo que, en palabras del mismo periódico, era un grave ataque a la libertad de trabajo y a las leyes sanitarias e higiénicas, aspectos muy reivindicados en esa época. Pero, por encima de todo ello, el hecho es sobre todo una verdadera explotación de los mineros, hecho que no podían permitir los sindicatos y partidos obreros.Finalmente, los mineros, si el gobierno y las autoridades no ponían fin a esta esclavitud mediante la desaparición de los cuarteles o barracones y las tiendas obligatorias, apelarán, como ya hicieron en 1890, al legítimo derecho de huelga a fin de acabar con la insaciabilidad de los capataces, similar, en muchos aspectos, a la de los negreros traficantes de esclavos. Tras haber comentado los aspectos principales del texto, finalizamos nuestro comentario con unas breves conclusiones. Las manifestaciones de los mineros son un ejemplo más de la lucha de clases motivada por la industrialización. En este caso de los obreros contra los patrones, dueños no sólo de las minas sino de “tiendas” y “viviendas”. Las condiciones pésimas de trabajo y la práctica esclavitud que sufrían muchos mineros se contradice con la ideología liberal. La situación de los mineros no mejoró hasta que, a principios del siglo XX, burgueses y oligarcas vascos se hicieron dueños de las minas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *