Consecuencias de la desintegración de la gran Colombia

3.3. El Imperio de los austrias: España bajo Carlos I. Política interior y conflictos europeos


Carlos I recibe en 1516 de los Reyes Católicos los territorios de la Corona de Castilla, de las Indias y la corona de Aragón, y por sus abuelos paternos, la posibilidad de ser elegido emperador del sacro Imperio, a la muerte de su abuelo Maximiliano I. Carlos I tuvo muchas dificultades al llegar a la península (no sabía castellano, ni las costumbres peninsulares). En 1520 estalla la rebelión de las comunidades en Toledo, causada por qué el rey entregó la administración del reino a sus consejeros flamencos, empleó el dinero de los nuevos impuestos para ser elegido emperador del sacro Imperio. Las divisiones internas debilitan a los comuneros, que fueron derrotados en Villalar en 1521, salvo Toledo que fue dominado en 1522. Paralelamente en el reino de Valencia estallan las Germánías (1520), provocada por la crisis económica, las epidemias y el descontento social entre los artesanos y la nobleza. Carlos V ordenó al virrey que reprimiera el conflicto en 1522. Estas rebeliones hicieron que Carlos V se quedará en Castilla, aprendiera castellano y eligiese consejeros peninsulares. Su política exterior giró en torno a la idea de la Universitas Christiana. Carlos I tuvo 7 guerras con la Francia de los Valois por disputas territoriales y por la hegemonía. El principal problema del emperador fue el surgimiento de la reforma luterana. Por último, el monarca se enfrentó al Imperio turco por el espíritu de cruzada para frenar la expansión de estos por el meditterraneo. Después de la alianza de la monarquía con Génova, se creó una flota poderosa que cuestiónó el poder turco tomando Túnez (1535) pero fracasó en la toma de Argel. En 1556 Carlos I abdica y divide su herencia entre su hermano y su hijo Felipe.

3.4. La monarquía hispánica de Felipe II. Gobierno y administración. Los problemas internos. Guerras y sublevaciones en Europa.
Felipe II se convierte en rey tras la abdicación de Carlos I (1556). Su monarquía se organizó en un sistema polisinodial. Aparecieron los consejos temáticos, el consejo de estado, presidido por el rey y compuesto por la aristocracia,… Encargados de la política exterior e interior. Y los territoriales (el consejo de Castilla, aragón, indias, Italia, flandes y Portugal). El rey tuvo que solventar varios problemas internos, como la rebelión de los moriscos de las Alpujarras( en 1568 los moriscos granadinos inician una rebelión debido a la persecución y pérdida cultural que sufrieron. Don Juan de Austria reprime la revuelta, y en 1570 se dispersa a los moriscos y la rebelión de Aragón. El ejército acabó con la sublevación. En política exterior el monarca se enfrentó a conflictos, como la guerra contra Francia, que acabó con la firma de la paz de Cateau-Cambresis 1559 o la guerra contra los turcos mediante la santa liga. La flota estaba a las órdenes de don Juan de Austria que vencíó a los turcos en la batalla de Lepanto (1571). Posteriormente se iniciaron negociaciones definitivas de paz. En Flandes el malestar generado por el gobierno español, la extensión del calvinismo y el hambre provocaron motines. Los rebeldes holandeses establecieron un gobierno independiente en las provincias del norte y en 1571 estalló una guerra entre estos y el sur católico, esta guerra finalizó en 1648 con la paz de Westfalia, que reconocíó la independencia de las provincias unidas del norte. Durante el reinado de Felipe II se incorpora Portugal al ser éste el heredero más legítimo. El último gran conflicto fue contra Inglaterra, que violó el monopolio español en América y apoyó a los rebeldes flamencos. Felipe II quiso invadir Inglaterra lo que resultó un fracaso (derrotaron a la armada invencible). El alto coste de estas políticas produjo la bancarrota.


3.5. Exploración y colonización de América. Consecuencias de los descubrimientos en españa, Europa y américa


América fue explorado y conquistado por expediciones militares organizadas y financiadas por particulares con autorización de la corona mediante una capitulación que estipula que ésta obtendrá el dominio y la soberanía de los territorios y a cambio concedíó parte de los beneficios a los expedicionistas. En 1499 se realizaron viajes menores y descubren parte de la costa suramericana y las Anillas. En 1519 se inicia la etapa continental, en la que se da la primera vuelta al mundo. El Imperio Azteca fue conquistado por Hernán Cortés (1521) y pasó a llamarse Nueva España. Por otro lado, Pizarro conquistó el Imperio inca en 1572. A mediados del S XVI el periodo de conquista había finalizado, esta fue fácil y rápida debido a la superioridad armamentística y táctica de los europeos. Los colonos explotaron la tierra mediante la encomienda y las minas. Las consecuencias políticas en la monarquía Hispánica fueron su transformación en un gran Imperio con vocación hegemónica y en América la implantación de un nuevo modelo político autoritario. Económicamente Europa experimentó un auge y una transformación agrícola debido a la llegada de nuevas especies (maíz, patata…). También, debido a la llegada de metales preciosos, se produjo una inflación. En América se introdujo un nuevo modelo productivo (primer capitalismo). Por último, culturalmente el continente americano supuso el conocimiento para los europeos de una realidad desconocida (se renovaron todas las ciencias naturales). En el nuevo continente desaparecen todas las culturas, que son sustituidas por la europea.

3.6. Los austrias del Siglo XVII: El gobierno de los validos. La crisis de 1640


En el Siglo XVII se innovó el sistema político de la monarquía mediante los válidos. Estos gobernaron al margen del sistema institucional de la monarquía que se basaba en los consejos, para evitar el control de estos crearon Juntas. Los validos destacados fueron el duque de Lerma, el conde-duque de olivares y D.Juan José de Austria. El conde-duque de Olivares abandonó la política pacifista y diseñó una política encaminada a recuperar el prestigio de la monarquía y su hegemonía. En 1824 recomienda un proceso de unificación del gobierno de sus territorios. Se elaboró un segundo proyecto (uníón de armas) que obligaba a todos los reinos a participar en la defensa de la monarquía (crearon un ejército permanente). La idea suscitó fuerte resistencia de los reinos. Por otra parte, los tercios sufrieron numerosas derrotas en la guerra de los 30 años. Cuando Francia entra en la guerra de los 30 años la monarquía concentra sus tropas en la frontera catalana, estas se enfrentan a los soldados catalanes, originando un alzamiento popular contra los tercios. El motín concluye con la muerte del virrey a la entrada de los segadores en Barcelona. La generalitat creó un nuevo gobierno, sustituyendo las cortes por una junta, ante esto olivares decidíó ocupar cataluña y estos pidieron ayuda a Francia, por lo que cataluña se convirtió en una república protegida por Francia. El desencanto hacia Francia facilitó el dominio de las tropas de la monarquía (1642). Por otro lado, en Portugal los portugueses se apoderaron del país fácilmente y nombraron rey al duque de braganza. Portugal contó con ayuda francesa e inglesa. Esta crisis muestra el agotamiento de la monarquía y desde mediados de siglo Francia se quedará con la hegemonía europea.


4.1. La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los Pactos de  Familia


La muerte sin descendencia de Carlos II en 1700 provoca el enfrentamiento entre Felipe de Anjou y el archiduque Carlos. Felipe, fue jurado ante las cortes como Felipe V, pero la inherencia de Luis XIV en la política española provoca la firma de la Gran Alianza de la Haya entre Austria, Inglaterra y Portugal, que declaran la guerra a Francia y a Felipe V. Esta fue una Guerra Civil en la península, Castilla, que apoyaba a los Borbones contra Aragón, que apoyaba a los Habsburgo. En 104 Inglaterra toma Gibraltar y posteriormente el archiduque es proclamado rey de Aragón. Pese a esto los Borbones consiguen recomponerse en la batalla de Almansa, en la que recuperaron Valencia y Aragón. En 1711 murió el emperador y el archiduque Carlos se convierte en heredero del Imperio, esto desembocó en la firma de la paz de Utrecht (1713), en la que se reconocíó a Felipe V como rey y los Borbones renunciaron a la posibilidad de unir España y Francia. En Cataluña y Baleares la guerra se prolongó hasta 1714. A partir de entonces se impuso una nueva política basada en el equilibrio entre Francia, Austria e Inglaterra, y España quedó al margen. Los dos primeros pactos de familia entre España y Francia en oposición a Inglaterra se produjeron en 1733 y 1743 y permitieron a Felipe V recuperar Parma para Felipe y Nápoles para Carlos. La revolución Francesa y el ascenso al poder de Napoleón supuso el paro de los pactos de familia.

4.2. La nueva Monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de  Estado y alcance de las reformas


 El levantamiento de Aragón contra Felipe V y la guerra implicó el inicio del proceso de centralización de la monarquía. Tras la victoria sobre Aragón se remodeló su sistema político mediante los Derechos de Nueva Planta (1707-1716). Se redujeron todos los reinos de España a la uniformidad de las leyes de Castilla, se suprimieron las fronteras interiores y se impuso el castellano como lengua oficial. Los Borbones trajeron el absolutismo, al monarca absoluto le pertenecía el territorio y las instituciones. Para fortalecer su poder, los monarcas absolutos combatieron las pocas limitaciones de poder que tenían con la creación de las Secretarías de Despacho que sustituyeron a los consejos. Desaparecieron las Cortes de cada reino excepto en Castilla, pero sus funciones fueron limitadas. El territorio se dividíó en provincias, gobernadas por intendentes provinciales, y los municipios eran gobernados por regidores. La monarquía hizo reformas para mejorar su economía. Además, se intentó imponer la Contribución Única, pero no se consiguió por la oposición de los privilegiados. También se reformó la relación iglesia- estado, tratando de situar al clero al servicio del estado mediante la política regalista. Se reformó la política americana, reorganizando la administración de los territorios, incrementando el control sobre las autoridades americanas y subiendo impuestos. Por último, se líberó el comercio permitiendo a cualquier puerto peninsular comerciar con América(1778).


4.3. La España del Siglo XVIII. Expansión y transformaciones económicas:  agricultura, industria y comercio con América. Causas del despegue económico  de Cataluña. 
Los borbones fomentaron la economía, que se convirtió en una pieza básica de su programa de reformas. La agricultura tenía un gran atraso técnico, tienen rendimientos muy escasos, el aumento de producción depende del incremento de roturaciones. Por otro lado, la mayor parte de las tierras pertenecían a los privilegiados y estaban amortizadas. Para planear medidas, Jovellanos escribíó el Informe sobre la Ley Agraria (1794), pero la oposición de los privilegiados hizo que las medidas adoptadas no tuviesen trascendencia. La artesanía se daba en pequeños talleres muy arcaicos. El gran problema fue la pobreza del pueblo, ya que no demandaban lo suficiente para promover mejoras y crecimiento. Para paliar esto la corona desarrolló una política proteccionista limitando las importaciones y se crearon las manufacturas de Reales de artículos de lujo. En el comercio los borbones pretendían explotar las colonias y convertirla en un mercado de productos peninsulares. Se decreta el libre comercio colonial (1778) por el que todos los puertos peninsulares pueden comerciar con América. Pese a las dificultades provocadas por la Guerra de Sucesión, Cataluña experimentó un gran despegue económico, prueba de esto su salto demográfico. En el campo se impusieron los censos enfitéuticos, y los campesinos realizaron mejoras en tierras que eran casi de su propiedad, por lo que aumentó la producción agraria. Los beneficios se invirtieron en nuevas industrias.

4.4. Ideas fundamentales de la Ilustración. El despotismo ilustrado: Carlos III


La ilustración fue una corriente cultural e ideológica que se extendíó por Europa en el S.XVIII. Confiaban en la razón como medida para alcanzar el conocimiento y la educación como medio para desarrollar un espíritu crítico que conducirá a la felicidad y al progreso Los ilustrados españoles fueron una minoría culta que propusieron llevar a cabo la reforma y reactivación de la economía. Estos planteamientos desembocaron en una nueva manera de gobernar, el Despotismo Ilustrado. Pretendían lograr la mejora económica del país y la felicidad de sus súbditos, pero sin contar con ellos. Carlos III llevó a cabo medidas déspotas. En agricultura, el informe realizado por Jovellanos, con objetivo de llevar a cabo una reforma agraria, no saldrá adelante por la oposición privilegiada, En la industria se impone una política proteccionista, limitando las importaciones y creando manufacturas. El comercio con América se liberalizó en 1778, provocando beneficios para los comerciantes. En 1765 se fundó la primera sociedad económica de amigos del país, que estudiaron la situación económica, fomentaron el desarrollo económico y difundieron nuevas ideas relacionadas con la reforma agrícola. En el terreno económico se creó el banco de San Carlos. Se produjeron reformas urbanas en infraestructuras, se reformó Madrid (alumbrado, empedrado,…) y se creó una red de carreteras. Por otro lado, la política regalista de Carlos III hizo que su relación con los papás se tensara. El monarca ejercíó el patronato regio y quitó el poder a la inquisición. El hecho más relevante fue el motín de Esquilache (1766) que sirvió como excusa para la expulsión de los jesuitas. Por último, la educación y la ciencia fueron potenciados.


3.7. La guerra de los treinta años y la pérdida de la hegemonía española en Europa


En 1618 estalla un conflicto de carácter religioso entre Fernando II de Habsburgo y los príncipes alemanes, que derivó en la guerra de los 30 años. Había dos bandos, los Habsburgo (austriacos y españoles), que pretendían mantener su hegemonía y el predominio del catolicismo, y los protestantes (holandeses, alemanes, ingleses, suecos y daneses) liderados por Francia. Olivares abandonó la política pacifista en 1621, cuando finalizó la tregua de los doce años, y se renovaron las hostilidades entre España y Holanda. El conflicto se inicia con victorias de los Habsburgo. La entrada de Francia en la guerra decantó el conflicto a su favor. La decadencia de los Habsburgo llevó a la firma del tratado de Westfalia (1648) que puso fin a la guerra de los 30 años y en el que se reconocíó la independencia de Holanda. Al final de esta guerra permitíó que la monarquía hispánica concentrase a todas sus tropas en Cataluña. Este tratado no supuso el fin de las hostilidades con la Francia de Luis XIV, que derrota a las tropas españolas continuamente, En la Paz de los Pirineos Felipe IV aceptó ceder territorios a Francia y se acordó la boda de la infanta con Luis XIV. A partir de este momento Felipe IV intentó recuperar Portugal, pero no pudo, ya que este había consolidado sus posiciones además de que se alió con los ingleses. Todas estas pérdidas evidencian el declive de la monarquía española y su pérdida de hegemonía a favor de Francia.

3.8. Principales factores de la crisis demográfica y económica del Siglo XVII y sus consecuencias


En el Siglo XVII hubo una crisis generalizada en toda Europa, y en la península ibérica fue más acusada. Se produjo un estancamiento demográfico, ya que el siglo comenzó y finalizó con la misma población (7 ⁄ 8 millones). Esto se debido a las epidemias (peste), a la expulsión de los moriscos en 1609, las frecuentes guerras, la emigración a américa, el incremento del clero y la crisis de subsistencia. En el sector primario desciende la producción agrícola por la falta de mano de obra. La ganadería se redujo y le fue difícil exportar. En el sector secundario la artesanía se vio afectada por la falta de demanda de la población. Por último, en el sector terciario, el comercio interior fue muy escaso por la deficiente red de caminos, las aduanas interiores… El comercio exterior se reduce debido a la competencia francesa en el Mediterráneo y la inglesa y holandesa en el atlántico, también por el creciente autoabastecimiento de las indias y el agotamiento de las minas americanas. La situación económica fue empeorando por la incorrecta política de los gobiernos. Hacia 1680 la parte más fuera de la crisis finaliza como consecuencia de las acertadas medidas de los ministros de Carlos II, que se reflejaron en un aumento de la natalidad y una lenta pero constante recuperación de la producción y del comercio.

3.9. Crisis y decadencia de la monarquía hispánica: El reinado de Carlos II y el problema sucesorio


Carlos II llega al poder con 4 años y madre, María de Austria, gobernó como regente. En esta primera fase la regente entregó el poder al padre Nithard y después a Fernando de Valenzuela contra el cual surge un bando opuesto liderado por Don Juan de Austria, hijo ilegítimo de Felipe IV, que contaba con el apoyo de Aragón. Estos organizaron un Golpe de Estado y quitaron a Valenzuel del poder en 1677, pero Don Juan de Austria murió dos años después. A partir de 1680 comienza la segunda fase con Carlos II mayor de edad, y cedíó el poder al duque de Medinaceli y después al conde de Oropesa. Ambos llevaron a cabo una acertada política financiera. Acabarán con la crisis del XVII y pondrán las bases de la recuperación del XVIII. Respecto a la política exterior, se reconocíó la independencia portuguesa, hubo un desinterés por los problemas europeos y una preocupación por mantener el control de América y las posesiones del Mediterrano occidental. En los últimos años del reinado estuvieron marcados por el problema sucesorio. En 1697 había dos candidatos al trono español, el archiduque Carlos de Habsburgo y Felipe de Anjou, que fue elegido heredero en el último testamento de Carlos II, que murió en 1700, y provocó la guerra de sucesión (1701-1713) al trono español, que fue un conflicto interno y europeo. La paz de Utrecht (1713) significó la llegada de los Borbones a la península y el fin del Imperio español en Europa.


8.1. Evolución demográfica y movimientos migratorios en el Siglo XIX. El desarrollo urbano


Aunque las transformaciones económicas llevadas a cabo en España durante la implantación del liberalismo político y el Estado Liberal no llevaron a nuestro país al nivel de desarrollo del resto de Europa, tuvieron grandes repercusiones en la población. En primer lugar, repercutíó a la evolución demográfica. Nuestra demografía estaba caracterizada por su lento crecimiento ya que manténía un modelo demográfico antiguo. Entre sus movimientos naturales destacamos una tasa de natalidad del 34‰, bastante elevada, pero que no permitíó alcanzar al resto de potencias europeas por la alta mortalidad, en torno al 29‰. Esto se debía al escaso desarrollo económico y las malas condiciones de vida causadas por crisis de subsistencias como las de 1847, 1857 y 1867. Otra razón serían la enfermedades epidémicas y endémicas, que en otros países se encontraban erradicadas. Como resultado, el crecimiento vegetativo implicó un bajo crecimiento de la población española exceptuando Cataluña, donde la economía y la sanidad era mejor, había más desarrollo que en el resto del país y mayor población urbana, debido a su proximidad geográfica con el resto de Europa. Por otro lado, repercutíó también en sus movimientos migratorios. La emigración aumentó en la segunda mitad del siglo. Entre 1830 y 1880 muchos españoles (no hay datos exactos) emigraron a Argelia. Pero el destino de emigración preferido fue América, entre 1882 y 1899 casi un millón de gallegos, asturianos, vascos y canarios se mudaron principalmente a Brasil o Argentina. Estas emigraciones se explican por la oportunidad de descongestión rural que aprovechó el gobierno y por la crisis agraria que estimuló esas salidas. En cuanto a las migraciones internas, se produjo un éxodo rural del campo a las ciudades y desde el interior (exceptuando Madrid y Extremadura) hacia el litoral.

El desarrollo urbano


Estos cambios demográficos, junto con cambios económicos y sociales, trajeron consigo una transformación urbana lenta que se aceleró a finales de siglo, pasando de 1877 donde un 20% de población vivía en ciudades de más de 10.000 habitantes a un 32% en 1900. Las ciudades se modificaron para acoger a la nueva población: se derribaron las murallas para permitir el crecimiento de las ciudades, el ferrocarril surgíó para comunicar las ciudades creando un sistema propio (estaciones, vías…), aparecieron las primeras fábricas y los barrios obreros (carentes de servicios mínimos) como fruto de la industrialización, la burguésía exigíó barrios extramuros o ensanches (planificados y con mayores comodidades e infraestructuras) y las ciudades en crecimiento absorbieron pueblos cercanos que pasarían a ser barrios urbanos. El crecimiento urbano fue desigual, siendo más profundo en la periferia, donde había mayor desarrollo industrial, y Madrid, por ser la capital. Las ciudades que más crecieron fueron Madrid y Barcelona, es por eso que se puede observar mejor en ellas la modificación del espacio urbano. Arquitectos llevaron a cabo los ensanches de Madrid (Arturo Soria) y de Barcelona (plan Cerdá). Esta última ciudad, Barcelona, se convirtió en un modelo urbano europeo, con barrios obreros con rasgos comunes por un lado y ensanches cuadriculares con rasgos artísticos por el otro (paseo de Gracia diseñado por Gaudí). También crecieron Bilbao, con una transformación de su puerto; San Sebastián y Santander, como centros de veraneo.


7.1. La Restauración Borbónica (1874-1902): Cánovas del Castillo y el turno de partidos. La Constitución de 1876


El término Restauración Borbónica tiene dos significados, por un lado, se refiere al “restablecimiento de la monarquía tras la experiencia republicana de 1873 en la persona de Alfonso XII”, y por otro lado, se refiere al “periodo comprendido entre 1874 y 1931 en el que la monarquía se mantuvo apoyada en un peculiar sistema político”. El origen de esta Restauración reside en la inestabilidad política y social que trajo el Sexenio democrático. La República fue considerada la culpable de esto por su debilidad e incapacidad de gestión, lo que se tradujo en posiciones más conservadoras. En busca de estabilidad, Cánovas del Castillo, artífice del cambio durante la Restauración (presentó al príncipe Alfonso como único candidato al trono, para evitar pronunciamientos militares), publica el manifiesto de Sandhurst. Este manifiesto, firmado por Alfonso XII, recoge las intenciones del monarca y explica cómo sería su gobierno. Pero se le anticipa el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto (1874), que puso fin a la República y nombró rey a Alfonso XII. Alfonso era hijo de la destronada Isabel II, que al haber sido educado en Inglaterra, apoyará sobre ella el sistema político de la Restauración. Cánovas del Castillo aspiraba a sentar las bases de un sistema político estable. Para ello, planteó un sistema político sobre tres puntos clave: el rey con las Cortes, el turno de partidos y una Constitución moderada. El turno de partidos consistía en la alternancia pacífica de los 2 partidos políticos creados: el Partido Conservador, creado y dirigido por Cánovas y apoyado por moderados, la Uníón Católica y a los Alfonsinos de Cánovas; y el Partido Liberal, dirigido por Sagasta y creado con ciertas aportaciones de Cánovas, apoyado por la izquierda moderada burguesa.  Para asegurar la alternancia era necesario el fraude electoral: cuando el partido en el poder se desgastaba, se sugería a la Corona el relevo en el Gobierno (el presidente del gobierno sería el líder del partido opositor) que disolvía las Cortes y convocaba elecciones. Entonces el ministro de Gobernación manipulaba las elecciones mediante: el “encasillado” (se adjudican escaños en función de lo acordado entre gobierno y oposición) y el “caciquismo” (caciques locales se encargaban de que fuese elegido el candidato acordado). Si era necesario se recurría al “pucherazo”, cambiando una urna por otra con los votos deseados, o se añadían votos falsos para asegurar la victoria.

La Constitución de 1876


Las principales carácterísticas de la Constitución moderada de 1876 fueron: la soberanía compartida entre rey y Cortes, que ampliaba el poder ejecutivo del rey (promulga leyes y convoca, disuelve o suspende las Cortes); cortes bicamerales, con el Congreso, elegido por ciudadanos, y el Senado, elitista y conservador (senadores vitalicios, nombrados por el rey o elegidos por los mayores contribuyentes); no existe una clara división de poderes, el rey tiene el poder ejecutivo total y el legislativo compartido con Cortes y el poder judicial reside en los tribunales; teóricamente se reconocen derechos y libertades amplias, en la práctica eran limitados o aplazados durante el gobierno de Cánovas; el sufragio para elegir el Congreso no estaba especificado hasta que la Ley Electoral de 1878 establecía el voto censitario; la religión católica es declarada religión oficial del Estado, permitían otros cultos pero no recibían privilegios; el Estado se organiza de forma centralista dado que los alcaldes eran nombrados por el rey  y se establece unidad de códigos e igualdad jurídica, aboliendo los fueros vascos.


7.2. La Restauración Borbónica (1874-1902): Los nacionalismos catalán y vasco y el regionalismo gallego. El movimiento obrero y campesino.
Tras la muerte de Alfonso XII en 1885, se establece el Pacto del Pardo, donde, con el fin de apoyar la regencia de su viuda, Mª Cristina de Habsburgo, queda institucionalizado el sistema del turnismo de los partidos de Cánovas y Sagasta excluyendo al resto de partidos del juego electoral. La oposición quedaba formada por los carlistas y los republicanos, muy debilitados ya, y los nacionalistas, regionalistas y el movimiento obrero, que fueron cobrando fuerza poco a poco. El regionalismo, y su forma más radical, el nacionalismo, nacen como reacción: a un Estado unitario y centralizado en el que Madrid (centro político) no dedica recursos a las demás provincias, provocando un atraso en las regiones; a un sistema político que pretendía poner una cultura oficial castellanizada que ignoraba la existencia de otras lenguas y culturas (Cataluña, Galicia…); de la burguésía contra los intereses oligárquicos de los políticos de la capital. La ineficacia del turnismo presentó a estos partidos como única solución a los problemas de la nacíón. La primera manifestación del Nacionalismo en Cataluña, durante los años treinta del s.XIX, es la Renaixença, un movimiento de recuperación cultural que pretende fortalecer el catalán. El movimiento literario propiciará el nacimiento de movimientos políticos que buscarán el autogobierno de la regíón. La justificación de este nacionalismo es: su historia propia pues fue una entidad política diferenciada, la lengua diferente y la realidad económica diferenciada. Valentín Almirall fundó el Centre Català en 1882 (para lograr autonomía) e impulsó la presentación a Alfonso XII de un “Memorial de agravios” donde denunciaba la opresión de Cataluña. Pero intelectuales conservadores contrarios al progresismo de Almirall fundaron la Uníó Catalanista en 1891, su programa se fijó en las Bases de Manresa que defendía un Estado confederal y la soberanía de Cataluña en política interior. En 1901 se funda la Lliga Regionalista con líderes como Prat de la Riba y Francesc Cambó. Este partido conservador iba en contra del sistema canovista y a favor de la autonomía política mediante un reformismo político. El Nacionalismo vasco fue tremendamente conservador, consideraba a los inmigrantes (maketos) culpables de la degeneración de la raza vasca e indentificaba el capitalismo y el centralismo con lo español. Sabino Arana creó una ideología basada en el catolicismo y antiliberalismo y fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en 1895. Por su escaso éxito, se vio obligado a ampliar sus bases hacia una burguésía más moderna e industrial. El Regionalismo gallego pretende el Renacimiento cultural (o Rexurdimento) que pretende aumentar la conciencia de patria común. Inició su andadura política cuando Manuel Martínez Murguía funda la Asociación Regionalista Galega en 1889, que reclamaba autonomía, junto con otros teóricos como Alfredo Brañas. Surgieron otros regionalismos más débiles como Valencia Nova y “Juventut Valenciana” en Valencia o la figura de Blas Infante en el Ateneo de Sevilla de Andalucía.

El movimiento obrero y campesino


Entendemos por movimiento obrero la actividad política y social de los obreros y campesinos para mejorar su situación económica y laboral y para defender sus derechos. En el s.XIX solo se centra en asociaciones de solidaridad y en acciones ludditas. Las causas de su aparición son la exclusión del movimiento obrero por el turnismo y el ejemplo europeo. Éste último da lugar a dos ideologías mayoritarias: Anarquismo y socialismo. El anarquismo llegó a España gracias a Fanelli y se extendíó mayoritariamente entre los campesinos andaluces y los obreros catalanes. Así, se organizaron en la Federación de Trabajadores de la Regíón Española y se separaron dos tendencias: la pacífica, que realiza reivindicaciones sindicalistas, y la violenta con su “propaganda por el hecho”, que lleva a cabo magnicidios y ataques terroristas. En 1911 crearán la CTN, la organización obrera más importante de España caracterizada por su apoliticismo, su carácter revolucionario y la acción directa. El socialismo fue introducido por Lafargue y en 1879 Pablo Iglesias fundó el PSOE. Los socialistas defendían la creación de partidos políticos obreros para lograr ganar las elecciones, y una vez en el poder, transformar la sociedad para velar por los intereses de los obreros. Reivindicaron mejoras laborales, una nueva legislación social y el derecho a huelga, para lo que fundaron la Uníón General de Trabajadores (UGT). El primer parlamentario del PSOE fue Pablo Iglesias en 1910.


7.3. El problema de Cuba y la guerra entre España y Estados Unidos. La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas.
Para entender la Crisis del 98, el proceso de independencia de las colonias españolas debe ser enmarcado en la crisis interna que sufre España y en el contexto internacional del momento marcado por el imperialismo de los países más desarrollados. El problema en Cuba se remonta a 1868, cuando aparecieron los primeros movimientos autonomistas entre los que destacamos el grito de Yara, de Manuel de Céspedes, que lucha por abolir la esclavitud y por tener autonomía política. La Guerra de los Diez Años (1868-1878) terminó con la Paz de Zanjón donde Martínez Campos se comprometíó a conceder cierta autonomía a los cubanos, pero, a causa de la oposición de los latifundistas azucareros, solamente se consiguió abolir la esclavitud. A semejanza del modelo bipartidista español, en Cuba distinguimos: el Partido Autonomista (cubanos que defienden la autonomía y reformas políticas y económicas sin llegar a independizarse) y la Uníón Constitucional (peninsulares que querían mantener privilegios). El Partido Liberal de Sagasta se mostró favorable a introducir reformas, pero solo se abolíó formalmente la esclavitud en 1888. Antonio Maura presenta un proyecto autonomista en 1893, pero fue rechazado. Más tarde, la ineficacia para introducir las reformas aumentó el deseo de independencia en manos de José Martí en Cuba y de José Rizal en Filipinas. En ese momento, 1895, estalló de nuevo la guerra con el Grito de Baire, Cánovas del Castillo envió a Martínez Campos con un ejército que pretendíó establecer una fuerte acción militar y un esfuerzo político de conciliación, pero dio lugar a un levantamiento generalizado. Weyler, sustituyendo a Martínez Campos, impuso medidas más fuertes, recuperó todo el territorio y comenzó una guerra de desgaste donde los guerrilleros cubanos dominaban el terreno (con ayuda de EEUU). Tras este fracaso, llegó el general Blanco que buscó la conciliación con separatistas, para ello decretó la autonomía cubana, el sufrago universal masculino, la igualdad de derechos con la península y la autonomía arancelaria… pero los independentistas con el apoyo de EEUU se negaron a pactar este acuerdo. En 1897 Cánovas fue asesinado y llegó Mckinley a la presidencia de EEUU con una política de intervención en Cuba. EEUU buscó un motivo para entrar en guerra con España y provocó un atentado, el hundimiento del Maine (1898), del cual culpabilizaron a España y le declararon la guerra. Así, la flota española con cascos de madera fue derrotada en la batalla naval de Santiago de Cuba mientras la flota norteamericana con cascos acorazados invadía Cuba y Puerto Rico. La derrota española en la batalla de Cavite permitíó la invasión de Filipinas por EEUU, por el interés en tabaco y azúcar. El 12 de Agosto de 1898 se firmó la Paz de París donde Cuba, Puerto Rico y Filipinas pasaron a ser de EEUU y las islas Marianas (excepto Guam, las Carolinas y las Palao a manos alemanas.

La crisis de 1898 y sus consecuencias económicas, políticas e ideológicas


 La crisis de 1898, ideológica y moral, trajo consecuencias en todos los ámbitos. Como consecuencias demográficas, en la guerra con Cuba hubo 120.000 muertos, la mitad de ellos soldados españoles. En consecuencias sociales encontramos que la mayoría de muertos y heridos pertenecían a las clases bajas ya que no habían podido pagar para evitar tener que participar en la guerra y los que volvían se encontraban mal atendidos, mutilados o tarados. Las consecuencias económicas a corto plazo son la subida de precios de los alimentos de la metrópoli y un impacto en la industria algodonera catalana y en las exportaciones de harinas castellanas; y a largo plazo son la desaparición de mercados coloniales, aunque se produjo una repatriación del capital español en América. A nivel político, la Restauración llega a su limite y los gobernanes aplican las ideas del Regeneracionismo, se produjo un reforzamiento de los nacionalismos en Cataluña y el País Vasco, el avance de los partidos republicanos, el desprestigio del ejército y la pérdida de credibilidad de los dirigentes políticos. El Partido Liberal de Sagasta tuvo que afrontar la derrota, se cede terreno a nuevos líderes políticos, como Francisco Silvela y Antonio Maura del Partido Conservador, o Segismundo Moret y José Canalejas en el Liberal. Por último, hubo una crisis moral e ideológica que causó un importante impacto psicológico entre la población. Surge el Regeneracionismo donde destaca Joaquín Costa. Por un lado, denunciaban la degeneración de lo español, la corrupción política y el atraso económico y social respecto a los países europeos. Mientras que, por el otro lado, defendían la limpieza del sistema electoral, la reforma educativa, la ayuda social y las obras públicas. Los regeneracionistas se quedaron únicamente en la teoría, dado que no quisieron formar partidos políticos. Esta crisis de la conciencia nacional se exprésó a través de la obra crítica de los escritores de la Generación del 98 (Maeztu, Valle Inclán…). En 1899, Francisco Silvela forma gobierno, pero encontró una fuerte oposición en los grupos oligárquicos. En 1901, Sagasta volvía a formar gobierno, y un año más tarde Alfonso XIII alcanzaba la mayoría de edad y era nombrado rey


8.2. La revolución industrial en la España del Siglo XIX. El sistema de comunicaciones: el ferrocarril. Proteccionismo y librecambismo
El proceso de industrialización en España iniciado en S. XIX fue un proceso lento debido a una agricultura muy atrasada, la escasez de capitales, la deficiencia de los bancos y una burguésía que no era emprendedora, sino que invertía en deuda pública y tierras desamortizadas. También por una dependencia técnica y financiera del exterior, la escasa demanda de productos por el bajo nivel de vida y la política económica proteccionista de los gobiernos moderados. A pesar de estos inconvenientes, algunos sectores industriales jugaron un papel decisivo en el desarrollo económico. Gracias a una burguésía emprendedora, la protección arancelaria y un mercado seguro en Cuba y Puerto Rico, la industria textil catalana fue el sector más dinámico con un nivel de industrialización muy por encima de la media nacional a pesar de carecer de algodón y carbón mineral. La localización de la industria siderúrgica en S. XIX fue cambiando por la necesidad de productos. Hasta los años sesenta estaba en Andalucía, la guerra carlista contribuyó al desarrollo, pero era muy cara por el uso de carbón vegetal. Desde los años sesenta a los años ochenta se encontraba en Asturias por las cuencas carbóníferas. A finales de siglo, en Bilbao, despegó gracias a la exportación de hierro a Gales, donde se compraba carbón, todo formaba la base del capitalismo vasco y su industrialización, que también provocará el desarrollo de distintas industrias. La minería fue explotada para la industria y estuvo en manos de capitales extranjeros. Gracias a la industrialización y para lograr un desarrollo económico, se modernizó la red viaria, superando los obstáculos naturales y fiscales, facilitando el intercambio comercial y desarrollando un mercado interno. En el transporte marítimo se mejoraron los puertos, la navegación a vela y a finales de siglo se introdujo el barco a vapor. En el transporte terrestre se mejoró el ferrocarril. El proceso de la mejora del ferrocarril se puede dividir en cuatro periodos. La fase inicial de 1844-1855 se apoya en la Real Orden de Diciembre de 1844 donde se establecíó un ancho de vía superior al ancho europeo y supuso un aislamiento ferroviario al resto de Europa. No tuvo éxito por la falta de iniciativa y capital. Destacamos la línea Barcelona-Mataró de 1848. En el momento de auge de 1855-1865, la Ley de Ferrocarriles de 1855, financiada con la Desamortización de Madoz, permitíó construir 4300 km entre estos años y facilitó la formación de sociedades anónimas ferroviarias, que se encargaban de la construcción y explotación de los diferentes tramos de la red, recibiendoo subvenciones y con financiación mayoritariamente francesa, aunque también española. La crisis económica de 1866 frenó la construcción por la falta de capital extranjero, el escaso rendimiento de las líneas, la caída de la bolsa y las malas cosechas. Tras esta crisis hubo una revitalización donde la red duplicó su longitud durante la Restauración y se incrementó el capital español. El ferrocarril tuvo efectos tanto positivos: creó un mercado interior al facilitar el intercambio de personas y mercancías; como negativos: a pesar de tener medios para transportar productos, el resto de la industria española no estaba tan desarrollada, este desuso del ferrocarril impidió reembolsar lo invertido y arruinó a bancos y Sociedades Financieras.

Proteccionismo y librecambismo


  La política económica fue debatida durante la industrialización. Había una alternancia entre dos políticas, por un lado, estaba el proteccionismo: aranceles altos para proteger los productos nacionales frente a la competencia exterior. Esta política era defendida por los industriales del algodón en Cataluña que se agrupan en la Asociación Fomento del Trabajo Nacional y apoyada por los moderados de la época isabelina y el Partido Conservador durante la Restauración. Y por el otro lado, estaba el librecambismo: aranceles bajos. Defendido por los exportadores agrarios y compañías ferroviarias que crearon la Asociación para la Reforma de los Aranceles y apoyado por los progresistas y los liberales. A pesar de esta alternancia, la política arancelaria fue casi siempre proteccionista con la excepción del arancel de Figuerola de 1869.Todo el crecimiento económico durante la industrialización trajo consigo un desarrollo financiero en el que destacamos la reforma de 1868 donde se creó la peseta y se unifican unidades de peso y medida. También podemos destacar el desarrollo de la banca moderna. El Banco Nacional de San Carlos fue el primer banco español fundado en 1782 con la intención de administrar la deuda pública. Tras su quiebra, se creó el Banco San Fernando en 1829 que además pretendía prestar dinero al Estado. En 1844 abrieron los bancos de Isabel II (Madrid) y el Banco de Barcelona, capacitados de emitir moneda. El gobierno los fusiónó en el Banco de España con la Ley de Bancos de Emisión de 1856, época en la que ya había bancos en Bilbao, Santander y Málaga. Hubo una etapa de expansión del sistema bancario desde los 50 hasta la crisis financiera de 1866, motivada por la escasa rentabilidad ferroviaria. Ese año el Banco de España recibe el monopolio de la emisión de billetes nacionales. También es destacable la aparición de Cajas de Ahorros, pero no tuvieron tanto impacto como los bancos.

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