La Unión Dinástica y la Consolidación del Estado (1469-1516)
El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, en 1469, posibilitó la unión de ambas coronas en la misma dinastía. Aunque las instituciones y el funcionamiento de cada reino siguieron siendo diferentes (leyes, fueros, aduanas y fronteras), la dirección política fue común a ambos, lo que permitió obtener importantes logros tanto en el interior como en el exterior, donde los dos reinos fueron percibidos como un solo Estado. No se creó una unidad política y administrativa común, ya que las instituciones propias de la Corona de Aragón se mantuvieron en su totalidad. Las fronteras entre reinos obligaban a pagar derechos sobre mercancías, y las Cortes de ambos reinos se reunían independientemente. Respecto al funcionamiento interno, era una yuxtaposición de reinos. Los reyes no se propusieron unificar de forma institucional Aragón con Castilla.
La “CONCORDIA DE SEGOVIA” implicaba aparecer juntos en monedas e inscripciones, con Castilla en primer lugar de títulos y escudos. Si Isabel moría antes, Fernando no sería rey de Castilla. Isabel murió en 1504, y los reyes fueron Juana y su marido Felipe de Habsburgo. Felipe murió en 1506, y Fernando fue gobernador de Castilla hasta que su nieto Carlos de Habsburgo tuvo 18 años. Fernando volvió a casarse para conseguir un heredero de Aragón, pero su único hijo murió, y Carlos heredó el patrimonio familiar.
La monarquía doble compartía propósitos comunes y unidad de acción en muchos campos. Diplomacia y ejército trabajaban conjuntamente. La política estaba orientada a unir fuerzas y perfilar un proyecto político y territorial destinado a la unificación política a largo plazo.
La unión dinástica fue desigual. Castilla era mucho más grande, con mayor volumen de población, una economía en expansión e instituciones más homogéneas y útiles. Parecía imposible que se cimentara la construcción de un Estado sólido. Se implementaron reformas encaminadas a la consolidación de una MONARQUÍA AUTORITARIA, base del Estado Moderno (basado en la unidad territorial, política y fundamentalmente religiosa; una fuerte burocracia, un ejército profesional al servicio de la corona y un cuerpo diplomático que representara sus intereses en el exterior).
El objetivo era centralizar el poder del Estado (en los monarcas), apartando del poder a la nobleza y el clero. A cambio, se les cedió poder económico y social, sobre todo con la consolidación del Mayorazgo, demostrando que la influencia de los estamentos dependía de la voluntad del monarca.
En el ámbito interior, restablecieron el orden en sus reinos y los pacificaron, dominando a los estamentos privilegiados. Era esencial que todos tuvieran una misma fe religiosa, el cristianismo, por lo que persiguieron a los de otras religiones. En 1492 expulsaron a los judíos y en 1504 a los mudéjares.
Consejos: Forma de Gobierno Central
- Consejo Real de Castilla: Creado en el siglo XIV, era el órgano supremo de gobierno, compuesto por letrados, profesionales en leyes, con una actuación profesional y un distanciamiento de los intereses de los señores.
- Consejo de las Órdenes Militares: Gestionaba las 3 órdenes (Santiago, Alcántara y Calatrava).
- Consejo de Hacienda, Inquisición y Santa Hermandad. La antigua Chancillería fue sustituida por secretarios reales.
Administración de la Justicia Real
- Ámbito local: Corregidores.
- Segunda instancia: Chancillerías o Audiencias, para apelaciones a decisiones de los corregidores y otros tribunales municipales y señoriales.
- Última instancia: Consejo Real.
Control del Orden Público
Fue fundamental la creación de la Santa Hermandad para defenderse de los intentos de apropiación por parte de los señores. Cuadrillas armadas organizadas por concejos (para perseguir, juzgar y ejecutar delincuentes). Fue un verdadero ejército nacional en la Guerra de Granada.
Cortes de Castilla
Eran asambleas sometidas a la voluntad real, destinadas a jurar fidelidad a los sucesores al trono y conceder ayudas a los Reyes. Cuando no lo necesitaron, fueron destinadas a las campañas mediterráneas en Italia y África, ya que la corona no podía sufragar los gastos de un ejército permanente.
Corona de Aragón
Las instituciones permanecieron intactas y el pactismo sobrevivió. Los Reyes Católicos respetaron los privilegios y fueros de Valencia, Aragón y Cataluña. Nombraron virreyes que les representaban en su ausencia. Se creó el Consejo de Aragón (1494) para asesorar a los monarcas en cuestiones de gobierno. En el ámbito exterior, buscaron conciliar los intereses de Castilla y Aragón, convirtiendo la monarquía en un referente en Europa. Navarra, Granada, el Rosellón, Islas Canarias, la explotación de América, Nápoles y el norte de África conformaron un importante patrimonio territorial, base del imperio español.
El Imperio Español bajo los Austrias (Siglos XVI-XVII)
Carlos I y la Conquista de América
Durante el reinado de Carlos I se exploró y conquistó la mayor parte de la América española mediante el uso de la fuerza legitimada. La explotación económica fue un objetivo prioritario, en el que se utilizó la población indígena con sistemas de abusos como el de la encomienda indiana o la asignación a un colonizador de un determinado número de indios para que trabajaran a su servicio o le pagasen tributos a cambio de protección.
La monarquía hispánica intentó sacar el máximo beneficio de la colonización española mediante la explotación de las minas, cuya producción obtenía el 20 % de los ingresos. Por otro lado, estableció el monopolio de comercio con América a través de la Casa de Contratación y la organización de la flota de Indias. Cualquier mercancía española o extranjera debía ser registrada en la Casa de Contratación y pagar los impuestos correspondientes.
De Sevilla partía la flota de Indias, un grupo de barcos mercantes armados y escoltados por navíos de guerra que llevaban las mercancías a los puertos centroamericanos y después regresaban con mercancías americanas, oro y plata. Sufrieron ataques de piratas, corsarios y flotas enemigas que privaron a la monarquía de importantes ingresos.
Para gobernar, existía el Consejo de Indias (el órgano más importante del gobierno americano con jurisdicción sobre todos los territorios y organismos de aquel continente, cuya función era elaborar legislación de Indias, enviar cargos y fiscalizar los asuntos económicos relativos a América) y la Casa de Contratación de Sevilla (para organizar, registrar y controlar el comercio y la navegación).
Para su administración, se nombraron virreinatos: el de Nueva España y el del Perú. Cada uno tenía un virrey con amplios poderes. Las audiencias eran tribunales superiores de justicia presididos por el virrey o por un gobernador. Las gobernaciones y capitanías generales, equivalentes a las provincias, estaban regidas por gobernadores o por capitales generales si eran zonas fronterizas con presencia militar. Los corregimientos, más pequeños que las gobernaciones, donde existía un número elevado de población indígena, estaban a cargo de un corregidor que se encargaba de administrar justicia, vigilar y dirigir a los pueblos indígenas y cobrar los tributos regios. Los ayuntamientos, en los que residía la población blanca, tenían una organización similar a las de los municipios castellanos.
Consecuencias de la Colonización
- Para los pobladores indígenas: la destrucción de sus formas tradicionales de vida y desorganización social, además de un descenso demográfico debido a las guerras de conquista, el efecto de las enfermedades de origen europeo, la dureza del trabajo al que fueron sometidos y un espíritu pesimista que les llevó al suicidio y a una caída de la natalidad.
- En Europa: el impacto fue económico, ya que hubo un aumento de la circulación monetaria por la llegada del oro y la plata americanos, lo que desencadenó un proceso de inflación conocido como la revolución de los precios.
La monarquía hispánica se convirtió en una gran potencia económica, pero desaprovechó el potencial económico americano. La mayoría de la plata y el oro fueron absorbidos para financiar las guerras y pagar los préstamos de la banca extranjera. El endeudamiento se volvió crónico y el aumento de los impuestos arruinó los sectores más productivos del país. Los burgueses reforzaron su mentalidad conservadora que rechazaba el comercio y los negocios. En definitiva, el oro y la plata de América acabaron enriqueciendo a los extranjeros, ya que en su mayor parte se destinó al pago de deudas contraídas por la corona con la banca europea y el pago de mercancías extranjeras enviadas a América.
El Nuevo Mundo supuso un gran estímulo para la actividad intelectual y un cambio en los valores y la concepción del mundo, por ejemplo, en las ciencias naturales, la economía y el derecho.
El Absolutismo Borbónico (Siglo XVIII)
Felipe V y los Decretos de Nueva Planta
Con Felipe V de Borbón se instauró en España el absolutismo monárquico impuesto por su abuelo Luis XIV. De esta forma, el rey pasaba a ser el único depositario de la soberanía de origen divino y concentraba todos los poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Además, centralizaba la gran parte del poder territorial en su figura.
Su victoria en la Guerra de Sucesión permitió instaurar un nuevo modelo de Estado centralizado, y para ello fueron fundamentales los Decretos de Nueva Planta: disposiciones legislativas promulgadas como represalia por el apoyo que los territorios de la Corona de Aragón prestaron al archiduque Carlos de Austria, que supusieron la abolición de los fueros e instituciones propias de dichos territorios.
Los decretos derogaron instituciones como las Cortes de distintos reinos y diputaciones como la Generalitat. También fueron suprimidas las aduanas y los puertos secos de la Corona de Aragón, aunque los territorios aragoneses pudieron conservar algunas de sus singularidades, como el derecho privado. Tampoco asimilaron el sistema fiscal castellano, ya que establecieron diversas formas de contribución.
Los decretos fueron aprobados en Aragón y Valencia en 1707, en Mallorca en 1715 y en Cataluña en 1716. A partir de este momento, su organización político-administrativa estaba basada en la de Castilla y se imponía el uso del castellano como lengua administrativa y jurídica.
Supusieron una profunda transformación de la administración territorial y local, y aparecieron nuevas instituciones y cargos basados en la autoridad real de los distintos territorios, como los capitanes generales, intendentes y corregidores.
- Los capitanes generales: sustituyeron a los antiguos virreinatos y fueron el vértice del poder político, militar y territorial. Se establecieron en las áreas más delicadas, las fronteras, para cumplir funciones estratégicas. Los capitanes generales ejercían una triple misión: representación real, el gobierno político y la vigilancia del orden público y de la defensa nacional. El rey se situaba por encima de los capitanes generales.
- Las intendencias: circunscripciones controladas por un intendente, sirvieron para configurar la futura administración provincial. Los intendentes poseían administraciones de carácter fiscal, judicial y militar. También supervisaban obras públicas y el fomento de la actividad económica.
- El ámbito local: el control del monarca sobre los gobiernos locales anulaba la autonomía. Los consejos dejaron paso a los corregidores nombrados por la corona según el modelo castellano.
Durante el reinado de Carlos III se produjo la más destacada reforma del régimen municipal con la creación de un procurador síndico personero, un diputado del común y los alcaldes del barrio. Los dos primeros cargos fueron de elección popular, aunque ello no significó una democratización del gobierno municipal. En el ámbito estatal, desaparecieron los consejos territoriales, quedándose solo el Consejo de Castilla y el de Indias. Las Cortes dejaron de tener la función de los siglos anteriores y solo quedaron las de Castilla.
En definitiva, el poder del monarca salió fortalecido y los Decretos de Nueva Planta supusieron un nuevo estado de corte absolutista y centralizador. Los territorios vascos y Navarra conservaron sus instituciones, sus fueros, aduanas interiores e incluso sus exenciones militares.
La Paz de Utrecht y los Pactos de Familia
Se denomina Paz de Utrecht a una serie de tratados bilaterales entre los contendientes de la Guerra de Sucesión Española. El primero y fundamental fue el tratado de paz y amistad franco-británica firmado en Utrecht en 1713, y otro importante fue el de Austria y Francia en 1714.
Inglaterra acabó siendo la gran final beneficiada, obteniendo todo tipo de ventajas e iniciando un ascenso como potencia mundial. Tuvieron ventajas militares como el asiento de negros (monopolio para introducir esclavos negros en la América española) y el navío de permiso (autorización para enviar a América un navío al año con 500 toneladas de mercancías para su venta, que rompían el monopolio español sobre el comercio americano y servían para camuflar un amplísimo contrabando). Y territoriales como la obtención de Gibraltar, Menorca y Terranova.
España fue la gran perdedora, ya que a cambio del reconocimiento de Felipe V como rey tuvo que ceder territorios europeos como los Países Bajos o Nápoles al emperador Carlos de Austria y tuvo que renunciar a todos sus derechos al trono francés.
Francia perdió la hegemonía ejercida en la segunda mitad del siglo XVII. La Paz de Utrecht inauguró un nuevo orden internacional basado en el equilibrio entre tres grandes poderes rivales: Francia (agotada por el esfuerzo bélico impuesto por Luis XIV), Austria (el imperio más extenso y poblado de Europa, aunque escasamente cohesionado) e Inglaterra (que se convirtió en la gran potencia sobre la base de su fuerza marítima y comercial).
En este nuevo orden, España fue una potencia de segundo rango, aliada de Francia a través de los denominados Pactos de Familia debido al parentesco entre los monarcas de ambos estados.
- El primer Pacto de Familia en 1733 involucró a España en la Guerra de Sucesión de Polonia del lado de Sicilia.
- El segundo pacto en 1743 llevó a España a participar en la Guerra de Sucesión de Austria.
Tras el periodo de paz y neutralidad que supuso el reinado de Fernando VI, se vuelve a la política de pactos de familia con Carlos III.
En la segunda mitad del siglo XVIII hubo muchas guerras coloniales en las que el principal enemigo era Inglaterra. El sistema de alianzas se modificó al aliarse Austria con Francia y España.
Por el tercer Pacto de Familia, España se vio envuelta en la Guerra de los Siete Años, en la que Francia e Inglaterra disputaban por territorios en Norteamérica y en India. España apoyó a los insurrectos en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, donde Inglaterra fue derrotada, y por la Paz de Versalles España recuperó Menorca y Florida. Sin embargo, esta guerra crea una gran incertidumbre para España, ya que se podía extender por territorios españoles.
La alianza con Francia se prolonga hasta el estallido de la Revolución Francesa, que provoca una transformación en Europa y el mundo occidental.