De la Revolución Rusa a la Guerra Fría: Claves Históricas del Siglo XX

Los orígenes de la Revolución Rusa

La Rusia zarista a principios del siglo XX

A principios del siglo XX, Rusia seguía anclada en el Antiguo Régimen. Mantenía una monarquía absoluta en la que el zar, Nicolás II, concentraba todo el poder del Estado, era la máxima autoridad religiosa y contaba con el apoyo incondicional del ejército y la nobleza. Existía un parlamento llamado Duma, pero su poder era muy limitado, ya que los deseos del zar prevalecían. Además, no se reconocía ningún tipo de libertad o derecho a los ciudadanos, y quienes se oponían al régimen eran perseguidos por la policía política.

La economía seguía siendo fundamentalmente agraria. Aunque se había abolido la servidumbre, se mantenía una estructura feudal de la propiedad, las herramientas eran muy rudimentarias y la productividad muy baja, por lo que el campesinado vivía en la miseria.

A finales del siglo XIX se inició una tímida industrialización. La instalación de algunas industrias pesadas y la construcción del ferrocarril hicieron crecer al proletariado. A pesar de ello, el desarrollo industrial dependió en gran medida del capital extranjero y de la iniciativa del Estado. Surgieron distintas fuerzas políticas opuestas al zarismo que representaban a diferentes grupos sociales:

  • Partido Socialista Revolucionario: Consideraba que la verdadera fuerza revolucionaria era el campesinado y defendía la colectivización de las tierras. Su principal líder era Kérenski.
  • Partido Constitucional Demócrata (Kadete): Pretendía derrocar el absolutismo zarista y establecer una monarquía constitucional.
  • Partido Obrero Socialdemócrata Ruso: De ideología marxista, se dividió en dos grupos: los mencheviques (más moderados) y los bolcheviques (radicales, liderados por Lenin).

La Revolución de 1905

El ejército zarista fue derrotado por las tropas japonesas en un intento de expansión en Asia. Inmediatamente se produjeron disturbios, tanto por la humillante derrota como por la crisis económica que se vivía. El 9 de enero se desencadenó la revolución cuando las masas populares se dirigieron al Palacio de Invierno en San Petersburgo. Los manifestantes no pretendían destruir el zarismo, solo mejorar sus condiciones de vida y forzar reformas políticas. La respuesta de las autoridades fue una violenta represión que se conoce como el Domingo Sangriento.

Como respuesta, los campesinos y obreros se agruparon en sóviets (asambleas populares), creando un nuevo modelo de organización. El zar se vio obligado a hacer algunas concesiones, que se recogieron en el Manifiesto de Octubre, emitido ese mismo año. La principal concesión fue la elección de una Duma mediante sufragio universal masculino. Rusia parecía convertirse en una monarquía parlamentaria, pero el zar pronto incumplió sus compromisos, vaciando de poder a la Duma.

Las revoluciones de 1917 y la Guerra Civil Rusa

La Revolución de Febrero de 1917

En 1914, Rusia entró en la Primera Guerra Mundial. Las derrotas militares y el desabastecimiento en la retaguardia crearon un profundo malestar que provocó huelgas y manifestaciones. Estas fueron reprimidas con gran dureza, lo que exacerbó el descontento contra el zar.

Esta revolución comenzó con la manifestación del 23 de febrero en Petrogrado, bajo el lema «Paz y pan». El 25 estalló una huelga general; el 26 se produjeron motines en los cuarteles, y los soldados se negaron a disparar contra los huelguistas. El 27 se creó un Gobierno provisional, en el que el socialista moderado Kérenski era la figura más destacada. El Gobierno provisional pretendía instaurar un sistema político liberal y, ante la presión, el zar abdicó. Paralelamente, se formaron sóviets por todo el país que incluso llegaron a tener sus propios ejércitos (la Guardia Roja). Pronto, los sóviets fueron controlados por los bolcheviques, quienes exigían la salida de Rusia de la Primera Guerra Mundial, la mejora de las condiciones de vida de los obreros, el reparto de tierras y el reconocimiento de las minorías nacionales.

El fracaso del Gobierno provisional

La existencia de un doble poder (el del Gobierno provisional y el de los sóviets) creó una gran inestabilidad política. El Gobierno decidió que Rusia siguiera en la guerra, pero las derrotas continuaron. El protagonismo de los sóviets creció, y su líder, Lenin, regresó de su exilio y planteó un programa plasmado en las Tesis de Abril. Este programa pretendía:

  • La retirada de Rusia de la guerra con la firma inmediata de la paz.
  • La redistribución de la tierra.
  • El control de las fábricas por comités de obreros.
  • La autonomía para las nacionalidades.
  • La entrega de todo el poder a los sóviets.

Las derrotas militares y el descontento general provocaron una insurrección popular en julio en Petrogrado. El Gobierno acusó a los bolcheviques de haberla organizado y Lenin tuvo que exiliarse de nuevo. En septiembre, el Gobierno provisional se enfrentó a un golpe de Estado del sector más conservador del ejército, liderado por el general Kornílov, que finalmente fracasó.

La Revolución de Octubre de 1917

El 24 de octubre, Lenin se instaló en la sede del sóviet de Petrogrado. El 25, los sóviets, controlados por los bolcheviques, se apoderaron de los puntos estratégicos de la capital, asaltaron el Palacio de Invierno y detuvieron al Gobierno provisional. La revolución había triunfado. Se creó el primer gobierno bolchevique, presidido por Lenin, que inmediatamente negoció la salida de la guerra mediante el Tratado de Brest-Litovsk (3 de marzo de 1918).

La guerra civil y el comunismo de guerra (1918-1921)

Los partidarios del zarismo (terratenientes, altos mandos del ejército) y los defensores del sistema liberal intentaron acabar con la revolución. Los contrarrevolucionarios crearon el Ejército Blanco y los bolcheviques, el Ejército Rojo, que se enfrentaron en una cruenta guerra civil (1918-1921). El Ejército Blanco contó con la ayuda de varias potencias extranjeras, pero aun así fue derrotado por el Ejército Rojo, mejor organizado. Para abastecer el frente y las ciudades durante el conflicto, se estableció una política económica conocida como comunismo de guerra, en la que se nacionalizó la industria y se requisaron las cosechas para alimentar al ejército. Durante esta etapa se sentaron las bases del nuevo Estado, en el que todas las decisiones quedaron en manos de los bolcheviques, que pasaron a denominarse Partido Comunista. Los demás partidos fueron prohibidos y se instauró una férrea dictadura de partido único. Todas estas medidas provocaron revueltas que fueron reprimidas con violencia.

El impacto internacional de la Revolución Rusa

Los bolcheviques pensaron que el régimen de los sóviets sería el principio de nuevas revoluciones socialistas en Europa. Entre ellas destacó la revolución espartaquista en Alemania, que intentó sin éxito imponer un régimen comunista.

La formación de la URSS

La Nueva Política Económica (NEP)

La Revolución Rusa consiguió sobrevivir a la guerra civil, pero a costa de numerosas pérdidas humanas y económicas. Por ello, en 1921 se estableció una Nueva Política Económica (NEP) con el objetivo de reconstruir la economía mediante una cierta libertad de mercado: permitieron a los agricultores cultivar y vender libremente sus excedentes, se autorizó el libre comercio interior y se admitió la propiedad privada de pequeñas y medianas empresas. Esto permitió que los campesinos propietarios (kulaks) se enriquecieran y que resurgiera una pequeña burguesía, lo que generó tensiones y un amplio debate dentro del Partido Comunista (PCUS).

La URSS: un nuevo Estado

En 1922 nació la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). En 1924 se aprobó su primera Constitución, que delineaba el sistema político. Las repúblicas tenían autonomía en política interna y podían conservar sus lenguas y costumbres propias. Teóricamente, se les permitía abandonar la unión si lo deseaban. El órgano legislativo supremo era el Sóviet Supremo, que nombraba al Presídium y al Consejo de Comisarios del Pueblo (el gobierno). En realidad, la organización política estaba controlada por el partido único, cuyo principal órgano era el Comité Central, dirigido por el Secretario General. Su órgano más importante era el Politburó. En 1924, la URSS comenzó a normalizar sus relaciones exteriores.

La URSS y el internacionalismo

Lenin pensaba que era fundamental extender la revolución, pues creía que el nuevo Estado no sobreviviría si quedaba aislado. Por ello, en 1919 creó la Tercera Internacional (Komintern) e invitó a partidos de varios países a unirse a esta organización para que se sumaran a la causa comunista.

El ascenso y la dictadura de Stalin (1929-1953)

Tras la muerte de Lenin en 1924, el Partido Comunista pasó a ser controlado por un grupo de dirigentes (Stalin, Trotski y Kámenev), pero los enfrentamientos entre ellos eran continuos debido a sus diferentes puntos de vista. Poco a poco, Stalin fue imponiéndose y fue nombrado Secretario General del Partido Comunista. Stalin defendía la tesis del «socialismo en un solo país», que consistía en concentrar los esfuerzos en fortalecer la URSS antes de promover una revolución mundial. A partir de este momento, la Tercera Internacional pasó a estar al servicio de los intereses soviéticos.

Una dictadura totalitaria

En 1929, Stalin estableció una dictadura totalitaria mediante:

  • El culto a la personalidad, que lo ensalzaba como el gran líder y benefactor del pueblo soviético.
  • El refuerzo del poder del Partido Comunista, que controlaba todos los aspectos de la sociedad.
  • El terror, ejercido a través de la policía política (NKVD), las purgas (como los Procesos de Moscú) y un sistema de campos de concentración (gulags).
  • El estricto control de la cultura y la imposición del realismo socialista como única corriente artística.

Una economía planificada

Stalin promovió la idea de que el Estado debía planificar la economía y creó el Gosplán, organismo encargado del diseño y preparación de los planes económicos. Cada plan duraba cinco años (planes quinquenales). Su finalidad era que la URSS alcanzara un rápido desarrollo industrial y que fuera autosuficiente. Todas las actividades económicas quedaron bajo el control del Estado, y de esta forma desapareció la propiedad privada.

La colectivización agraria

El primer plan quinquenal estableció la colectivización forzosa de la tierra, por lo que no existían propietarios particulares. Los campesinos adinerados (kulaks) que se opusieron sufrieron una durísima represión. Inicialmente, la productividad descendió drásticamente, y la población sufrió periodos de gran escasez y hambruna. Se crearon dos tipos de explotaciones colectivas:

  • Koljoses: Grandes granjas gestionadas en régimen de cooperativa.
  • Sovjoses: Granjas estatales que funcionaban con mano de obra asalariada.

El desarrollo industrial

La política económica dio prioridad a la industria pesada (siderurgia, armamento) y a la producción de energía. Se incentivó la productividad de diversas formas, a menudo mediante la coerción. Los primeros resultados fueron espectaculares y convirtieron a la URSS en una potencia industrial, pero también se produjeron graves desequilibrios económicos, porque se potenció la fabricación de bienes de equipo y se descuidó la producción de bienes de consumo (ropa, calzado, etc.).

El camino hacia la Segunda Guerra Mundial

Causas y tensiones de posguerra

Los tratados de paz de la Primera Guerra Mundial dejaron abatidos a los países vencidos. Alemania perdió territorios y, además, su economía estaba hipotecada por las reparaciones de guerra destinadas a los países ganadores, lo que hacía muy difícil su recuperación. Todo esto generó un clima de resentimiento hacia los países vencedores y favoreció el surgimiento de movimientos nacionalistas extremistas.

El triunfo del comunismo en Rusia fue recibido con una mezcla de admiración y miedo en el resto del mundo. Los países occidentales crearon un «cordón sanitario» de estados para frenar posibles revoluciones. Ante la Gran Depresión de los años 30, que sumergió a muchos países en una terrible crisis, surgieron soluciones extremas (comunismo o fascismo). La debilidad de las democracias y de la Sociedad de Naciones se tradujo en un pacifismo ineficaz, y además toleraron el expansionismo y el rearme de Alemania e Italia.

La expansión de los fascismos

Japón, Italia y Alemania iniciaron políticas exteriores agresivas y expansionistas para controlar mercados y materias primas básicas. Japón ocupó Manchuria. En 1933, Hitler fue elegido canciller alemán con un programa político basado en el pangermanismo (la unificación de todos los territorios habitados por alemanes), el rechazo a las fronteras impuestas en el Tratado de Versalles y el expansionismo territorial (Lebensraum). En 1934, intentó anexionarse Austria sin éxito. En 1935, Italia invadió Etiopía y reorientó su política hacia la colaboración con la Alemania nazi. En enero de 1935, Alemania incorporó el Sarre y, en 1936, remilitarizó Renania, vulnerando el Tratado de Versalles. La relación entre Italia y Alemania se fortaleció cuando en julio apoyaron al bando sublevado en la Guerra Civil Española. En octubre formaron el Eje Roma-Berlín y en noviembre Hitler firmó con Japón el Pacto Antikomintern contra la URSS, al que más tarde se uniría Italia.

El fracaso de la política de apaciguamiento

Las potencias europeas, especialmente el Reino Unido y Francia, aceptaron las exigencias de Alemania para evitar una nueva guerra, lo que se conoció como política de apaciguamiento. En 1938, las tropas alemanas invadieron Austria (Anschluss) y reclamaron la región de los Sudetes en Checoslovaquia. En septiembre se reunieron Hitler y el primer ministro británico, Neville Chamberlain, quien aceptó la cesión de los Sudetes a cambio de la promesa de Hitler de frenar su expansionismo. En 1938 tuvo lugar la Conferencia de Múnich, entre Hitler, Chamberlain, Daladier (Francia) y Mussolini, en la cual aceptaron las exigencias de Hitler. En marzo de 1939, Alemania invadió el resto de Checoslovaquia.

La invasión de Polonia: el detonante de la guerra

Hitler reclamaba el territorio polaco. Alemania no había asimilado la pérdida de Posen ni la cuestión de la ciudad libre de Dánzig. Polonia había firmado una alianza defensiva con Francia y Gran Bretaña que garantizaba su independencia. Para preparar la invasión, Alemania firmó en agosto de 1939 un Pacto de no agresión germano-soviético. Este incluía un protocolo secreto por el que ambos países se repartían Polonia; además, la URSS obtendría Finlandia y los Estados Bálticos. Hitler exigió a Polonia la entrega de Dánzig, pero el gobierno polaco se negó. Por tanto, Hitler invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939. En respuesta, Francia y el Reino Unido declararon la guerra a Alemania, dando inicio a la Segunda Guerra Mundial.

Hitos y consecuencias de la Segunda Guerra Mundial

1942: un año decisivo

El año 1942 marcó un punto de inflexión en la guerra con varias ofensivas aliadas clave:

  • Batalla de Midway: Tuvo lugar en el Pacífico el 4 de junio de 1942. La victoria de la flota estadounidense sobre la japonesa frenó la expansión nipona e igualó las fuerzas navales en el Pacífico.
  • Batalla de El Alamein: En octubre de 1942, el general británico Montgomery derrotó al ejército alemán del general Rommel en el norte de África. El Afrika Korps se rindió en mayo de 1943.
  • Batalla de Stalingrado: En febrero de 1943, el Ejército Rojo lanzó una fuerte contraofensiva contra las tropas alemanas, que fueron derrotadas tras un largo asedio. A partir de este momento, el avance alemán se detuvo y el Ejército Rojo inició su contraofensiva hacia el oeste.

Los contraataques aliados

En Rusia, el ejército alemán fue definitivamente derrotado en agosto de 1943 en la batalla de Kursk, la mayor batalla de tanques de la historia. Los alemanes pasaron a la defensiva en el frente oriental. Una vez conquistado el norte de África, los aliados iniciaron la invasión de Italia por el sur, desde Sicilia. El rey Víctor Manuel III destituyó a Mussolini y cedió el poder al mariscal Badoglio. Sin embargo, los alemanes ocuparon el norte y centro de Italia, deteniendo el avance aliado.

En el Pacífico, las fuerzas aliadas frenaron el avance japonés en la batalla de Guadalcanal. En febrero, iniciaron un ataque con la táctica de «saltos de rana» (island hopping) del general MacArthur. Esta táctica buscaba dos objetivos: avanzar creando bases militares estratégicas y aislar las bases enemigas de sus suministros.

Las conferencias de paz

La Conferencia de Yalta (Crimea, febrero de 1945) reunió a Stalin, Roosevelt y Churchill. Sus principales acuerdos fueron:

  • La división de Alemania en zonas de ocupación y la creación de una comisión para evaluar las indemnizaciones que Alemania debería pagar.
  • El compromiso de Stalin de realizar elecciones libres en Europa del Este (que posteriormente incumplió).
  • La confirmación de la anexión de los países bálticos y del este de Polonia a la URSS.

La Conferencia de Potsdam (Alemania, julio de 1945) reunió a Stalin, Harry S. Truman (sucesor de Roosevelt) y Clement Attlee (sucesor de Churchill). Aunque hubo fuertes desacuerdos, se adoptaron decisiones importantes:

  • Alemania se dividió en cuatro zonas de ocupación, administrada cada una por una potencia vencedora.
  • Se aprobó la desnazificación de Alemania, así como juzgar a los criminales de guerra (Juicios de Núremberg).
  • Se fijaron las reparaciones de guerra que Alemania debía pagar.
  • Se concretaron las nuevas fronteras de Polonia y otros cambios territoriales.

En la Conferencia de París (1946-1947) se firmaron tratados con otros países que habían apoyado a Alemania durante la contienda.

Las consecuencias de la guerra

Pérdidas humanas y demográficas

Se calculan más de 60 millones de muertos, 35 millones de heridos y unos 3 millones de desaparecidos. Más de la mitad de los fallecidos fueron civiles, y la URSS fue el país más afectado. Además, la guerra provocó grandes desplazamientos de población: en mayo de 1945, unos 40 millones de personas (refugiados, desplazados) buscaban un lugar donde establecerse en Europa.

Efectos morales y legales

Los supervivientes sufrieron un intenso trauma, conscientes de la crueldad que el ser humano es capaz de alcanzar. Todos los valores éticos fueron cuestionados. Se formó un tribunal internacional para juzgar estas atrocidades y se definió un nuevo concepto jurídico: el de crímenes contra la humanidad.

Consecuencias económicas

En 1945, Europa estaba devastada. Escaseaba el petróleo y la producción industrial se había reducido drásticamente. Las ciudades, los campos y la estructura productiva habían sido destruidos durante la guerra. En Estados Unidos, la guerra repercutió favorablemente, ya que fue el principal productor de armamento y suministros para los aliados. Esto permitió un gran desarrollo de su capacidad productiva y su consolidación como primera potencia industrial y financiera mundial. Para evitar que se produjeran situaciones similares a la crisis de 1929, se crearon en 1944 el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de Reconstrucción y Desarrollo, que más tarde pasó a ser el Banco Mundial.

Cambios políticos y territoriales

Ante la pérdida de peso internacional de las potencias europeas, se gestó la idea de una futura unificación del continente. Muy pronto, las relaciones entre Estados Unidos y la URSS se tensaron, derivando en la Guerra Fría. Además, en Europa occidental se establecieron democracias parlamentarias y el capitalismo, mientras que en Europa oriental se impusieron las democracias populares (dictaduras comunistas bajo la influencia de la URSS).

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