La España Democrática: Política, Economía y Sociedad (1978-2018)
Gobiernos del PSOE (1982-1996)
Tras la aprobación de la Constitución de 1978, España inició un proceso de normalización democrática que se consolidó con la alternancia política. El PSOE, liderado por Felipe González, alcanzó la mayoría absoluta en las elecciones de 1982, 1986 y 1989, y gobernó con apoyo de CiU tras los comicios de 1993. Su gobierno impulsó políticas sociales significativas, como la Ley General de Sanidad, que universalizó la asistencia médica, y reformas educativas como la LODE y la LOGSE. También legalizó parcialmente el aborto en 1985, lo que generó oposición de la Iglesia y sectores conservadores.
En economía, el PSOE combinó la ampliación del Estado del bienestar con una dura reconversión industrial. Se aplicaron reformas fiscales progresivas, se redujo la inflación y se implantó el IVA. Sin embargo, las privatizaciones, el aumento del paro y la precariedad laboral desembocaron en una huelga general en 1988. En política exterior, España ingresó en la CEE en 1986 y, tras un referéndum polémico, también se incorporó a la OTAN. Los escándalos de corrupción y el caso GAL, un grupo parapolicial para combatir a ETA de forma ilegal, dañaron al gobierno, que perdió las elecciones de 1996 frente al PP.
Gobiernos del PP (1996-2004)
José María Aznar lideró el Partido Popular (PP) entre 1996 y 2004. En su primera legislatura gobernó con apoyo de nacionalistas, y en la segunda logró mayoría absoluta. Su política económica se basó en el neoliberalismo: privatizó empresas públicas como Repsol y Telefónica, redujo el paro al 11,4%, pero debilitó el Estado del bienestar y favoreció la especulación inmobiliaria con la Ley del Suelo de 1998. En política exterior, estrechó la relación con EE.UU. y apoyó las guerras de Afganistán e Irak, lo que generó gran rechazo ciudadano.
Terrorismo y Atentados
El terrorismo fue un asunto clave. ETA asesinó al concejal Miguel Ángel Blanco, desatando una gran reacción social. Aznar intentó negociar con ETA, e incluso la calificó como “movimiento de liberación nacional vasco”, pero impulsó también la Ley de Partidos para ilegalizar a quienes no condenaran la violencia. En 2004, tres días antes de las elecciones, el 11-M, un atentado yihadista dejó casi 200 muertos. El gobierno culpó inicialmente a ETA, pero las pruebas señalaban a Al-Qaeda. La percepción de manipulación informativa favoreció la victoria del PSOE de Zapatero.
Gobiernos del PSOE (2004-2011)
Zapatero gobernó entre 2004 y 2011, apostando por políticas sociales y de igualdad. Su gobierno aprobó leyes pioneras como la del matrimonio igualitario, la Ley de Violencia de Género, la de Dependencia y la de Memoria Histórica. Respecto a ETA, intentó un proceso de diálogo que fracasó tras el atentado de Barajas en 2006, pero finalmente, en 2011, ETA declaró el cese definitivo de su actividad armada.
El final de su mandato estuvo marcado por la crisis económica global de 2008, que expuso la vulnerabilidad del modelo económico español basado en el ladrillo. El paro alcanzó el 23% en 2011 y la deuda pública se disparó. Bajo presión de la UE, Zapatero aplicó recortes y reformas impopulares, y junto al PP reformó la Constitución (artículo 135) para priorizar el pago de la deuda. Estas medidas provocaron protestas sociales y el nacimiento del movimiento 15-M, que evidenció el descontento con el sistema político y económico.
Gobiernos del PP (2011-2018)
En 2011, Mariano Rajoy del PP ganó por mayoría absoluta. Su gobierno profundizó los recortes: reducción del gasto en sanidad, educación y servicios sociales, además de una nueva reforma laboral que abarató el despido y debilitó la negociación colectiva. Se rescataron bancos con dinero público mientras se subían impuestos como el IVA. El decreto de 2012 excluyó a los inmigrantes sin papeles de la sanidad universal, simbolizando el retroceso del Estado del bienestar. La gestión de la crisis por parte del PP mantuvo la tensión social y económica hasta el final de su legislatura en 2018.
Evolución Económica y Social
Ciclos Económicos
La evolución económica de la España democrática ha estado marcada por ciclos de expansión y crisis. La primera gran recesión, entre 1979 y 1985, fue consecuencia de la segunda crisis del petróleo, agravada por el conflicto Irán-Irak. El gobierno de UCD comenzó a afrontarla, pero fue el PSOE el que la superó con una reconversión industrial profunda que afectó negativamente a regiones como el País Vasco o Asturias, provocando cierres de fábricas y desempleo, mientras se reorientaba la economía hacia el sector servicios.
A partir de 1985, con el ingreso en la CEE, España vivió un ciclo de crecimiento económico hasta 1992, aunque no exento de tensiones sociales. La pérdida de derechos laborales y el deterioro de las condiciones de vida llevaron a la huelga general de 1988. Luego, entre 1992 y 1994, España volvió a entrar en recesión, pese a los intentos de disimularla con los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla. El Tratado de Maastricht sentó las bases para la recuperación y la creación de la Unión Europea.
El mayor ciclo de crecimiento económico de la democracia se produjo entre 1994 y 2008, durante los gobiernos de Aznar y Zapatero. Sin embargo, este crecimiento fue insostenible, basado en la especulación inmobiliaria, el turismo y la financiación barata. La entrada en la zona euro en 1999 trajo ventajas comerciales, pero también limitó la soberanía monetaria y encareció la vida.
En 2008 estalló la gran crisis económica, provocada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, en paralelo al colapso financiero global. El desempleo, los desahucios y la pobreza se agravaron. Los gobiernos de Zapatero y Rajoy respondieron con políticas de austeridad exigidas por la UE y el BCE, recortando servicios públicos y derechos sociales. Esta crisis no fue fruto de vivir por encima de nuestras posibilidades, sino del modelo neoliberal especulativo impuesto.
Desde 2014 comenzó una tímida recuperación, reflejada en los indicadores macroeconómicos, aunque no en la calidad de vida. España quedó configurada como un país terciarizado, muy dependiente del turismo, con una industria debilitada por la deslocalización y una agricultura poco sostenible y mal remunerada. A pesar de la recuperación, las desigualdades se intensificaron.
Transformaciones Sociales y Demográficas
En el plano social, España se transformó en una sociedad moderna de clases medias. La urbanización y el individualismo fomentado por el neoliberalismo y las redes sociales erosionaron valores tradicionales. El estado del bienestar, construido progresivamente, sufrió un grave retroceso tras la crisis de 2008, generando inestabilidad y malestar social.
Demográficamente, España sufrió una fuerte caída de la natalidad, motivada por la precariedad laboral, la incorporación de la mujer al trabajo y el uso generalizado de anticonceptivos. Sin embargo, la llegada de inmigrantes con tasas de natalidad más altas contrarrestó parcialmente este descenso, haciendo de España un país más diverso, aunque con retos en la integración. La población aumentó hasta 2010, pero retrocedió tras la crisis.
La situación de la mujer mejoró gracias al acceso a la educación, el trabajo y leyes como las del divorcio o el aborto. Ganó autonomía, aunque seguía sufriendo una fuerte cultura patriarcal. El feminismo creció como respuesta, especialmente tras casos como el asesinato de Ana Orantes en 1997 o el de La Manada en 2016, que generaron una ola de conciencia social. El 8M de 2018 y el movimiento #MeToo marcaron un punto de inflexión hacia un feminismo transversal que, sin embargo, ha sido contestado por sectores de la ultraderecha.