Historia del Sexenio Revolucionario Español

La evolución política del Sexenio Democrático

Revolución de 1868 y Gobierno Provisional. La Regencia del General Serrano

1868 es la época de crisis general. La agricultura es deficiente, la corrupción política es absoluta y el déficit, galopante.

Una revolución conocida como «La Gloriosa» contra la monarquía.

Coalición de progresistas, republicanos y demócratas. El 18 de ese mismo mes, se produce el alzamiento del general Juan Topete en Cádiz al grito de «¡VIVA ESPAÑA CON HONRA!»

La revolución es similar a la de 1854, más favorable a los grupos del Pacto. Los revolucionarios vencen a los realistas en Alcolea. Isabel II de Borbón se ve obligada a marchar hacia el exilio francés. Juan Prim, que era progresista, y Francisco Serrano, que era unionista, entran en Madrid y forman el primer Gobierno Provisional revolucionario.

Serrano será regente hasta 1870 y Prim ejercerá las funciones de jefe de Gobierno.

Las primeras medidas incluyen la instauración de las libertades básicas, la reducción de la influencia del clero en la sociedad, la democratización de los ayuntamientos, la reforma de las leyes electorales y el establecimiento del sufragio universal masculino (mayores de 25 años).

Las Cortes aprueban una nueva Constitución en 1869: la más avanzada, implanta la soberanía nacional y la división de poderes. Establece el poder legislativo en dos cámaras: Congreso y Senado. Reconoce la monarquía constitucional, se limita de forma drástica el poder de la corona. Independencia del poder judicial.

Los derechos individuales reconocidos son extensos, el Estado es aconfesional, protección de domicilio y de correspondencia.

La regencia fue ocupada por el general Serrano, debido a su carácter monárquico. La Constitución no contentó a los sectores republicanos, que se rebelan en Valencia, Aragón y Andalucía, siendo reprimidos por el Gobierno.

El reinado de Amadeo I de Saboya

La búsqueda de elegir entre las distintas casas reales europeas.

Alfonso, hijo de Isabel II, era un Borbón, representaba para el pueblo las lacras del Antiguo Régimen en España. Amadeo I de Saboya, avalado por Prim y apoyado por los sectores liberales, pertenecía a una dinastía de progreso que había hecho frente al papado en la unificación italiana. Amadeo es elegido en noviembre de 1870. Antes de llegar a Madrid, Prim es asesinado en la capital y pierde a su principal valedor. No le quieren ni los partidarios de los Borbones ni los carlistas, seguidores del autoproclamado Carlos VII. La III Guerra Carlista comienza en 1872 y es vencida en 1876. Lo rechaza la Iglesia, la aristocracia repudiaba a un monarca extranjero y no le invitaba a sus fiestas. El pueblo lo despreció con chistes y burlas. Crisis social muy grave. En dos años hubo seis gobiernos.

Los republicanos se sublevaron en Andalucía y Cataluña, y Amadeo renuncia al trono el 10 de febrero de 1873. El Congreso de los Diputados y el Senado, reunidos en sesión conjunta y a pesar de estar prohibido en el artículo 47 de la Constitución de 1869, se declaran en Asamblea Nacional y proclaman la I República por 256 votos contra 32.

La I República

El Estado se declaraba neutro en materia de religión, surgía un estado descentralizado y con estructura federal. Los intelectuales se erigieron en protagonistas de la vida política.

Surgió el modelo presidencialista: cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar, en este orden), que reúnen en su persona la jefatura del Estado y del Gobierno.

La República Federal

Predominan los políticos radicales del último gobierno de Amadeo. Figueras es sustituido por Pi y Margall, que defendía la separación entre Iglesia y Estado y la organización territorial de España en 17 ‘estados’.

Las huelgas y ocupaciones de tierras en muchos lugares y el deseo de establecer una república desde abajo generaron una gran conflictividad. Las cámaras legislativas elaboran un proyecto de Constitución, que se presenta en julio de 1873, pero no se aprueba.

Los diputados ‘intransigentes’ promovieron una república federal desde abajo y la creación de cantones. Los levantamientos fueron disueltos a las pocas semanas; el de Cartagena perduró varios meses y se convirtió en el símbolo del cantonalismo.

La República Unitaria

Los centralistas recurrieron a los militares, lo que reforzó el protagonismo del ejército y el progresivo conservadurismo de la mayoría republicana. Salmerón reprimió con dureza la insurrección. Castelar suspendió las garantías constitucionales, creando el clima propicio para el golpe de Estado del general Pavía, que disolvió las Cortes en enero de 1874.

Serrano vuelve a presidir el Gobierno (suprime la Constitución y disuelve las Cortes), creando una especie de dictadura y poniendo fin a la experiencia republicana. Alfonso XII firma en Inglaterra el Manifiesto de Sandhurst, elaborado por Cánovas, en el que se muestra dispuesto a convertirse en el nuevo rey parlamentario. El 29 de diciembre, Martínez Campos lleva a cabo un pronunciamiento militar en Sagunto, asumiendo Cánovas la regencia a la espera del rey. Esto supuso la Restauración borbónica en la figura de Alfonso XII de Borbón.

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