La Constitución de 1826
Con el control definitivo del Congreso por parte de este grupo, se procedió inmediatamente a promulgar la Constitución en diciembre de 1826, con la aprobación de las dos terceras partes del Congreso. Esta Constitución aseguraba la libertad e independencia de toda dominación extranjera y consideraba a la religión Católica, Apostólica y Romana como oficial. Proclamaba un sistema de gobierno representativo y republicano, consolidado en unidad de régimen, con un Poder Legislativo bicameral compuesto por diputados elegidos por el pueblo y senadores provinciales. El Poder Ejecutivo estaría a cargo de un Presidente que duraría cinco años en el cargo, y cada provincia sería regida por un gobernador elegido por el Presidente y bajo su dependencia. Evidentemente, la Constitución presentaba un centralismo extremo, lo que fue suficiente para que las provincias la rechazaran. Algunas, como La Rioja con Facundo Quiroga o Santiago del Estero con Felipe Ibarra, ni siquiera llegaron a leerla. Esto trajo nuevamente el caos que, sumado a la guerra con Brasil, cambiaría nuevamente el escenario político.
La Guerra con el Brasil
La convocatoria al Congreso de 1824 es el antecedente más cercano de la guerra contra el Imperio del Brasil. Cuando se cursaron las invitaciones para el Congreso en la Banda Oriental, que estaba ocupada por los portugueses, Lavalleja y Oribe, quienes habían decidido resistir a esa invasión, celebraron con ayuda de Rosas el Congreso de La Florida. Allí resolvieron solicitar la incorporación al Congreso de Buenos Aires, lo que planteó el problema, ya que aceptarlos implicaría la guerra contra Brasil. Las Heras creó un ejército de observación al mando de Martín Rodríguez. Los brasileños, a su vez, iniciaron las hostilidades bloqueando el puerto de Buenos Aires por decisión de su emperador Pedro I en diciembre de 1825, lo que llevó a las Provincias Unidas a aceptar el estado de guerra en enero de 1826. En el plano terrestre, la batalla más importante fue el 20 de febrero de 1827 en Ituzaingó, cuando Alvear, al mando de las tropas argentinas, venció al marqués de Balcarce, propiciándole una derrota casi definitiva. En el mar, el Almirante Brown venció a Norton en Los Pozos (11 de junio de 1826) y a Sena Pereyra en Juncal (8 y 9 de febrero de 1827). Como se observa, las victorias argentinas se sucedían y las tropas avanzaban, derrotando a las imperiales. Pero los planes de Inglaterra eran otros. No solo estaba en contra de la guerra porque perjudicaba su comercio, sino que además pretendía la formación de un nuevo Estado en la Banda Oriental. Para ello, la diplomacia inglesa comenzaría a manejar los hilos de la situación, imponiendo las condiciones para el arreglo. La complicidad de nuestros gobernantes haría el resto. El presidente Rivadavia designó a Manuel José García, quien ya había sido enviado antes por Alvear con intenciones de sometimiento a los ingleses, para que consiguiera la paz a cualquier precio. Esta insólita decisión respondía, evidentemente, a otros intereses. Rivadavia había logrado la sanción de la Constitución, pero las provincias la habían rechazado. Era necesario entonces contar con tropas suficientes para imponerla en el interior, y como el ejército estaba en Brasil, se hacía indispensable traerlo. Para eso, debía terminar la guerra que se estaba ganando, sin importarle siquiera entregar la victoria. El 24 de mayo de 1827 se firmó un tratado preliminar que contemplaba lo siguiente:
- La Banda Oriental pasaba a ser provincia del Imperio del Brasil.
- Argentina reconocía una indemnización de guerra al Brasil.
- Argentina retiraría las tropas de la Banda Oriental y de la isla Martín García.
- Inglaterra sería la garante del cumplimiento de este acuerdo.
Primer Triunvirato
Esta situación provocó la Revolución del 5 y 6 de abril, que inclinó la balanza política para que, en septiembre de 1811, esta Junta Superior de Gobierno cediera el Poder Ejecutivo a un nuevo gobierno llamado Triunvirato y mantuviera el Poder Legislativo en la Junta Conservadora, formada por los miembros de la disuelta Junta Grande. La creación del Triunvirato tuvo su origen en una discusión entre el Cabildo de Buenos Aires y la Junta Superior de Gobierno acerca del modo de elegir a los diputados para el Congreso. El primero sostenía que debían ser elegidos por el mismo cuerpo, y la Junta mantenía la postura de que debían hacerlo todos los vecinos. Se impuso esta segunda opinión y, en las elecciones del 19 de septiembre de 1811, resultaron diputados los Sres. Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso. Pero, a finales de ese mismo mes y a pedido de los vecinos y del mismo Cabildo, se transformó el Poder Ejecutivo en un Triunvirato, invocando razones de «celeridad y energía» para tomar las decisiones de gobierno. Para la conformación de este nuevo organismo, se designó a los diputados elegidos y se nombró secretarios a Bernardino Rivadavia, José Julián Pérez y Vicente López y Planes. De esta manera, convivían en el Gobierno un Poder Ejecutivo (Triunvirato) y un Poder Legislativo (Junta Conservadora).
Segundo Triunvirato
La Revolución del 8 de Octubre y el Segundo Triunvirato
A principios de marzo de 1812, llegaron a Buenos Aires desde España varios de los hombres que tendrían una importante injerencia en los sucesos que siguieron. Entre ellos se encontraban Don José de San Martín, Carlos María de Alvear, José Zapiola y Francisco Chilavert. El gobierno le encargó al teniente coronel de caballería Don José de San Martín la formación de un cuerpo especial de caballería de línea que se denominó Granaderos a Caballo y que se dispondría para las luchas de la independencia de América.
El Triunvirato había tenido que enfrentar no solo los inconvenientes con el extranjero, sino también diferentes problemas entre sus miembros. Renunciaron Paso y Chiclana, y fueron reemplazados por Pedro Medrano y Manuel Obligado, respectivamente. A esto se sumó el fracaso de la Asamblea que debía reunirse en octubre. Mientras tanto, Belgrano triunfaba en la batalla de Tucumán en contra de las directivas del gobierno. Esta victoria fue muy festejada en Buenos Aires por los opositores al gobierno de Rivadavia. El Triunvirato había decidido la ejecución de Álzaga luego del fracasado motín, lo que creaba en su contra un clima de hostilidad. Finalmente, Rivadavia, al ver la segura frustración de la Asamblea, decidió pedir al Cabildo que la aplazara por un tiempo, pero no lo consiguió.
Directorio
El Directorio
Fue creado por un oficio librado por el Triunvirato a la Asamblea. Tuvo la característica de ser ejercido por una sola persona que llevaba el título de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata y duraba dos años en el cargo. Tenía las mismas facultades que el Triunvirato y en su gestión se vio claramente la mano de la Logia Lautaro. Su primer Director fue Don Gervasio Antonio de Posadas, quien estuvo asesorado por un Consejo de Estado compuesto por un presidente, un secretario y siete miembros consultivos. El segundo Director Supremo fue el sobrino de Posadas, Don Carlos M. de Alvear, quien asumió el mando por renuncia de este al sentirse desautorizado por la designación de Alvear al frente del Ejército del Norte. Dentro de las consideraciones más importantes de su gobierno se encuentran las misiones que dispuso realizar tanto a Río de Janeiro como a Inglaterra. La misión estuvo a cargo de Manuel José García y estaba destinada a Lord Strangford en Brasil y a Lord Castlereagh en Londres. La idea principal era someterse a los designios de Inglaterra e incluso a poner estas tierras bajo sus dominios. La misión fracasó en Río de Janeiro sin llegar siquiera a Londres.