Inmovilistas y aperturistas


Se vivíó en un ambiente ideológico y social asfixiante: la crítica estaba prohibida y la censura impedía cualquier manifestación cultural o política que fuera dudosa para la estricta moral que impuso la Iglesia Católica.A partir de 1960, la sociedad española comenzó a experimentar cambios significativos. Uno de los factores de modernización de esta etapa fue el flujo irreversible de habitantes del campo a las ciudades. El predominio de las sociedad urbana, el retroceso del colectivo jornalero y la expansión de una clase de agricultores medios orientados al mercado supuso uno de los cambios sociales más importantes en la historia de España: la disolución del bloque de poder formado por la uníón de intereses financieros, agrarios y burocráticos que habían constituido la oligarquía desde mediados del Siglo XIX, una de las bases sociales de los sublevados en la Guerra Civil.En los núcleos urbanos aumentaron los trabajadores, en la industria y el sector servicios y crecíó su cualificación. El movimiento obrero pasó a organizarse alrededor de las clandestinas CCOO, sindicato que pedía mejoras salariales y derechos laborales y democráticos. Este talante reformista de talante obrero hizo que la clase media perdiera el miedo al proletariado que fomentaba el régimen para justificar la dictadura. Algunas medidas como la construcción de viviendas o la ley de bases de la Seguridad Social de 1963 que extendía las prestaciones sanitarias y las pensiones, difundieron la sensación de mejora en el bienestar social de la población trabajadora.

15.3.Elementos de cambio en la etapa final del franquismo

A pesar de la mejora económica, el régimen no cambió el férreo control político ni la restricción e libertades. Las consecuencias no se hicieron esperar. La Iglesia fue la primera en distanciarse. Miembros de al jerarquía comenzaron a denunciar la situación de los trabajadores, insistiendo en la labor de ayuda o los necesitados, dejando de lado los viejos valores del nacional-catolicismo.La llegada de Juan XXIII al papado y las tesis del Concilio Vaticano II que renovaban la Iglesia, agudizaron las tensiones y casi se llegó a una ruptura a partir de 1970.Comenzaron a surgir también tensiones nacionalistas. En 1959 un grupo de jóvenes se separó del PNV y fundó ETA, que optó por la lucha armada para lograr la liberación nacional vasca. En 1960 un grupo de 300 curas vascos firmó una carta condenando la represión y exigiendo libertades públicas. Ese mismo año fue detenido un grupo de catalanistas por difundir panfletos anti-franquistas en catalán.Los conflictos laborales de recrudecieron. Desde 1961 se produjeron huelgas en los sectores industriales más importantes. Las protestas no fueron solo por motivos salariales, sino también por la falta de libertades sociales y políticas.


 

El desgaste político del régimen


En 1962, España solicitó negociaciones para entrar en la Comunidad Económica Europea (CEE), pero un centenar de españoles se reunieron en Múnich y recomendaron la no admisión de España mientras no se restauraran las libertades. Eran dirigentes liberales de derecha, pero el régimen respondíó con dureza.

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La prensa descalificó el llamado “Contubernio de Múnich”, y se multiplicaron las detenciones de dirigentes de la oposición. A pesar de todo, el régimen quiso dar una imagen más aperturista con la llegada al Gobierno, de ministros jóvenes como Manuel Fraga, López Rodó y López Bravo. Se aprobaron leyes como la de Prensa de 1966, que eliminó la censura previa.

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En 1969 el príncipe Juan Carlos fue nombrado por las Cortes sucesor de Franco. La continuidad del régimen parecía asegurada. Los cambios no acababan con la protesta obrera ni universitaria, y el régimen respondía con una represión cada vez mayor. En 1968 tras el primer asesinato de ETA, se establecíó la jurisdicción militar para derechos políticos y sociales.

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La década finalizó con el Proceso de Burgos, en el que nueve miembros de ETA fueron condenados a muerte, peor las protestas, la presión internacional y el secuestro del cónsul alemán en Bilbao, hicieron que Franco cambiara las penas por la cadena perpetua.

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A partir de 1970 los Gobiernos eran más débiles. Salieron a la luz algunos casos de corrupción. El más célebre fue el caso Matosa: subvenciones ala exportación a una empresa ficticia que inculpaba a varios ministros.

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La oposición obrera y universitaria era duramente reprimida en las calles por la Brigada Social y Tribunal de Orden Público (TOP).

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El envejecimiento de Franco provocó un debate sobra la continuidad de la dictadura, y se produjo una ruptura dentro del régimen. Los llamados aperturistas querían reformar el sistema para acercarlo hacia un modelo parlamentario, y los inmovilistas se opónían al más mínimo cambio.
En 1973 aparecíó una nueva organización armada contra el régimen, el FRAP (Frente Popular Antifacista Patriótico), que realizó su primer atentado el 1 Mayo en Madrid. /La represión se acentuó, y Franco decidíó separar la jefatura del Estado de la del Gobierno, nombrando como presidente al almirante Carrero Blanco, que gobernó con ministros del Opus Dei y franquistas inmovilistas./El nuevo
Gobierno no tuvo tiempo de actuar. El 20 Diciembre de 1973, día que se iniciaba el Proceso 2001 contra diez dirigentes de la CCOO, se esperaban manifestaciones y protestas preparadas por la oposición, pero esa misma mañana Carrero Blanco fue asesinado por ETA. Este atentado fue un golpe duro para Franco, que perdíó a su hombre de confianza cuando acusaba ya síntomas de debilidad física y moral. El sustituto de Carrero fue Arias Navarro, de talante inmovilista.
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