Isabel II: LAs regencias

1. LAS REGENCIAS Y EL PROBLEMA CARLISTA

El Problema Carlista


– Causas de la guerra: Tras la muerte de Fernando VII, su hija Isabel se convierte en heredera por la Pragmática Sanción. El hermano del rey, Carlos M.ª Isidro reclama sus derechos sucesorios en el Manifiesto de Abrantes. Así se inicia una guerra dinástica (candidatos Isabel y Carlos) y civil, ya que los absolutistas apoyan a Don Carlos y los liberales buscan el apoyo en Isabel. El bando Carlista son aquellos que defienden el Antiguo Reg y los fueros. Pertenecen a la nobleza rural, el bajo clero y el campesinado del norte del país. Apoyan el carlismo País Vasco, Navarra y grandes extensiones en Cataluña y Aragón. A nivel internacional cuentan con el apoyo de las potencias absolutistas y del Papa. El bando cristino o isabelino: respalda como sucesora a Isabel y a la regente
M.ª Cristina. Los isabelinos son liberales y también sectores moderados del absolutismo. Tienen apoyo de las clases medias urbanas, burguésía, ejército y funcionarios. Se encuentran en el resto de la Península no controlada por las los Carlistas, y a nivel internacional están secundados por Inglaterra, Francia y Portugal.

– Desarrollo de la Guerra: este conflicto se prolonga y se produce la desamortización para que el Estado tuviera dinero. La 1ª fase (1833-1835): los Carlistas intentan crear un ejército y Zumalacarregui se convierte en su líder. Se intenta conquistar Bilbao pero no. 2ª fase (1835-1837): los carlistas no atacan a Madrid, por lo que se advierte el escaso apoyo al carlismo en el sur del Ebro. 3ª fase (1837-1839): Se divide el bando carlista y en 1839 y el general Maroto y el gen. Espartero firman el “ Abrazo de Vergara”, donde se pacta la rendición carlista.

La Regencia de María Cristina


– El Estatuto Real (1834)

La Regencia de M.ª Cristina dura lo que la Guerra Civil. Junto con Cea Bermúdez, frena las medidas liberales, pero necesita su apoyo y el del ejército para defender el trono de su hija. Debido a la presión liberal, Martínez de la Rosa es el nuevo jefe de gobierno y prepara el Estatuto Real en 1834 (es una carta otorgada y no una constitución, no reconoce la soberanía nacional, establece un régimen bicameral con un estamento de Próceres y otro de Procuradores, el poder legislativo recae en el Rey y en las Cortes, pero éstas no tienen iniciativa, simplemente deliberan lo propuesto por real decreto). Pero esta norma jurídica no contenta a la mayoría de los liberales, que quieren mayores reformas. Con la formación de una opinión pública inclinada al progresismo, el ambiente se hizo tenso. Se produjeron revueltas, incendios, enfrentamientos con la Iglesia y epidemias. Frente a este contexto, la Regente tiene que nombrar a Mendizábal, líder progresista, como jefe de gobierno.

– Los Progresistas en el Poder: Desmantelamiento del Ant. Reg. Mendizábal emprendíó reformas e impulsó los decretos de desamortización (Feb-Marz. 36) de los bienes eclesiásticos. Decretó la disolución de las órdenes religiosas y expropió sus bienes, que fueron puestas a la venta mediante subasta pública para, de esta manera, allegar recursos para la hacienda, fomentó el desarrollo de la agricultira e incrementó el n.º de propietarios que fortalecieron el sistema liberal. Los resultados fueron la adhesión de los ricos propietarios, beneficiados pero estimuló el rencor de los campesinos del gobierno liberal, contribuyendo a agravar sus males. La oposición de la Regente obliga a Mendizábal a dimitir, siendo sustituído por Istúriz. La división entre moderados y liberales se hace definitiva. Resurgen las juntas revolucionarias. En Agosto de 1836 se produce el motín de los sargentos de la Granja, donde se exige la vuelta de la constitución de 1812 y un cambio de gobierno. El progresista Calatrava desmantelaba el Antíguo Régimen una de sus primeras actuaciones fue la reforma agraria liberal, a partir de tres grandes medidas: 1) Disolución del régimen señorial, 2) Desvinculación de los mayorazgos y 3) se prosiguió con la desamortización de los bienes del clero regular. Además se abolieron los privilegios de la Mesta y se procedíó a la liberación de la economía. Desaparecieron los diezmos eclesiásticos.

– La Constitución de 1837. Las Cortes elaboran en Junio de 1837 una nueva constitución, que recoge el ideario liberal progresista, reconociendo la soberanía nacional, el sufragio censitario directo, la declaración de derechos individuales y la libertad de imprenta, estableciendo la Milicia Nacional. Los gobiernos realentizan el desarrollo de la política reformista. Por la ley de municipios de 1836 tienen derecho a voto todos los vecinos. El general Espartero arrincona a los carlistas hasta vencerlos. Los moderados y la Regente intentan controlar las elecciones mediante una reforma de la ley de Ayuntamientos. Surgen revueltas, juntas revolucionarias y la Regente intenta llegar a un acuerdo con el general Espartero, pero en 1840 renuncia a la Regencia.

La Regencia de Espartero (1841-1843)


Espartero es nombrado regente en Mayo de 1841. Durante su regencia se consolida la desamortización eclesiástica. Problemas: División de los progresistas entre los mas radicales y mas democráticos y el resto del partido. Intentos de pronunciamientos militares cercanos al partido moderado. Estalla un conflicto en Bcn en 1842 por la firma de un tratado librecambista con Inglaterra que repercutía negativamente en la industria textil catalana. El gobierno recurre a bombardear Bcn. En 1843 coalición antiespartista e insurreción generalizada dirigida por el partido progresista, que triunfa por el apoyo del general Narváez. En 1843 Espartero se exilia a Londres, y las Cortes deciden adelantar la mayoría de edad de Isabel II, proclamada reina el 8 de Noviembre de 1843. Tras el gobierno de González Bravo, que emprendíó una política regresiva, con disolución de las Milicias, restablecimiento de la Ley municipal de 1840, persecución de los progresistas, aplastamiento de sublevaciones militares, la reina decide nombrar jefe gobierno a Narváez el 1 de Mayo de 1844.

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