La industria moderna y el movimiento obrero en España

ESTÁNDAR 94

En el XIX se inició en Cataluña la expansión de la industria moderna con el sector algodonero. Los primeros cambios se iniciaron a finales del siglo XVIII, con la introducción de las nuevas máquinas de hilar inglesas y se consolidó al prohibirse en España la entrada de algodón hilado. Este impulso inicial se frenó por la Guerra de la Independencia (1808-1814) y se recuperó rápidamente con la llegada de la primera máquina de vapor y el impulso notable de la mecanización desde 1833. Su desarrollo está relacionado con el hecho de que fue un sector dedicado a producir para el mercado y no para el autoconsumo, a diferencia de la inmensa mayoría de las manufacturas existentes. Sin embargo, la industria textil se vio limitada por: la escasez de carbón, lo que motivó la creación de colonias industriales en las cuencas de los ríos Ter y Llobregat para aprovechar la energía hidráulica (la hulla de importación para usar en máquinas de vapor resultaba cara) y la debilidad del mercado español, que hizo que los industriales textiles exigieran constantemente medidas proteccionistas, para hacer frente a la competencia de los tejidos extranjeros. La siderurgia fue el otro sector del desarrollo de la industria moderna. Los primeros intentos de siderurgia en Málaga a comienzos de siglo fracasaron. Posteriormente los yacimientos de hulla de Asturias, convirtieron a esta región en centro siderúrgico de España. En el País Vasco, la industria siderúrgica se afianzó, gracias a la consolidación del eje comercial Bilbao-Cardiff, basado en la exportación de hierro a Gran Bretaña y la importación de carbón galés para los altos hornos vascos. Debido a la falta de inversiones nacionales en la minería, el estado tuvo que acudir a inversiones extranjeras, por lo que se aprobó en 1869 la Ley de Minas, que permitió la liberalización del sector y la entrega de concesiones de explotación mineras a numerosas compañías extranjeras (belgas, ingleses y franceses) poniendo las minas españolas en manos extranjeras a cambio de grandes sumas de dinero. Yacimientos importantes fueron los de plomo en el Sur peninsular (Linares y La Carolina); los de cobre en Riotinto (Huelva) y los de zinc en Reocín (Cantabria). Otras industrias de gran relevancia de este siglo fueron la Industria metalúrgica y la Industria química, que se desarrolló sobre todo para la agricultura, creando nuevos abonos, fertilizantes y pesticidas.



E.84.

Durante la Restauración se produjo una expansión extraordinaria de la acción del movimiento obrero español por la industrialización y la consolidación del capitalismo y una mayor libertad. Con ello nacieron las asociaciones obreras, esto es sindicatos y partidos políticos. El anarquismo fue la corriente mayoritaria en el movimiento obrero español. Sus principales focos estaban en Andalucía y Cataluña. Aunque existieron varias tendencias destacó la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) creada en 1881, el sindicato con mayor número de afiliados. Los principales rasgos ideológicos que definían a los anarquistas eran:

  • Defensa de la revolución violenta con el objetivo de destruir el estado burgués, por ello fomentan huelgas y actos terroristas (asesinato de Cánovas del Castillo).
  • Rechazo del juego político y de la participación en elecciones, consideradas un engaño.
  • Rechazo de la autoridad y abolición del Estado (gobierno, ejército, policía, etc.).
  • Supresión de la propiedad privada y defensa del colectivismo.
  • Anticlericalismo, negación de la religión y de la Iglesia.
La corriente marxista o socialista se organizó en 1879 en torno a Pablo Iglesias, seguidores de las ideas de Marx y Engels. En 1879 fundan el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Años después se funda el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT). PSOE y UGT fueron hasta inicios del siglo XX minoritarios. Su presencia es importante en Madrid, País Vasco y Asturias. Consiguieron su primer escaño en 1910. Las ideas básicas del programa socialista eran:
  • Transformación de la propiedad individual en propiedad social o de la sociedad entera.
  • Posesión del poder político por la clase proletaria.
  • Rechazo del terrorismo, como vía de lucha.
  • El objetivo de los socialistas era la revolución y la toma del poder de forma por la clase proletaria. Pero hasta que llegara el momento era necesaria una larga fase de organización y propaganda, participando en política y las elecciones.
A finales del siglo XIX se fundaron sindicatos católicos que imitaban el modelo francés. En la práctica eran casinos, para apartar a los obreros de la taberna, y contaban con el apoyo de los patrones. Su implantación fue muy escasa debido a su actitud colaboracionista hacia los patronos.



E95.

Describe de forma sencilla el gráfico: tipo de gráfico, datos y leyenda. Hace referencia a los países con un alto porcentaje de población activa en el sector secundario y terciario. Señala aquellos países donde el sector primario sigue teniendo bastante peso, pero con un cierto desarrollo del sector secundario y terciario. Establece las diferencias de España con respecto al resto de países. Nos encontramos ante un diagrama de barras que muestra el porcentaje de población activa en 1877 en Estados Unidos, Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido y España en los tres sectores económicos: servicios; industria, minería, construcción; y agricultura y pesca, como vemos en la leyenda. Cabe destacar que en el sector secundario, los países con mayor porcentaje de población activa son: Reino Unido, Holanda y Alemania; y en el sector terciario: Reino Unido, Holanda y Estados Unidos. Centrándonos en el sector primario, observamos que los países donde este sigue teniendo bastante peso son: España (con gran diferencia) y Estados Unidos. No obstante, estos países presentan un cierto desarrollo en los otros dos sectores. Analizando las diferencias de España con respecto a los otros países podemos decir que, en el Sector Primario, agricultura y pesca, (barras diagonales), España es con diferencia el mayor país con población activa. Esto se debe a la reforma liberal que provocó el aumento de la roturación de tierras y de la superficie cultivada. En cuanto al Sector Secundario, Industria, minería y construcción, (color blanco) vemos como España presenta tasas inferiores con respecto a los otros países. La situación geográfica española implicaba costes de transporte más elevados, tanto para la adquisición de materias primas como para las exportaciones. También hay que nombrar la escasez de recursos naturales y la falta de recursos hídricos en buena parte del territorio español. En lo correspondiente al Sector Servicios (en negro), las mayores diferencias se dan con Reino Unido y Holanda, mientras que, con respecto al resto de países, es relativamente menor. Esto se debió al notable atraso de los transportes, la inexistencia de una red hidrográfica que permitiese el transporte fluvial. Por eso el ferrocarril se vio como la oportunidad para intentar impulsar la economía. Todos estos datos evidencian el inferior nivel de desarrollo industrial y económico de España que se encuentra en esos años bastante atrasada respecto a los demás países europeos, especialmente con Gran Bretaña.



La Restauración Borbónica y el sistema político

Con el pronunciamiento militar del Gral. Martínez Campos en Sagunto (1874), se iniciaba el periodo de la Restauración Borbónica tras la anecdótica Primera república. El reinado de Alfonso XII (1875 a 1885) buscaba garantizar la estabilidad frente a las convulsiones anteriores. El ideólogo del sistema fue el político conservador Antonio Cánovas del Castillo. La Restauración pasará por tres etapas: reinado de Alfonso XII, regencia de María Cristina y reinado de Alfonso XII. Para su desarrollo se redactó una nueva constitución, elemento base del sistema. La Constitución de 1876 era un texto flexible y no partidista, y permitió su extensa vigencia (1876-1923). Algunas de sus características son:

  1. Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes.
  2. La Corona es la clave del sistema. Puede vetar leyes y tiene competencias legislativas.
  3. El poder ejecutivo (gobierno) lo ejerce la Corona a través de los ministros, nombrados y cesados por el rey, quien también elige libremente al presidente del Gobierno.
  4. El poder legislativo (parlamento) corresponde a las Cortes y al Rey. La Corona puede vetar leyes y disolver las Cámaras. Está compuesto por el Congreso y el Senado (sistema bicameral).
  5. El poder judicial es independiente.
  6. Una amplia declaración de derechos y libertades individuales (imprenta, expresión, asociación y reunión).
  7. El reconocimiento del catolicismo como religión oficial del Estado, que asignaba a la Iglesia el control de la educación.
  8. El tipo de sufragio se dejó sin definir. En la práctica se aplicó el sufragio censitario hasta que en 1890, el Partido Liberal de Sagasta implantó el sufragio universal masculino.
  9. El carácter centralista del sistema, ayuntamientos y diputaciones eran controlados por el gobierno y las mismas leyes eran vigentes en todo el país.
El Bipartidismo estaba basado en la existencia de dos grandes partidos, el Partido Conservador y el Liberal, fueron los llamados partidos dinásticos. Ambos se alternarían en el poder de forma regular, de ahí que a este sistema se le conociera como turnismo. El Partido Conservador tenía como líder a Antonio Cánovas del Castillo quien aglutinó en sus filas a los sectores más conservadores de la vida política y social del país: aristocracia y alta burguesía y funcionarios de alto nivel tanto civiles como militares. El Partido Liberal tenía como líder a Práxedes Mateo Sagasta quien integró a la antigua izquierda liberal progresista.



El nacionalismo en España

1. A los nacionalismos catalán y vasco respectivamente. Durante el siglo XIX, el siglo del nacionalismo en toda Europa, el sentimiento nacionalista se reavivó entre una burguesía que estaba protagonizando la revolución industrial. En España, durante el siglo XIX los movimientos nacionalistas en diversas zonas de España fueron un fenómeno importante durante la Restauración y surgieron como reacción a las pretensiones uniformizadoras del sistema político y al mismo tiempo, se relaciona con el desarrollo del movimiento nacionalista europeo. Así surgieron movimientos nacionalistas especialmente allí donde perduraban elementos culturales propios, o se había producido un desarrollo económico diferenciado. La industrialización española se concentra especialmente en Cataluña y País Vasco, hecho que atrae a numerosa población de otras regiones españolas, provocando una reacción defensiva de autoafirmación en ciertos sectores de las sociedades receptoras de inmigración, especialmente entre la burguesía que está protagonizando la Revolución Industrial. 2. Con respecto a las similitudes podemos afirmar que ambos textos coinciden en el rechazo a la política centralizadora del sistema político canovista y los dos movimientos nacionalistas derivan de los regionalismos y muestran un carácter conservador. A fines del siglo XIX, nacen en Cataluña y el País Vasco movimientos que cuestionan la existencia de una única nación española en España. Si analizamos ambos textos, vemos con claridad que el punto de partida de sus respectivos argumentos nacionalistas consiste en afirmar que Cataluña y el País Vasco son naciones y que, por consecuencia, tienen derecho al autogobierno. Esta afirmación la basan en la existencia de unas realidades diferenciales: lengua, derechos históricos (fueros), cultura y costumbres propias. Estos movimientos tendrán planteamientos más o menos radicales: desde el autonomismo al independentismo o separatismo. Prat de la Riba es el ideólogo de un nacionalismo catalán autonomista, conservador, católico y burgués con dos objetivos principales: Autonomía política para Cataluña dentro de España (lo afirma explícitamente en su texto) y defensa de los intereses económicos de los industriales catalanes y de una política comercial proteccionista. El nacionalismo catalán se extendió esencialmente entre la burguesía y el campesinado.



La crisis del 98 y sus consecuencias

Antecedentes. Para entender la crisis del 98 en España hemos de tener en cuenta tanto factores internos (inestabilidad política hasta 1874 y falta de una política colonial clara) como externos (ascenso de USA como potencial imperialista). Tras las pérdidas de casi todas las colonias en el primer tercio del siglo XIX, a España sólo le quedaba Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La gran preocupación de los gobiernos españoles era mantener estos territorios como quiera que fuera. Pero a partir de 1868 comienzan las primeras rebeliones independentistas, en este caso en Cuba, que se irán extendiendo a Filipinas y Puerto Rico sin que los gobiernos españoles sean capaces de hallar una solución. En febrero de 1898 se produce una explosión, nunca del todo bien aclarada, en el acorazado norteamericano Maine en el puerto de La Habana (Cuba). El gobierno USA culpa a España y le declara la guerra. La diferencia militar entre USA y España es abismal y España es derrotada sin paliativos. En diciembre de 1898 se firma la Paz de París por la que España, que no contaba con ningún apoyo internacional, pierde sus últimas colonias en el Caribe y Pacífico. USA puso las condiciones que quiso en dicho tratado de paz. La derrota de España fue total. Las consecuencias del desastre del 98 suponen para España mucho más que las pérdidas territoriales, provocándose en el país un estado de ánimo negativo, una crisis moral e ideológica.

1. Consecuencias económicas. La economía española se vio afectada menos de lo previsto, pues si bien la industria catalana perdió un mercado para sus productos y unas materias primas baratas (café y azúcar), la repatriación de capitales de los indianos sirvió para el desarrollo financiero (creación de nuevos bancos) e industrial de nuevos sectores. Además, ya no se debía costear un ejército y una administración en las colonias que sólo beneficiaban a las élites españolas y promovió una reforma de la Hacienda, para incrementar la recaudación a partir de un aumento fiscal. También se implantaron medidas proteccionistas para proteger el mercado español a las industrias nacionales.

2. Consecuencias políticas. Se generan fuertes críticas al sistema de la Restauración tanto desde la clase política gobernante (revolución desde arriba, revisionismo político de Maura y Canalejas) como desde los intelectuales y otros sectores regeneracionistas que critican el sistema de la Restauración por corrupto y fraudulento y proponen para cambiar la situación programas basados en la reorganización política, la dignificación de la vida parlamentaria, la reforma educativa, la acción orientada a la ayuda social y en definitiva una política encaminada al bien común y no en beneficio de los intereses de la oligarquía. Se refuerzan los nacionalismos catalanes (Lliga Regionalista desde 1901) y vasco (PNV) y en menor medida el gallego y el valenciano. El ejército sale muy desprestigiado por la dureza de la derrota: era evidente que las fuerzas armadas no estaban preparadas para un conflicto de estas características. El ejército salió muy dañado lo que traería graves consecuencias para el futuro. Se sustituyó la presencia en ultramar con una mayor atención al norte de África, con consecuencias también muy importantes en el futuro.

3. Consecuencias sociales: Unos 60.000 soldados españoles murieron entre 1895 y 1898, muchos de ellos por enfermedades infecciosas. La mayoría pertenecían a familias pobres, las que no podían pagar la redención en metálico del servicio militar y la guerra. El pesimismo se adueñó de la sociedad española. España había perdido sus últimas colonias en un momento de revitalización del imperialismo europeo y americano y el gobierno aparecía como el responsable de la catástrofe, por ello se vio la necesidad de importantes cambios en las condiciones de vida de los españoles y en su educación; en la organización social, económica y en su política interior y exterior. Sólo con cambios profundos se podría recuperar el prestigio perdido.

4. Consecuencias ideológico-culturales. Nace el movimiento literario conocido como “generación del 98”: Pío Baroja, Azorín, Unamuno y Valle Inclán reflexionan sobre los problemas de España y sus posibles soluciones.

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