La política centralizadora de los borbones

aceptar a Felipe V y siguieron la guerra por su cuenta. Barcelona cayó tras un duro asedio (1714), y las islas de Mallorca e Ibiza lo hicieron en 1715. El final de la guerra tuvo consecuencias de orden internacional. La Guerra de Sucesión supuso el fortalecimiento de la monarquía absoluta. Felipe V (1700-1746) comenzó el reinado empleando validos extranjeros, tras los fracasos, los sustituyó por una burocracia española absolutista y reformista, cabe destacar a José Patíño. Tras la muerte de Felipe V, Fernando VI (1746-1759) tampoco intervino en el gobierno, sino que dejó actuar a la siguiente generación de burócratas, destacando el marqués de Ensenada, el político español más importante de la primera mitad del Siglo XVIII.  Estos políticos procedían, por lo general, de la baja nobleza y dependían totalmente del favor del. Sus reformas tuvieron como finalidad consolidar el poder absoluto de la monarquía a través de una política centralizadora, el control de la Iglesia y el intervencionismo en la economía. Se basó en la centralización (medidas tomadas por ell rey y sus ministros) y en la uniformidad (para todos sus súbditos por igual), como objetivo eliminar  los privilegios locales y forales, el sistema de consejos fue relegado, quedando el Consejo de Castilla como el de todo el reino. LA SUPRESIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS REINOS ORIENTALES: Como los reinos orientales se habían puesto  de parte de Carlos de Habsburgo, Felipe V ordenó la supresión de sus instituciones y privilegios, aplicando para ello los Decretos de Nueva Planta de Valencia y Aragón, Mallorca y Cataluña se suprimían los fueros, las Cortes y sus diputaciones, incluida la Generalitat, fueron suprimidos y la lengua catalana quedó recluida a la esfera privada. Impónían las leyes, instituciones y cargos de Castilla, todo ello como castigo. El País Vasco y Navarra, que habían apoyado al Borbón, conservaron sus fueros y sus aduanas. Navarra mantuvo, además, sus Cortes y su virrey. Se DISEÑÓ UNA NUEVA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL creándose nuevos  cargos  representantes  de la autoridad real como los intendentes con poderes administrativos, fiscales y judiciales; y los capitanes generales que reemplazaron a los virreyes en los reinos orientales, con funciones militares y judiciales y presidían la Audiencia territorial. Los borbones SOMETIERON LAS CORTES a su poder y establecieron unas Cortes  únicas que representaba a todos los territorios, a excepción de Navarra. En las Cortes de 1789 fue derogada la Ley Sálica. REFORMAS EN EL EJÉRCITO Y LA ARMADA, la monarquía absoluta precisaba un ejército profesional poderoso y al servicio del rey. Reclutamiento triple: voluntarios (generalmente extranjeros), vagos y maleantes, y las quinas (quinta parte de los varones de cada población). Se creó la  Guardia  Real  para controlar las revueltas populares. Una Armada poderosa protegía la ruta hacia América. Ejército nacional que Carlos III dotó al ejército de una única bandera que después se convertirá en la bandera nacional. Para CONTROLAR A LA IGLESIA, los Barbones aplicaron en España el regalismo, que culmina con la firma del Concordato con la Santa Sede  en 1753.  Éste permitía al rey proponer  al Papa los obispos e ingresar las rentas de los obispados vacíos. Además se expulsó a los jesuitas en 1767 e incluso se presiónó al papado para que se disolviera la Compañía de Jesús: las universidades de los jesuitas también fueron reformadas y la Inquisición quedó limitada. El pensamiento económico desde el Siglo XVI y hasta buena parte del XVIII, fue el mercantilismo, el objetivo de la política económica era incrementar los recursos, especialmente fiscales. Los mayores gastos estatales eran los militares, les seguía el coste de la burocracia y el mantenimiento de la corte, com lla construcción de los costosos Borbones llevaron a cabo reformas fiscales. Reformas fiscales como las de Ensenada, que intentó crear una única contribución sobre la renta aplicable a todos los estamentos en Castilla, elaborando un censo, el Catastro de Ensenada, de los recursos y riquezas, pero los privilegiados  se opusieron. Se crearon las manufacturas estatales o  Reales Fábricas, donde se elaboraban artículos de lujo destinados al  rey y a la corte, o bien a productos que eran monopolio del Estado. Se emprendíó la construcción de obras públicas con el objetivo de fomentar el comercio y la industria y comunicar la periferia con el interior de Castilla. Para ello inició tres grandes construcciones: el Canal de Castilla, la carretera de Guadarrama y el camino de Reinosa. Durante los primeros años del reinado de Carlos III, la política reformista impulsada por extranjeros suscitó la oposición de privilegiados y del pueblo que las percibían como medidas que alteraban costumbres tradicionales españolas. En 1876 el incremento de los impuestos y del precio del trigo, tuvo como consecuencia una revuelta popular en Madrid conocida como motín de Esquilache. Como consecuencia, las reformas que se emprendieron serán más prudentes aunque menos impopulares. El reinado de Carlos III fue decisivo para el desarrollo de las políticas reformistas, supuso la instauración en España del Despotismo Ilustrado, impulsado por reformistas. Era un sistema de gobierno al mismo tiempo racional y antitradicionalista , inmovilista y antidemocrático por otro, ya que con él no se pretendía cambiar la estructura jerárquica de la sociedad ni alterar el sistema político absolutista, sino reforzarlo e introducir una serie de reformas “desde arriba”, sin tener en cuenta las necesidades de la sociedad (“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”).

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