La Presencia Islámica en España: Desde la Conquista hasta el Reino Nazarí

La Conquista Musulmana y el Emirato Dependiente

Los musulmanes decidieron conquistar la península porque previamente habían pactado con facciones de la monarquía visigoda. En la Batalla de Guadalete, murió Don Rodrigo y los visigodos se retiraron.

Ocuparon Toledo en noviembre. Tras esta conquista, los visigodos pactaron una rendición con la condición de conservar sus propiedades y la religión cristiana. En el 714 habían alcanzado Zaragoza y en cuatro años se hicieron con el control de la península, lo que marcó el inicio del Emirato Dependiente de Damasco (711-755). Los bereberes (musulmanes del norte de África) ayudaron en la conquista de la península y convivían con los árabes de sangre. Sin embargo, estos últimos ocupaban los puestos de influencia e intentaron que los bereberes pagaran impuestos, lo que dio lugar a numerosos conflictos internos. En el 722 tuvo lugar la Batalla de Covadonga en Asturias, un hecho que marcaría el inicio de la Reconquista cristiana hacia el sur. En el 732, los francos evitaron que la expansión del islam sobrepasara los Pirineos en la Batalla de Poitiers.

El Emirato Independiente (756-929)

Durante el Emirato Independiente (756-929), la familia de los Abasíes se hizo con el poder califal en Damasco tras exterminar a los Omeyas. Sin embargo, un príncipe Omeya superviviente, Abd al-Rahman I, logró huir a al-Ándalus y hacerse con el poder. Se proclamó emir de al-Ándalus, aunque siguió reconociendo la autoridad religiosa del califa abasí. Consolidó y reorganizó a los musulmanes andalusíes, dividiendo al-Ándalus en 22 coras (provincias) sometidas a la autoridad de un valí auxiliado por un caíd (jefe de tropas).

Emiratos Destacados

  • Hisham I: Orientó sus esfuerzos a la yihad.
  • Al-Hakam I: Constituyó la Marca Hispánica, es decir, la frontera territorial incluyendo Barcelona y Tarragona.
  • Abd al-Rahman II: Destacó por su beligerancia contra los mozárabes y cristianos.
  • Muhammad I: Obligó a los mozárabes a emigrar o a convertirse al islam y tuvo que enfrentarse a los muladíes (hispanos convertidos al islam).

Califato de Córdoba (929-1031)

Abd al-Rahman III se proclamó califa, comenzando así la independencia de al-Ándalus y la etapa más floreciente de la presencia musulmana en la península (cuyo cenit se alcanzó con Al-Hakam II). Almanzor (un hachib que actuó en nombre de Hisham II) hizo retroceder a los cristianos en Barcelona, Santiago de Compostela, etc. Tras su muerte, comenzó un periodo de crisis que acabaría fragmentando el estado cordobés en numerosos reinos denominados taifas. Cada facción nombraba a su propio califa; y posteriormente los notables expulsaron a Hisham II, declarándose la república y formándose 26 nuevos reinos.

Primeros Reinos de Taifas y Almorávides

De las continuas guerras, destacaron Sevilla y Zaragoza. Sin embargo, al no poder defender Toledo, esta cayó en manos de Alfonso VI de Castilla en 1085, una derrota tras la cual los reinos musulmanes restantes fueron sometidos a fuertes parias. Un nuevo imperio musulmán, los almorávides, surgió en el norte de África. Algunos sultanes andalusíes los llamaron en busca de ayuda, de manera que el sultán almorávide Yusuf ibn Tasufin desembarcó en Algeciras, uniéndose al sultán de Sevilla y más tarde al de Badajoz. Finalmente, obtuvieron una gran victoria en Sagrajas en el año 1086.

Segundos Reinos de Taifas, Almohades y Terceros Reinos de Taifas

Comenzó la emigración de los mozárabes y judíos hacia tierras cristianas debido al elevado fanatismo religioso de los almorávides. Con su pérdida de poder en la península, comenzaron los Segundos Reinos de Taifas. Sin embargo, los cristianos seguían siendo una amenaza, por lo que los reinos andalusíes recurrieron a los almohades (una nueva fuerza procedente de Marruecos), quienes escogieron Sevilla como capital y la embellecieron notablemente. Una vez sometidas todas las taifas, obtuvieron una gran victoria contra los cristianos en Alarcos (Ciudad Real) en 1195. Alfonso VIII consiguió una coalición de reinos que vencieron en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212. A partir de ese momento, la decadencia de la presencia musulmana en la península fue imparable. En 1224, surgirían los Terceros y últimos Reinos de Taifas, que poco a poco pasarían a manos cristianas hasta que solo quedó el Reino Nazarí de Granada.

Reino Nazarí de Granada

Muhammad I (fundador de la dinastía nazarí) ayudó a Fernando III de Castilla a conquistar Córdoba en 1236 y Sevilla en 1248. Más tarde, se declaró vasallo de Fernando, quien le permitió conservar el reino de Granada a cambio de grandes parias. Ante la creciente presión de los cristianos, los nazaríes pidieron ayuda a los benimerines. La división política y territorial del reino nazarí perduró hasta 1492, cuando entregaron Granada mediante las capitulaciones conocidas como el Tratado de Granada.

Legado de al-Ándalus

Al vivir tanto tiempo en la península, los musulmanes dejaron un gran legado económico, especialmente en la agricultura. Impulsaron el regadío, que incluía técnicas hidráulicas avanzadas como acequias y norias, y difundieron nuevos cultivos como cítricos, la seda, el arroz, el algodón y el azafrán, sobre todo en las cercanías de las ciudades, donde abundaban los vergeles.

Ampliaron también los cultivos de vid y olivo, especializándose en la producción de pasas y aceite. Potenciaron muchas ciudades (Cuenca, Almería, Madrid, entre otras); sin embargo, la ciudad más importante para ellos fue Córdoba. Trajeron conocimientos procedentes del mundo helenístico, de Asia Menor y de regiones de la India, abarcando campos como la astronomía, las matemáticas y la medicina. Todo este conocimiento se logró transmitir gracias a la Escuela de Traductores de Toledo, donde se realizaban traducciones demandadas por las cortes de la Europa cristiana. La obra de mayor importancia arquitectónica es la Mezquita-Catedral de Córdoba; también podemos destacar construcciones posteriores como el Palacio de la Aljafería (Zaragoza) o el palacio nazarí de la Alhambra (Granada).

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