Sociedad ilustrada

Con el desarrollo y la implantación del liberalismo en la península durante el Siglo XIX, la sociedad española deja cada vez más lejos el Antiguo Régimen para aproximarse a los principios del capitalismo, la democracia y el laicismo. Uno de los métodos que se van a utilizar para llevar a cabo este proceso van a ser las desamortizaciones. Una desamortización, siguiendo a Tomas y Valiente, es la incautación por parte del estado de bienes raíces de propiedad eclesiástica o civil, que tras ser vendidos en subastas, pasan a formar una nueva propiedad privada. (Intro 1”)

Para los liberales, la propiedad es el motor de la sociedad y el sustento de la riqueza de la nacíón. Por ello, la liberación del suelo va a ser fundamental para su proyecto. Con las desamortizaciones, los principios más importantes del Antiguo Régimen con los que se va a romper son: por un lado, el desligamiento de la tierra de títulos nobiliarios, cargos eclesiásticos o municipios, erradicando el problema de las manos muertas presente desde la Edad Media. Por otro lado, la suspensión de los privilegios con los que contaban la iglesia.


El proceso desamortizador comenzara en el Siglo XVIII bajo el amparo del gobierno de Carlos III, donde se criticarán los bienes amortizados. Si no hubiera sido deteriorado el marco legal que este monarca establecíó para el desarrollo de la economía, probablemente las desamortizaciones se habrían sucedido mucho antes. Bajo el gobierno de Godoy también se desamortizo una sexta parte de los bienes eclesiásticos y durante la Guerra de Independencia, tanto los afrancesados como los resistentes desamortizaban cada uno las propiedades del otro. Ya en el Trienio Liberal, durante el reinado de Fernando VII, se suprimen las ordenes monacales y una de sus propiedades pasa al estado. (Explicación)

Sin embargo, las grandes desamortizaciones donde más cantidad de bienes van a pasar a la propiedad privada los encontramos ya entrado el Siglo XIX. Durante la regencia de María Cristina se lleva a cabo en 1836 la famosa desamortización de Mendizábal, nombre de su principal promotor.


Se trata de una desamortización de los bienes eclesiásticos y cuyo origen lo podemos encontrar en la necesidad de obtener financiación para la guerra carlista. Con la llegada de Isabel II al trono y con el comienzo de la Década Moderada se anularán la ley de desamortización. Sim embargo, las tierras ya vendidas quedan garantizadas a sus compradores y no se devuelven a la iglesia. (Explicación)

Las tres víctimas principales de la desamortización van a ser la iglesia, los campesinos y el valioso patrimonio artístico presente en muchos de los bienes eclesiásticos. La iglesia va a ser la gran perjudicada por la desamortización de Mendizábal. Esta sufre las consecuencias del anticlericalismo incrustado en la sociedad liberal, no solo porque pierde gran parte de sus bienes sino porque pasa a depender económicamente del estado. (Victimas)

Los otros grandes perdedores de la desamortización son los campesinos: los pequeños artesanos arrendatarios, al no poder comprar las tierras, pasan a convertirse en jornaleros de los nuevos


propietarios. Podemos decir que la desamortización conlleva entonces a una proletarización de los campesinos. La última de las víctimas de la desamortización de Mendizábal es el valioso patrimonio artístico que albergan los monasterios y que es pasto del saqueo y del abandono. (Victimas)

Tras los 25.000 religiosos que abandonaron los cerca de 2.000 conventos que hay en España por las desamortizaciones, los liberales moderados se esforzaran por una reconciliación con la iglesia. Roma se olvidará de la desamortización de sus propiedades en el concordato de 1851, donde el Estado de hace responsable del mantenimiento de la iglesia en España.

En 1855 durante el bienio progresista del reinado de Isabel II a manos de Espartero, ministro de Hacienda, Pascual Madoz, aprueba una nueva ley de desamortización. Con esta ley va a pretender obtener los recursos necesarios para resolver los viejos problemas de Hacienda y alcanzar un lanzamiento de la expansión ferroviaria.


En esta desamortización se va a subastar sobre todo las tierras de los municipios pierden sus medios principales para financiar las tierras, lo cual va a provocar el desamparo de la sociedad rural. Los campesinos más humildes pierden su medio de vida y los ayuntamientos, que pagaban al médico y al maestro con el beneficio de arrendamiento de sus tierras, se empobrecen aún más.

(Nueva desamortización)

A pesar de que las desamortizaciones dañan principalmente a la iglesia, esta sigue manteniendo su influencia. La deuda pública, uno de los elementos que promovíó estas desamortizaciones, no fue resuelta, aunque disminuye sobre todo a partir de la desamortización de Madoz. Se puede decir también que con las desamortizaciones no se produce un aumento de la productividad agraria debido a la marginalidad de las tierras puestas en explotación. Además, el hecho de que se comiencen a concentrar tierras van a dar lugar a los latifundios tan carácterísticos del sur, así como el minifundismo en el norte.


No obstante, y como conclusión, la desamortización no supuso para España una reforma agraria, como había sucedido en otros países. La desamortización solo supuso una mera reforma fiscal.

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