ALFONSO XIII Y LA CRISIS DE LA RESTAURACIÓN: Proyectos del Regeneracionismo Político, Crisis del Parlamentarismo, Dictadura de Primo de Rivera y Caída de la Monarquía
INTRODUCCIÓN
El reinado de Alfonso XIII comprende dos etapas fundamentales: la crisis del régimen de la Restauración, que culminó en 1923, y la Dictadura del general Primo de Rivera, que puso fin al sistema parlamentario y arrastró en su fracaso, en 1931, al rey y a la Monarquía.
1. PROYECTOS DE REGENERACIONISMO POLÍTICO: EVOLUCIÓN POLÍTICA DE 1902 A 1914
1.1. Características de la Vida Política: La Permanente Inestabilidad y los Problemas
En 1902, las Cortes declaran la mayoría de edad de Alfonso XIII, dando fin a la regencia de su madre. El periodo de 1902 a 1923 se caracteriza por una profunda crisis política, cuyas causas principales fueron:
- La personalidad del rey: Alfonso XIII participó activamente en la acción política, rodeándose del sector más conservador y apoyando la Dictadura, lo que contribuyó al descrédito final de la Monarquía.
- La división de los partidos de «turno»: Provocada por la desaparición de los dirigentes históricos y las luchas intestinas entre los nuevos políticos.
- El debilitamiento del caciquismo: Restó eficacia al falseamiento electoral. El mayor peso del voto urbano fue mermando progresivamente la influencia de la corrupción electoral.
A lo largo del reinado, se manifestaron grandes problemas:
- Aumento de las luchas sociales.
- La cuestión religiosa: Socialistas, republicanos y un sector del Partido Liberal reclamaron que se recortara el poder de la Iglesia, se limitara el número de congregaciones y se regulara el matrimonio civil.
- El problema militar: Aparecieron sectores antimilitaristas y una prensa liberal hostil que acusaba a los militares de la derrota del 98.
- Movimientos nacionalistas vasco y catalán: El Desastre de 1898 produjo en el País Vasco y Cataluña un incremento del nacionalismo.
- El problema de Marruecos: Tras el Desastre, la posibilidad de reconstruir allí el imperio suscitó las esperanzas de los colonialistas españoles. España invirtió grandes cantidades de tropas y recursos, lo que agudizó la separación entre el Ejército y la sociedad civil.
1.2. El Regeneracionismo Conservador
Se percibía la necesidad de una renovación social y política del país. El primer intento provino de Francisco Silvela, sucesor de Cánovas en el Partido Conservador, quien encontró el apoyo de la burguesía catalanista. La crisis del gobierno de Silvela fue provocada por los presupuestos presentados por Raimundo Fernández Villaverde, que pretendían superar el déficit económico generado por la guerra y la pérdida de las colonias. Esto provocó una oposición frontal en Cataluña, que llevó a declarar el estado de guerra. Silvela terminaría dimitiendo.
Otra gran figura fue Antonio Maura, quien realizó un esfuerzo por encontrar nuevos cauces políticos, reflejados en la Ley Electoral de 1907. El regeneracionismo de Maura fue del tipo «desde arriba», es decir, concebido para evitar la reacción violenta de las clases populares. Impulsó medidas como la regulación de la huelga, la creación del Instituto Nacional de Previsión o la implantación de un sistema corporativista para la elección de los alcaldes que eliminaba el sufragio universal en ciertos casos. Su reforma más ambiciosa era la nueva Ley de Administración Local, que contemplaba la creación de mancomunidades, asociaciones de las Diputaciones de cada región. La ley contó con el respaldo de la Lliga Regionalista, pero la resistencia de la oligarquía impidió su aprobación.
La etapa de Maura fue breve y se vio marcada por:
- La guerra de Marruecos: Después de un primer acuerdo franco-español en 1904, que otorgaba a España la administración del Rif, en 1906 el Tratado de Algeciras concedió a ambos países el protectorado sobre el sultanato. Posteriores acuerdos reducirían el escaso territorio reconocido a España. Inicialmente, no se llevó a cabo ninguna operación militar de envergadura. En 1909, tuvo lugar el desastre del Barranco del Lobo, un choque contra los rifeños cerca de Melilla. Los conservadores eran partidarios de la intervención, mientras que republicanos, socialistas y sindicatos eran contrarios.
- La Semana Trágica de Barcelona (1909): Cataluña vivió un importante auge de las movilizaciones obreras, el anticlericalismo y el antimilitarismo. Tras la derrota del Barranco del Lobo, Maura movilizó a los reservistas catalanes. Barcelona se llenó de barricadas y decenas de edificios religiosos fueron incendiados; se efectuaron un millar de detenciones. La más grave consecuencia fue la irregular ejecución del pedagogo anarquista Francisco Ferrer y Guardia. Tras la Semana Trágica, se produjo la caída de Maura, se reforzó la conjunción republicano-socialista y se extendió la crítica al sistema político.
1.3. El Regeneracionismo Liberal de Canalejas (1910-1912)
José Canalejas, líder del Partido Liberal, abrió el debate sobre tres cuestiones fundamentales:
- Las relaciones entre la Iglesia y el Estado: Intentó reducir la influencia religiosa con la «Ley del Candado«, por la que se prohibía durante dos años la instalación de nuevas comunidades religiosas.
- La reordenación del Estado: Aprobó la Ley de Mancomunidades, que permitía un inicio de autogobierno. Se creó la Mancomunidad de Cataluña, una sola diputación presidida por Prat de la Riba.
- El avance en políticas sociales: Se implementaron medidas como la reducción del impuesto de consumos, la regulación del trabajo nocturno femenino, o la Ley de Reclutamiento, que establecía el servicio militar obligatorio en tiempo de guerra y restringía las exenciones de quintas.
El 12 de noviembre de 1912, Canalejas fue asesinado por un radical anarquista. Con su muerte, se iniciaría una etapa de crisis.
1.4. El Fin del Sistema de Alternancia
Los partidos Liberal y Conservador eran agrupaciones de notables, pero sus rivalidades internas y la ruptura del turno pacífico fueron muestras de la crisis irreversible del sistema de la Restauración. Se produjo una modernización política que, paradójicamente, amplió la crisis del sistema:
- El caciquismo se encontraba fragmentado.
- La opinión pública alcanzó una mayor influencia en las estrategias de los políticos.
- Los programas electorales se perfeccionaron y se incrementó el interés de la ciudadanía por cuestiones políticas.
- Se consolidaron otras opciones políticas situadas tradicionalmente al margen del sistema.
2. CRISIS DEL PARLAMENTARISMO: EVOLUCIÓN POLÍTICA DE 1914 A 1923
2.1. El Impacto de la Primera Guerra Mundial
El estallido de la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, fue seguido de una declaración de neutralidad del Gobierno español. Al aislacionismo se unía la conciencia de la debilidad diplomática, económica y militar. La opinión pública se dividió entre «aliadófilos» (opinión progresista, los intelectuales y los sectores financieros e industriales) y «germanófilos» (mayoría entre los oficiales del Ejército, el clero, la aristocracia y los terratenientes).
Consecuencias económicas: Tras unos meses de recesión, a partir de 1915 se produjo un auténtico boom económico. España se convirtió en suministradora de los países en guerra. Sin embargo, la repatriación de emigrantes incrementó el paro, y las exportaciones masivas junto con la escasez de productos dispararon los precios. Los beneficios no se repartieron equitativamente entre todos los grupos sociales. La falta de alimentos y la inflación agudizaron la distancia entre ricos y pobres.
2.2. La Crisis de 1917
Durante el verano de 1917 tuvo lugar una crisis que evidenció los principales conflictos que acechaban al país. Fueron tres revoluciones simultáneas o sucesivas: todo comenzó con una crisis militar (Juntas de Defensa), seguida de otra de la burguesía (Asamblea de Parlamentarios) y finalmente otra del proletariado (Huelga General). Tras la crisis, la Monarquía quedó seriamente quebrantada y la opinión pública despertó a la gravedad de la situación.
A. Las Juntas de Defensa
El descrédito de la clase política fue la excusa para que los militares acrecentaran su participación en las decisiones de Estado. Además, en torno a la Guerra de Marruecos se había configurado una casta de militares («africanistas») que adquirían importantes prebendas y ascensos por méritos de guerra, generando malestar en otros sectores del Ejército. Se constituyeron las Juntas de Defensa para oponerse al ascenso por méritos de guerra, solicitar una subida de los sueldos y exigir más respeto por el Ejército. El Gobierno, presionado, promulgó la Ley del Ejército, que trajo la subida de los sueldos y la creación de una Junta de Clasificación que frenaba los ascensos espectaculares. El Ejército volvió a convertirse en un pilar fundamental de la Monarquía y del Gobierno.
B. La Asamblea de Parlamentarios
Las Cortes estaban cerradas a instancias del presidente del Gobierno, Eduardo Dato, por miedo a que se planteara el debate de los problemas que atravesaba el país. Francesc Cambó, líder de la Lliga Regionalista, propuso sin éxito su apertura. La Asamblea de Parlamentarios se celebró en Barcelona en julio de 1917, convocada por Cambó y con la asistencia de diputados y senadores de la oposición (catalanistas, republicanos, socialistas e incluso algunos liberales). Reclamaban la formación de un gobierno provisional y la convocatoria de Cortes Constituyentes. Sin embargo, fracasó debido a las divisiones internas y a la falta de apoyo de las Juntas de Defensa. El contraataque del Gobierno fue disolverla, tachándola de separatista.
C. La Huelga General
En Rusia se estaba viviendo un proceso revolucionario que animó las aspiraciones de los grupos de izquierdas de muchos países europeos. En España, la UGT (Unión General de Trabajadores) promovió una huelga general en agosto de 1917, a la que se unió la CNT (Confederación Nacional del Trabajo), sindicato de inspiración anarquista y revolucionario. Aunque el presidente liberal Romanones se había comprometido inicialmente con los huelguistas a estudiar sus demandas, su sucesor, el conservador Eduardo Dato, rehusó los acuerdos. Se sucedieron las huelgas, que fueron duramente reprimidas por el Ejército. Entre 1918 y 1920 fue constante la agitación social (la llamada «guerra social» o «Trienio Bolchevique» en el campo andaluz), con numerosos movimientos huelguísticos, entre los que destaca la huelga de La Canadiense (empresa eléctrica de Barcelona) en 1919, la primera gran victoria del movimiento obrero que consiguió, entre otras cosas, la jornada laboral de ocho horas.
El resultado de la huelga de La Canadiense y la creciente conflictividad social incluyó:
- La reacción de la patronal: Con prácticas como el lock-out (cierre patronal de una fábrica) y la fundación de los Sindicatos Libres (organizaciones amarillas y grupos paramilitares contra los líderes sindicales).
- La actividad terrorista y el pistolerismo: Una situación de violencia organizada por la contratación de matones a sueldo por parte de la patronal, que era respondida por las organizaciones obreras con atentados y destrucciones.
- Levantamientos en el campo andaluz: Los levantamientos anarquistas eran constantes y sangrientos (el llamado Trienio Bolchevique, 1918-1920).
Las causas de esta agitación están en la crisis económica que sacudió a Europa tras la I Guerra Mundial. A esta crisis internacional, en España, se sumó el fin de las exportaciones masivas a Europa, que el crecimiento de los salarios iba muy por debajo del de los precios de los productos de primera necesidad, y el deseo de imitar la Revolución Rusa. La dura represión, oficializada por la «Ley de Fugas» (que permitía disparar a los detenidos que intentaran escapar), provocó la represalia por parte del anarquismo y, en marzo de 1921, el presidente del Gobierno Eduardo Dato fue asesinado en Madrid.
2.3. El Desastre de Annual y sus Consecuencias
Francia aceleraba la carrera militar en Marruecos e hizo saber a España que si no ocupaba su zona asignada, la ocuparía ella. Mientras tanto, aparecía una conciencia nacionalista en Marruecos, que cristalizó en una alianza de tribus del Rif dirigida por Abd-el-Krim. El general Berenguer ocupaba la zona occidental, y en la zona oriental el general Silvestre inició una penetración rápida y mal planificada, con lo que sus tropas quedaron dispersas y a merced de las cabilas de Abd-el-Krim. Las tropas españolas, aisladas en la ratonera de Annual en julio de 1921, huyeron en desbandada mientras eran masacradas. El desastre supuso miles de muertos y la pérdida de gran parte del territorio ocupado.
Para determinar las responsabilidades del desastre de Annual se inició una investigación parlamentaria conocida como el Expediente Picasso. Sus conclusiones apuntaban a graves negligencias militares e incluso a la posible implicación del propio rey. Justo antes de que el informe se debatiera en las Cortes, se produjo el golpe de Estado del capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, en septiembre de 1923.
3. LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1923-1930) Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA
3.1. El Golpe de Estado: Causas y Apoyos
El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña, ocupó los principales edificios oficiales de Barcelona e hizo público un manifiesto donde exponía los motivos de su rebelión, solicitando la colaboración del Ejército contra el gobierno. Todo pasó a depender de la decisión del monarca. Alfonso XIII, que conocía los preparativos del golpe y deseaba un gobierno autoritario para atajar la crisis, aceptó la situación y entregó el poder al general, quien formó un nuevo gobierno. La sublevación anticonstitucional quedó así legalizada y triunfó sin derramamiento de sangre.
Las causas esgrimidas por Primo de Rivera para justificar su acto fueron:
- El fracaso del «obsoleto» sistema parlamentario liberal.
- Las derrotas en Marruecos y la exigencia de responsabilidades por Annual.
- La generalización de los desórdenes públicos.
- El incremento de la inseguridad ciudadana y de los atentados terroristas anarquistas.
- Las actividades «antiespañolas» de los grupos separatistas vascos y catalanes.
La opinión pública española aceptó la nueva situación entre la indiferencia y la aprobación. Los sectores patronales y la burguesía conservadora recibieron la dictadura con entusiasmo. Anarquistas y comunistas convocaron una huelga general que fracasó.
Los principios ideológicos del nuevo régimen se basaban en: el amor a la patria, el orden, la eficacia, la disciplina y la autoridad. Primo de Rivera llamó al régimen «dictadura con respaldo popular» o incluso «dictadura democrática» en sus inicios, aunque sus rasgos fueron claramente autoritarios:
- Regeneración de la política: Erradicar el caciquismo, legislar de forma expeditiva, perseguir el terrorismo y reformar el poder judicial, aunque con un carácter centralizador en la práctica.
- Régimen de partido único: La Unión Patriótica, un partido personalista que actuaba más por decisión superior que por base popular, sin límites de tiempo y sin oposición tolerada. Lo integraban conservadores, católicos y latifundistas. Tuvo tres etapas en su desarrollo: de 1924 a 1926 fue la de su oficialización; de 1926 a 1929 la de su afianzamiento; y los meses finales del régimen, cuando el desarrollo de la oposición les obligó a realizar tareas de información y delación de enemigos.
- El Estado corporativo: Inspirado en el fascismo italiano, intentó conseguir una «sociedad justa» a través de la armonía capital-trabajo, mediante la creación de comités paritarios. Esto se dio en un contexto de auge económico mundial («felices años veinte»).
- El militarismo: Casi toda la administración quedó en manos del Ejército.
- El ascenso de nuevas élites al poder, aunque muchas provenían de los mismos sectores conservadores.
- Supresión de la movilización política en las zonas antes sometidas al caciquismo, pero también de cualquier disidencia.
- La expansión de las ideologías obreras fue reprimida.
- Impedir la organización y movilización de sus adversarios políticos.
3.2. El Directorio Militar (1923-1925)
Se propuso solucionar los problemas que habían conducido al fracaso del sistema anterior y acabar con el caciquismo. Se hacía preciso desarrollar una campaña de propaganda y de acción eficaz que identificase la dictadura con la pacificación y la tranquilidad. Se instituyó el Somatén nacional (milicia ciudadana de origen catalán) para salvaguardar la justicia y la paz frente a cualquier revolución.
La represión alcanzó a la CNT, a los nacionalismos, a la prensa y a los intelectuales. Los anarquistas fueron perseguidos. Se prohibió el uso de la lengua y la bandera catalana en actos públicos, se suspendió la enseñanza del catalán en algunos ámbitos y se cambiaron los nombres de las calles. En el País Vasco se clausuró el periódico del PNV. Unamuno fue desterrado.
El problema marroquí: El Ejército estaba dividido entre los «africanistas» (partidarios de seguir la lucha) y los «abandonistas». Inicialmente, el dictador era más proclive a la postura abandonista. Sin embargo, la liquidación de la guerra se debió a la iniciativa de Abd-el-Krim, que cometió el error táctico de atacar las posiciones francesas en 1925. Esto propició una contundente actuación militar conjunta hispano-francesa, destacando el desembarco de Alhucemas (septiembre de 1925). La consecuencia fue la rendición de Abd-el-Krim en 1926 y la pacificación del protectorado, lo que supuso un gran éxito para la Dictadura.
3.3. El Directorio Civil (1925-1930)
Tras el éxito en Marruecos, Primo de Rivera intentó institucionalizar el régimen.
A. Actuación política
Se buscó crear un régimen distinto al parlamentario liberal. Se constituyó la Unión Patriótica como partido único y se creó una Asamblea Nacional Consultiva en 1927. Esta asamblea no era un parlamento legislativo, sino un órgano corporativo y consultivo, encargado de elaborar un anteproyecto de Constitución. La representación nacional se concebía a través de una cámara única, donde la mitad de los diputados eran de elección corporativa o nombramiento real y el resto, teóricamente, por sufragio universal (que nunca se aplicó para esta Asamblea).
B. Política económica
La dictadura coincidió con la favorable coyuntura económica internacional de los «felices años veinte». La política económica estuvo vinculada al nacionalismo regeneracionista y al intervencionismo estatal, con cierta inspiración en los fascismos (organización del Estado corporativo, medidas proteccionistas para la industria nacional, creación de monopolios estatales como CAMPSA o Telefónica). Se impulsaron importantes mejoras en infraestructuras, comunicaciones (carreteras, ferrocarriles) y obras hidráulicas (confederaciones hidrográficas).
C. Medidas sociales
Se prestó atención a la instrucción pública. Aumentaron los centros de escolarización e instrucción primaria, lo que contribuyó a un descenso del analfabetismo. Sin embargo, se impusieron recortes a la libertad de cátedra en la Universidad y se favoreció la enseñanza privada y religiosa.
La última etapa de este periodo, entre 1929 y 1930, es de descomposición y crisis. Los factores de la caída de la Dictadura fueron:
- El distanciamiento progresivo entre Alfonso XIII y Primo de Rivera.
- La pérdida del apoyo de una parte de los mandos del Ejército, descontentos con algunas reformas y con el creciente personalismo del dictador.
- El agravamiento de las dificultades financieras del Estado, especialmente tras el crack de 1929.
- La reaparición de los conflictos sociolaborales y el incremento del número de huelgas.
- La actitud crítica de los medios empresariales más poderosos, antes favorables.
- La fuerza creciente de los distintos grupos de oposición (republicanos, socialistas, intelectuales, estudiantes).
- El fracaso en las relaciones con el movimiento obrero (la UGT, inicialmente colaboradora, se distanció).
- Los problemas de salud de Primo de Rivera.
En enero de 1930, falto de apoyos significativos, Primo de Rivera dimitió y marchó a París, donde murió poco después.
3.4. El Final de la Monarquía (Enero de 1930 – Abril de 1931)
Tras la dimisión de Primo de Rivera, el Rey nombró como jefe de Gobierno al general Dámaso Berenguer, que intentó conseguir dos objetivos principales:
- Restablecer gradualmente el sistema parlamentario liberal y reponer la Constitución de 1876 (lo que se conoció como la «Dictablanda»).
- Salvar la figura de Alfonso XIII, cada vez más impopular por su vinculación con la Dictadura.
Berenguer actuó con lentitud e indecisión, ralentizando el proceso de recuperación de las libertades políticas y posponiendo la convocatoria de elecciones generales. Creó una nueva sección de policía antidisturbios para controlar el creciente descontento.
Mientras tanto, los grupos republicanos, junto con regionalistas y socialistas, suscribieron en agosto de 1930 el Pacto de San Sebastián, un acuerdo para derribar la Monarquía e instaurar una República. A este pacto se sumaron posteriormente el PSOE y la UGT. Incluso políticos conservadores y liberales monárquicos se pronunciaron a favor de un cambio constitucional profundo o de la abdicación del rey.
Berenguer fue sustituido en febrero de 1931 por el almirante Juan Bautista Aznar, quien convocó un proceso electoral que comenzaría con elecciones municipales, seguidas de provinciales y generales. Las elecciones municipales se realizaron el domingo 12 de abril de 1931. Aunque los monárquicos obtuvieron más concejales en el cómputo global (principalmente en zonas rurales), los candidatos republicanos y socialistas lograron un rotundo triunfo en todas las grandes ciudades y capitales de provincia, interpretándose como un plebiscito contra la Monarquía.
Ante la evidencia de la falta de apoyo popular, el Rey Alfonso XIII suspendió el ejercicio del poder real y abandonó España el 14 de abril de 1931, sin abdicar formalmente. Ese mismo día se proclamó la II República Española.