Unitarios y Federales
En los debates constitucionales se enfrentaron dos grupos:
- Unitarios: La mayoría de Buenos Aires impulsaba la formación de un gobierno central que concentrara el poder político por encima de los intereses provinciales. Creían que la «legitimidad» del Estado provenía de la soberanía popular, a la que consideraban única e indivisible.
- Federales: Eran principalmente las provincias del interior. Estos defendían la autonomía de las provincias; cada una debía ejercer el derecho de redactar su propia constitución, dictar leyes y elegir gobernantes. Proponían una «Confederación«: una asociación de provincias autónomas.
Tratados entre Provincias
A pesar de la autonomía declarada en 1830, las provincias continuaron buscando la creación de un gobierno nacional. Se firmaron varios tratados:
- Tratado de Pilar: En 1820, se estableció un alto al fuego entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, y se expresó la voluntad de convocar un nuevo congreso constituyente.
- Tratado de Benegas: En 1820, puso fin a los enfrentamientos entre Buenos Aires y Santa Fe.
- Tratado del Cuadrilátero: En 1822, involucró a Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, garantizando la libre navegación de los ríos interiores.
Sin embargo, Buenos Aires intentó dividir las provincias del Litoral, buscando aislar a Entre Ríos.
Las Autonomías Provinciales
La Conformación de las Provincias
Tras la disolución del Directorio, las provincias comenzaron como repúblicas independientes. A partir de pactos y tratados, se definieron nuevos territorios y gobiernos. Entre 1814 y 1820 surgieron nuevas provincias como San Luis, Mendoza, Córdoba, Tucumán y más tarde La Rioja, San Juan y Catamarca. Estas divisiones administrativas reflejaban tanto intereses geográficos como económicos. En 1820, las provincias actuaban de manera unilateral y sin coordinación nacional.
Constituciones Provinciales
Al considerarse estados soberanos, la mayoría de las provincias redactaron su propia constitución, que estableció un régimen republicano y representativo. También se elaboraron normas jurídicas para regular el comercio exterior, la defensa y las relaciones con otras provincias.
Nuevas Instituciones
Se crearon las autoridades de gobierno que, aunque respondían a un modelo común, la organización institucional de las provincias no fue uniforme en todos los casos. Por ejemplo: la división de poderes no fue respetada a rajatabla; el otorgamiento de poderes a los gobernantes determinaba la supremacía del Poder Ejecutivo por encima del Legislativo. Además, algunas provincias lograron mantener una estabilidad institucional duradera, mientras que en otras se sucedieron revoluciones armadas permanentes.
En cada provincia, el Poder Ejecutivo quedó a cargo de un gobernador y el Poder Legislativo en manos de una Sala de Representantes. Se suprimieron los cabildos, los cuales estaban integrados por las élites urbanas, a comparación de las Salas de Representantes, integradas por representantes del campo y la ciudad.
El Caso de Córdoba
Bajo el gobierno de Juan Bautista Bustos en 1820, Córdoba fue un ejemplo de autonomía provincial. Este actuó como si la provincia se hubiera independizado, sin esperar decisiones nacionales. Impulsó la redacción de una constitución provincial, sancionada por una asamblea dirigida por el pueblo. Además, desempeñó un rol muy importante en lo económico y educativo: estableció leyes para el comercio, recaudó impuestos, promovió la creación de aduanas y formó una junta protectora de escuelas.
Buenos Aires: La Feliz Experiencia
Buenos Aires después de Cepeda
Tras la derrota en la Batalla de Cepeda y la caída del Directorio, Buenos Aires vivió una profunda crisis política. Al enfrentarse dos grupos, unitarios (autoridad central) y federales (apoyados por caudillos del Litoral), el gobierno quedó en manos del Cabildo, que convocó a una Junta de Representantes. Entre febrero y septiembre de 1820, se sucedieron diferentes gobernadores, imposiciones, asambleas y levantamientos militares. Finalmente, en julio, se conoció como el Día de los Tres Gobernadores.
El Gobierno de Martín Rodríguez
Con una intervención de milicias dirigidas por Juan Manuel de Rosas y Martín Rodríguez, se restableció el orden en septiembre de 1820. La Junta de Representantes eligió a Rodríguez como gobernador, y se inició un período de reformas y estabilidad.
Un Ambicioso Plan de Reformas
La principal preocupación del gobernador Martín Rodríguez era apaciguar los conflictos políticos de Buenos Aires, en tanto la de su ministro de gobierno, Rivadavia, fue la de modernizar la provincia. Para cumplir este objetivo, Rivadavia emprendió un programa de reformas políticas, jurídicas, religiosas y educativas:
- Reformas Políticas y Sociales: Se estableció la Sala de Representantes, un órgano legislativo provincial. Se fortaleció el Cabildo, pero luego fue reemplazado por un sistema representativo.
- Reformas Judiciales y Religiosas: Se reorganizó el Poder Judicial y se garantizó la libertad de prensa. Se redujo la influencia del clero, conventos y monasterios.
- Reformas Educativas y Culturales: Se fundó la Universidad de Buenos Aires, las academias de Medicina, Ciencias y Matemáticas.
Presidencia de Rivadavia
En 1826, el Congreso sancionó la Ley de Presidencia, que estableció la creación de un Poder Ejecutivo, a cargo de un Presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Luego, el unitario Rivadavia fue elegido para ejercer el cargo de la Presidencia. Este asumió la Presidencia en un momento de extrema gravedad, en el que el país se hallaba en guerra con Brasil, y los enfrentamientos entre unitarios y federales se tornaban más violentos.
Buenos Aires – Capital
En 1826, los unitarios impulsaron la sanción de la Ley de Capitalización que consideraba a Buenos Aires capital de las Provincias Unidas y la separaba de la provincia de Buenos Aires. El proyecto fue rechazado por todas las provincias. Los bonaerenses se oponían, ya que el puerto y la aduana quedarían bajo el mando del gobierno nacional, lo que significaba que perderían sus fuentes de ingresos.
Además, se eliminarían la Sala de Representantes y otras instituciones. Por otra parte, los federales rechazaban la idea y cuestionaban que el poder se concentrara en la futura capital. De todos modos, los unitarios lograron sancionar la ley.
Crisis y Caída del Gobierno Nacional
A fines de 1826, el Congreso aprobó una nueva Constitución centralista que mantenía el carácter centralista y avasallaba las autonomías provinciales; por ello, fue rechazada por los gobernadores. A su vez, el bloqueo del puerto de Buenos Aires por Brasil perjudicaba la economía de los bonaerenses. En lo militar, Rivadavia designó a Carlos María de Alvear y a Guillermo Brown como jefes de las fuerzas terrestres y navales.
En 1827, las tropas obtuvieron el triunfo en la Batalla de Ituzaingó; sin embargo, la flota de Brown no logró romper el bloqueo y fue vencida, lo cual generó más conflicto. Debido a los problemas, Rivadavia decidió hacer una negociación de paz con el Imperio de Brasil, la cual fue rechazada y esto le otorgaba a Brasil un triunfo diplomático. Y finalmente, Rivadavia renunció a su cargo. En reemplazo de él, el Congreso designó a Vicente López, pero, como este carecía de poder y su autoridad no era reconocida, renunció al poco tiempo, y el Congreso fue disuelto. Las provincias pasaron a gobernarse de manera autónoma.
Primer Gobierno de Rosas
Cuando Rosas llegó al gobierno, contaba con el apoyo de los sectores sociales más poderosos, así como de las clases subalternas. La Sala de Representantes, por su buen trato con los sectores populares, ascendió a Rosas a Brigadier General y lo nombró Restaurador de Leyes. Como la élite porteña reclamaba un poder fuerte, se le otorgaron a Rosas facultades extraordinarias, es decir, una fuerte concentración de poder político en la figura del gobernador que lo habilitaba a tomar decisiones sin consultar. Durante su gestión, empleó estas facultades para controlar la opinión pública: restringió la libertad de prensa, obligó a usar distintivos federales e intimidó a los opositores.
En 1832, fue elegido para un segundo período; este no incluía las facultades extraordinarias, ya que la derrota de los unitarios las hacía innecesarias. Como Rosas se negó a esto, designaron a Balcarce.
Revolución de los Restauradores
Había dos grupos: los leales a Rosas, llamados «apostólicos«, y por otro lado, los federales que no estaban de acuerdo con la vuelta de Rosas al poder e impulsaban la sanción de una constitución en la provincia, denominados “doctrinarios”. La tensión de estos grupos desembocó en una gran movilización: la Revolución de los Restauradores. Ante las protestas y la violencia, Balcarce renunció y lo reemplazó Viamonte, el cual abandonó el cargo y lo reemplazaría Maza.
Definición del Pacto Federal
Se trataba de una alianza defensiva y ofensiva en la cual se garantizaba ayuda mutua en el caso de que las provincias del Litoral sufrieran un ataque interno o externo.
Segundo Gobierno de Rosas
Nuevamente Gobernador
A fines de 1834, Salta y Tucumán entraron en guerra. Esto preocupó al gobierno bonaerense, ya que había posibilidad de guerra civil. Por eso, Maza convocó a Quiroga y le encargó mediar hasta encontrar una solución pacífica. Este logró que firmaran un acuerdo de paz, pero a la vuelta a Buenos Aires, lo asesinaron. Debido al temor de una nueva guerra civil, la Legislatura eligió a Rosas de nuevo como gobernador, y esta vez, además de otorgarle las facultades extraordinarias, se le dio la suma del poder público, lo que significaba que él tenía atribuciones para sancionar leyes sin el acuerdo de la Legislatura, hacerlas aplicar a la justicia y castigar a quienes no cumplieran la ley.
Orden Rosista
En el segundo gobierno, se mantuvo el control de la opinión pública y la represión de los disidentes políticos. Además, se aplicó la censura a la prensa, se excluyó a los opositores de cargos públicos y se apeló al terror para reducir el activismo político de las élites.
La Caída de Rosas
La Paz Rosista
Esta medida se basaba en el fortalecimiento del Estado provincial, con el objetivo de conseguir una mano de obra disciplinada para estancias, saladeros y mataderos. Rosas había establecido una red de jueces de paz que perseguía a los «vagos«, que era la forma en la que se referían a los gauchos que no tenían documentos que acreditaban su trabajo.
Dos Problemas para Rosas
Hubo dos problemas para Rosas. Uno de ellos se hallaba en Entre Ríos, llamado Justo José de Urquiza, que era un aliado del rosismo. Sin embargo, esto cambió. Por entonces, Entre Ríos atravesaba una fuerte recuperación económica; sin embargo, la expansión sufría los límites impuestos por la prohibición de la libre navegación de los ríos Uruguay y Paraná. Por esto, Urquiza comenzó a impacientarse frente a la negativa de Rosas de organizar una constitución.
El otro problema sería el agravamiento de las relaciones con Brasil. La invasión del norte del territorio oriental por tropas brasileñas condujo al rompimiento de relaciones diplomáticas y dejó todo al borde de la guerra.
Pronunciamiento de Urquiza
En 1851, el 1.º de mayo, Urquiza emitió un pronunciamiento. En este, el gobernador entrerriano asumía que su provincia asumía su soberanía, que iba a representar a su provincia ante los otros países. Por lo tanto, aceptaba la renuncia de Rosas a las relaciones exteriores. El pronunciamiento constituía una reacción contra la dominación política y económica de Buenos Aires. Solo recibió el apoyo de la provincia de Corrientes.
Final de Caseros
En mayo de 1851, Entre Ríos, el Imperio de Brasil y Uruguay firmaron un tratado de alianza para enfrentar a Rosas. El Ejército Grande Aliado Libertador estaba conformado, en su mayoría, por entrerrianos y correntinos, pero armado y financiado por Brasil. La fuerza antirosista se completó también con emigrados unitarios como Bartolomé Mitre y Sarmiento.
Finalmente, en 1852, ambos bandos se enfrentaron en Caseros. Las tropas rosistas fueron rápidamente derrotadas. Enterado de la derrota, Rosas escapó a Inglaterra.