Carlismo y Guerra Civil

A la muerte de Fernando VII, su hermano Carlos reclamó los derechos al trono. Posteriormente, se produjeron levantamientos armados a favor de Don Carlos. El conflicto sucesorio evoluciónó hacia una guerra civil.
I.1 Apoyos y programa del carlismo
 Los carlistas encontraron apoyos en la pequeña nobleza rural, el bajo clero, algunos oficiales reaccionarios del ejército y pequeños propietarios campesinos. Este apoyo obedece a diversas razones, entre ellas: el temor a la desaparición de los privilegios fiscales y mayorazgos; la pérdida de exclusividad de los mandosdel ejército por los segundones de la nobleza; temor a nuevas desamortizaciones y la
abolición de los diezmos, en el caso de la iglesia; la perdida de exenciones fiscales en el del campesinado vasco.
En cuanto a su implantación geográfica, el carlismo fue especialmente fuerte en Navarra, el País vasco, el Maestrazgo y la regíónal norte del río Ebro. Si hubiera que resumir en unas pinceladasla ideología carlista, destacaríamos los siguientes puntos de su programa: ladefensa del Antiguo Régimen, esto es del absolutismo y de la sociedad estamental; elintegrismo religioso, en lo que significaba de oposición a la libertad religiosa, rechazo de toda desamortización y defensa de los diezmos y otros privilegios eclesiásticos; inmovilismo ante cualquier cambio ideológico y ante cualquier reforma liberal;
Fidelidad a la patria, entendida como un conjunto de traiciones y normas, costumbres y creencias recibidas de los antepasados; resistencia a la industrialización y al capitalismo. Posteriormente, añadieron a su programa el mantenimiento de los fueros vascos y navarros para atraerse a esta población, frente al centralismo liberal.
I.2 Desarrollo de la guerra
 Desde el punto de vista militar, la Guerra Civil entre carlistas e isabelinos tuvo tres etapas diferentes La etapa inicial, entre 1833 y 1835, es un periodo de éxitoscarlistas, a pesar de que la actuación de los capitanes generales a la muerte deFernando VII limitó la trama conspiratoria. Carlos retorna de Inglaterra, donde se había refugiado tras la caída de los absolutistas en Portugal, en Julio de 1834. Lalabor de Zumalácárregui, figura clave, sin duda, de esta etapa carlista, consiguió reunir un ejército de 35.000 hombres y el dominio de grandes espacios rurales en el País Vasco, pero fracasó en la toma de las capitales, especialmente la ciudad de Bilbao, considerada vital para el carlismo para obtener crédito y reconocimiento internacional. EnCataluña y el Maestrazgo se levantaron partidas, base de un posterior ejército regular a cargo de Cabrera. Setrata, además, de una guerra caracterizada por laextrema crueldad en ambos bandos con ejecuciones sistemáticas de prisioneros y civiles.
La segunda etapa, entre 1836-1837, se caracteriza por su proyección expedicionaria. A partir de 1835, tras la muerte de Zumalacárregui y el levantamiento del sitio de Bilbao, el predominio carlista serefleja en la realización de expediciones por norte, hacia Castilla y Madrid. El Carlismo ensayó la ruptura de su confinamiento bajo la presión de los liberales y salíó para contactar y consolidar resistencias de focos
distantes entre sí. Se trataba de pequeñas columnas, bien pertrechadas y con mucha movilidad. Mientras tanto, en el ejército liberal, Espartero asumíó el mando tras el éxito en Bilbao, y tuvo que afrontar esa ofensiva carlista. Las expediciones más destacadas fueron la del general Guergué en Cataluña, la de Gómez, que recorríó durante seis meses todo el territorio, llegando a ocupar Segovia, Valladolid, Córdoba y alcanzando Cádiz, y, sobre todo, la expedición real, en 1837, que tras pasar el Ebro, se dirige a Levante y luego a Madrid, en cuyas puertas permanece acampado, en espera de un pacto con Mª Cristina. Sin embargo, todas esas operaciones fracasaron y los carlistas no encontraron nuevos respaldos de importanciaentre las poblaciones del centro y sur peninsular.
La tercera y última fase de la guerra, de 1838 a 1840, viene marcada por la división interna del carlismo y por la transacción. El bando carlista, desmoralizado y debilitado por los enfrentamientos internos desús jefes, sufríó continuas derrotas. Los fracasos militares provocaron un aumento de las discrepancias que terminaron por escindir a los dirigentes carlistas en dosfacciones opuestas: los apostólicos y los transaccionales; un enfrentamiento que llevó a los fusilamientos de Estella y al Convenio de Vergara (Agosto de 1839). Aún semantuvo la lucha armada en Cataluña y el Maestrazgo, tras la toma de Morella por Cabrera. La resistencia se prolongó hasta Julio de 1840, pero, en realidad, la victoria de los liberales era ya definitiva desde la huida de Don Carlos a Francia y la firma del convenio.

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