Condiciones laborales de los obreros en la revolución industrial

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Industria alimentaría. Sobresale el invento del enlatado, que permitíó la conservación y el envasado de todo tipo de alimentos en latas herméticamente cerradas.

4. El liberalismo económico

Durante el siglo XVIII y parte del XVIII, los dos sistemas que regularon las actividades económicas fueron el mercantilismo y la fisiocracia. Con la Revolución industrial se impuso una nueva forma de actuación a la que se denomina liberalismo económico.
El liberalismo económico es una teoría que se basa en la libertad de actuación en todos los sectores de la economía. El representante más destacado del liberalismo económico fue Adam Smith, en cuya obra formulan los principios básicos de su pensamiento:

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El trabajo es la única fuente de riqueza.

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El interés personal favorece el interés de la colectividad.

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La ley de la oferta y la demanda regula la actividad económica. Los precios y los salarios se fijan por sí solos dependiendo de la demanda y oferta de productos y trabajos.

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La empresa privada ha de funcionar sin obstáculos y tener la máxima iniciativa individual.

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El intercambio de productos debe ser libre, sin limitaciones por parte del Estado.

5. Una nueva sociedad: la sociedad de clases

Durante el Siglo XIX se produjo un espectacular aumento de la población europea. No obstante, a partir del último tercio del siglo, la población europea se estabilizó a causa de la disminución de la tasa de natalidad y del crecimiento de la emigración internacional.

5.2 Los comienzos del movimiento obrero

La implantación del liberalismo económico dejó al proletariado en manos de los empresarios privados. Las condiciones que establecieron de resumen así:

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Jornadas laborales agotadoras.

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Trabajo infantil: los niños trabajaban en las minas, en las mismas condiciones que los adultos.

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Salarios insuficientes en el caso de las mujeres y los niños.

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Despido libre, inexistencia de vacaciones y seguridad social.

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Prohibición para asociarse a los obreros para defender sus derechos. Las primeras reacciones contra esta situación las protagonizaron grupos de obreros que destruían las máquinas como protesta. Este movimiento se denominó ludismo. Con el nacimiento de las Trade Unions, el movimiento sindicalista hizo su aparición.Las reivindicaciones de los obreros para conseguir reformas comenzaron a llegar al Parlamento. Destaca el movimiento conocido como cartismo.
Surgieron otros movimientos que criticaban los problemas sociales generados por la industrialización. Entre ellos figuraba el socialismo utópico, una corriente ideológica, opuesta al capitalismo, que pretendía lograr la intervención del Estado en la economía para mejorar las condiciones de los trabajadores.
Los principales socialistas utópicos fueron el filósofo francés Saint-Simón, Charles Fourier y Robert Owen.El socialismo utópico no se desarrolló en la práctica porque fracasaron los intentos a la hora de aplicarlo.

5.3. El desarrollo del movimiento obrero

A mediados del Siglo XIX, el movimiento obrero adquiríó un nuevo auge gracias al desarrollo del sindicalismo, por el que los obreros se asociaban para organizar la lucha contra los empresarios y contra el Estado con el fin de obtener mejores condiciones de vida y de trabajo. Los sindicatos solo pudieron llevara cabo sus actividades en la clandestinidad, hasta que a finales del Siglo XIX consiguieron ser legalizados en casi todos los países de Europa.Sin embargo, hasta la aparición de dos ideologías revolucionarias, denominadas marxismo y anarquismo, no emergería un auténtico movimiento obrero:

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Marxismo. La clase obrera debía enfrentarse a la burguésía, lograr su desaparición. Una vez alcanzado se desmontaría el sistema capitalista y se colectivizarían los medios de producción. Se llegaría a implantar una sociedad sin clases en la que ya no habría opresores ni oprimidos.

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Anarquismo. El anarquismo se opónía a cualquier forma de gobierno, pues el solo hecho de gobernar supónía una coacción y una injusticia; defendía la libertad del individuo, la desaparición de la autoridades y la supresión de la propiedad privada. Su organización social ideal se basaba en las comunas, pequeñas agrupaciones libres de personas que se autoabastecerían y en las que no existiría la propiedad privada. En la década de 1860, los lideres obreros de distintos países europeos, conscientes de que los problemas que afectabas al proletariado eran los mismos en todas las naciones, se plantearon la necesidad de asociarse para que sus reivindicaciones y su lucha tuvieran más fuerza. El objetivo era llegar a un acuerdo con los obreros del resto de Europa para despertar su solidaridad y acabar con esta práctica. De este modo surgieron las Internacionales obreras:

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La Primera Internacional o Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) se fundó en Londres en 1864, pero desaparecíó muy pronto a causa de la persecución que se sufríó por parte de los gobiernos de los países por los que se extendíó, donde se reprimieron con dureza las huelgas y manifestaciones obreras, y por las disputas entre marxistas y anarquistas.

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La Segunda Internacional se fundó en París en 1889. Su principal reivindicación fue la de conseguir la jornada laboral de 8 horas y para ello establecíó el 1 de Mayo como día internacional de protesta.Esta Segunda Internacional también desaparecíó pronto debido a que continuaban producíéndose enfrentamientos entre marxistas y anarquistas y a la creciente tensión política que se manifestaba en Europa, que acabó desembocando en la Primera Guerra Mundial. El estallido de la contienda supuso el fracaso de la Internacional.

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