Consolidación y Crisis de la Dictadura Franquista (1959-1975)
Tras los años de «posguerra» en la década de los 40 y del «aperturismo» en la década de los 50, el régimen franquista afronta una segunda etapa de consolidación durante los años 60 y una posterior crisis en los años 70.
Recordaremos las principales bases que hicieron posible la creación y el mantenimiento del régimen. Entre las ideológicas: falangismo de conveniencia, fundamentalismo religioso, autoritarismo feroz, componente nacionalista español, «nacionalsindicalismo», partido único y democracia orgánica. Entre las sociales: el ejército, la Falange, el Carlismo, la Iglesia y determinados grupos sociales que, por diferentes motivos, se alinearon junto al franquismo. Y entre las jurídicas: la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), el Fuero del Trabajo (1938), la Ley de Cortes (1942), el Fuero de los Españoles (1945), la Ley de Referéndum (1945), la Ley de Sucesión (1949), la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) y la Ley Orgánica del Estado (1967).
Nueva Situación: Características Principales
1. Política Interior
En 1958 se promulga una nueva Ley Fundamental: la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional, que significaba el fin de la influencia falangista en la política franquista y la proclamación de un futuro político monárquico. España era una monarquía tradicional, católica, social y representativa.
Pero, ¿qué monarquía? ¿Qué monarca? No podía ser una monarquía liberal, como la de 1875. En este caso, el Rey hubiese sido Don Juan de Borbón, pero Franco lo tenía excluido. En 1959, Franco y Don Juan acordaron la elección y «preparación» de Don Juan Carlos como el sucesor y continuador del franquismo.
En 1967 se promulga la Ley Orgánica del Estado, tras haber sido aceptada por los españoles en referéndum (¡95,9% de los votos!). Era algo parecido a una constitución. Un Consejo Nacional hacía también las veces de Parlamento. Se confirma el ascenso político de Luis Carrero Blanco y el mantenimiento de los ministros tecnócratas (López Bravo, López Rodó, Manuel Fraga Iribarne).
En 1969, Franco declara oficialmente a Don Juan Carlos de Borbón su sucesor y continuador político. El Almirante Carrero Blanco pasaba a ser vicepresidente del Gobierno. El régimen franquista parecía estar consolidado. Un Estado, fruto de un golpe militar y de una sangrienta guerra civil, se había convertido en un Estado de derecho que, a sus ojos, era legítimo.
2. Política Exterior
Tras los acuerdos con los Estados Unidos de 1953, la firma del Concordato con la Santa Sede y el ingreso de España en la ONU en 1955, el franquismo trató de confirmar la aceptación de su sistema entre las democracias occidentales.
En 1959, España es admitida en la OECE (Organización Europea para la Cooperación Económica) y logra firmar acuerdos económicos con países como Alemania Federal o Francia. Sin embargo, no logró que fuera aceptada su petición de ingreso en la CEE (Comunidad Económica Europea). El mismo año, el presidente norteamericano Eisenhower visitó oficialmente España, lo que supuso un importante espaldarazo político para Franco.
Por otra parte, estos años fueron de descolonización en el contexto internacional. España tuvo que conceder la independencia a Guinea Ecuatorial de forma precipitada y ceder a Marruecos el territorio de Ifni. Aún quedaban Ceuta, Melilla y el Sáhara.
Aprovechando la situación, España reclamó la devolución de Gibraltar. La ONU llegó a dar la razón a España, pero Gran Bretaña no cedió, presionada por la población gibraltareña que se negaba a cambiar de nacionalidad. Las presiones y medidas del Gobierno español, dificultando el acceso a Gibraltar, fueron contraproducentes.
3. Economía y Sociedad
Los años 60, conocidos como los años del «desarrollismo», supusieron cambios en todos los campos de la sociedad. En el plano económico, se diseñaron los primeros «planes de desarrollo», consistentes en la planificación de la economía cada tres años con diferentes objetivos y métodos. Dentro de estos planes, destacan los llamados «polos de desarrollo», que hacen referencia a determinados lugares en los que se favorecía la instalación de industrias, normalmente ciudades que habían apoyado desde el primer momento al «Alzamiento Nacional». Estas medidas llevaron a alcanzar tasas de crecimiento cercanas al 19%. El desarrollo industrial motiva, a su vez, la necesidad de importar bienes de equipo que eran pagados con las divisas extranjeras procedentes de la inmigración y una fuerte inversión de capital extranjero. Con todo, los grandes beneficiarios de este «boom» económico fueron los bancos y los grandes grupos industriales.