Crisis del Siglo XVII: Felipe III, Felipe IV y Carlos II

Tema 8.- El siglo XVII

  • Los Austrias del Siglo XVII

El sXVII fue el siglo de los Austrias menores (Felipe III, Felipe IV, y Carlos II). Estos se apoyaban en validos que dirigían en su lugar. Felipe III tuvo un breve reinado, su valido (el duque de Lerma) fue sustituido por su propio hijo Felipe IV. En su reinado se sucedieron las mayores dificultades, por lo que dejó el poder en manos del valido conde-duque de Olivares, el cual fracasó estrepitosamente. Carlos II mostró incapacidad para gobernar, tuvo problemas de salud y tuvo un largo y complicado reinado.

Este siglo fue una época de crisis, estancamiento y recesión para España y Europa. Se produjo el fracaso de la política de los Austrias, que perdieron su hegemonía en Europa. Los validos intentaron reforzar el poder absoluto de los monarcas.

La literatura y el arte del Siglo XVII fueron brillantes: fue el Siglo de Oro español.

En este siglo hubo una crisis demográfica, económica y social, que concluyo con la extinción de la dinastía austriaca. Aun así, España mantuvo su predominio sobre América.

  • Gobierno de validos y conflictos internos. La crisis de 1640

El valido era una persona del círculo del rey que asumía la máxima dirección de los asuntos políticos ante la despreocupación de los monarcas. El rey depositaba en su persona su confianza y su poder. Si la confianza desaparecía, desaparecía su poder. Se ganaron el odio de nobles, letrados y del propio pueblo. Eran el blanco de las críticas cuando había fracasos, mientras el rey quedaba a salvo.

Los ejemplos más destacados fueron:

El duque de Lerma, el primer valido de Felipe III. Llevó la Corte a Valladolid y a pesar de la paz en Europa, no hizo reformas económicas o políticas. Expulsó a los moriscos diciendo que eran un peligroso enemigo cada vez más numeroso. Esto tuvo grandes consecuencias económicas (perdida de la mano de obra) y demográficas. Perdíó la confianza del rey y fue sustituido por su hijo.

El rey Felipe IV confió en el conde-duque de Olivares, cuyo objetivo era incrementar los ingresos para la costosa política exterior. Consiguió que los reinos no castellanos aumentaran sus contribuciones mediante la Uníón de Armas. El proyecto fracasó por las continuas protestas y se agravó la crisis.

La crisis de 1640 y sus consecuencias


Los problemas internos de Felipe IV estallaron en 1640. Entraron los tercios, temidos en el campo de batalla y fuera de él. La rebelión de los campesinos ante la brutalidad de los tercios propicio el Corpus de Sangre en Barcelona. Los segadores, el día del Corpus Christi, se apoderaron de la ciudad y pasaron a cuchillo a los representantes del rey. Se temía una guerra civil. Felipe IV puso fin a esta guerra en la Paz de los Pirineos, en la cual perdíó Rosellón y la Cerdaña.

La rebelión en Portugal


Portugal no se sentía protegida por España. El conde-duque de Olivares decidíó incorporar a Portugal a la Uníón de Armas, lo que provoco una sublevación. La guerra se prolongó hasta que España reconocíó su independencia. Ante el cúmulo de dificultades, Felipe IV destituyó al conde-duque de Olivares, que había fracasado en todos los frentes.

El debilitamiento del poder monárquico en el reinado de Carlos II


La aristocracia volvíó a recuperar el poder. Fueron años de neofeudalismo en que la alta nobleza pasó a controlar la monarquía.  En este periodo, Carlos II sufríó un Golpe de Estado por parte de Don Juan José de Austria, el cual se autoproclamó primer ministro.

Los últimos años del reinado de Carlos II estuvieron marcados por problemas como las perdidas territoriales en la guerra contra Francia, disturbios por la escasez de alimentos y la subida de impuestos y la sucesión a la corona. Carlos II dejó el trono tras su muerte a Felipe de Borbón. Esta decisión abríó el camino a la Guerra de Sucesión española.

  • El ocaso del Imperio español en Europa

Los objetivos de los Austrias menores fueron: la defensa del patrimonio territorial, la protección de la religión católica y la defensa del monopolio comercial de América. Pero unos nuevos factores dificultarían las cosas:

-La escasez de recursos financieros.

-La pérdida de efectivos militares. Fue necesario recurrir a las levas forzosas.

-La acción de ingleses y holandeses en las colonias. Estos países no paraban de colonizar territorios españoles en el exterior, por lo que obligaron a España a invertir cada vez más recursos económicos en defensas y buques para América.

-Los nuevos enemigos. Surgen nuevas potencias como Francia, Gran Bretaña, Holanda…  frente a los cuales España tuvo que disputar numerosas guerras para defender sus territorios en el exterior.

En este contexto, durante el reinado de Felipe III se firmó la paz con Inglaterra y con las Provincias Unidas se acordó la tregua de los Doce Años. Más tarde, con Felipe IV se reanudaron las hostilidades con las Provincias Unidas.

En estos años, la monarquía española cooperó más estrechamente con los Habsburgo de Viena, por lo que España se vio involucrada en la Guerra de los Treinta años, que enfrentaba a los católicos alemanes con los protestantes. Francia intervino a favor de las fuerzas protestantes. En 1643, las fuerzas españolas fueron derrotadas por el ejército francés en Rocroi.

En 1648 se firmó la paz de Westfalia, que reconocía la derrota de los Habsburgo. España reconocía la independencia de las Provincias Unidas.

Aun así, España y Francia seguían enfrentadas, hasta que Felipe IV firmó la paz de los Pirineos en 1659, por la que España cedía algunos territorios (Flandes, el Rosellón y Cerdaña).

La paz de Westfalia y la paz de los Pirineos supusieron que Francia se consolidara como la nueva potencia hegemónica del continente. Aun así continuo el acoso francés a España. La impotencia de España para defender sus posesiones promovíó los repartos de territorios del Imperio español a las potencias europeas. La Guerra de Sucesión había acabado con el patrimonio de los Austrias.

  • Evolución económica y social. La cultura del Siglo de Oro.

En el Siglo XVII había una profunda crisis en toda Europa.

Crisis demográfica. Castilla fue el reino que más sufríó este descendimiento demográfico. Esta crisis fue causada por:

  • Las sucesivas crisis de subsistencia causadas por las malas cosechas y que supusieron hambrunas.
  • Las epidemias, favorecidas por la desnutrición de la población.
  • Las guerras. Los Austrias obligaron a hacer levas forzosas y reclutas.
  • La expulsión de los moriscos, la crisis económica general y la enorme presión fiscal.

La producción agrícola disminuyó. Aun así, se introdujeron nuevos cultivos (patata y maíz.)

La artesanía y el comercio se paralizaron. El comercio exterior exportaba materias primas e importaba manufacturas.

El comercio en monopolio con América fue desaprovechado, y España se convirtió en operador comercial para las mercancías de otros países. El puerto más importante era Sevilla. La crisis económica convirtió a España en una potencia económicamente dependiente y subdesarrollada.

La financiación del Imperio. El gasto para financiar el Imperio era desproporcionado. Además hubo un incremento de la deuda exterior y numerosas bancarrotas.

La sociedad siguió siendo estamental, con dos estamentos privilegiados, clero y nobleza, y un tercer estado, los plebeyos. El número de nobles se incrementó. Existía la limpieza de sangre, en los que se demostraba la condición de cristiano viejo para acceder a los altos cargos. El clero también aumento su número de efectivos a lo largo del siglo. El tercer estado era el que mayor número de miembros tenía, predominantemente de campesinos.

Mentalidad y cultura en el Siglo de Oro


Esta etapa fue una etapa brillante de la cultura española, por lo que se le asignaba el nombre del Siglo de Oro. El estilo artístico del momento era el Barroco, el cual exaltaba el poder de la monarquía, los dogmas de la fe católica y el desprecio de la vida terrenal. En el teatro destacan figuras como Calderón de la barca, Lope de Vega o Tirso de Molina. El Quijote de Miguel de Cervantes destacaba junto a nombres como Góngora o Quevedo.

Las artes. En la escultura española destacaba la figura de Gregorio Fernández. En la pintura aparecen Zurbarán, Murillo y Velázquez. En la arquitectura se construyen la plaza mayor de Madrid y el palacio del Buen Retiro.

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