El Feudalismo y su Transición: Economía, Sociedad y Crisis en la Europa Preindustrial

Las Relaciones Sociales de Producción: El Sistema Feudal

El modo de producción feudal significaba que la producción campesina, organizada en base a la economía familiar, era predominante y que la clase feudal se apropiaba de grandes partes del producto agrario obtenido por los campesinos. Dos características clave de este sistema eran:

  • La familia constituía la base de la producción.
  • Los señores se habían retirado en gran parte de controlar el proceso de producción.

Hubo una relación positiva entre el crecimiento de la población y el de la economía, lo que determinaba el desarrollo de las fuerzas productivas. A partir de entonces, quedaba destruido el equilibrio entre el cultivo de cereales y la ganadería, de importancia fundamental para la fertilidad del suelo. Si una cosecha salía mal, estaban condenados al hambre.

La división entre proceso de producción y apropiación, características del modo de producción feudal, daba por resultado que la parte del producto agrario que obtenía la clase feudal se redujera en el curso del tiempo. Los trabajadores se encontraron ante una presión doble. Los efectos de la crisis de subsistencia eran más graves cuanto más adelantado estuviera el empobrecimiento de los campesinos y mayor fuera la presión feudal. El retroceso de la población que se producía con las citadas crisis de hambre agudizaba aún más el problema de los ingresos de la nobleza. Con la muerte de campesinos sujetos a prestaciones, disminuía la renta feudal. Con la disminución de la población, aumentaba el tamaño de las parcelas, lo que, junto con la eliminación de tierras marginales del proceso de producción, contribuía a un importante aumento de la productividad del trabajo. Podía comenzar un nuevo ciclo de crecimiento.

La Reproducción de la Fuerza de Trabajo: La Población hasta 1750

En ese modelo del modo de producción feudal, le corresponde un papel central al desarrollo de la población. Dicho desarrollo podía ser bloqueado por tres causas especialmente importantes: las epidemias, el Estado y las guerras. El estancamiento más intenso afectó a Europa Central. Además de las guerras, se sucedieron epidemias de peste. El Mediterráneo fue la otra gran región que sufrió descenso demográfico. En Castilla, la Gran Peste produjo una reducción de un cuarto de su población; los territorios periféricos de la península fueron los menos golpeados. La población no bajó en la Europa noroccidental.

En la República de Holanda y en Inglaterra se mantuvo un sustancial crecimiento demográfico hasta esta misma fecha. Según esto, podemos dividir la Europa occidental y central en cuatro zonas: la zona mediterránea, la zona central, los Países Bajos y la Europa oriental. Las causas de la caída demográfica hay que buscarlas en el aumento de la mortalidad catastrófica, ya que en un año la tasa de mortalidad podía subir a un nivel varias veces superior a lo normal. La mortalidad sobrevenía de repente, pues un ciclo continuado de escasez de alimentos unido al incremento de los precios de los productos básicos eran las dos variables más determinantes. Cuando la alta mortalidad había cesado, la vida social y económica comenzaba a reajustarse de nuevo. Las epidemias eran un factor clave en las tasas de mortalidad, concretamente la peste bubónica, viruela, tifus y gripe. Se ha comprobado que, en la medida en que la edad media de matrimonio pasaba a fijarse de cerca de los veinte años a cerca de los treinta en el transcurso del siglo XVII, bajaba necesariamente el número de hijos por matrimonio.

Cambios en el Sector Agrario: Límites al Crecimiento Económico

No hay suficiente información sobre la producción por unidad de tierra o trabajo, salvo en algunas zonas de Italia, donde la producción por unidad de tierra pudo aumentar un poco, pero probablemente a costa de la productividad de la mano de obra. No obstante, las proporciones de cosecha-semilla no miden con fiabilidad los niveles de productividad agrícola. En la periferia norte y oeste de Europa predominaba la agricultura de subsistencia. En la Europa del Este, la esclavitud personal o servidumbre era el rasgo característico de las relaciones sociales. El estatus de los campesinos, ya en precario, fue reduciéndose en Rusia y Polonia hacia la servidumbre total. La tecnología agrícola era primitiva. La producción estaba orientada hacia el autoabastecimiento local.

En el área del Mediterráneo, el comportamiento del sector agrícola era tan diverso que no es posible hacer generalizaciones. Tenía una agricultura muy diversificada. En la península ibérica también se contaba con una agricultura muy diversificada, donde la trilogía mediterránea (cereales, vid y olivo) eran cultivos base de la producción agrícola. La propiedad de la tierra estaba concentrada en épocas, pertenecientes a la Iglesia y a la nobleza, que por medio de capataces u otros intermediarios dejaban la tierra en pequeñas parcelas a aparceros o arrendatarios a corto plazo, a los que les faltaba tanto el capital como el incentivo para optimizar las capacidades productivas.

En la Europa occidental predominaba el sistema de campos abiertos. La propiedad de la tierra se hizo más común, aumentaron los pequeños campesinos propietarios, así como granjeros con posesiones independientes. Los arrendamientos a largo plazo eran comunes; los campesinos pagaban unas rentas fijas, bien en especie o bien en efectivo. El otro tipo de sistema de explotación era la aparcería, donde el propietario proporcionaba todo o parte del capital y equipo, compartía los riesgos y la toma de decisiones. Una variación de este sistema era el fermage, donde un granjero arrendaba una finca por un alquiler fijo en efectivo. Los Países Bajos representan la zona geográfica que mejor muestra los avances en la agricultura del noroeste europeo, con un crecimiento muy rápido de la población y un aumento del comercio internacional.

Control de las Actividades Manufactureras: Los Gremios

La unidad fundamental de producción era, lo mismo que en el sector agrario, la familia. En general, las mujeres y los niños no estaban integrados en el proceso productivo. La mujer se limitaba al cuidado de la casa, mientras que el hombre dirigía el taller artesanal; a ellos se sumaban los oficiales y aprendices. Esta relación no constituía un tipo especial de relación entre capital y trabajo asalariado. El pequeño maestro artesano producía valores de uso y no valores de cambio. La producción manufacturera era en gran medida intensiva en trabajo y no en capital. En los talleres artesanales no había división ni participación del trabajo; hasta su terminación, el producto solo pasaba por manos de un artesano.

Los artesanos estaban organizados en gremios, los cuales cumplían dos funciones: reglamentación del trabajo hacia el interior y monopolización hacia el exterior. Ambas funciones estaban ligadas entre sí y tenían el fin de asegurar los ingresos de los miembros del gremio. La ciudad era el centro de la producción manufacturera de mercancías y mercado. Le correspondía la tarea de coordinar y organizar la economía comercial resultante de la división del trabajo. Los gremios hacían lo posible para impedir desarrollos capitalistas en la manufactura.

Crisis del Sistema Feudal

Transformaciones Manufactureras: Domestic System y Factory System

Los centros de resistencia eran la comunidad campesina y el gremio. Ambos eran formas organizativas que habían creado los pequeños productores campesinos y artesanales para protegerse contra intervenciones exteriores, sobre todo de los señores feudales y los comerciantes. Se contentaba con comerciar las mercancías que los pequeños artesanos organizados en gremios producían en las ciudades; no eran de esperar cambios. Si se quería desarrollar el campo como lugar de producción alternativo a la ciudad, el capital comercial no necesitaba más que recurrir a esa fuerza de trabajo potencial. La relación entre la producción y la circulación se volcó en esta última.

Después de que el capital comercial rompiera las ataduras que le habían puesto los gremios a la producción manufacturera de mercancías, el camino estaba abierto para una expansión sin trabas. Para superar esta situación, aparecieron dos formas nuevas de organización empresarial: el putting-out system (Domestic System) y la gran Manufactura (Factory System). Se trataba de una forma de empresa en la que el empresario suministraba anticipadamente algún elemento material o instrumental sin llegar a centralizar el trabajo, que se hacía a domicilio y según una técnica propia. Se trataba de un mercader que realizaba una integración vertical hacia atrás, convirtiéndose en fabricante que compraba las materias primas, las daba a los artesanos que trabajaban en sus casas y luego comercializaba el producto final.

Sin embargo, en un momento dado, cedió el paso a otra más severa y rígida: la gran Manufactura o Factory System, donde las jornadas de 14 y 16 horas eran habituales y el trabajo era tan malo como el fabril y peor remunerado. Lo que sí es cierto es que el sistema fabril impuso una regulación horaria que disminuyó la libertad del trabajador para controlar la asignación de su tiempo. La única forma de hacer progresar la producción fabril parecía ser la concentración en fábricas donde los trabajadores se verían obligados a contratarse. La gran diferencia con la primitiva industria a domicilio estribaba en el empleo masivo de mujeres y niños fuera del ámbito familiar.

Estructura Social y Niveles de Vida: La Beneficencia

Estaban determinadas por el estatus y funciones que se efectuaban a través de los estamentos. Las clases inferiores que se encontraban fuera de la sociedad estamental eran precisamente las que crecían rápidamente. Las estructuras tradicionales de la sociedad amenazaban con ser arrolladas por el acelerado crecimiento de las capas inferiores. Estas aún no eran, sin embargo, el fermento de un nuevo orden social, sino solo un síntoma de la decadencia de un sistema social que había llegado a los límites de su capacidad de integración.

Los pequeños productores manufactureros toman en la historia social y de las relaciones laborales una particular posición intermedia. Estaban destinados al mercado de modo cada vez más exclusivo. Sus necesidades de consumo tenían que satisfacerse a través del mercado. Los pequeños manufactureros dependían, por lo tanto, para asegurar su existencia, de un medio exógeno ajeno a la tierra: el dinero. En cuanto a las clases trabajadoras, grandes masas de productores agrarios sin tierra o con poca tierra se convirtieron en los obreros de las manufacturas y de las primeras fábricas. Se les impuso una disciplina de tiempo y trabajo incompatibles con el carácter de su vida anterior; se le declaró la guerra al irregular ritmo de trabajo preindustrial.

Las condiciones de vida de este proletariado eran desoladoras; con excepción de un pequeño número de especialistas bien pagados, el resto vegetaba con el mínimo vital. La miseria se volvió cada vez mayor en la medida. El Estado ya no veía en la pobreza un objeto de beneficencia social, sino sobre lo que debía ejercer su poder punitivo. Se convirtió a la pobreza en criminalidad. La criminalización de la pobreza encontró su complemento consecuente en la sustitución de la antigua economía moral del sustento por la nueva economía política del mercado libre. Esta arruinaba a la clase pobre y la obligaba prácticamente a entrar en el proceso de producción. De este modo, llegó a su fin la garantía de abastecimiento gracias a la intervención del Estado en el proceso económico. Más allá de las simples revueltas por hambre, la población manufacturera desarrolló sus propias formas de acción.

En el sistema de estratificación de las sociedades europeas, hay que admitir que los contenidos estamentales feudales se iban disolviendo y eran reemplazados por otros que tenían su lugar sistemático en el proceso de producción. Estaba surgiendo la sociedad de clases del siglo XIX; incluso la nobleza fue afectada por este proceso.

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