El Siglo XVII en España: Decadencia Imperial y Resurgimiento Cultural

El Sistema de Validos

Con Felipe III se inició la práctica de la privatización de las cuestiones de gobierno en manos de un hombre de confianza: el valido. Este carecía de cargo oficial pero actuaba como un auténtico ministro. El valido de Felipe III, el duque de Lerma, colocó a su familia y amigos en cargos muy importantes y convenció al rey de trasladar la capital a Valladolid. Le sucedió su hijo, el duque de Uceda, que no fue capaz de solucionar los graves problemas de España. El hecho más destacado en política interior del reinado de Felipe III fue la expulsión de los moriscos.

Muy diferente a los demás, el conde duque de Olivares, valido de Felipe IV, tenía una gran inteligencia política y una sincera voluntad de reforma, aunque sus proyectos no llegaran a realizarse. Puso en marcha una serie de reformas para aumentar los recursos de la monarquía. La propuesta provocó un rechazo produciéndose enfrentamientos. Felipe IV se apartó de la política, siendo sustituido por don Luis de Haro.

Durante la primera parte del reinado de Carlos II ejerció la regencia su madre, Mariana de Austria, quien confió el gobierno a validos. Durante la mayoría de edad de Carlos II gobernó Juan José de Austria, enemigo de la reina madre, después el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa. Llevaron a cabo una acertada política de reducción de impuestos y esto fue lo que acabaría con la crisis del siglo XVII.

Crisis Económica y Social

En el siglo XVII, debido a la política imperialista del siglo anterior, España, y sobre todo Castilla, sufre una profunda depresión económica y un notable descenso demográfico. El reinado de Felipe IV se desenvolvió en un escenario internacional de guerra permanente, la Guerra de los Treinta Años, que dejó al país en ruinas. Para afrontar la situación, el conde duque de Olivares puso en marcha una serie de reformas para aumentar los recursos de la monarquía con la Unión de Armas: un ejército común financiado por los diferentes reinos. También se intentó implantar como sistema de organización política el modelo castellano en todos los territorios. La propuesta provocó el rechazo produciéndose enfrentamientos.

El 7 de junio de 1640 en Barcelona se produjo el denominado Corpus de Sangre, que empezó como un altercado entre segadores y funcionarios reales. El conde de Santa Coloma fue asesinado y los funcionarios perseguidos. Los catalanes pidieron ayuda a Francia en enero de 1641, se convirtió en república bajo la protección de Francia. La crisis económica, unida a un nuevo brote de peste, provocó el agotamiento de los catalanes y se rindieron en 1652. Paralelamente se produjeron conatos de rebelión en otros lugares, por ejemplo en Andalucía dirigida por el duque de Medina Sidonia, que fue aplastada.

Todos los intentos de España por recuperar el dominio de Portugal fracasaron, derrota de Villaviciosa en 1665. La nueva monarquía portuguesa se consolidó con la ayuda de Francia e Inglaterra y España tuvo que reconocer la derrota.

Guerras y Pérdida de Hegemonía

En el reinado de Felipe III se interrumpió la tendencia belicista del siglo anterior. La muerte de Isabel I en Inglaterra posibilitó la paz con este país y la ruina financiera de la Corona obligó a firmar con Holanda la Tregua de los Doce Años, pero se creó un conflicto entre Fernando II y los príncipes protestantes alemanes, con ello se formó la Guerra de los Treinta Años con dos bandos:

  • Los Habsburgo (austriacos y españoles), pretendían mantener su hegemonía en Europa.
  • Las potencias rivales (Francia, …).

En 1621 finalizó la Tregua de los Doce Años y en 1648 terminó la Guerra de los Treinta Años con la Paz de Westfalia. España reconoció la independencia de las Provincias Unidas, continuando en solitario la guerra contra Francia hasta que por la Paz de los Pirineos cedió a Francia el Rosellón, la Cerdaña y algunas plazas flamencas. España perdió así su hegemonía en Europa.

Durante el reinado de Carlos II se reconoció la independencia de Portugal en 1668. España fue víctima de la política agresiva y expansiva de Luis XIV. En la Paz de Aquisgrán (primera guerra) España cedió a Francia Lille y otras plazas fronterizas. Por la Paz de Nimega (segunda guerra), mientras que España cedía a Francia el Franco Condado, esta se emergía y España quedaba en segundo plano. España se ve nuevamente en las disputas de las grandes potencias que pelean por obtener la sucesión española, Guerra de Sucesión (1702-1713).

La Crisis en Profundidad

Los síntomas de la crisis económica y social ya se manifestaron a finales del siglo XVI, pero en el siglo XVII la crisis se agravó mostrando la total decadencia de la España imperial en todos los aspectos. Castilla, agotada por los impuestos y los reclutamientos, sufrió más durante esta crisis.

En el aspecto demográfico, la población disminuyó de 8 a 7 millones, pero se recuperó llegando a 7,5. Muchos campos quedaron sin cultivar por la expulsión de los moriscos y por la falta de los jóvenes que se iban a las guerras europeas y morían. Las epidemias desencadenaron una mayor disminución de la población.

La producción agrícola y artesana se hundió por la falta de demanda (menos población, productos más caros). La demanda en América se redujo porque la producción empezaba a desarrollarse allí. En la época del conde duque de Olivares la monarquía siguió gastando sus escasos recursos en las guerras, justo cuando las llegadas de metales preciosos de América empezaron a reducirse.

Ante la situación económica se multiplicaron las emisiones de monedas de cobre (monedas de vellón). Ante la inestabilidad monetaria la economía se hundía cada vez más. Los arbitristas, los primeros economistas, mandaban informes a la Corona y señalaban la guerra como el principal causante del desastre. Recomendaban una política mercantilista.

La nobleza imponía su mentalidad a la sociedad. El trabajo no era compatible con el honor. La inversión productiva era nula y los que tenían dinero lo invertían en inmuebles o en certificados de limpieza de sangre. El clero se multiplicó porque la vida religiosa era un refugio para la gente sin recursos. La Iglesia era dueña de la mitad de los edificios urbanos, tenía el monopolio cultural. La gente emigraba para convertirse en pícaros, mendigos o prostitutas. Pobre España.

El Siglo de Oro: Esplendor Cultural en Tiempos de Crisis

La expansión cultural está representada por la cultura barroca, reflejando la visión propia de una época conflictiva, en un escenario de crisis general que contrastaba con el optimismo renacentista. Como en toda crisis, existía el riesgo de que el descontento social desembocara en rebeliones y protestas, por lo que los poderosos (la monarquía, la Iglesia y la nobleza) se sirvieron de la cultura barroca como instrumento de dominación ideológica, a través del arte y el teatro. Se va a caracterizar por ser propagandística, ya que se exaltarán los valores de quienes controlan el poder, y conservadora, los que tienden a mantener el orden social establecido. Está dirigida a las masas, pretende captar la voluntad del pueblo, buscando impactar y conmover.

En España se superó en la producción literaria y artística el alto nivel alcanzado, lo que ha justificado la denominación del Siglo de Oro a la mayor parte del periodo. En el arte, la religión tuvo una gran difusión a través de la imaginería. Los grandes pintores de la época también produjeron obras de carácter religioso, como lo hicieron Zurbarán, Murillo y Velázquez, pintores de Felipe IV. En la literatura destacan autores como Cervantes, Góngora, Quevedo, Lope de Vega o Calderón de la Barca. La literatura barroca fue frecuente en el tema del desengaño, de la caducidad de la vida y de la vanidad de las ilusiones terrenas.

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