Estatuto de autonomía del País Vasco 1979 comentario

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 LA IIa REPÚBLICA.
Introducción: La Segunda República (1931-1936) fue una etapa especialmente significativa en la historia de España del Siglo XX. Constituyó un ambicioso intento de modernización política y trató de adecuar su marco legislativo e institucional a los acelerados cambios sociales y económicos que se habían producido entre 1910 y 1930. En estas dos décadas había surgido una pujante sociedad de masas, laica, industrial y urbana; junto a ella pervivía una mayoritaria sociedad caciquil, tradicional, rural y agraria.
Proclamación y gobierno provisional: El día 14 de Abril de 1931, tras el recuento de resultados de las elecciones municipales, con la clara victoria en las zonas urbanas e industriales de los candidatos republicanos, se procedíó a proclamar oficialmente la IIa República, lo que permitíó el ascenso al poder del Comité Revolucionario, presidido por el conservador Niceto Alcalá Zamora, pero compuesto por diversos políticos de distintos partidos firmantes del “Pacto de San Sebastián”. Rápidamente tomaron medidas diversas, con atención especial hacia Cataluña, donde se aprobó una autonomía provisional (Macià); con respecto al estallido de conflictos religiosos (Cardenal Segura, quema de conventos); para afrontar la conflictividad obrera provocada por la CNT; para reformar el Ejército (Azaña) y para hacer reformas de carácter social y laboral. Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes en Junio que confirmaron la continuidad del gobierno de coalición republicano-socialista.
La Constitución de 1931: Su objetivo era crear un régimen político de carácter democrático. Definía a España como “una República de trabajadores de toda clase” organizada en un régimen de “libertad y justicia”. Se reconocíó el derecho de voto de la mujer (Clara Campoamor) y se regularon medidas de protección social y cultural. Se afrontaron tres grandes problemas: La división de poderes, estableciendo un legislativo unicameral que se situaba por encima del ejecutivo. Aparece la figura del Presidente de la República, de elección indirecta y con poder de veto para elegir al presidente del gobierno y el Tribunal de Garantías Constitucionales. La separación de la Iglesia y del Estado provocó un fuerte debate, aprobando la libertad de cultos y el matrimonio civil, prohibiendo la enseñanza al clero y la retribución de éste por el Estado y se suprimíó la Compañía de Jesús. Una nueva configuración territorial, pues se definía España como “un Estado integral, compatible con la autonomía de los municipios y las regiones”, lo que dio paso al Estatuto de Nuria (1932) para Cataluña (La Generalitat, con un Presidente, un Parlamento y un Consejo ejecutivo) y a los anteproyectos de estatutos para el País vasco y Galicia.
El Bienio de las reformas (1931-1933): Manuel Azaña presidíó el gobierno de lo que se considera el bienio reformista por excelencia de la IIa República. Fue el más estable de todos y actuó en los siguientes ámbitos: Una intensa política de obras públicas (Indalecio Prieto), continuación de la de Primo de Rivera. La política educativa y cultural (Fernando de los Ríos) duplicó las escuelas primarias, creó las misiones pedagógicas y apoyó la expansión universitaria. La política económica (Jaume Carner), desarrolló una labor de equilibrio presupuestario y de saneamiento económico. La política sociolaboral (Largo Caballero) con decretos sobre intensificación de cultivos o la Ley de Contratos de Trabajo. La reforma agraria, que intentaba transformar la estructura agraria española, creando pequeños propietarios y acabando con el latifundismo, mediante expropiaciones con indemnización. El IRA (Instituto de Reforma Agraria), creado al efecto, no contó con dinero suficiente, y la Ley fue muy polémica. Las autonomías de Cataluña, País Vasco y Galicia se promovieron en este periodo, si bien la única que se puso efectivamente en marcha fue la catalana (Macià, President; Companys, Parlament), pues las demás se ralentizaron por diversas cuestiones. Surgieron problemas graves en este periodo, como fueron la sublevación de Sanjurjo de 1932 y los sangrientos sucesos de Casas Viejas (Cádiz). Éstos últimos provocaron la dimisión de Azaña en sept. Del 33.
      Fernando Guil Cid Historia de España. 2o Bach. IES Domingo Valdivieso

 El Bienio radical (1933-1936): El periodo abierto tras las elecciones de Noviembre de 1933, en las que ganó la derecha (CEDA y Partido Radical,) y en las que las mujeres votaron por primera vez, se caracterizó por un bloqueo debido a la falta de estabilidad gubernamental, una voluntad más revisionista que constructiva de carácter conservador y a la polarización social y política de España. Los primeros gobiernos los presidieron los radicales con Lerroux como protagonista. Las principales acciones fueron: se modificó la política religiosa, se devolvieron tierras a la nobleza, se concedíó la amnistía a los protagonistas de la “sanjurjada” y comenzaron los enfrentamientos con la Generalitat y los poderes vascos. Además, el partido Radical sufríó profundas divisiones internas (Martínez Barrio) y se produjo un crecimiento espectacular de la conflictividad social. A comienzos de Octubre del 34 al entrar tres ministros de la CEDA en el gobierno, se produjo el estallido de la “revolución de Octubre”, hecho de muy graves consecuencias para el futuro. La insurrección, promovida por los socialistas, tuvo un eco desigual. En Madrid, País Vasco y Andalucía no tuvo éxito al no confluir la UGT con la CNT. En Asturias, donde sí confluyeron, tuvo lugar una auténtica insurrección armada que precisó del ejército de África para ser sofocada (Franco), con más de millar y medio de muertes. En Cataluña, aprovechando la coyuntura y tras un pleito de competencias, el presidente de la Generalitat, Companys, proclamó el estado Catalán dentro de la República Federal Española, lo que provocó la intervención gubernamental con el ejército y la suspensión de la autonomía. Lo ocurrido en Octubre y el caso de corrupción del estraperlo, debilitaron a Lerroux, y promovieron la agrupación de los partidos republicanos de izquierda con los socialistas, formando el Frente Popular.
El Frente Popular (feb-Julio 1936): Aprovechando la división de la derecha, el Frente Popular vencíó en las elecciones de Febrero del 36 por un ajustado margen de votos que, sin embargo, le daban una clara mayoría de diputados. Azaña presidíó el gobierno, pero en Mayo fue elegido Presidente de la República y fue sustituido por Casares Quiroga. Este gobierno tomó medidas de urgencia liberando presos de la revolución de Octubre, restableciendo la Generalitat y recuperando la Reforma Agraria, pero la vida política no se tranquilizó. La izquierda creó un claro ambiente revolucionario protagonizado por los sindicatos UGT y CNT. La derecha, sobre todo Falange Española (José Antonio Primo de Rivera) y el Bloque nacional utilizaban todos los medios para cortar el avance del marxismo. Desde Febrero, un grupo de militares preparaba una actuación contra el gobierno. La lucha política en las Cortes llegó a las calles, a los cuarteles y a las organizaciones políticas. Los asesinatos, quemas de iglesias y escaramuzas públicas no pudieron ser frenados por el gobierno, que, a pesar de alejar a los generales sospechosos de golpismo, se vio impotente. El asesinato del teniente Castillo, seguido como venganza por el del líder de derechas Calvo Sotelo, aceleró la intervención militar, que se produjo el 17 de Julio por parte del ejército colonial. Comenzaba la Guerra Civil.
Conclusiones: La Segunda república fue el primer ensayo de democracia de masas en la historia de España pero se desarrolló en un contexto internacional inapropiado. A un bienio de reformas (económicas, sociales y culturales) siguió otro en el que los gobiernos intentaron rectificar el régimen apoyados en el Ejército, la Iglesia, los terratenientes y la patronal; a todos estos se sumó un sector de la clase media atemorizado ante lo que consideraba medidas socializantes y anticlericales. La falta de un programa alternativo convirtió el segundo bienio en un periodo estéril que se centró básicamente en la represión del movimiento obrero. El retorno del programa reformista, apoyado ahora en un partido socialista más radicalizado, impulsó a gran parte de la derecha y del Ejército por el camino de la conspiración militar. Durante la Segunda República, en cualquier caso, culminó uno de los períodos más fértiles y brillantes de la historia de nuestro país desde el punto de vista cultural y científico.
      Fernando Guil Cid Historia de España. 2o Bach. IES Domingo Valdivieso

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