Historia de España: Isabel II, Sexenio Democrático y Restauración Borbónica

Isabel II: Regencias y Reinado

Regencias (1833-1843)

A la muerte de Fernando VII, María Cristina se enfrentó a un grave problema: los absolutistas apoyaban a Carlos María Isidro como rey, obligándola a buscar el apoyo de los liberales. María Cristina nombró a Martínez de la Rosa jefe de gobierno, quien elaboró un Estatuto Real, aunque el poder seguía en manos de la regente. En 1835, los liberales propusieron un liberal más estricto como Mendizábal para ayudar a la reina.

Las diferencias entre moderados y progresistas causaron continuos cambios de gobierno. Mendizábal y Calatrava convocaron elecciones que ganaron los moderados, llevando a Istúriz al poder. Los progresistas, descontentos, protagonizaron el levantamiento de los sargentos de La Granja en 1837. María Cristina se vio obligada a devolver el poder a Mendizábal y Calatrava, quienes elaboraron la Constitución de 1837, de carácter progresista, y la primera desamortización.

Los moderados volvieron al poder entre 1837 y 1840, negando la aplicación de la Constitución y rechazando las milicias y los alcaldes elegibles. En 1840, los progresistas propusieron que María Cristina dejara la regencia, sustituyéndola por Baldomero Espartero, quien aplicó la Constitución de 1837. Esta constitución establecía la soberanía nacional (aunque no explícitamente) y el sufragio censitario. El poder legislativo era bicameral (Congreso y Senado), y el poder ejecutivo estaba en manos de María Cristina, aunque con limitaciones, ya que también poseía el poder judicial. La Constitución reconocía derechos individuales, libertad religiosa (aunque el Estado era católico), el derecho a las milicias y a la elección de alcalde.

La Desamortización

La desamortización fue el proceso mediante el cual la propiedad medieval se transformó en propiedad liberal con carácter absoluto. Se basaba en dos ideas principales: la propiedad como un regalo divino (liberales ingleses) y la ineficiencia de la agricultura en manos muertas (ilustrados españoles). La desamortización afectó a tierras de nobles (señoríos territoriales y jurisdiccionales), de la Iglesia y de los pueblos (municipios de propios y comunes).

El Estado expropió los territorios, desvinculándolos de las leyes para venderlos a los «nuevos propietarios». Hubo desamortizaciones previas con Godoy y en las Cortes, pero de escasa relevancia. Los primeros pasos significativos fueron en 1836 con Mendizábal y en 1855 con Madoz. La venta tenía como fines recaudar fondos para la guerra contra los carlistas, disminuir la deuda y mejorar la agricultura. Mendizábal desamortizó las tierras de la Iglesia, vendiéndolas rápidamente y sin garantías. Madoz, en 1855, buscaba crear una red de ferrocarriles, disminuir la deuda y mejorar el comercio de comunes. La venta también se hizo de manera descontrolada. El Estado se quedó con el 80% del dinero de la venta y el 20% se entregó a los ayuntamientos mediante vales.

Este proceso logró objetivos importantes como ganar la guerra y construir el ferrocarril. Se vendieron aproximadamente 20 millones de hectáreas, pero la falta de control llevó a consecuencias no deseadas: las tierras de los nobles no se desamortizaron, las tierras fueron compradas por quienes ya tenían, la ganadería ganó poco, la Iglesia perdió bienes y muchas tierras del ayuntamiento se vendieron sin poder hacerlo.

En 1840, los progresistas propusieron quitarle la regencia a María Cristina e impusieron a Baldomero Espartero, un jefe de guerra popular, debido a la actuación intransigente de los moderados y la forma peculiar de gobernar de María Cristina.

Baldomero Espartero gobernó desde 1840 hasta 1843, desarrollando libertades que los progresistas deseaban, como la desamortización. Sin embargo, reprimió duramente a los militares que se levantaron, dividiendo a los progresistas. Espartero era mejor militar que político. Esto condujo a la aparición de nuevos políticos como Prim y Narváez, quienes convencieron a la reina para que asumiera la mayoría de edad y subiera al poder.

En 1843, Isabel II subió al poder con el apoyo de Narváez, terminando las regencias. Tras la regencia de María Cristina (7 años) y la de Baldomero Espartero (3 años), comenzó el reinado efectivo.

Reinado Efectivo (1843-1868)

El reinado efectivo es importante por dos razones: el asentamiento del Estado liberal tras el enfrentamiento entre liberales y la imposición del modelo de Estado por los moderados, que gobernaron casi todo el reinado. Se desarrolló en tres etapas: la década moderada (1844-1854), el bienio progresista (1854-1856) y la unión liberal y crisis moderada.

Década Moderada (1844-1854)

Los moderados se impusieron a los progresistas. Los principales problemas fueron las milicias (controladas por los alcaldes, lo que contradecía su centralismo), la solución fue la creación de la Guardia Civil, un cuerpo armado militarizado para controlar el orden público, especialmente en beneficio de los terratenientes. Los alcaldes defendieron su cargo como un órgano de gobierno no electivo. Los moderados restringieron los derechos individuales.

Los moderados impusieron su propia Constitución en 1845, una reforma radical de la de 1837. La soberanía era dual (rey y Cortes), el sufragio censitario (menos de un millón de personas). El rey tenía el poder ejecutivo, nombraba a los jueces y tenía el poder legislativo, con privilegio de veto y capacidad para proponer nuevas leyes. El Senado tenía una parte importante de nombramientos reales. Los derechos individuales se reconocían, pero se restringían mediante leyes o decretos. La Iglesia asumió el control de la educación.

Los moderados establecieron las bases del Estado liberal. La ley electoral era muy restrictiva (solo votaban unas 100.000 personas). Se establecieron las bases legales del nuevo Estado, con códigos como el penal (1848) y un proyecto de código civil (1851). Se establecieron las bases de la fiscalía y la hacienda del país, mediante la ley de un ministro, Alejandro Mon, que estableció impuestos directos (sobre la riqueza de la tierra) e indirectos (sobre artículos de primera necesidad) y aranceles. Los gastos se ordenaron por ministerios.

Se creó la Nueva Administración del Estado y la Administración Provincial. El Estado tenía un representante en cada provincia (gobernadores civiles y militares) y delegaciones territoriales de los ministerios. Se creó una burocracia creciente. Dentro de la administración, se crearon servicios como la educación pública, llevada a cabo por Moyano, con influencia francesa, que dividió la educación en tres etapas: básica, intermedia y superior. Se establecieron los principios de la historia de cada nación, no importando la veracidad sino el desarrollo de la idea de nación.

La creación de este Estado liberal generó un cambio en los conflictos sociales, pasando de motivos de supervivencia a conflictos relacionados con la revolución industrial y el carácter moderado del Estado liberal.

Bienio Progresista (1854-1856)

En 1854, tras diez años de gobierno moderado, los progresistas estaban descontentos. Las Cortes no se reunían con frecuencia y la corrupción se extendía. O’Donnell lideró un levantamiento, la Vicalvarada, en el que Serrano se enfrentó a este ejército y venció. También hubo enfrentamientos civiles en otras ciudades como Barcelona. La reina llamó a Espartero para formar un gobierno progresista.

Se tomaron varias medidas. En el plan económico, Madoz estableció la segunda desamortización (1854). Se permitió la entrada de capitales extranjeros para el ferrocarril y la explotación de minas. En el aspecto político, los progresistas desarrollaron las libertades y permitieron el desarrollo de las milicias. Intentaron crear una constitución (1856) con soberanía nacional, poder legislativo bicameral (con mayor capacidad del Congreso) y límites al poder ejecutivo del rey. En esta constitución se afianzaron las libertades. En el plano social, la sociedad se movilizó, surgiendo nuevos partidos (demócrata, que buscaba el sufragio universal, y republicano, que quería la república) y el movimiento obrero se desarrolló en poblaciones urbanas como Cataluña.

Los progresistas cayeron rápidamente por varios motivos: la reina, la prensa, los diputados, los carlistas, los partidos a la izquierda (demócratas y republicanos) exigían muchos cambios. En 1856, con un levantamiento militar, Espartero dejó de gobernar y volvieron los moderados.

Unión Liberal y Crisis Moderada (1856-1868)

Comenzó gobernando un nuevo partido. El bienio progresista cambió por un levantamiento militar a manos de O’Donnell, pidiendo subir al poder con dos condiciones: respetar la Constitución de 1845 y desarrollar la desamortización. Narváez se negó a respetar esas condiciones (1856-1858). En 1858, O’Donnell desarrolló la desamortización, permitió la entrada de capitales y vivió una época de auge económico, pero los problemas políticos y sociales no se solucionaron. En 1863, hubo una crisis económica en Europa y, como O’Donnell no la solucionó, volvió Narváez hasta 1868. De 1863 a 1868 continuó el sistema establecido, la corrupción y la represión. Fusilaron a los militares que se levantaron en el cuartel de San Gil. En 1868, la mayor parte de los partidos restantes se pusieron de acuerdo para expulsar a los moderados y a la reina.

Política Exterior (Siglo XIX)

La intervención de España en el exterior durante el siglo XIX fue limitada debido a su condición de potencia de segundo orden y su pobreza. En la primera etapa del siglo, hasta los años 50, España quedó fuera de Europa. Gracias a Fernando VII, España no participó en el Congreso de Viena y sufrió guerras civiles. Además, el desarrollo industrial no contó con ayuda europea. En la segunda etapa, el auge económico llevó a los gobiernos españoles a buscar cierto prestigio participando en el exterior, centrándose en lugares donde intervenía Francia.

Dada la crisis de los moderados y el apoyo de Isabel a este grupo, todos los demás partidos se pusieron de acuerdo para echar a los moderados y a la reina.

Sexenio Democrático (1868-1874)

El Sexenio Democrático (1868-1874) tuvo tres fases cortas: la regencia, la elección del rey Amadeo y la república. La causa fue la alianza entre la reina y los moderados, la corrupción política y económica, el liderazgo de Juan Prim, quien unió a toda la oposición, y la crisis que afectó a la agricultura, la economía y la política.

En 1868 se desarrolló la Revolución Gloriosa. El General Prim unió a toda la oposición para acabar con los moderados y la reina (Pacto de Ostende). Hubo levantamientos en Cádiz (Almirante Topete), en Alcolea (Córdoba, progresistas) y levantamientos civiles en las juntas de cada población. Triunfó la revolución. Se hicieron elecciones que ganaron los progresistas, quienes, junto con Prim, constituyeron la regencia al frente de Serrano.

Los progresistas tenían dos objetivos: buscar un rey entre las familias europeas y hacer una constitución. Se encontraron con problemas: los cubanos se levantaron contra España, las juntas querían la república y la regencia, la monarquía y la república desarrollaron una importante labor social y económica.

Por primera vez, en la Constitución de 1869 se definió la soberanía nacional y la monarquía debía estar sometida a la constitución. El sufragio era semiuniversal (a partir de los 25 años). El poder legislativo era bicameral (con carácter electivo) y había un veto del Congreso. El poder ejecutivo estaba en manos del Presidente del gobierno y de los ministros, sin intervención del rey. El poder judicial se separó, estableciendo por primera vez la ley de jurados. La libertad se reconoció de forma absoluta: libertad religiosa y el Estado dejó de declararse católico.

De 1871 a 1873 se dio la monarquía constitucional. Prim buscó entre las familias europeas, pero algunos se oponían a que un rey tuviera doble nacionalidad. Prim consiguió que se presentara Amadeo, aceptado por los países europeos y una potencia que había desbancado a la Iglesia.

Amadeo de Saboya se incorporó al reino de España, enfrentándose a problemas: los republicanos pedían la república, los progresistas habían perdido a Prim y había tres grandes problemas fuera de la península: la guerra de Cuba (comenzada con el Grito de Yara), los conflictos sociales del movimiento obrero (Loja, Granada) y la segunda guerra carlista.

En menos de dos años, el rey dimitió (1873) porque no tenía ningún apoyo, a pesar de que los progresistas ganaron las elecciones. El pueblo (Madrid) no le quería. Personalmente, tenía dos características que no ayudaron: era bondadoso (ineptitud política) y desconocía a los españoles. En febrero de 1873 abdicó.

En 1873, la marcha de Amadeo significó el fin de las salidas existentes (Isabel y Amadeo). Solo quedaba la república, una falta de salida. Fue un cambio sin violencia. La república se enfrentó a muchos problemas: falta de apoyo y no solución de los problemas anteriores. La república tomó medidas de desarrollo social, económico y político. En conjunto, el sexenio tomó las siguientes medidas: en economía, una nueva ley arancelaria en 1869 (librecambista), la introducción de una moneda única (la peseta), la supresión de los impuestos de consumos y el cese del pago a la Iglesia. En las medidas sociales, se intentó suprimir la esclavitud. Hubo cambios ideológicos: se cambió la mayoría de edad de 25 a 21 años y se abolió la corrupción en los quintos. En los cambios políticos, se hizo un proyecto de constitución de 1873, pasando a ser republicano. Fue un período fructífero, pero los cambios a la república se complicaron con las tres guerras: la de Cuba, la carlista y los conflictos civiles por los movimientos obreros.

Dentro de los republicanos había dos posturas: los republicanos unitarios o centralistas (no querían distribuir el poder) y los republicanos federales (querían distribuir el poder).

Los presidentes de la república se sucedieron rápidamente. Primero Figueras (unitario), que duró cuatro meses porque los federales exigieron un líder con sus ideas. Le sucedió Pi y Margall (federal). Luego subió Salmerón (unitario), que dejó el poder por una cuestión ética. Le sucedió Castelar (unitario), que entró muy duro en el poder para arreglar la situación. Los republicanos intentaron hacer un nuevo proyecto de constitución (1873).

En 1874, Pavía entró a caballo al Congreso y disolvió las Cortes, el poder legislativo republicano. Sin embargo, no desapareció la república y tomó el poder de nuevo Serrano con muchos ministros, gobernando sin Cortes. Fue una república conservadora porque frenó algunas medidas avanzadas.

Mientras tanto, los antiguos moderados estaban preparando a su rey Alfonso XII, pero los militares no aguantaron y el 30 de diciembre de 1874 se hizo un levantamiento a manos de Martínez Campos en nombre de Alfonso.

Cánovas del Castillo subió al poder.

Alfonso XII, Cánovas y la Constitución de 1876

Comenzó la Restauración Borbónica, que se divide en dos etapas según el criterio: 1875-1923 (compartiendo la constitución y luego la dictadura de Primo de Rivera) o 1875-1931 (considerando que la dictadura era mandada por el rey).

La Restauración planteó problemas: la corrupción política con caciquismo, la política exterior (pérdida de Cuba y Filipinas) y la situación social y económica. El Sexenio había terminado con dos golpes, causados por la guerra de Cuba, la guerra carlista y el enfrentamiento civil. La poca burguesía existente no apoyó la república y la llegada de Alfonso XII (Sandhurst) se vio como la solución a los problemas, aumentando sus apoyos. Al llegar al poder, Cánovas impuso un gobierno conservador que acabó con los conflictos con una dura represión, restringió las libertades y eliminó los alcaldes elegidos, formando alcaldes propios. Cánovas propuso elecciones para elegir Cortes y Sexenio, ganando las elecciones promoviendo la abstinencia y manipulando los resultados. Junto a él salió una cámara y una corte.

Cánovas, como historiador, buscó ideas para solucionar los problemas entre moderados y progresistas. Llegó a la conclusión de que la soberanía debía ser compartida y que debía haber dos partidos que se turnaran en el poder para evitar levantamientos. Esos partidos eran grupos de personas relacionados por los negocios o la familia. Cánovas tenía su propio partido liberal conservador, que incluía moderados y algunos carlistas (la Unión Liberal). Junto a este se encontraba Sagasta, antiguo progresista que creó el partido liberal fusionista, que fusionó a la Unión Liberal, progresistas, algunos demócratas e incluso algunos republicanos. Se recolocó al ejército, quitándole la razón de los golpes de estado, sometiéndolo al rey como jefe del ejército y nombrándolo Capitán General de todos los ejércitos. A pesar de esto, el ejército siguió participando en política.

La Constitución de 1876 es el resumen del sistema canovista. Es conservadora, reformando la de 1845, aunque seguía siendo un calco. La soberanía es dual (rey y Cortes), el sufragio censitario. El poder legislativo era bicameral: el Congreso era electivo y en el Senado había tres partes (una selectiva, una nombrada por el rey y la tercera formada por cargos de la administración e iglesia). El poder ejecutivo estaba en manos del rey, que daba la confianza al Presidente. El poder judicial volvió a estar unido bajo el ejecutivo. Se reconocieron los derechos, pero en la práctica el gobierno los recortó. El Estado se declaró católico. Esta constitución fue aceptada por los progresistas porque gobernaban en turnos y porque era una constitución abierta donde se podían introducir cambios. Duró hasta 1931 al haber sido aceptada por ambos partidos.

La labor política de Cánovas se desarrolló en el primer período de su mandato (1875-1880). Consistió en la elaboración de una constitución, acabar con la guerra de Cuba y la carlista. Los conservadores centralizaron el poder eligiendo a los alcaldes y fueron estrictos en el orden público. Por último, los conservadores fueron proteccionistas y, aunque respetaron la ley de Figuerola, introdujeron este proteccionismo con tratados con otros países. Todavía no quedó claro el turno de partidos con la regencia de María Cristina.

Al-Ándalus: Organización Económica y Social

Económicamente, Al-Ándalus prosperó y utilizó como moneda el dinar. En agricultura alcanzó un gran desarrollo con la introducción de nuevas técnicas de regadío (acequias, norias…) y nuevos cultivos (arroz, cítricos, algodón…). En las ciudades florecieron las actividades artesanales y el comercio tuvo gran importancia gracias a la situación geográfica de la Península, que permitía el control de los productos que llegaban a Europa (oro, esclavos).

La sociedad se estructuraba según la religión: la minoría aristócrata era árabe y controlaba la riqueza y los cargos políticos y militares, bereberes y muladíes (hispano-visigodos convertidos) eran campesinos, judíos y mozárabes que vivían perfectamente en las ciudades debían pagar impuestos por no ser musulmanes, y los esclavos ocupaban el último escalafón social.

Al-Ándalus: Legado Cultural

La cultura andalusí fue una fusión de tradiciones anteriores, orientales e hispanas (Roma, Grecia…). Al-Ándalus actuó como puente entre la cultura musulmana de Oriente Medio y la cristiana de Europa occidental.

La cultura floreció en especial durante el Califato de Córdoba, siendo esta ciudad gran centro cultural de occidente. Los reyes taifas también mantuvieron el apoyo a las letras y ciencias.

El árabe se impuso como lengua oficial, aunque convivió con otras lenguas; y ha dejado una profunda huella tanto en la literatura como en el vocabulario español.

La producción intelectual destacó en filosofía, Averroes intenta aunar la filosofía aristotélica con el Islam; en poesía, Ibn Hazm escribe El Collar de la Paloma; en medicina, mucho más avanzada que la de los cristianos profundizando en cirugía o farmacología; matemáticas, difundiendo la numeración india; y en arquitectura, plasmando su dote artística ante la prohibición de pintar o esculpir cuerpos, aunque con materiales pobres, con mucha decoración.

Diversidad Cultural en la Edad Media: Cristianos, Musulmanes y Judíos

En un ambiente de tolerancia, respeto y convivencia; la Reconquista situó a la Península Ibérica como puente entre los dos mundos hispánicos, siendo Toledo el mayor punto de confluencia de eruditos árabes, cristianos y judíos, reunidos en torno a la Escuela de Traductores (siglo XII) a la que acudían estudiosos de otros países. No obstante, destacó el analfabetismo generalizado de los reinos cristianos.

La cultura de los reinos cristianos está marcada por la influencia mozárabe y por la llegada de estilos artísticos europeos a través del Camino de Santiago, sirviendo la Península de puente entre Europa occidental y el mundo islámico.

El latín es el idioma culto y oficial, pero comienzan a difundirse las lenguas romances hasta el nacimiento del castellano antiguo, cuyo texto más antiguo son las Glosas Emilianenses. Destacaron las figuras impulsoras de la cultura Alfonso X El Sabio y Fernando III El Santo y la aparición de las universidades, la primera en Palencia en 1208, aunque la más prestigiosa fue la de Salamanca. En ellas se enseñó el latín y el método escolástico, teología, álgebra…

Los Reyes Católicos y la Organización del Estado: Instituciones de Gobierno

Autoridad de la monarquía como limitar el poder de la nobleza apartándola de cargos superiores de administración y reintegrando a la Corona tras las Cortes de Toledo tierras usurpadas en 1454 e institucionalizando el mayorazgo en las Cortes de Toro (1505). También controlaron las órdenes militares nombrando al rey gran maestre cuando el puesto quedaba vacante y fiscalizaron el poder municipal en Castilla con la figura del corregidor.

Apenas convocaron Cortes apoyándose en las ciudades para gobernar. El Consejo Real pasó de consultivo a de gobierno con consejos especializados (Aragón, Castilla, Indias, Hacienda…), se crearon dos Chancillerías y dos Audiencias para la justicia y un ejército permanente. Se impulsó el Patronato Regio, proponiendo los reyes al Papa quiénes ocuparían los altos cargos eclesiásticos.

Se creó la Institución de la Santa Inquisición para perseguir a sospechosos de herejía cuyo Tribunal del Santo Oficio estuvo bajo autoridad directa de los reyes. Los judíos en 1492 y los mudéjares en 1502 fueron obligados a convertirse o a abandonar los territorios.

Por último, se creó la Liga de la Santa Hermandad en Castilla, aprobada en Cortes de Madrigal de 1476 para combatir el bandidaje.

Los Reyes Católicos y la Unión Dinástica: Integración de las Coronas de Castilla y Aragón

El reinado de los Reyes Católicos –Isabel de Castilla y Fernando de Aragón -se conoce como el principio de la Edad Moderna en España al descubrirse América en 1492.

Los Reyes Católicos contrajeron matrimonio en secreto en 1469 dado que Juan II de Aragón quería unirse con Castilla para tener un aliado ante su enemistad con Francia. Isabel sucedió a su hermano Enrique IV en el trono de Castilla en 1474 como se había acordado en el Tratado de Toros de Guisando, pero en 1475 Alfonso V de Portugal invadió Castilla y reivindicó el trono para Juana la Beltraneja (hija de Enrique IV) con quien estaba prometido. Ello provocó la guerra civil en la que Isabel cuenta con el apoyo mayoritario de ciudades, el clero, la nobleza y Aragón; y Juana con el de un sector de la nobleza, Portugal y Francia. En 1476 las tropas de Isabel derrotan a las de Juana en la batalla de Toro, y es en 1479 cuando se firma el Tratado de Alcaçovas por el que se reconoce a Isabel como reina.

Ese mismo año, Fernando sucede a Juan II en el trono de Aragón; aunque ya en 1475 se había producido la unión dinástica (no de reinos) de las Coronas de Castilla y Aragón en la Concordia de Segovia, manteniéndose leyes, instituciones y fronteras propias de cada reino; pero con una política exterior conjunta y la Inquisición como única institución presente en ambas Coronas. Castilla lideró las fuerzas militares y la política colonial en América.

Los Reyes Católicos: Protección Exterior. Política Italiana y Norteafricana

El creciente poder de la monarquía hispánica provocó la reacción de Francia, respondida con acciones militares y alianzas matrimoniales. Los enfrentamientos se dieron en y por Italia, por el Reino de Nápoles. A la vez que ambos firman el Tratado de Barcelona de 1493 por el cual Francia restituía a Aragón el Rosellón y Cerdeña, estos planeaban invadir Nápoles en una Primera Guerra de Nápoles que nunca se llegó a dar por las alianzas en la Liga de Venecia de la mayoría de potencias europeas contra Francia.

En 1494 Francia invade Nápoles, pero Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, les obliga a retirarse. En 1499 Francia se anexiona el Milanesado e invade Nápoles. Tras el tratado de Granada (1500) por el que Aragón y Francia se repartían Nápoles, al no estar bien delimitada la división, Aragón expulsa a los franceses con batallas como la de Ceriñola o la de Garellano. El Tratado de Bloys de 1504 anexiona el Milanesado a Francia y Nápoles a la Corona de Aragón.

En cuanto a política norteafricana, para evitar posibles ataques turcos y berberiscos, los Reyes Católicos ocupan las principales plazas del norte de África entre 1497 y 1510: Melilla, Trípoli…

Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Rutas Atlánticas. Islas Canarias

Desde principios del Siglo XV el Mediterráneo y las rutas a las Indias estuvo controlado por los turcos. Con el objetivo de hacerse con el comercio de especias, Castilla y Portugal organizaron expediciones marítimas para encontrar una ruta circunnavegando África.

Castilla y Portugal comenzaron su expansión por la costa atlántica africana tras la Reconquista. Castilla conquistó las Islas Canarias lentamente por la falta de recursos y la resistencia de los indígenas (guanches). La conquista de ese puente estable para el comercio fue realizada por mercenarios normandos a las órdenes de Jean de Bethencourt. A mediados de siglo surgieron disputas coloniales entre castellanos y portugueses resueltos en 1479 en el Tratado de Alcaçovas, en el que se reconocía la soberanía de Castilla al norte del cabo Bojador con las Islas Canarias. Gran Canaria y Tenerife fueron conquistadas por los Reyes Católicos a finales de Siglo.

En Portugal contaron con el apoyo de los reyes y se creó la Escuela de Navegación de Sagres dirigida por el príncipe Enrique el Navegante, donde se reunió a numerosos eruditos. Sus primeras conquistas fueron Ceuta (1405), Madeira y Azores; en 1460 llegaron al golfo de Guinea, y en 1488 al cabo de Buena Esperanza, quedando el camino abierto para llegar al Índico y las Indias (tierra de especias).

Reinos Cristianos en la Baja Edad Media: Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo

Tras la Reconquista Pedro III el Grande comienza una política de conquista por el Mediterráneo para dominar las rutas comerciales, conquistando Sicilia (1282), Córcega y Cerdeña (incorporación en 1324) ante la oposición del Papado y la casa francesa d’Anjou.

Durante el reinado de Jaime II (1290) se firma la Paz de Agnani (1295) con el Papado, que supone la definitiva incorporación de Sicilia y el reconocimiento de la expansión. La expansión continúa y para asegurar el comercio se contrata a los Almogávares como mercenarios, dirigidos por Roger de Flor; quienes ponen Atenas (1311) y el ducado de Neopatria en los Balcanes (1319) bajo dominio aragonés.

Alfonso V el Magnánimo logra hacerse además con el reino de Nápoles en 1443, donde más tarde pasarían gran parte de su tiempo el Rey y la Corte aragonesa.

Se contó con el apoyo de los tres brazos de la Corona, dado que la conquista suponía el beneficio de todos: de la monarquía al aumentar sus dominios, de la nobleza al obtener nuevos títulos, botines, tierras o cargos; y de la burguesía al beneficiar a comerciantes y artesanos asegurando rutas, mercados y capitales. Los dos últimos grupos fueron quienes la financiaron a cambio de privilegios.

Reinos Cristianos en la Edad Media: Primeros Núcleos de Resistencia

Siglos VIII y X en las zonas no conquistadas por los musulmanes. El Reino de Asturias aparece cuando don Pelayo es proclamado rey por los astures, reivindica la herencia visigoda, ocupa Galicia y País Vasco, y vence en Covadonga (722). Más tarde, se transforma en el Reino de León abarcando el noroeste. El crecimiento demográfico expande el reino a la ‘tierra de nadie’ que los musulmanes habían dejado. Se forman en este reino los condados de Portugal y Castilla, este último en el extremo oriental para protegerse de los reinos de taifas y que después guardaría pleitesía al Reino de Navarra, del que se independizó.

El reino de Pamplona, más tarde ‘de Navarra’, nació en el Pirineo occidental y fue el más poderoso tras consolidarse con Sancho III. Cuando murió en 1035, dividió el reino entre sus tres hijos, elevando a Castilla y Aragón a reinos. Este último había surgido en el Pirineo central incorporando los condados de Jaca, Sobrarbe y Ribagorza; hasta que dependió de Pamplona.

Por último, los condados catalanes surgieron en el Pirineo Oriental tras formar parte de la ‘Marca Hispánica’ carolingia, que separaba a los francos de los árabes. Wilfredo el Velloso, Conde de Barcelona, consolidó los condados y su independencia del reino de Francia.

Reinos Cristianos en la Edad Media: Principales Etapas de la Reconquista

La presión demográfica y el espíritu de cruzada (tras Covadonga, 722), principalmente, incitan a los reinos cristianos a iniciar la reconquista, proceso dividido en cuatro etapas.

En los siglos VIII, IX y X los cristianos avanzan sobre tierra de nadie como el valle del Duero. La necesidad de repoblar y consolidar esas tierras frenó la reconquista.

En el S. XI y comienzos del XII, los almorávides vencen en diversas batallas. Sin embargo, los reinos de León y Castilla ocupan el valle del Tajo, y Aragón y los condados catalanes el del Ebro. El mayor éxito fue la conquista de Toledo (1085) por Alfonso VI de Castilla y de Zaragoza (1118) por Alfonso I de Aragón. Además, los condados catalanes y Aragón se unificaron.

Entre el siglo XII y comienzos del XIII se conquistó hasta los ríos Guadiana, Turia y Júcar. Los reinos delimitaron entonces sus áreas de expansión en los tratados de Almizra y Cazorla.

Durante el Siglo XIII, llegan los almohades, que ganan algunas batallas; pero son derrotados en Navas de Tolosa (1212), tras que Alfonso VIII pidiera una cruzada al papa con el pretexto de proteger tierra santa (alberga la tumba del apóstol Santiago). Se reconquista el valle del Guadalquivir, Murcia, Valencia y Baleares, quedando Al-Ándalus reducido al reino de Granada, conquistado por los Reyes Católicos en

1492.

Las invasiones bárbaras. El reino visigodo: instituciones y cultura. Tras pactar con los romanos, los visigodos llegan a la Península Ibérica con la misión de expulsar a los bárbaros que la habían invadido. Así, los romanos les ofrecen Aquitania para asentarse, creando el reino visigodo de Tolosa. Sin embargo, tras la caída de Roma en el 476, los bárbaros atacan de nuevo hasta expulsar de la Galia a los visigodos en el 507 (batalla de Vouillé), desplazándose estos a la Península y formando el reino de Toledo.

Allí residían hispano-romanos, sobre los que se mantuvieron hasta dar paso a una unificación territorial tras derrotar a suevos y bizantinos; religiosa, declarando el catolicismo religión oficial; y legislativa, promulgando el Fuero Juzgo, único código para ambos pueblos.

Las instituciones que se dieron fueron: la monarquía, electiva por lo que muy inestable; el Aula Regia, órgano de asesoramiento por nobles; el Officium Palatinum, núcleo de nobles de confianza; y los Concilios, para tratar temas religiosos y políticos.

La cultura se redujo al ámbito religioso; y solo destacan pequeñas iglesias románicas o la orfebrería; además de San Isidoro de Sevilla con la obra Etimologías. La invasión musulmana en el 711 puso fin al reino visigodo.

6.2. Los Reyes Católicos. La conquista del reino Nazarí y la incorporación del reino de Navarra. Para los Reyes Católicos es inconcebible que una parte de la Península profese una religión diferente y no les rinda pleitesía, por lo que quieren unificar todos los territorios

La guerra de Granada comenzó en 1482, aprovechando las luchas internas en el Reino Nazarí de Granada y de la familia real dirigente entre Zagal y Boabdil. Se rodeó Granada tras atacar Málaga y Almería y se asedió durante un año, hasta que Boabdil firmó las capitulaciones que garantizaban a los musulmanes la libertad religiosa y la conservación de bienes y costumbres. Sin embargo, en 1499 el Cardenal Cisneros dejó de respetar las capitulaciones de 1492 y obligó a los musulmanes a convertirse al cristianismo o abandonar Castilla.

Por otro lado, Navarra fue incorporada, mediante integración y no por las armas, en 1512. Isabel ha muerto y Fernando, temeroso de una unión entre Navarra y Francia mediante un matrimonio y una intervención de Francia; bajo el pretexto de una supuesta conspiración, entró en Pamplona en 1512. En las Cortes de Burgos de 1515 las Cortes de ambos reinos conservándose fueros e instituciones, anexionaron el Reino de Navarra a Castilla, no a Aragón, para evitar enfrentamientos con los franceses.

Unir Portugal y Castilla sin las armas, planteándose por herencia, se consiguió más tarde.

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