Ideología de Hitler y Mussolini


2.1. La crisis de la posguerra en Italia y el ascenso al poder del fascismo


 – El esfuerzo de la guerra había dejado a Italia exhausta, y a su sistema liberal democrático, muy comprometido, porque las ganancias territoriales conseguidas eran mucho menores de las esperadas. – Los gobiernos nombrados por el rey Víctor Manuel III contemplaron con temor cómo las dificultades económicas de la posguerra generaron un clima de conflictividad social muy intenso, con el ascenso político de los socialistas. – En este contexto tan convulso, Benito Mussolini se planteó una ruptura completa con el pasado liberal-democrático para superar la crisis y emprender la vía del engrandecimiento de Italia. – En Marzo de 1919 constituyó en Milán con varios excombatientes, los Fasci Italiani di Combattimento, que, desde 1921, recibíó el nombre de Partito Nazionale Fascista. –
El fascismo se enfrentó en las calles a socialistas, comunistas y sindicalistas, utilizando la violencia paramilitar como arma para neutralizar a sus enemigos e imponer sus ideas. – El éxito de su estrategia culminó en Octubre de 1922 cuando Mussolini llevó a cabo la «Marcha sobre Roma», manifestación de unos 40.000 fascistas (camisas negras). – Ante esa demostración de fuerza, el rey y las élites dirigentes liberales, asustadas por las fuerzas socialistas y el espectro comunista, decidieron pactar con el fascismo bajo la convicción de que, sin Mussolini, «Italia era ingobernable». – Éste aceptó el encargo real y formó un primer Gobierno de coalición con otros partidos de derechas

.2.2. La doctrina del fascismo

– Para superar los envejecidos moldes parlamentarios y liberal-democráticos, y para hacer frente al desafío de la revolución social (comunista, socialista o anarquista), Mussolini articuló una ideología que movilizó a la sociedad italiana. – El proyecto fascista promovía una militarización de la sociedad civil para insuflar en ella las virtudes castrenses de respeto a la jerarquía, y a los principios de obediencia y disciplina. – Todas las clases sociales tendrían que colaborar en el proyecto de reconstruir un Imperio y debían someterse al Estado para hacer frente al posible enemigo exterior. – El pensamiento fascista se basa en:  Un hipernacionalismo extremo, fase previa para la recuperación de un Imperio en el Mediterráneo y África del norte digno de la Roma de los césares.  Un modelo de Estado renovado en un sentido dictatorial y totalitario («Nada fuera del Estado, nada contra el Estado, nada sin el Estado»), a cuyo frente estaría un caudillo carismático con poder omnímodo e indiscutido, como encarnación del destino de la patria.  Un partido único y sólido en su ideología patriótica y totalitaria. El partido único sería la cantera para proporcionar administradores fieles del aparato estatal y un instrumento para encuadrar y movilizar a la sociedad: sindicatos corporativos, asociaciones juveniles patrióticas, organizaciones femeninas, entidades de recreo y deportivas, etc.  Un concepto de la vida y de la política como actividades paramilitares, que asumía la legitimidad del uso de la fuerza para conquistar el poder político, considerando a sus enemigos traidores a la patria. – Estos objetivos de unidad nacional y engrandecimiento imperial exigían también un alto grado de autarquía económica, tanto productiva como financiera, para asegurar la capacidad de Italia para hacer frente con éxito a una nueva guerra total, considerada inevitable.

2.3. De la dictadura reaccionaria al nuevo Estado totalitario

 – Desde su llegada al poder en 1922 y hasta 1924, el Gobierno de coalición, presidido por Mussolini, consiguió éxitos políticos que redundaron en el prestigio del duce: · maniató a los sindicatos, · acalló a la oposición política, · restablecíó el orden público y · remontó la crisis económica con medidas proteccionistas. – Con todo ello consolidó su poder y en 1924 decidíó acelerar la implantación de sus reformas. – Demostración de este giro fue el asesinato del líder socialista Giacomo Matteotti, que había criticado duramente la represión política de los fascistas y exigido la vuelta a la normalidad constitucional democrática. – Entre 1924 y 1926, Italia se convirtió en un Estado totalitario donde convivía un rey, Víctor Manuel III, con poderes limitados, y un duce, Mussolini, con un poder ilimitado y cuyo cargo carecía de fecha de caducidad. Esos años, el Partido Nacional Fascista contaba con casi un millón de afiliados. – El Estado asumíó el control de los sindicatos, de las asociaciones de mujeres, de las organizaciones juveniles y de todos los resortes de la vida social. – El Duce también logró el apoyo de los católicos italianos al solucionar el largo contencioso con el Vaticano (derivado de la unificación italiana de 1870). En 1929 firmó con Pío XI los Acuerdos de Letrán, por los que se garantizaba : · la soberanía de la Ciudad del Vaticano dentro de la ciudad de Roma y · el carácter confesional del Estado italiano, que supónía la financiación pública del culto y clero católico.

2.4. El acercamiento de la Italia fascista a la Alemania nazi


 – El triunfo político del fascismo fue seguido de notables éxitos exteriores. – En 1924 se resolvíó la cuestión de Fiume, anexiónándolo al Estado italiano tras dos años de ocupación militar. – Desde el ascenso al poder de Hitler en Alemania en 1933, Mussolini fue inclínándose poco a poco a favor del régimen totalitario germano. Sus acciones así lo reflejaban: · invasión y conquista de Abisinia (1935), · invasión y conquista de Abisinia (1935), · intervención conjunta con Berlín en apoyo de Franco durante la Guerra Civil española (1936-1939) y · la anexión de Albania (1939). – El objetivo de Mussolini era apoyarse en Alemania para expandirse por el Mediterráneo, transformándolo en un Mare Nostrum fascista, como un resurgimiento del Imperio romano 

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