La guerra de la independencia. El monarca español Carlos IV

Tema1Introducción.-



Entre 1808 y 1814 tuvo lugar la Guerra de la Independencia, hecho que se considera el comienzo de la época Contemporánea en España, dado que el fracaso de las reformas ilustradas dio lugar a una grave crisis que terminará con el absolutismo y la penetración de las ideas liberales y provocará la independencia de América. Dicha crisis supone el enfrentamiento de dos formas opuestas de ver el mundo, el Antiguo Régimen y el nuevo régimen liberal.

Crisis de la monarquía borbónica: los precedentes de la Guerra y el reinado de Carlos IV (1788-1808)


– Tras la Revolución Francesa, la monarquía de Carlos IV cierra las fronteras y detiene los programas ilustrados reformistas para evitar la propagación de las ideas revolucionarias. Incluso, España participó, tras la ejecución del rey francés Luis XVI, en la guerra contra la Francia revolucionaria, que finaliza en la paz de Basilea . Poco después, establecido Bonaparte en Francia, el nuevo primer ministro, Manuel Godoy, desarrolló una política de alianza e incluso de sumisión al emperador francés. Para ello, puso la flota española a su servicio, lo que provocó la derrota en Trafalgar (1805) frente a los ingleses, y en 1807 firmó el Tratado de Fontainebleau que prevéía la invasión y reparto de Portugal (aliada británica) entre Francia y España para lograr el bloqueo continental de Inglaterra, así como, de paso, dominar también a España para incorporarla a su Imperio europeo. Para ello, el ejército francés comenzó a penetrar en España, pero desde entonces, los acontecimientos se precipitaron. En Marzo de 1808, el descontento contra Godoy y su política estalló en el motín de Aranjuez que provocó la caída del ministro y la abdicación de Carlos IV, lo que abría la puerta a su hijo el príncipe Fernando para ser coronado como nuevo monarca. Ante el enfrentamiento entre ambos, Napoleón se atrajo a Carlos y Fernando a Francia, donde mediante artimañas consiguió la cesión de los derechos al trono para su hermano José Bonaparte (José I) en las Abdicaciones de Bayona. Con ello, España formaría parte del proyecto imperial napoleónico para Europa. A tal fin, Napoleón convocó una asamblea de notables que redactó el denominado Estatuto de Bayona, a modo de Constitución, una Carta otorgada, que establecía que los poderes legislativo y ejecutivo residían en el rey, contemplaba unas Cortes con un carácter meramente consultivo y reconocía ciertos derechos y libertades. El documento fue jurado por José Bonaparte, pero la “Constitución” de Bayona nunca entró plenamente en vigor por el estallido de la guerra, aunque servirá de precedente para la ideología moderada en España.

3) La Guerra de Independencia (1808-1814).-

La salida de la familia real española a Francia hizo que los madrileños se levantaran contra las fuerzas francesas. Pocas horas después murant fusila a centenares de personas, mientras la junta de gobiernos no hacían nada para evitar esto. Al conocerse la noticia de la abdicación de bayona, este levantamiento se extendíó por toda España 3.1. Desarrollo de la Guerra .-
Con la familia real española retenida en Francia, y con crecientes tensiones entre el pueblo y las tropas francesas, el 2 de Mayo de 1808 se produjo un levantamiento popular en Madrid contra estas. El pueblo, armado con cuchillos, palos, piedras, etc… se enfrentó al ejército imperial en las calles madrileñas, lo que fue el detonante de una oleada de sublevaciones por todo el país, mientras el ejército español y las instituciones de gobierno quedaban mayoritariamente indecisos. Una minoría de españoles, los llamados “afrancesados”, tomaron partido por Bonaparte, en la creencia que con él llegarían las reformas ilustradas y la modernidad que acabaría con el Antiguo Régimen. La resistencia a la ocupación francesa se fue generalizando por el país, con participación de la mayor parte de la sociedad española, siendo especialmente significativa la resistencia de Zaragoza y Gerona, ciudades que sufrieron un prolongado asedio por parte de los franceses. Ante la falta de un ejército nacional,


surgieron en muchos lugares patriotas voluntarios o guerrilleros, como Espoz y Mina o el Empecinado, que extenderían la resistencia frente a los franceses a todo el país. Así mismo, la resistencia al dominio napoleónico se concretó en el nacimiento de organizaciones políticas provinciales y locales denominadas juntas de defensa, coordinadas por la Junta Suprema Central, que presidida por el conde de Floridablanca dirigíó la guerra y el gobierno del país frente a Napoleón.  La Guerra de Independencia presenta así tres carácterísticas:

1ª.- Fue una guerra internacional, por la intervención de Inglaterra y Portugal en el conflicto español contra los franceses.
2ª.- Fue también en cierto modo una Guerra Civil, ya que algunos españoles, los llamados afrancesados, apoyaban la presencia francesa.
3ª.- Fue un proceso revolucionario, pues las juntas de defensa se negaron a obedecer y asumieron la soberanía del país, lo que llevará la convocatoria de las Cortes de Cádiz y elaborar una Constitución. Fracasada la idea de ocupación pacífica de España, las tropas francesas iniciaron un despliegue por todo el país. En un primer momento, el ejército que se dirigía hacia Andalucía bajo el mando del general Dupont es detenido y derrotado por las tropas españolas mandadas del general Castaños en Bailén (Julio de 1808), primera derrota que sufría en tierra un ejército napoleónico en Europa. Ante ello, en 1809 Napoleón se traslada a España para dirigir la campaña de ocupación, recupera Madrid, mientras sus mariscales prosiguen con la ocupación del país. En 1810 caen bajo dominio francés Aragón y Cataluña, mientras que el mariscal Soult intenta repetidamente la ocupación de Portugal, defendida por las tropas portuguesas e inglesas destacadas en el territorio, dirigidas por el general Wellington.. Sin embargo, aunque prácticamente todo el territorio español fue ocupado por los franceses, no llegaron a dominarlo por completo, dado que por amplias zonas se extendíó la llamada guerra de guerrillas, con numerosas partidas de guerrilleros que, con respaldo popular, hostigaban continuamente a las tropas francesas (emboscadas, asaltos por sorpresa, etc…). A partir de 1812 el rumbo de la guerra cambió negativamente para los franceses, pues Napoleón tuvo que retirar tropas ante su fracaso en Rusia. Ello permitíó a Wellington tomar la iniciativa en Portugal, frente a un ejército francés cada vez más debilitado también por la resistencia guerrillera. Comenzó así el repliegue del ejército napoleónico, que fue derrotado en las batallas de Arapiles (Salamanca), Vitoria y San Marcial en la frontera con Francia, que significaron el fin de la presencia francesa en España. Finalmente, en 1813 por el Tratado de Valençay, Napoleón tuvo que reconocer a Fernando VII como rey de España.

3.2. El reinado de José I y su política reformista

  José Bonaparte no lograba un apoyo suficiente de las minorías ilustradas. En la España ocupada por las tropas francesas, el rey José I trataba vanamente de emprender las reformas que el estatuto de bayona había proyectado con la ayuda de los afrancesados. Su preocupación por la educación quedo en nada ante la realidad de la guerra.
3.3 Consecuencias de la Guerra de la Independencia .-
Fueron muy numerosas, y algunas de ellas trágicas.
1ª.- Las pérdidas fueron enormes, tanto humanas (unos 250.000 muertos, exilio de afrancesados) como económicas (daños en agricultura y ganadería, destrucciones….).
2ª Significó la primera acción revolucionaria en la España contemporánea en la lucha por la soberanía nacional, de la que las juntas de defensa, la Junta Suprema y las posteriores Cortes de Cádiz se hicieron herederas.
3ª.- Bajo el reinado de José I, tuvo lugar el primer proyecto reformista en la España contemporánea, aunque sin gran trascendencia, como ya se ha indicado.
4ª.- Supuso la crisis del Antiguo Régimen y la implantación del ideario liberal y revolucionario, lo que se materializó en la formación de las Cortes de Cádiz y posterior redacción de la Constitución de 1812.
5ª.- Por último, debilitó el peso internacional de España y favorecíó la independencia de las colonias americanas, que se habían sublevado aprovechando el vacío de poder existente en la metrópoli.

4). Los comienzos de la revolución liberal y la Constitución de 1812.
– 4.1. Las Cortes de Cádiz: composición y principales actuaciones .
– Durante la guerra, en ausencia del rey (retenido en Francia) se constituyó una Regencia que sustituyó a la Junta Suprema Central, y convocó una reuníón de Cortes extraordinarias en la ciudad de Cádiz, que se manténía libre de la ocupación francesa. En Septiembre de 1810, quedaron constituidas las Cortes, primero en la Isla de León (hoy San Fernando) y poco después en la ciudad de Cádiz. A ellas acudieron representantes o diputados de los diversos territorios del país e incluso de los territorio americanos, de diferentes grupos sociales (nobles,
clérigos, abogados, comerciantes, etc…). Iniciadas las sesiones, pronto se planteó que las nuevas Cortes debían inspirarse en los principios liberales (soberanía nacional, división de poderes, etc….) y que debían elaborar una Constitución para el país. Así, se configuraron diversos grupos o tendencias ideológicas:
1º.- Los absolutistas. Partidarios de que la soberanía residiera en el rey
2º.- Los reformistas., partidarios de una soberanía compartida entre las Cortes y el rey.
3º.- Los liberales. Para quienes la soberanía residía en la nacíón.
En cuanto a las principales actuaciones de las Cortes, fueron las siguientes:
1ª.- Las Cortes se declaran depositarias de la soberanía nacional, y entendieron como nacíón, al conjunto de ciudadanos libres, iguales en derechos y ante la ley.
2ª.- Plantearon acabar con el Antiguo Régimen, suprimir el régimen señorial, los privilegios estamentales y elaborar una Constitución, la de 1812,
3ª.- Impulsaron la creación de un nuevo sistema económico basado en los principios del liberalismo.
Para ello, las Cortes realizaron una importante labor legislativa que se concretó en:
a) Supresión de los bienes de manos muertas y posibilidad de desamortización de los bienes de la Iglesia.
b) Abolición de los gremios y de los derechos señoriales y aprobación del libre establecimiento de industrias.
c) Libertad de comercio
4.2. La Constitución de Cádiz de 1812 .-
El 19 de Marzo de 1812, los diputados de Cadíz aprobaron una constitución, la primera de la historia de España, que resumía su labor legisladora y establecía las ideas y el lenguaje del liberalismo español. Su idea de nacíón quedo plasmado en el diseño de un estado unitario que afirmaba los derechos de los españoles en su conjunto.
Su fin era conseguir la igualdad de los ciudadanos. La constitución de 1812 fijaba una burocracia centralizada, una fiscalidad común, un ejercito nacional y un mercado libre de aduanas interiores.
La constitución proclamaba la soberanía nacional en detrimento del rey , al que se le quitaba la función legisladora. Para ser diputado se requería la condición de propietario.
Los ciudadanos reconocían a Fernando VII como rey de España constitucional.
La constitución de 1812 reflejaba el influjo de la religión y la nobleza a través de un estado confesional y el reconocimiento de las propiedades de los grupos privilegiados no obstante años después otros textos se encargarían de hacer avanzar la sociedad española en la conquista desús derechos individuales y colectivos


Tema2Concepto


El término Antiguo Régimen surgíó de las cortes de la Francia revolucionaria, para contraponer la nueva situación tras la revolución con las circunstancias anteriores a la misma. Se puede definir como el sistema sociopolítico existente en Europa durante los siglos XVII y XVIII, caracterizado por una economía de predominio agrario, una sociedad estamental basada en los privilegios de las élites, y una estructura política de tipo absolutista, con el poder de una sola persona, que al final se matizará con el Despotismo Ilustrado. De manera contradictoria las propias ideas de la Ilustración, basadas en la razón, llevarán a las revoluciones liberales.

Organización política: Absolutismo


  La carácterística política más importante de este período es la aceptación general del poder absoluto del jefe del Estado. Dos teorías políticas apoyan ese poder absoluto; por un lado, el absolutismo se funda en la doctrina cristiana del origen divino de la autoridad, sobre los planteamientos que desarrolla Bossuet, quien afirma que ese poder lo recibe el rey directamente de Dios. Es ante Dios y no ante la sociedad, por tanto, ante quien el monarca ha de rendir cuenta y en quien únicamente puede hallar cortapisas a su propio poder. Por otro, desde las ideas ilustradas, el británico Hobbes sostiene que es necesario un pacto entre las personas, en el que éstas ceden voluntariamente el poder para crear un poder superior y absoluto capaz de solucionar los conflictos que surgen entre los individuos debido a la propia naturaleza humana. No olvidemos la frase “El hombre es un lobo para el hombre”. Este principio del poder absoluto, sin embargo, se ve en la práctica incumplido por la misma estructuración corporativa del conjunto social: la asignación de funciones a cuerpos concretos, con estatutos jurídicos privativos, los hace de hecho moral y prácticamente independientes de la autoridad del monarca a partir de determinados límites. Esto se refleja en el respeto a las tradiciones estamentales, en los impuestos y en la autonomía de la justicia. El Absolutismo en España lo establecieron los Borbones. La política centralizadora de Felipe V retirando autonomía a los diferentes reinos (Decretos de Nueva Planta), no convocando las cortes, creando instituciones para controlar todo el poder (capitánías generales sustituyendo las figuras de los virreyes), controlando las provincias con la figura del intendente. En el contexto de la Ilustración, el Absolutismo, al aplicar la razón, se convierte en Despotismo Ilustrado. Éste constituyó durante el Siglo XVIII una forma de gobierno que trataba de conciliar el absolutismo con las ideas de la Ilustración. Algunos de los monarcas ilustrados fueron Carlos III de España, Federico II de Prusia y Catalina II de Rusia.

Sociedad estamental

La sociedad estamental se dividía en dos grupos: los privilegiados, no tenían que pagar impuestos y estaba formado por la nobleza y el clero, y los no privilegiados, al que pertenecía la mayoría de la población, desde pobres campesinos hasta ricos burgueses y comerciantes que, con sus impuestos, sosténían el funcionamiento administrativo del país. – El poder económico y político del país estaba en manos de la nobleza y del clero, pues poseían la mayor parte de las tierras: “manos muertas” (propiedad de la Iglesia, nobleza, ayuntamientos). La nobleza estaba formada por unos 500.000 personas: desde los hidalgos más pobres que prácticamente lo único que tienen es su título nobiliario, hasta la alta nobleza, grandes de España, que vivían en la corte y compartían con la corona gustos y aficiones. El clero, es decir, la Iglesia manténía una influencia tremenda. Pero no todos los miembros de la Iglesia formaban parte de la rica jerarquía. La mayor parte eran sacerdotes que vivían en las ciudades con sueldos bastante bajos y las órdenes religiosas además estaban en clara decadencia. Ni el clero ni la nobleza estaban dispuestos a renunciar a sus privilegios, por lo que la entrada de las ideas ilustradas, en el caso de España, tuvo un gran freno en estos dos grupos sociales. Además en España casi no existe una clase media adinerada y, cuando existe, se encuentra demasiado atada a las tradiciones y a los privilegios. – Las capas más bajas de la sociedad, campesinos y artesa


constituían el grueso de la población. La mayoría trabajaba unas tierras que no eran suyas, y, además de pagar la renta al propietario, su economía estaba gravada por el diezmo eclesiástico, los tributos estatales, y el sometimiento a los derechos inherentes de los señoríos jurisdiccionales. La mayoría de ellos eran analfabetos cuya única formación (si la habían tenido en algún momento de sus vidas) había llegado a través de la Iglesia. Poco interés tenían por la cultura o las reformas que se planteaban desde una corte que está a años luz de sus intereses. Por ello los ilustrados centraban parte de su interés por las reformas en la instrucción, es decir, en la educación y en la formación de las personas.

4. Economía


La economía del Antiguo Régimen se basa fundamentalmente en la agricultura. Una agricultura con gran atraso técnico, con escasos rendimientos, que tenía como consecuencia las frecuentes crisis de subsistencias. Este atraso está relacionado con un régimen de propiedad de la tierra en el que la propiedad de la tierra se concentra en pocas manos, y la mayoría de la población, campesina, trabaja unas tierras que no son suyas. La propiedad estaba amortizada o vinculada, es decir, no se podía comprar ni vender, pero eso sí, regularmente, sus propietarios recibían sus rentas. Mayorazgos, señoríos, propios y baldíos son ejemplos de este tipo de propiedad. Este sistema impedía la movilidad económica, pues la nobleza terrateniente dominaba completamente la agricultura, viviendo de las rentas y sin invertir en mejorar el rendimiento de sus tierras. – En cuanto a la producción artesanal, estaba sometida a la estructura gremial, con las rígidas reglamentaciones de precios, cantidades, que impedían la competencia. Hay que hablar de las manufacturas como forma de producción capitalista, en las que hay división del trabajo y técnica artesanal, y los trabajadores son explotados por el capital comercial. – El sector comercial se caracterizaba por una excesiva dependencia de la exportación a América. El comercio interior era débil, por la escasa capacidad de consumo, los peajes y aduanas y la vieja red de caminos. La doctrina económica imperante en estos momentos era el mercantilismo, caracterizado por una fuerte injerencia del Estado en la economía, y por la creencia de que la riqueza y el poder de un país dependían de la cantidad de metales preciosos que hubiera acumulado. Pero empiezan a aparecer otras teorías que se oponen a ésta: la fisiocracia, surgida en Francia en el Siglo XVIII y la primera que aplicó el método científico a la economía. Quesnay la difundíó en Francia y Jovellanos en España. Para los fisiócratas la fuente primordial de la riqueza es la agricultura y el Estado debe procurar que la tierra esté en manos de agricultores libres. De las teorías fisiocráticas se irá pasando, a lo largo de la segunda mitad del siglo, a la idea del Liberalismo económico: Adam Smith en su tratado “La riqueza de las naciones” (1776), defiende la plena libertad individual en todos los órdenes de la economía y la no intervención del Estado en la vida económica, reduciendo su papel al de mero árbitro. La defenderán en España: Campomanes, Jovellanos, Cabarrús.

1. Contexto histórico

En 1700 el rey Carlos II, el último integrante de la dinastía de los Austrias (o Habsburgo), muere sin descendencia. Quedaba vacío el trono de España, una potencia imperial venida a menos pero que aún conservaba numerosas posesiones en Europa y sus ricos y extensos territorios en América. Aunque Carlos II designaba en su testamento al francés Felipe de Anjou como heredero del trono español, Inglaterra temerosa de que Francia acumulara demasiado poder, se alió con Holanda, Portugal y Saboyá para apoyar al archiduque Carlos (Austria). Se iniciaba así una contienda internacional, la llamada Guerra de Sucesión española (1700-1713), que sería al mismo tiempo una Guerra Civil, pues en el interior de España los apoyos a ambos candidatos también se dividieron: Castilla, con la excepción de algunos nobles, apoyó a Felipe de Anjou, y la Corona de Aragón apoyó al archiduque Carlos. El final de la guerra no se decidíó en el campo de batalla.  

En 1711, moría el emperador José I, por lo que su hermano el archiduque Carlos pasaría a ocupar el trono imperial. Inglaterra, aliada hasta entonces de Carlos no ve con buenos ojos que éste concentre en su persona la corona imperial y la española, por lo que se retira de la coalición anti-francesa, facilitando la apertura de negociaciones de paz. De este modo, la corona española pasaría definitivamente a Felipe de Anjou, que va a reinar con el nombre de Felipe V. Finalmente, en 1713 el Tratado de Utrecht pondría fin a la Guerra de Sucesión, con consecuencias que tienen su reflejo en la actualidad: España perdíó Gibraltar en 1713 y desde entonces sigue siendo una posesión británica. No ocurríó así con Menorca, que volvería finalmente a manos españolas casi un siglo después. Por otro lado, tras este tratado España se quedó sin sus posesiones en Europa, y tuvo que dar ventajas comerciales en América a Inglaterra. Al final de esta guerra España comenzará una nueva etapa de su historia: reinará una nueva dinastía, la de los Borbones, lo que comportará cambios significativos en el gobierno de España.

2. Centralización y racionalización administrativa


Los Decretos de Nueva Planta El definitivo ascenso al trono español de Felipe V no significó únicamente un cambio dinástico sino que implicó profundas reformas en la organización política y territorial de España. Estas reformas tendrán dos objetivos fundamentales: el reforzamiento del poder real y la centralización y la uniformidad administrativa. La finalidad general era imponer en España un absolutismo monárquico siguiendo el modelo de la Francia de Luis XIV. Uno de sus resultados fue que por primera vez se puede hablar con propiedad de un “Estado español”; hasta la llegada de los Borbones, España era más una entidad territorial o incluso cultural que política: la monarquía española de los Austrias había sido una aglomeración de Estados, cada uno con sus propias leyes e instituciones. Con el nuevo enfoque absolutista y centralizador de los Borbones, todas las medidas de gobierno debían proceder del rey y de sus ministros y dichas medidas debían aplicarse a todos los súbditos por igual. La centralización administrativa se logró a través de los Decretos de Nueva Planta, una serie de disposiciones dictadas entre 1707 y 1716 que significaban la abolición de todos los fueros y derechos de los reinos de la antigua Corona de Aragón, la eliminación de sus instituciones políticas y la implantación en sus territorios de la legislación de Castilla. Por otro lado, se produjo una importación de una costumbre francesa que iba a tener importantes consecuencias en el Siglo XIX para la monarquía española: en 1713, Felipe V, aprobaba la Ley Sálica, que impedía el acceso al trono a las mujeres. Los Decretos de Nueva Planta no fueron la única reforma de importancia que acometieron los Borbones. Con la vista puesta en fortalecer el poder real, pero también en mejorar el funcionamiento del Estado, los Borbones, especialmente durante el reinado de Felipe V, introdujeron reformas de gran calado tanto en la Administración como en la Hacienda o el ejército. Entre las reformas administrativas podemos señalar: España se divide en demarcaciones provinciales, al frente de las cuales situaron a un capitán general que representaban el poder absoluto del rey en el territorio en el que actuaban. Introdujeron la figura del intendente: eran funcionarios dependientes del rey que tenían como misión principal recaudar impuestos. El poder municipal recayó en los Corregidores, una institución castellana que se extiende a toda España. Estos Corregidores eran nombrados por el rey. En cuanto a la administración central, se crean las Secretarías de Despacho, antecedente lejano de los actuales ministerios. Otro ámbito en el que se produjeron importantes reformas fue en el de la Hacienda. El objetivo esencial era incrementar y mejorar la estructura de los ingresos, para lo que debía lograr dos cosas:


Que todos los territorios de la Corona contribuyesen a los gastos de la Monarquía. Que los ciudadanos soportasen de forma más equitativa las cargas del Estado. Para ello había que vencer la resistencia de los estamentos privilegiados, hasta entonces exentos de pagar impuestos.

conclusión:las abdicaciones de bayona originan el levantamiento dl 2/5 q desencadena 1guerra xra liberar a españa d la ocupación francesa, ademas despierta el sentimiento patriótico xtdo el territorio español,esto se refleja en la constitución de 1812 pero Fernando VII se niega a firmarla y vuelve al sistema absolutista.

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