La politica borbónica en América

9.4. La práctica del despotismo ilustrado: Carlos III.

La plenitud del despotismo ilustrado y del movimiento reformista llega con la subida al trono de Carlos III, cuyo reinado puede dividirse en este sentido en tres periodos: Uno inicial, 1759-1766, en el que se aplica de forma intensa la política reformista de Ensenada.Un segundo periodo, la reacción que desemboca en el motín de Esquilache, también llamado motín de Madrid. Se produce en 1766 por la reacción que ante el reformismo tienen la aristocracia, el alto clero y los gremios mayores de Madrid, grupos que instigarán a las masas urbanas de Madrid y otras ciudades a levantarse contra la política reformista del marqués de Esquilache, sobre todo en relación a las medidas económicas que tomó. Como pretexto para la revuelta se tomó la subida del precio del pan como consecuencia de la mala cosecha y una serie de reformas en las costumbres y vestimenta.Lo que desde luego mostró el motín de Esquilache fue la gravedad del problema de la tierra, que motivó la primera ley de reforma agraria en la historia de Castilla, Andalucia y Extremadura.Pero la dificultad de su aplicación favoreció el fracaso final de este intento de reforma agraria. A consecuencia del tumulto, el rey destituyó a Esquilache, pero nombró un nuevo ministerio, también reformista, situando en la presidencia del Consejo de Castilla al conde de Aranda con el fin de acallar a la aristocracia. Y el último periodo, 1766-1788, durante el que se realizan las últimas reformas del reinado, que van a llevar a cabo Campomanes, desde el consejo de Castilla, y Floridablanca, desde la secretaría del Estado. Reunión de diferentes consejos con idéntico nivel jerárquico. Es el nuevo sistema económico que se desarrolla en el siglo XVIII y se fundamenta en la importancia de la tierra y su explotación como principal fuente de riqueza.

9.5. La España del siglo XVIII: evolución de la política exterior en Europa.

En el terreno de la política internacional, se produce una evolución marcada por las siguientes etapas o momentos: el reinado de Felipe V, que se caracteriza por el irredentismo o revisionismo mediterráneo que busca modificar ciertas cláusulas de la paz de Utrecht. Una primera fase, marcadamente revisionista y rebelde, desarrollada por los ministros Alberoni y Ripperdá entre 1717 y 1728. Una segunda fase, caracterizada por la coherencia y el realismo político, la lleva a cabo el ministro José Patiño entre los años 1728 y 1740 que logrará, mediante los Pactos de Familia, sentar las bases de las reivindicaciones españolas en el Mediterráneo, a la vez que la integración de España en el sistema político de equilibrio continental y, asimismo, se afrontaba el peligro que suponía para las Indias españolas la hegemonía marítima inglesa. La política del reinado de Fernando VI está marcada por el denominado sistema fernandino de neutralidad que sigue los últimos consejos políticos de José Patiño: el aislamiento y el pacifismo con el fin de conseguir la recuperación interna. Fernando VI utilizará a políticos de muy diferentes inclinaciones, como Ensenada, que era francófilo, y Carvajal, que era anglófilo. Durante el reinado de Carlos III, la política exterior se basa en la alianza natural con Francia y presenta dos orientaciones: hacia el problema de las Indias ante la necesidad de cortar el avance británico en América. Durante la guerra de los Siete Años (1756-1763), Carlos III, ante el aumento de la presión británica, propone un sistema de equilibrio en las Indias, pero la corte de Londres no lo admite, por lo que firmará con Francia el Tercer Pacto de Familia apoyando en la guerra a Austria y Francia contra Prusia e Inglaterra.La sublevación de los colonos ingleses de Norteamérica, va a permitir el desquite a las potencias borbónicas, que apoyan a los independentistas. La paz de Versalles de 1783, por la que Inglaterra reconoce la independencia de EE.UU., permite a España recuperar los territorios perdidos anteriormente, excepto Gibraltar.La cuestión mediterránea fue otro de los objetivos importantes de la política de Carlos III debido a la expansión mercantil promovida y dirigida por la burguesía levantina. Se firmarán tratados con Marruecos, Turquía y, tras una incursión militar, con Argelia, que permitirán obtener privilegios de pesca, establecer consulados y conseguir nuevas ventanas mercantiles en el Mediterráneo.Por último, durante el reinado de Carlos IV, se plantea el dilema entre la alianza ideológica con la Europa legitimista en contra de la Revolución Francesa, lo que implicaba quedar sometido a Inglaterra, o la alianza estratégica con los gobiernos revolucionarios franceses y en contra de las coaliciones lideradas por Inglaterra. La decisión sobre este dilema se plasmará en la firma de los Tratados de San Ildefonso y del Tratado de Fontainebleau ,que implicarán el desastre de Trafalgar y, como consecuencias el alzamiento nacional de mayo de 1808 y la emancipación hispanoamericana.

9.6. La España del siglo XVIII: La política borbónica en América.

En un principio, la nueva dinastía Borbón no implicó ningún cambio importante en las colonias, ni a nivel administrativo ni a nivel económico. Pero a partir de mediados de siglo se inicia un cambio en la política de los Borbones hacia América, decidiendo incrementar la explotación colonial para que las colonias fueran más rentables.La economía colonial, basada hasta este momento en la producción agraria, se dinamiza con una fuerte actividad comercial. Para ello se adoptaron diversas medidas: se promovieron las Compañías de Comercio, siguiendo el modelo inglés y holandés; se decretó la introducción de navíos de registro, permitiendo que se incrementara el comercio gaditano con América y se recuperó la minería  La expulsión de los jesuitas en tuvo una importante consecuencia, la Corona se anexionó importantes tierras, sobre todo en Paraguay, que fueron de la Compañía de Jesús.Durante el reinado de Carlos III se introdujeron importantes reformas administrativas tratando de incrementar el control de la metrópoli sobre las Indias: se excluyó de la administración a los criollos, se creó un nuevo virreinato, el del Río de la Plata en 1776, y ese mismo año se estableció el cargo de Intendente para reforzar el control de los territorios americanos.En cuanto a la política fiscal y económica hubo un incremento impositivo y, en 1778, se permitió el libre comercio entre la Península y las Indias, rompiendo el monopolio del puerto gaditano.La sociedad americana estaba en organizada en torno a dos grupos: la elite blanca (peninsulares y criollos), que controlaban la administración y eran los propietarios de la tierra, las minas y las demás fuentes de riqueza; y el resto de la población, constituida por la mayoría indígena y los esclavos negros. Era una sociedad organizada de forma racial pese a que había una importante mezcla: mestizos (blanco e india), mulato (blanco y negra), zambo (indio y negro)… Esta nueva política borbónica, enfocada sobre todo al beneficio de la metrópoli, engendró movimientos de protesta de los criollos, apartados de los cargos administrativos, y de la explotada mano de obra indígena.

9.7. La Ilustración en España.

En cuanto a las inquietudes culturales, la Ilustración española se va a caracterizar por el marcado contenido religioso que la diferencia del resto de la Ilustración europea, coincidiendo con ella en el espíritu crítico, la fe en la razón, la confianza en la ciencia y el afán didáctico. Presenta cuatro generaciones culturales:La primera generación cultural está representada por el padre Feijoo (Teatro Crítico, 1726)y es la propiamente crítica, dedicándose a “limpiar” la cultura española de los efectos del Barroco. La segunda generación cultural está presidida por el padre Flórez (La España Sagrada, 1747) y representa la época erudita, dedicada a la recopilación del material ideológico necesario para la reconstrucción cultural española. La tercera generación, liderada por Campomanes (Tratado de laregalía de amortización, 1765) es la etapa estrictamente reformista. Por último, la generación de Jovellanos (Informe sobre el Expediente de la Ley Agraria, 1794), ya propiamente neoclásica. Durante este período se crearon las principales Academias, instrumento de difusión de las ciencias y el conocimiento. Se establecieron las Reales Academias de la Lengua, Medicina, Historia, Bellas Artes de San Fernando, y, junto a ellas, el Jardín Botánico y Gabinete de Historia Natural. El desarrollo de las ciencias experimentales fue importante, destacando Mutis y Cavanilles en biología, Ulloa y Jorge Juan en Astronomía y Cartografía, y Piquer en Medicina. El interés por la educación y el progreso científico se concretó en la reforma de las Universidades y en la creación de nuevas instituciones de enseñanza (Reales Estudios de San Isidro, Colegio de Cirugía, Escuela de Ingenieros de Caminos). También se desarrolló la literatura didáctica y crítica (Feijoo, Jovellanos, Cadalso y Moratín con su célebre El sí de las niñas), y se desarrolló la prensa (El Pensador, El Correo de Madrid) y las revistas literarias y científicas. En el plano artístico se impuso el Neoclasicismo, que rechazó los excesos del Barroco y buscó en la antigüedad clásica greco-latina su inspiración. Destacan arquitectos como Juan de Villanueva (Museo del Prado), pintores costumbristas como Bayeu y Mealla, y, especialmente, el gran pintor del siglo, Francisco de Goya (La familia de Carlos IV, Los fusilamientos del 3 de mayo).

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