La Segunda Guerra Mundial: Un año de triunfos y derrotas

Un año de triunfos: La invasión de Polonia y la potencia del ejército alemán

Un año de triunfos: La invasión de Polonia puso de manifiesto la potencia del ejército alemán que en poco tiempo derrotó con contundencia a las tropas polacas. En abril, Alemania ocupó por sorpresa Dinamarca, que apenas pudo ofrecer resistencia, y Noruega, con lo que se aseguraba el suministro de hierro sueco, imprescindible para abastecer la industria germana y una larga fachada marítima frente a Gran Bretaña. Los ejércitos germanos atacaron Francia, que fue vencida en poco menos de un mes. Los británicos se replegaron a la costa francesa del Canal de la Mancha por mar desde las playas. Italia se había mantenido ajena a la contienda hasta ese momento, convencida de la victoria de su aliado nazi, pero entró en la guerra. La derrota militar provocó un giro político radical en Francia. El gobierno dimitió, siendo sustituido por uno nuevo liderado por el mariscal Pétain, el héroe de Verdún. Pétain consideraba que la guerra estaba perdida y solicitó un armisticio a Alemania.

La batalla de Inglaterra: La resistencia británica y el fracaso alemán

La batalla de Inglaterra: La aviación británica logró derrotar a la Luftwaffe, frustrando así la invasión de Gran Bretaña. La resistencia británica supuso un duro golpe para el expansionismo alemán. Otros éxitos alemanes conseguidos en los primeros meses pudieron ocultar el fracaso de la batalla de Inglaterra: la derrota británica en el norte de África, donde el ejército alemán, el Afrika Korps, había acudido en ayuda de los italianos, y la ocupación de Yugoslavia y Grecia.

La invasión de la Unión Soviética: Grandes victorias y primera derrota terrestre alemana

La invasión de la Unión Soviética: Durante unos meses, los ejércitos alemanes obtuvieron grandes victorias. Divididos en tres frentes, avanzaron centenares de kilómetros destruyendo los ejércitos soviéticos enteros. Pero los soviéticos no se rindieron a pesar de las enormes pérdidas. En su avance hacia el norte, los alemanes alcanzaron Leningrado y sometieron la ciudad a un asedio que duró novecientos días y costó la vida a muchos habitantes, muertos de hambre y de frío. Por el sur, ocuparon Ucrania, y por el centro llegaron a las puertas de Moscú. La defensa soviética resistió y en diciembre contraatacó con tropas procedentes de Siberia. La llegada del crudo invierno ruso puso al ejército alemán ante las enormes dificultades de sobrevivir en aquellas circunstancias. Las fuerzas de Hitler tuvieron que retroceder, siendo esta su primera derrota terrestre comparable a la sufrida en la batalla de Inglaterra.

La intervención de Japón: Impulso a una política de expansión imperialista

La intervención de Japón: Impulsó una política de expansión imperialista a costa de los imperios coloniales europeos de la zona, con el fin de convertirse en la gran potencia asiática. La invasión japonesa atacó sin previo aviso el 7 de diciembre de 1941 a Pearl Harbor, principal base estadounidense en el Pacífico central, y una parte importante de la flota americana quedó dañada o destruida. Pero el ataque a Pearl Harbor provocó la entrada de Estados Unidos en la guerra contra el Eje, poniendo su gran potencial económico y humano del lado de los aliados. En los siguientes meses, los japoneses lograron apoderarse del sudeste asiático y de todos los archipiélagos del Pacífico occidental. Las victorias aliadas en las batallas del Mar del Coral y de Midway en el Pacífico supusieron el inicio del retroceso japonés.

Un invierno decisivo: Cambio de signo de la guerra

Un invierno decisivo: Se produjo el cambio de signo de la guerra. Dos batallas cruciales acabaron en severas derrotas de los ejércitos alemanes y a partir de entonces el Eje solo conoció retiradas y derrotas. En la batalla de El Alamein, las tropas del mariscal británico Montgomery derrotaron a las del general Rommel cerca de la frontera egipcia. La batalla de Stalingrado tuvo mayor envergadura. Los alemanes se detuvieron frente a esta ciudad en su avance hacia el Cáucaso, ya que Hitler consideró prioritaria su conquista por su alto valor estratégico.

La derrota del Eje: El retroceso alemán y la caída de Mussolini

La derrota del Eje: Los alemanes lanzaron su último ataque contra la URSS en el verano de 1943. En la batalla de Kursk, la mayor batalla de carros de combate de la historia, los alemanes fueron derrotados, lo que favoreció la contraofensiva soviética y la expulsión de los alemanes de su territorio. Alemanes e italianos se rindieron en Túnez. Todo el norte de África quedó entonces en manos de los aliados, quienes invadieron el sur de Italia desde África. Este hecho provocó la caída del régimen fascista, la detención de Mussolini y la firma de un armisticio de Italia con los aliados. Con el fin de abrir un gran frente occidental, los aliados planearon un gran desembarco en el norte de Francia y el 6 de junio de 1944, el llamado Día D, los aliados desembarcaron en Normandía (Francia). La terrible batalla de Berlín, librada por alemanes y soviéticos, acabó con la resistencia nazi. Hitler se suicidó y el gobierno de su sucesor, el almirante Dönitz. Días antes, Mussolini había sido detenido y ejecutado en el norte de Italia. Para evitar las enormes pérdidas que habría supuesto su conquista, el gobierno de Estados Unidos, presidido por Truman tras la muerte de Roosevelt, decidió emplear la bomba atómica. Las primeras reuniones a las que acudieron Roosevelt, Churchill y Stalin tuvieron lugar en Teherán. La Conferencia de Yalta acordó el futuro de Alemania tras el final de la guerra, y la última tuvo lugar en Potsdam, donde surgieron claras diferencias entre los aliados occidentales y los soviéticos sobre sus futuras zonas de influencia en Europa.

La guerra económica: Un esfuerzo colosal y avances tecnológicos

La guerra económica: Una contienda tan colosal requirió un gigantesco esfuerzo económico. La movilización de los hombres jóvenes para el ejército y el aumento de la producción armamentística provocaron una escasez de mano de obra en todos los países participantes. Las necesidades generadas por los ejércitos abocaron a los contendientes a la intervención de los gobiernos en la economía. Al igual que ocurrió durante la Gran Guerra, la Segunda Guerra Mundial impulsó importantes novedades tecnológicas: producción a gran escala de penicilina y de nuevas fibras textiles como el nailon para fabricar paracaídas; utilización de los primeros y rudimentarios ordenadores; uso de la energía nuclear.

Una guerra de aniquilamiento: El nuevo orden y el Holocausto

Una guerra de aniquilamiento: Las derrotas de las potencias democráticas y sus imperios coloniales marcaban el comienzo de lo que denominaron el nuevo orden, que significaba la hegemonía mundial de Alemania y Japón. La imposición de este nuevo orden se acompañó del empleo de métodos crueles e inhumanos. El racismo era uno de sus principios ideológicos más importantes. Pretendía, por un lado, preservar la pureza de la raza aria evitando las mezclas con otras razas, en especial la judía, que había que exterminar, y por otro, conquistar el espacio vital para los arios. Hitler dispuso la llamada Solución Final, que consistía en el genocidio, el Holocausto, de la población judía en la Europa ocupada. Los campos de exterminio fueron la pieza fundamental de esta macabra empresa, destacando Auschwitz o Treblinka como ejemplos de uno de los mayores horrores de la historia de la humanidad. Los nazis adoptaron brutales represalias contra cualquier resistencia por parte de las poblaciones conquistadas.

El colaboracionismo y la resistencia: Dos posturas opuestas

El colaboracionismo y la resistencia: Los éxitos alemanes durante la primera mitad de la guerra en los países ocupados propiciaron la aparición de grupos que apoyaron las ideas nazis y prestaron su ayuda a la administración alemana y a la persecución política y étnica de sus compatriotas. Sus miembros fueron llamados colaboracionistas. La resistencia, que encarnaba la oposición al nazismo y a la ocupación alemana en Europa, se alzó frente al colaboracionismo.

Un mundo destruido: Consecuencias demográficas y territoriales

Un mundo destruido: Demográficamente, la Segunda Guerra Mundial fue mucho más mortífera que la Primera. Se calcula que murieron alrededor de 50 millones de personas. Otra consecuencia demográfica fueron los desplazamientos forzosos, con 20 millones de personas desplazadas. Los ejércitos territoriales fueron de menor importancia que los académicos de 1919. La URSS recuperó prácticamente las fronteras del antiguo Imperio Ruso con la incorporación de los países bálticos y de pequeños territorios en sus fronteras con Finlandia y Rumania, aparte de su expansión hacia el oeste, a costa sobre todo de Polonia. Japón volvió a los límites anteriores a su expansión. Austria, que había sido ocupada temporalmente por los aliados, recuperó su independencia. Alemania quedó dividida en cuatro zonas bajo el control de potencias aliadas. La economía de gran parte del mundo, sobre todo de Europa, estaba arruinada al finalizar la guerra.

Organización de las Naciones Unidas: Estructura y funciones

Organización de las Naciones Unidas: Tiene una estructura compleja. El órgano más importante es la Asamblea General, formada por los representantes de todos los países miembros; se reúne varias veces al año y elige los miembros de los otros organismos de la ONU. La Secretaría General es el órgano ejecutivo que hace cumplir las decisiones de la Asamblea General y en cuya dirección se encuentra el Secretario General. El Consejo de Seguridad está formado por representantes de quince países y se ocupa de los problemas de seguridad que afectan a la paz entre naciones. El Consejo Económico y Social está formado por 54 miembros y propone políticas de desarrollo económico y social. Finalmente, el Tribunal Internacional de Justicia se ocupa de resolver los conflictos jurídicos internacionales, tiene su sede en La Haya (Países Bajos) y está formado por quince magistrados de diferentes países.

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