Nacionalismo catalan prat de la riba

RÉGIMEN RESTAURACIÓN

El nacionalismo catalán:


El movimiento nacionalista va unido al desarrollo económico. Con la Restauración, algunos factores ayudan al desarrollo del nacionalismo: la burguesía catalana, que había confiado en la posibilidad de acceder al poder durante el Sexenio, se aleja del gobierno central y empieza a defender la opción nacionalista. Además, el movimiento cultural – Renaixença – defiende el uso de la lengua catalana y critica la política centralista del gobierno. Aparecen también los primeros grupos nacionalistas en torno a intelectuales como Valentí Almirall o Prat de la Riba. En 1891, Prat de la Riba, burgués y conservador, funda la Unió Catalanista en la línea de reivindicación regionalista y que aprueba en 1892 las Bases de Manresa. Es el documento básico del nacionalismo catalán, en el que no plantea la secesión ni una actitud de lucha contra el estado español, sino una propuesta de sistema federal en el que las regiones tuvieran un autogobierno con instituciones propias. Sobre todo se adhiere a este movimiento la burguesía. Prat de la Riba, inicia una campaña electoral y consigue la creación de un partido
Lliga Regionalista
-, un partido burgués conservador que tendrá el apoyo del clero y que tendrá importantes éxitos electorales.

El nacionalismo vasco:


Al igual que Cataluña, aquí también hay un rasgo cultural propio que se verá favorecido por la autonomía económica, pero a diferencia del catalán no hay un movimiento cultural anterior, su base social son la pequeña burguesía y el campesinado, es un movimiento muy católico y su desarrollo se debe casi exclusivamente a una persona – Sabino Arana -.
En 1876 los carlistas son derrotados, se suprimen los fueros, y en 1878 se firman los llamados conciertos económicos que eran el cupo que cada provincia debería aportar al estado español. El movimiento nacionalista surge en el contexto de la decadencia del carlismo; de la intención de querer recuperar los fueros por parte de sectores radicales; del enfrentamiento social existente entre una alta burguesía industrial aún no nacionalista y el proletariado, en su mayoría inmigrante.
En 1895, Sabino Arana funda el PNV. Propone la separación de España y creación de un estado vasco independiente junto a Navarra y a las dos regiones vasco-francesas y hace unos planteamientos antiespañolistas, racistas (defendiendo la superioridad de la raza vasca, rechazaba los matrimonios entre vascos y foráneos, y oponiéndose a la llegada de inmigrantes) y ultracatólicos (defendía un estado vasco al servicio de Dios con un matiz casi teocrático).
Para ganar más adeptos, especialmente la burguesía industrial y clases medias temerosas del movimiento obrero, Arana suavizó sus posturas, renunciando al separatismo.

Regencia de Espartero (1841-1843):


En mayo de 1841, el general Espartero, líder del partido y héroe de la guerra carlista es nombrado regente. Durante su regencia se consolida la desamortización eclesiástica. Se encontrará con una serie de problemas: 1. La división de los progresistas entre los más radicales, partidarios de una mayor democratización del régimen y de acercamiento a los sectores populares, y el resto del partido, que prefería consolidar el dominio de los sectores de clase media y propietarios, los primeros partidarios de una regencia trinitaria y los segundos de una unipersonal. 2. Intentos de pronunciamientos militares cercanos al partido moderado, que tendrán mayor respaldo en la zona de predominio carlista. El fracaso del pronunciamiento provocó la supresión, en 1841, de privilegios económicos de las zonas carlistas. 3. A finales de 1842 estalla un conflicto en Barcelona. El origen fue el anuncio de la firma de un tratado librecambista con Inglaterra que repercutiría negativamente en la industria textil catalana. La situación se complica aún más al sumarse a la protesta los obreros por otras medidas (supresión de asociaciones o abolición de arrendamientos urbanos protegidos). Se creará una junta revolucionaria en la ciudad, el gobierno recurre a bombardear Barcelona. 4. En 1843, los sucesos de Barcelona provocan una coalición antiesparterista, e insurrección generalizada, dirigida por miembros del partido progresista (algunos critican el carácter militarista de Espartero y salen en defensa de la Constitución), que triunfa por el apoyo moderado liderado por el general Narváez. El gobierno no tiene el respaldo de las cortes y en 1843 Espartero se exilia a Londres. Las Cortes deciden adelantar la mayoría de edad de Isabel II, que fue proclamada reina el 8 de noviembre de 1843.
Militares cercanos al partido moderado van tomando posiciones en el entorno de la reina y el general Narváez, líder moderado protagonista de la revolución de 1843, se convierte en el hombre fuerte del momento. Tras el gobierno de González Bravo, que emprendió una política regresiva, con disolución de las Milicias, restablecimiento de la Ley Municipal de 1840, persecución de los principales políticos progresistas, aplastamiento de sublevaciones militares, la reina decide, el 1 de mayo de 1844, nombrar jefe de gobierno al general Narváez, líder ya indiscutible de los moderados

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