Orígenes y Desarrollo de la Revolución Industrial: De Inglaterra al Capitalismo Global

Concepto de la Transformación Radical

El término revolución se usa para definir cualquier fenómeno de transformación radical y profunda. En ese sentido, se puede aplicar a los cambios ocurridos en la producción europea entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.

La Primera Revolución Industrial

La Revolución Industrial es un proceso de crecimiento económico acelerado y sostenido en el tiempo. Ese crecimiento fue el resultado de un aumento muy importante en la producción de todo tipo de bienes y servicios. Se inició en Inglaterra en el siglo XVIII. El despegue, es decir, el momento en que la economía inglesa comenzó a crecer, suele situarse hacia 1770, aunque los cambios que lo permitieron se habían comenzado a notar dos décadas antes.

Factores de la Revolución Industrial

  • Un aumento de la demanda.
  • Una mano de obra abundante.
  • La existencia de mucho capital para invertir en instalaciones y maquinaria.
  • Una revolución agraria.
  • Un aumento demográfico importante.
  • Una acumulación de capital procedente del comercio.

La Revolución Agraria

Durante el siglo XVIII creció considerablemente la producción agraria y ganadera en Inglaterra. Por un lado, aumentó la extensión de tierra cultivada. Por otro, en la mayor parte de las regiones, el barbecho dio paso al sistema cuatrienal. Los forrajes facilitaron la sustitución de las tierras de pastos por los cultivos.

Otras novedades importantes fueron la selección de semillas, la introducción de fertilizantes y las máquinas agrícolas.

Triple Efecto de la Revolución Agraria

La Revolución Industrial tuvo un triple efecto:

  1. Aumentó los alimentos disponibles, lo que hizo bajar los precios.
  2. Mejoró la capacidad de compra de los campesinos, que pasaron a demandar productos industriales.
  3. Liberó mucha mano de obra que se vio obligada a trasladarse a las ciudades.

El Crecimiento Demográfico

El factor decisivo fue el descenso acelerado de la mortalidad y, a la vez, las tasas de natalidad eran elevadas. Las causas son la disminución de epidemias, la mejora en la atención médica, las vacunas, el aumento en la producción de alimentos y sus precios más bajos, lo que permitió una mejora en la dieta.

El crecimiento de la población proporcionó la mano de obra más abundante y un mercado más sólido para los productos generados por la industria.

La Acumulación del Capital y las Colonias

La economía inglesa había evolucionado de forma muy diferente a la del resto de Europa. Buena parte de las propiedades se habían concentrado en manos de una clase de caballeros rurales, la gentry, interesada en mejorar la producción. A comienzos del siglo XVII se habían fundado dos grandes compañías comerciales: las Indias Orientales y Occidentales. En ellas invirtieron sus ganancias los terratenientes, pero también la burguesía de negocios de Londres.

Gran Bretaña se fue convirtiendo en la mayor potencia comercial, gracias a la explotación de las colonias y al comercio. Barcos mercantes ingleses traficaban en todos los puertos europeos y, desde comienzos del siglo XVIII, la Armada se encargó de garantizar la libre navegación en beneficio de las compañías inglesas.

Ese enorme desarrollo permitió que a mediados del siglo hubiera muchos capitales disponibles en manos de la burguesía de negocios: una clase dinámica con espíritu capitalista que buscaba nuevas formas de ganar dinero y que estaba dispuesta a invertir y a arriesgar sus riquezas en la naciente industria.

Esto permitía disponer de materias primas y de mercados exclusivos en los que vender las mercancías fabricadas en la metrópoli.

Innovaciones Tecnológicas Clave

La Siderurgia

La producción de hierro se realizaba a comienzos del siglo XVIII en grandes instalaciones, al menos en una parte del proceso de producción: la fusión en hornos y una primera transformación para fabricar barras o laminados. Se usaba madera como combustible y la producción era lenta y dependía de la energía hidráulica. La temperatura obtenida era baja y el hierro era quebradizo y requería un segundo fundido, lo que encarecía el producto.

Avances en la Producción de Hierro y Carbón

  • 1709: Abraham Darby descubrió el coque, un carbón de hulla transformado que aumentaba el calor y mejoraba la calidad. El coque permitía prescindir del carbón vegetal.
  • 1776: John Wilkinson introdujo la máquina de vapor para inyectar aire a presión en los hornos.
  • 1783: Henry Cort inventó el pudelado, una combinación de un horno más potente y un sistema de rodillos que permitía obtener láminas de hierro a gran velocidad.
  • 1856: Henry Bessemer inventó el convertidor, con el que se obtenía acero en grandes cantidades.

Las innovaciones permitieron atender la enorme demanda de hierro que generaba la industria: construcción, herramientas, hornos, maquinaria textil, etc. Entre 1780 y 1806, la producción de hierro se multiplicó por 4, y Gran Bretaña pasó de importar a exportar buena parte de su producción. Respecto al carbón, en 1800 Gran Bretaña producía el 90% de la producción mundial.

El éxito se debió a la abundancia de minas en la propia Gran Bretaña.

El aumento de la producción minera se debió también a la aplicación de nuevas maquinarias para la extracción y transporte del material.

El Ferrocarril

La idea de usar la máquina de vapor en el transporte surgió en las minas, cuando en 1804 Richard Trevithick inventó la primera máquina para arrastrar las vagonetas de carbón sobre raíles. Este invento se fue perfeccionando y entre 1824 y 1829 George Stephenson diseñó varias locomotoras hasta culminar en la Rocket, un prototipo avanzado que era capaz de alcanzar los 24 km/h.

La primera línea de ferrocarril, entre Darlington y Stockton, de 13 km, se abrió en 1825 y en 1830 se inauguró la línea Mánchester-Liverpool. En 1847 había ya 25.000 trabajadores construyendo unos 10.000 km de vías férreas.

El ferrocarril disparó la demanda de madera, de hierro y de materiales de construcción, impulsando las industrias respectivas. También absorbió una gran cantidad de mano de obra, primero en los tendidos y luego en el funcionamiento de trenes y estaciones. Además, facilitó el transporte masivo de mercancías por tierra, abarató los costes y fomentó la especialización regional en la producción. Se convirtió en el medio ideal de transporte de pasajeros a media y larga distancia, desplazando a las incómodas diligencias.

La Navegación

La introducción de la máquina de vapor en la navegación fue más tardía. En el siglo XVIII los veleros ya habían alcanzado una gran perfección desde la aparición del clipper, un barco de casco más delgado con varios mástiles que alcanzaba gran velocidad.

Los primeros barcos con máquinas de vapor fueron los barcos de rueda, que llevaban dos grandes rodillos con palas en los laterales. Introducidos en Estados Unidos en 1807, pronto se convirtieron en un medio ideal para la navegación fluvial. Además, las máquinas y los depósitos de carbón limitaban la capacidad de carga frente a los veleros.

La Industrialización en Otros Países

Francia

Francia era a principios del siglo XIX una potencia manufacturera en sectores como la lana o los productos de lujo. Francia producía muy poco carbón y hierro, y tampoco contaba con un imperio colonial capaz de suministrar materias primas y de convertirse en un mercado alternativo.

La industrialización fue tardía. Comenzó en el sector textil en la región de Lyon mediante la introducción de las máquinas inglesas en la década de 1830. Pero fue el ferrocarril, a partir de 1850, el que propició el despegue. A diferencia de Gran Bretaña, en Francia la red fue planificada por el Estado, aunque se construyó con capitales privados, a través de grandes sociedades financieras. El ferrocarril disparó la demanda de materias primas, abarató los costes del transporte y fomentó el desarrollo de la siderurgia situada en el norte del país.

A pesar de todo, la industria francesa estaba muy lejos de la inglesa.

Alemania

Alemania contaba con algunas ventajas para industrializarse. Muchas ciudades tenían una larga tradición manufacturera y disponía de excelentes comunicaciones terrestres y fluviales y un avanzado sistema de enseñanza técnica.

Había un obstáculo para el crecimiento económico: la división territorial. Todo el país estaba repleto de aduanas y de leyes distintas, lo que entorpecía la circulación, encarecía los precios e impedía la formación de un mercado nacional.

El primer paso se dio en 1833 cuando 39 estados alemanes formaron la Unión Aduanera (Zollverein), lo que permitió la libre circulación de productos por la mayor parte del territorio. La economía alemana comenzó a crecer, impulsada también por el interés que algunos estados pusieron en impulsar la red ferroviaria. El descubrimiento de nuevas minas de carbón en la cuenca del Ruhr ayudó a estimular la industria siderúrgica.

Los Estados Unidos

La industrialización en EE. UU. se produjo también tardíamente. Las causas eran: un mercado escaso, una mano de obra cara, las difíciles comunicaciones interiores y el carácter colonial de la producción algodonera del sur, que era vendida en casi toda su totalidad a Gran Bretaña.

La incorporación de los barcos de vapor facilitó la navegación por los grandes ríos. Se inició el avance hacia el oeste, lo que estimuló el desarrollo de numerosas industrias: construcción, textil, mecánica y el ferrocarril.

La industrialización hizo que crecieran las grandes ciudades de la costa este y estimuló también la inmigración desde Europa.

El Capitalismo y la Nueva Sociedad Industrial

El Capitalismo: Consolidación del Modelo

La Revolución Industrial trajo consigo la consolidación del capitalismo. Muchos de sus elementos existían ya antes de la transformación de la industria, pero fue la industrialización inglesa lo que convirtió el modelo capitalista en el sistema dominante en la economía de los países occidentales.

El Sistema Capitalista y el Liberalismo

La teoría del capitalismo se desarrolló junto a la del liberalismo a lo largo del siglo XVIII. Fue expuesta por el economista Adam Smith en el tratado donde formulaba los principios del capitalismo:

  1. La libre iniciativa individual y la búsqueda del beneficio.
  2. La propiedad privada plena y libre.
  3. La libre concurrencia en el mercado y la ley de la oferta y la demanda.
  4. La no intervención del Estado en la vida económica.

Patronos y Obreros

En la práctica, el capitalismo produjo desde un principio una clara separación entre dos clases sociales: la burguesía propietaria y los trabajadores.

La propiedad de los medios de producción se concentró en manos de una minoría rápidamente enriquecida por el despegue de la industria: la burguesía. Como tenía bajo su control el parlamento y los gobiernos, las leyes inglesas tendieron a proteger sus intereses y a consolidar su posición.

Frente a los propietarios estaban los trabajadores, quienes se vieron obligados a buscar trabajo en la industria vendiendo su fuerza de trabajo a cambio de salarios de miseria, lo que les hizo perder lentamente sus derechos frente a la burguesía enriquecida.

La Banca y las Sociedades Financieras

Inicialmente, el despegue de la industria del algodón lo impulsaron pequeños empresarios. Las primeras máquinas no eran caras y, al sustituir a varios trabajadores, la inversión se amortizaba rápidamente y los beneficios se reinvertían en nuevas máquinas. Pero las máquinas de vapor, la siderurgia a gran escala o los ferrocarriles no podían financiarse con los ahorros individuales. Era necesario reunir grandes capitales y buscar financiación.

Ya desde finales del siglo XVIII la banca jugó un papel clave para impulsar el crecimiento. Los bancos ingleses, que se habían formado con el negocio de las compañías del comercio, pasaron a dar créditos a los industriales.

La otra alternativa para financiar las nuevas industrias fueron las sociedades financieras. Eran empresas en las que varios socios unían sus capitales para poder realizar grandes inversiones.

La bolsa también desempeñó un papel crucial. Permitía a los inversores participar en grandes empresas comprando acciones o simplemente suscribiendo los bonos del Estado.

Librecambio y Proteccionismo

El hecho de que Gran Bretaña iniciara mucho antes el despegue industrial produjo una situación de competencia desigual. Los productos ingleses, sobre todo las telas de algodón, eran mejores y mucho más baratos que los de sus competidores, por lo que en un mercado libre hubieran hundido rápidamente las industrias europeas.

Para evitar esa quiebra, los gobiernos impusieron toda una serie de trabas a las importaciones inglesas: cuotas de importación, aranceles para encarecer los productos británicos, o simplemente la prohibición de introducirlas en sus países.

A esa política se le denominó proteccionismo y fue la práctica dominante a lo largo del siglo XIX en Europa.

Frente a esta posición se encontraba Gran Bretaña, que defendía el librecambio, es decir, la libre circulación sin aranceles de todo tipo de mercancías.

La Segunda Revolución Industrial (1870-1914)

Entre 1870 y 1914 el desarrollo de la industria experimentó una aceleración profunda y se caracterizó por una serie de rasgos:

  • Un crecimiento acelerado.
  • Nuevas fuentes y formas de energía.
  • Nuevas formas de organización de la producción.
  • La competencia internacional.
  • La concentración del capital.

Las Nuevas Fuentes de Energía

Antes de 1880 el petróleo se utilizaba solo como combustible para las calderas. Su uso como materia prima y, sobre todo, su transformación en combustibles para los motores de explosión, lo convirtió en una alternativa al carbón.

El desarrollo de la electricidad tuvo aún consecuencias más importantes. Desde la década de 1850 comenzaron a explotarse sus posibilidades con el tendido del telégrafo. Más adelante, Edison inventó la bombilla. Otros inventos fueron el fonógrafo (1877), el teléfono (1876) y las cámaras frigoríficas (1876).

Los Nuevos Medios de Transporte

Hacia 1890 comenzaron a instalarse en las grandes ciudades los primeros tranvías eléctricos, que sustituyeron a los tirados por mulas y a los coches de caballos. En 1890 se inauguraba en Londres el primer ferrocarril subterráneo, el metro.

A finales del siglo XIX se impusieron en la navegación los cascos de hierro, la hélice y la turbina de vapor. El resultado fue un aumento de la velocidad, al tiempo que se reducía el espacio reservado al carbón y se incrementaba la capacidad de carga. La apertura del Canal de Suez había permitido acortar la ruta entre Europa y Asia. Todo ello generó una fuerte caída de los precios del transporte y la formación de una división del mercado mundial.

En 1886, Benz inventó el primer automóvil. En poco tiempo comenzaron a fabricarse los primeros prototipos.

Más tarde fue el desarrollo del avión. El primer prototipo de los hermanos Wright solo pudo volar una cierta distancia en 1908.

La Industria Química y la Metalurgia

Los avances en la industria química tuvieron que ver con nuevos descubrimientos, como los derivados de la aplicación de la electricidad, pero sobre todo con la demanda de la industria.

También se produjeron cambios importantes en la metalurgia. Además de las innovaciones que permitieron incrementar la producción de acero y hierro, se produjo la producción de nuevos metales: el aluminio, el cobre, el níquel y el cinc.

Nuevas Formas de Producción

Las nuevas industrias requerían una elevada formación científica y tecnológica. Eso hizo que algunos países como Alemania o Estados Unidos, con buenas universidades y centros de investigación, pudieran competir desde un principio en el mismo nivel.

En los nuevos sectores se aplicaron técnicas muy evolucionadas de división del trabajo. En las fábricas americanas se aplicó el taylorismo, que consistía en la división del trabajo en pequeñas tareas de corta duración. Ya en el siglo XX, Henry Ford introdujo la cadena de montaje en la industria del automóvil.

El Capitalismo Monopolista

La enorme competencia mundial y la compleja tecnología de las nuevas industrias trajeron consigo la aparición de enormes empresas especializadas, algunas de ellas tendieron al monopolio.

En otros países lo que produjo fue la asociación de grandes empresas para fijar precios o condiciones de mercado (cárteles) o su fusión en grandes consorcios dedicados a un sector de la producción (trusts).

La Industrialización en la España Liberal

Las Consecuencias de la Revolución Liberal: La Desamortización

Los cambios legales que se introdujeron en la década de 1830 eliminaron las leyes del Antiguo Régimen: el sistema señorial, los gremios, el diezmo, los precios tasados y la vinculación de las tierras. En su lugar, se introdujo la libertad de mercado y la propiedad privada. Se configuró así una sociedad burguesa.

El cambio más importante fue la desamortización de las tierras vinculadas. Se realizó en dos fases: la primera (entre 1836 y 1845), conocida como la Desamortización de Mendizábal, y la segunda (a partir de 1855), llamada la Desamortización de Madoz.

Una enorme masa de propiedades pasó a manos de burgueses enriquecidos, convertidos en terratenientes. Por el contrario, los campesinos no pudieron acceder a la propiedad. El resultado fue mantener en el hambre y en la miseria a la inmensa mayoría de los españoles.

Las Causas del Fracaso de la Industrialización Española

  • La compartimentación del país.
  • La ausencia de una revolución agraria.
  • El estancamiento demográfico.
  • El agotamiento de las materias primas minerales.
  • La pérdida de la mayor parte de las colonias americanas.
  • La falta de capitales.

La Industria Española a Mediados del Siglo XIX

En la mayor parte del país la producción seguía realizándose en talleres de tamaño reducido o en las antiguas Manufacturas Reales.

La excepción era Cataluña, donde se había formado una industria textil importante. Gracias al algodón procedente de América y a la venta de telas en las colonias, las fábricas de indianas catalanas se habían desarrollado mucho a finales del siglo XVIII y pudieron sobrevivir a la competencia inglesa gracias a las tarifas proteccionistas establecidas por los sucesivos gobiernos.

A mediados del siglo XIX los fabricantes catalanes habían incorporado las máquinas inglesas y daban empleo a más de 100.000 obreros.

La Construcción del Ferrocarril

A mediados del siglo solo se habían construido 3 pequeños tramos ferroviarios, el primero de ellos entre Barcelona y Mataró en 1848.

En 1855 las Cortes aprobaron la Ley de Ferrocarriles y la Ley de Sociedades Financieras. La primera trazó las principales líneas y dio grandes facilidades, reduciendo impuestos y permitiendo la libre importación de las materias primas. La segunda facilitó la formación de grandes sociedades con capital extranjero para poder construir las líneas.

Entre 1856 y 1863 se tendieron más de 4.000 km de raíles y las principales líneas empezaron a funcionar.

El Desarrollo Industrial del Fin de Siglo

España experimentó las consecuencias de la Segunda Revolución Industrial. Compañías extranjeras comenzaron a explotar los escasos recursos minerales, y la siderurgia creció con fuerza en el País Vasco.

El crecimiento urbano atrajo abundante mano de obra y contribuyó a fomentar otras industrias como las de la construcción, el papel o los alimentos. También creció el sector eléctrico gracias a la introducción de la iluminación en las principales ciudades.

No obstante, a finales del siglo XIX el desarrollo económico español era aún deficiente y las cifras de producción y de renta estaban muy por debajo de las de los principales países europeos.

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