El Reformismo Borbónico en el Siglo XVIII
El siglo XVIII fue una etapa de transición entre el Antiguo Régimen y la época contemporánea, mezclando características de ambas etapas. En 1700, con Felipe V de Borbón, se instauró en España el absolutismo monárquico de corte francés. El rey se convirtió en el único depositario de la soberanía de origen divino, concentrando los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Felipe V se rodeó de políticos de la baja nobleza, dependientes del favor real. El objetivo de su programa de reformas era consolidar el poder absoluto de la monarquía. Estas reformas se centraron en:
- La reforma del Gobierno y la Administración: Principalmente en la Corona de Castilla.
- La intervención del Estado en la economía: Siguiendo las ideas mercantilistas, el Estado asumió un papel impulsor de la economía. El objetivo era incrementar los recursos, especialmente los fiscales. Para ello, se crearon manufacturas estatales y se promovió la construcción de obras públicas, mejorando los transportes entre la periferia y el interior de Castilla.
El Reinado de Carlos III y el Despotismo Ilustrado
Esta línea de reformas alcanzó su máxima expresión con el reinado de Carlos III, considerado el ejemplo de déspota ilustrado. El Despotismo Ilustrado se resume en la frase: «todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Se trataba de una política concebida para beneficiar a la población, pero sin su participación en la toma de decisiones. No se pretendía cambiar la estructura jerárquica de la sociedad ni el sistema político absolutista.
Los reformistas ilustrados buscaron introducir cambios en la estructura económica, como la ampliación de tierras cultivadas y la introducción de nuevos avances técnicos. Para ello, era fundamental la declaración por parte del Estado de la honorabilidad de todos los oficios. Además, se propuso impulsar la mecanización en la industria, protegerla por parte del Estado y permitir el comercio de todos los puertos del país con América.
Proyectos ambiciosos como la eliminación de tasas internas y aduanas, la libertad de precios o la posibilidad de hacer tributar a la aristocracia no se lograron. Esto se debió, en parte, a que los ilustrados eran reformistas, no revolucionarios, y a que el ambiente en la Corte española no estaba preparado para cambios tan profundos.
Obstáculos a las Reformas
El sector intransigente de la nobleza y la Iglesia era muy poderoso, impidiendo que se cuestionaran sus privilegios. Figuras como Esquilache, Campomanes, Aranda, Floridablanca y Olavide emprendieron una labor de recogida de información y propuestas de reformas para modernizar el país.
Medidas Gubernamentales
Para lograr estos objetivos, se propusieron varias medidas gubernamentales, alentadas por el Marqués de la Ensenada, como:
- La creación de una única contribución sobre la renta en Castilla para todos los estamentos.
- La modificación de la estructura de la propiedad, con repartos de tierras pertenecientes a los Concejos y sin cultivar. Aunque hubo excepciones como el plan de colonización de Sierra Morena, la mayoría de estas tierras acabaron en manos de oligarquías rurales.
- La construcción de canales en Castilla y Aragón, y el diseño de una red radial de carreteras en torno a Madrid.
Nota: El último párrafo del texto original no guarda relación con el tema del Reformismo Borbónico y parece pertenecer a otro contexto histórico. Por lo tanto, no se incluye en la corrección.