Revoluciones liberales y nacionalismo en el s.XIX

Revoluciones liberales y nacionalismo en el s.XIX

1. Las revoluciones liberales

Se produjeron 3 grandes oleadas revolucionarias: las del 20, 30 y 48. Estuvieron inspiradas en los principios de la Revolución francesa y tuvieron en común la oposición al sistema de la Restauración.

1.1. Las revoluciones del 20

Se centraron en España, Nápoles y Grecia. En los 2 primeros países, la revolución fracasó debido a la intervención de las vecinas monarquías absolutas. Solo en Grecia triunfó el movimiento apoyado por GB. En 1829 se reconoció la independencia griega. Fueron promovidas por minorías muy selectas agrupadas en hermandades secretas. Entre los miembros de estas hermandades destacaron los masones y los carbonarios.

1.2. Las revoluciones del 30

Afectaron a toda Europa, salvo a Rusia. Alteraron también el panorama internacional heredado de 1815. Al oeste del Rin se crearon varias monarquías liberales moderadas; al este, tres imperios absolutistas multinacionales. Las principales novedades fueron:

  • El gran descontento social y económico de las clases populares tuvo enorme influencia.
  • Fueron producto de movimientos populares de masas.
  • Dieron lugar a un movimiento democrático y republicano más radical que se inspiraba en los jacobinos y en Rousseau y era fruto de la división del movimiento liberal.

2. El nacionalismo del s.XIX

Derecho de los ciudadanos a formar una nación y a elegir sus propios gobernantes. Para que hubiese un gobierno representativo era necesario que existiera una comunidad nacional coherente (lengua, cultura, tradiciones…)

2.1. Las revoluciones del 48: «la primavera de los pueblos»

La del 48 fue la última de las 3 grandes oleadas revolucionarias. Compartía con estas últimas su inspiración en los principios de la Revolución francesa; sin embargo, su expansión e influencia fueron mayores; tuvo un carácter más radical y contó con un importante respaldo popular. Las revoluciones del 48 señalaron el fin de la Restauración. Inicialmente tuvo gran éxito. Sin embargo, aunque su difusión fue rapidísima, fracasó igualmente.

Revolución democrática y de gran contenido social:

Entre 1846 y 1847, Europa sufrió una crisis agraria e industrial. En el 48, París, Berlín, Milán y Roma entre otras, se llenaron de barricadas pobladas de trabajadores urbanos. Reclamaban los derechos y libertades más radicales de la Revolución francesa: sufragio general masculino, república democrática y social, asistencia a los pobres y desempleados y derechos al trabajo y a la libre sindicación. La del 48 fue una revolución urbana que no consiguió movilizar a los campesinos. Los liberales moderados abandonaron la revolución y pactaron con los sectores más conservadores.

Revolución de carácter nacionalista:

El Gobierno austriaco comenzó a anular la mayoría de las concesiones. El ejército imperial llevó a cabo sangrientas represiones contra obreros, estudiantes, políticos y militares radicales y nacionalistas. El Parlamento de Francfort se disolvió. En Hungría, los austriacos encontraron mayor resistencia y necesitaron el apoyo ruso. En Italia, las tropas austriacas tuvieron que enfrentarse a las del rey de Piamonte. Consecuencias:

  • Se abandonó la Restauración. Los liberales moderados consiguieron importantes concesiones. La burguesía pactó con los gobiernos y se hizo conservadora. Se realizaron reformas desde arriba.
  • Apareció el nacionalismo insatisfecho.
  • Los obreros urbanos comenzaron a organizarse políticamente.

4. Dos nuevos estados: Italia y el Imperio Alemán

En Europa central, existía un mosaico de principados de tamaño desigual y de origen feudal. Fueron el reino de Piamonte y el de Prusia los que lideraron los procesos de unificación.

4.1. La formación del reino de Italia

El fracaso de la vía revolucionaria (1815-1949):

El norte y el centro de la península italiana se encontraban bajo influencia austriaca. Solo permanecían independientes el reino de Piamonte-Cerdeña, con capital en Turín y los Estado Pontificios, cuya capital era Roma. El Reino de las Dos Sicilias, estaba gobernado por los Borbones. Compartían una lengua y la vecindad geográfica. Entre el norte de la península, más industrializado, y el sur, agrario, existían grandes diferencias. Surgieron iniciativas:

  • Un movimiento intelectual, el Risorgimento, que soñaba con la unidad italiana.
  • Unas ambiciones económicas que deseaban ampliar el mercado.
  • Diversos proyectos. Unos pretendieron unificar los italianos en torno al Papa; otros, bajo el rey de Piamonte.

El fracaso de estos proyectos obligó a buscar otras vías para crear un solo estado italiano. Las revoluciones del 20, 30 y 48 fueron ensayos de los distintos grupos que buscaban la unificación italiana. El promotor de la unificación italiana fue el conde de Cavour y el rey Victor Manuel II.

4.2. La formación del Imperio Alemán

El fracaso de la vía revolucionaria (1815-1849):

El antiguo Imperio Alemán fue sustituido por la Confederación Germánica. La mayor parte de la población alemana estaba unida por la lengua. Sin embargo, buena parte de la población de la Confederación Germánica no hablaba alemán. La revolución del 48 fracasó. El Parlamento de Francfort, que pretendía proclamar una Constitución alemana, no contó con el apoyo de Austria ni de Prusia y fue rechazado. Zollverein creó vínculos económicos que contribuyeron a la unificación. Se configuró un espacio de libre comercio que unía los intereses de industriales, comerciantes y terratenientes.

El recurso a la guerra (1849-1871):

El promotor de la unificación alemana fue el reino de Prusia y Bismarck. Unificó Alemania a través de guerras:

  • Guerra contra Dinamarca. En 1864 la Confederación Germánica y Dinamarca discutían sobre quién debía heredar Schleswig-Holstein. Prusia, en unión con Austria, declaró la guerra a Dinamarca.
  • Guerra contra Austria. Bismarck provocó otra guerra contra Austria (1866). Contó con el apoyo de Italia. El Imperio austriaco resultó derrotado, y tuvo que ceder Venecia a Italia y permitir la remodelación de la Confederación Germánica, llamada Confederación del Norte, de la que se quedó excluida. Prusia se situó a la cabeza de la nueva organización y se anexionó Schleswig-Holstein.
  • Guerra contra Francia. Napoleon II pidió compensaciones territoriales y amenazó a Prusia. Bismarck utilizó la actitud francesa y emprendió una guerra contra Francia. Durante este enfrentamiento el rey de Prusia, Guillermo I, fue proclamado káiser en Versalles. Nació así, un nuevo Imperio alemán que incluía a la Confederación del Norte y a los estados del sur.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *