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TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS DEL Siglo XIX: LAS DESAMORTIZACIONES


INTRODUCCIÓN

La desamortización fue un largo proceso de transformación de las formas de propiedad del Antiguo Régimen  iniciado en España a finales del Siglo XVIII por Godoy y que tendrá sus dos principales instrumentos en la  desamortización eclesiástica de Mendizábal y la general de Madoz. Consistíó en expropiar por parte del Estado  las tierras y bienes en poder de las llamadas «manos muertas», casi siempre la Iglesia Católica y los municipios, para ponerlas  en el mercado, mediante una subasta pública. Su finalidad fue acrecentar la riqueza nacional (liberalizar el mercado de la  tierra y aumentar la producción) y crear una clase de propietarios que apoyaran el liberalismo. Además, se obténían unos  ingresos extraordinarios con los que amortizar los títulos de deuda pública.  

La desamortización se convirtió en la principal arma política con que los liberales modificaron el régimen de la  propiedad del Antiguo Régimen para implantar el nuevo Estado burgués. No afectó a los bienes de la nobleza, que conservó su bienes o los acrecentó a través de medidas como la supresión de los mayorazgos de 1836 y la abolición del  régimen señorial de 1837 

DESARROLLO

 Fue a partir de 1795, con Godoy, cuando la política belicista del gobierno y el consiguiente  crecimiento brutal de la deuda pública obligaron al ministro a iniciar la desamortización. En 1798 el gobierno declaró en  venta los bienes de una serie de institutos eclesiásticos, y destínó los fondos obtenidos a amortizar la deuda. Durante la  Guerra de la Independencia tanto el gobierno bonapartista como las Cortes de Cádiz realizaron una legislación paralela de  supresión de conventos y órdenes religiosas y de puesta en venta de sus propiedades, destinando el producto a amortizar  la deuda del Estado. La restauración del absolutismo en 1814 significó la anulación de estas medidas y la devolución de los  bienes vendidos a los frailes.


LAS DESAMORTIZACIONES. (2)


En el Trienio Liberal volvieron a entrar en vigor las decisiones de las Cortes de Cádiz: se aprobó el Decreto de supresión de monacales en 1820 y se emprendíó la desamortización de bienes de propios y baldíos de los  municipios. Pero en 1823 retornó el régimen absolutista, y Fernando VII obligó a restituir los bienes vendidos, lo que provocó 

la indignación de los compradores, que desde entonces pasaron a apoyar al liberalismo y a enfrentarse al Rey. 

LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL. 1836

En primer lugar, la guerra carlista obligaba al  Estado a obtener recursos para financiarla. En segundo lugar, se difundíó en el país un clima anticlerical, a causa del apoyo del clero al bando carlista. En tercer lugar, los antiguos compradores de bienes desamortizados en el Trienio, expropiados  en 1823, presionaban al gobierno para que les devolviera sus bienes. Por eso no es extraño que los gobiernos liberales  fueran poco a poco avanzando hacia la desamortización: reintegro de sus bienes a los compradores del Trienio y  disolución de órdenes religiosas que no se dedicaran a la enseñanza o cuidado de enfermos y declaración de sus fincas como  bienes nacionales.  

En esta situación, y con un Gobierno Progresista, se publicó la primera de las dos grandes leyes desamortizadoras,  la de Mendizábal, la desamortización de bienes del clero: en Febrero de 1837 se declaraban en venta todos los bienes  pertenecientes al clero regular. Sus objetivos eran sanear la Hacienda mediante la amortización de la deuda pública,  financiar la guerra carlista y convertir a los nuevos propietarios en defensores del trono de Isabel II y el liberalismo. Las tierras fueron compradas por nobles y burgueses adinerados,  eran los únicos que tenían liquidez, sabían pujar y podían controlar fácilmente las subastas, de forma que no pudo crearse  una verdadera burguésía o clase media en España que sacase al país de su atraso. 

Desde Agosto de 1841, bajo la regencia de Espartero, se desamortizaron también los bienes del clero secular. Fue  finalmente con la vuelta de los moderados, en 1844, cuando se suspendieron las subastas. Se había desamortizado el 62% de las propiedades de la  Iglesia.  


LAS DESAMORTIZACIONES. (3)


Podría haberse aprovechado para repartir la tierra entre los campesinos.  Lo que ocurre es que el ministro buscaba beneficiar a quienes pertenecían a la elite financiera y comercial.

LA Desamortización DE Madoz, 1855

Establecía la venta en subasta pública de toda clase de  propiedades rústicas y urbanas pertenecientes al Estado, a la Iglesia, los propios y baldíos de los Municipios y, en general, 

todos los bienes que permanecieran amortizados, por lo que recibe el nombre de desamortización general con La Ley Madoz  se desarrolló a gran velocidad. Se subastaron fincas rústicas y urbanas mediante el pago de un 10% de entrada y el resto aplazado, y admitíéndose sólo en efectivo.  El dinero se destínó a amortizar la deuda y a cubrir las necesidades de la Hacienda así como a financiar la construcción de  la red de ferrocarriles.  Se obtuvo casi el doble de lo obtenido con la desamortización  de Mendizábal. En realidad, la desamortización de Madoz estuvo en vigor hasta 1895, año en que fue derogada, y en estos  años se vendieron bienes por valor de unos 3.000 millones más. 

Las consecuencias de la desamortización:


 

La de Mendizábal

1-El desmantelamiento casi completo de la propiedad de la Iglesia y de sus fuentes de riqueza. Sólo en 1845 se establecería  una Contribución de culto y clero. Para entonces la Iglesia había dejado de ser el estamento privilegiado. 2-La desamortización no resolvíó el problema de la deuda, pero sí contribuyó a atenuarlo y se pusieron a tributar una  enorme cantidad de propiedades que hasta entonces habían permanecido exentas, aumentando así los ingresos de la  Hacienda.   3- La desamortización no produjo un aumento de la producción agraria. Los nuevos propietarios se limitaron a seguir cobrando las rentas y las incrementaron. Muchos de los nuevos propietarios vivían en las  ciudades, completamente ajenos a los problemas agrícolas.  4- La desamortización provocó un reforzamiento de la estructura de la propiedad de la tierra: acentuó el latifundismo en  Andalucía y Extremadura y el minifundismo en el Norte. Los antiguos  terratenientes locales y a nuevos inversores de la burguésía. Constituirán la nueva elite terrateniente. 


LAS DESAMORTIZACIONES. (4)


5-En las ciudades ocurríó lo mismo. La alta burguésía acaparó los mejores edificios del centro, excluyendo a las clases  medias. 

La de Madoz:


1.- La eliminación de la propiedad comunal y de lo que quedaba de la eclesiástica. Lo que provocó, un  agravamiento considerable de la situación económica del campesinado, y en el segundo, una ruptura de las relaciones con  la Iglesia.  2.- Muchos campesinos se vieron privados de unos recursos que contribuían a su subsistencia. Su escaso  poder de compra fue uno de los obstáculos para la industrialización del país.  3.- Los municipios perdieron parte importante de sus ingresos que destinaban a la beneficencia o la enseñanza.  

Conclusión

Se calcula que de todo lo desamortizado, el 30% pertenecía a la Iglesia, el 20% a beneficencia y un 50  % a los municipios. Las desamortizaciones cambiaron el régimen de propiedad  Valorando en conjunto las desamortizaciones podemos decir que: 

1.-

Se venden la mitad de las tierras de cultivo de España en los dos procesos desamortizadores.

2.-

Supuso un saneamiento de la Hacienda Pública. 

3.-

No modificaron sustancialmente la estructura de la propiedad en España: latifundios en el sur y minifundios en el  norte. Simplemente hubo un cambio de propietarios. 

4.-

Aumentó la superficie cultivada con el consiguiente aumento de la producción agrícola. Pero el aumento de la  superficie cultivada no supuso un aumento de la productividad agraria por la falta de inversiones de los nuevos  propietarios, lo que explica la pervivencia de crisis de subsistencias a lo largo del siglo. 
 5.– Sí existíó un sector agrícola de altos rendimientos en los cultivos hortofrutícolas mediterráneos, pero su peso en el  conjunto de la superficie de cultivo era muy pequeño. 

6.-

Muchos cuadros y libros de monasterios fueron vendidos a precios bajos y acabaron en otros países, aunque gran  parte de los libros fueron a engrosar los fondos de las bibliotecas públicas o universidades. Quedaron abandonados  numerosos edificios de interés artístico (iglesias, monasterios) con la consiguiente ruina de los mismos, pero otros en  cambio se transformaron en edificios públicos y fueron conservados para museos u otras instituciones.

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