Transformacion cultural

En cuanto a la Prensa, tuvo un importante impulso sobre todo gracias a los sectores de mayor inquietud intelectual. Los periódicos anteriores a 1835 apenas incluían informaciones. Trataban temas políticos o científicos. Solían tener formato pequeño, estaban escritos en una columna y su aspecto era bastante aburrido. Pero a partir de esta fecha surgen otros más parecidos a los actuales. En 1850 salían a la calle 13 periódicos, aunque la mayoría tenían una vida efímera y escasa tirada. Destacan: “La Esperanza”, “El Clamor” o “La Reforma”.



El sexenio revolucionario (1868-1874) fue una época de amplitud cultural y de pensamiento y de toma de conciencia política e ideológica del mundo obrero.

Tras el triunfo de la Gloriosa se abren escuelas para instruir a las clases más bajas y aparecen los primeros periódicos obreros. La Constitución de 1869 reconoce la libertad de prensa.

Siguen existiendo periódicos de opinión, defensores de un partido político, pero se desarrolla una prensa informativa que es la que más éxito tiene entre los lectores y la que alcanza mayores tiradas. El aspecto externo de estos periódicos es más ameno. Su contenido ya no se limita a temas políticos, sino que aparecen nuevas secciones de crítica literaria, pasatiempos, anécdotas y humor. Dedican más espacio a la publicidad e insertan folletines, (novelas por capítulos) que gozaban de gran aceptación entre el público lector.

Pero la llegada de la Restauración trajo consigo una regresión cultural y de las mentalidades.
En 1875 el gobierno dio orden de de vigilar la orientación de la enseñanza que se impartía en las Universidades y de censurar cualquier manifestación crítica contra la monarquía y el dogma católico. Se devolvió el control de la educación a la Iglesia, sobre todo en la enseñanza primaria, en la que apenas intervenía el Estado. Este cubría la segunda enseñanza, que contaba con unos 50 institutos en las grandes ciudades, ocupados por los hijos de familias ricas.
Pero al margen de del sistema público de enseñanza, se emprendieron iniciativas, de alcance limitado pero de gran interés pedagógico y social. Hay que destacar a la Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876 con el fin de aplicar los principios del Krausismo. Su principal fundador fue Francisco Giner de los Ríos, catedrático de Filosofía del derecho de la Universidad central de Madrid que había sido apartado de su cátedra. Frente a los tradicionales métodos memorísticos la Institución libre de Enseñanza propugnaba una educación integral y activa, que incorporaba nuevas materias y actividades, como la educación física, el canto, las excursiones…, todo ello en un ambiente de tolerancia y libertad de opinión. Aunque fue una institución minoritaria de la que sólo se beneficiaron los hijos de una pequeña burguesía intelectual, sus planteamientos ejercieron una gran influencia en la cultura de su tiempo e incluso posteriormente.
También fue meritoria la labor de “Los círculos católicos obreros” o “Las escuelas del Ave María”, creadas en Granada por iniciativa del padre Manjón, aunque con carácter religioso se fundamentaba en la educación activa y tenía planteamientos pedagógicos innovadores y se orientó a los sectores marginados, en especial a los niños de la comunidad gitana.
También los partidos obreros llevaron a cabo una lucha contra el analfabetismo. El PSOE creó “Las casas del pueblo” y los anarquistas propiciaron la lectura de periódicos como “Tierra y libertad” y crearon escuelas, destacando “La escuela moderna” dirigida en Barcelona por Ferrer Guardia.
Pero a pesar de estas iniciativas hacía 1900 la proporción de analfabetos ascendía a casi las dos terceras partes de la población, y hasta ese mismo año no se creó el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Esta alta proporción de analfabetos hacía que la prensa siguiera siendo un producto para minorías pero que cada vez adquiere más importancia. Además de su labor cultural la prensa representaba la lucha ideológica entre conservadores y progresistas. Entre la prensa conservadora destaca “La Vanguardia” en Barcelona. En 1905 nace el diario “ABC” que empleará el fotograbado por primera vez. En cuanto al progresismo destaca el “trust” que englobaba “El Heraldo de Madrid”, “El Liberal” y “El Imparcial”. Más tarde en 1917 nacería “El Sol”. En cuanto a las revistas merecen ser citadas “La Pluma” dirigida por Manuel Azaña, que luego sería director de la revista “España” en 1923, año en que surgía también “La revista de Occidente” de Ortega y Gasset.



En cuanto a la Prensa, tuvo un importante impulso sobre todo gracias a los sectores de mayor inquietud intelectual. Los periódicos anteriores a 1835 apenas incluían informaciones. Trataban temas políticos o científicos. Solían tener formato pequeño, estaban escritos en una columna y su aspecto era bastante aburrido. Pero a partir de esta fecha surgen otros más parecidos a los actuales. En 1850 salían a la calle 13 periódicos, aunque la mayoría tenían una vida efímera y escasa tirada. Destacan: “La Esperanza”, “El Clamor” o “La Reforma”.



El sexenio revolucionario (1868-1874) fue una época de amplitud cultural y de pensamiento y de toma de conciencia política e ideológica del mundo obrero. Tras el triunfo de la Gloriosa se abren escuelas para instruir a las clases más bajas y aparecen los primeros periódicos obreros. La Constitución de 1869 reconoce la libertad de prensa. Siguen existiendo periódicos de opinión, defensores de un partido político, pero se desarrolla una prensa informativa que es la que más éxito tiene entre los lectores y la que alcanza mayores tiradas. El aspecto externo de estos periódicos es más ameno. Su contenido ya no se limita a temas políticos, sino que aparecen nuevas secciones de crítica literaria, pasatiempos, anécdotas y humor. Dedican más espacio a la publicidad e insertan folletines, (novelas por capítulos) que gozaban de gran aceptación entre el público lector.

Pero la llegada de la Restauración trajo consigo una regresión cultural y de las mentalidades.
En 1875 el gobierno dio orden de de vigilar la orientación de la enseñanza que se impartía en las Universidades y de censurar cualquier manifestación crítica contra la monarquía y el dogma católico. Se devolvió el control de la educación a la Iglesia, sobre todo en la enseñanza primaria, en la que apenas intervenía el Estado. Este cubría la segunda enseñanza, que contaba con unos 50 institutos en las grandes ciudades, ocupados por los hijos de familias ricas.
Pero al margen de del sistema público de enseñanza, se emprendieron iniciativas, de alcance limitado pero de gran interés pedagógico y social. Hay que destacar a la Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876 con el fin de aplicar los principios del Krausismo. Su principal fundador fue Francisco Giner de los Ríos, catedrático de Filosofía del derecho de la Universidad central de Madrid que había sido apartado de su cátedra. Frente a los tradicionales métodos memorísticos la Institución libre de Enseñanza propugnaba una educación integral y activa, que incorporaba nuevas materias y actividades, como la educación física, el canto, las excursiones…, todo ello en un ambiente de tolerancia y libertad de opinión. Aunque fue una institución minoritaria de la que sólo se beneficiaron los hijos de una pequeña burguesía intelectual, sus planteamientos ejercieron una gran influencia en la cultura de su tiempo e incluso posteriormente.
También fue meritoria la labor de “Los círculos católicos obreros” o “Las escuelas del Ave María”, creadas en Granada por iniciativa del padre Manjón, aunque con carácter religioso se fundamentaba en la educación activa y tenía planteamientos pedagógicos innovadores y se orientó a los sectores marginados, en especial a los niños de la comunidad gitana.
También los partidos obreros llevaron a cabo una lucha contra el analfabetismo. El PSOE creó “Las casas del pueblo” y los anarquistas propiciaron la lectura de periódicos como “Tierra y libertad” y crearon escuelas, destacando “La escuela moderna” dirigida en Barcelona por Ferrer Guardia.
Pero a pesar de estas iniciativas hacía 1900 la proporción de analfabetos ascendía a casi las dos terceras partes de la población, y hasta ese mismo año no se creó el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Esta alta proporción de analfabetos hacía que la prensa siguiera siendo un producto para minorías pero que cada vez adquiere más importancia. Además de su labor cultural la prensa representaba la lucha ideológica entre conservadores y progresistas. Entre la prensa conservadora destaca “La Vanguardia” en Barcelona. En 1905 nace el diario “ABC” que empleará el fotograbado por primera vez. En cuanto al progresismo destaca el “trust” que englobaba “El Heraldo de Madrid”, “El Liberal” y “El Imparcial”. Más tarde en 1917 nacería “El Sol”. En cuanto a las revistas merecen ser citadas “La Pluma” dirigida por Manuel Azaña, que luego sería director de la revista “España” en 1923, año en que surgía también “La revista de Occidente” de Ortega y Gasset.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *