12.5 reinado de Alfonso XII el sistema canovista y la constitución de 1876

  1. REINADO DE Alfonso XII: EL SISTEMA CANOVISTA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1876

El regreso de la monarquía de Alfonso XII fue la conspiración más larga de todo el Siglo XIX. Se inicia cuando Isabel II, que vive exiliada en Francia, abdica en su hijo Alfonso de Borbón en Junio de 1870. Desde ese momento recoge el testigo de la causa borbónica Antonio Cánovas de Castillo. Cánovas era un político que había iniciado sus pasos durante la Vicalvarada y ahora se convertía en el portavoz válido del proceso restaurador. Sabedor de la necesidad de contar con un apoyo popular masivo, puso todo su esfuerzo en hacer ver a la clase media la necesidad de tener estabilidad, y que ésta solo podría venir de la mano de la monarquía. Además tuvo en cuenta que el cambio de régimen traería también un cambio en las relaciones internacionales, por eso, para asegurarse el apoyo exterior, diseñó una educación al príncipe en la que combinaba elementos de los principales países europeos. De esta forma consiguió el apoyo de Gran Bretaña, del Imperio Austrohúngaro, Francia y el silencio del Vaticano.

En el orden interno, la gran preocupación era la presencia de los militares en la vida política, ya que prácticamente durante todo el siglo habían participado de ella sin ser ese su papel, por eso vio con cierto disgusto la sublevación de Martínez Campos en Sagunto, que dará inicio al reinado de Alfonso XII.

Cánovas del Castillo evoluciónó políticamente desde el moderantismo a la Uníón Liberal entendiendo que el sistema tenía que tener dos fuerzas políticas antagónicas pero complementarias, una conservadora y otra liberal.
El programa político se concreta en el Manifiesto de Sandhurst de 1874, elaborado por Cánovas durante seis meses y donde se pone de manifiesto la voluntad del Príncipe de integrar a todos los partidos en la nueva monarquía independientemente de su pasado, llegando a una convivencia de la monarquía y una Constitución y del liberalismo y el catolicismo.

El 29 de Diciembre de 1874 el general Martínez Campos se subleva en Sagunto, dando paso a la monarquía de Alfonso XII; independientemente del conocimiento que Cánovas tuviera de la trama, lo cierto es que éste constituyó un ministerio-regencia para sacar adelante el sistema  político y preparar la vuelta del rey.

Impuso la censura en prensa, aunque pronto se suspendíó, a excepción de los diarios próximos al republicanismo. Celebró las primeras elecciones con la ley electoral vigente en el Sexenio, sufragio universal masculino y consiguió que Práxedes Mateo Sagasta aceptara al nuevo rey, aunque bajo la Constitución de 1869.

El inicio del proceso constitucional arranca de una reuníón poco conocida en la que participaron 350 asistentes, en su mayoría moderados aunque con presencia de unionistas y gentes del Sexenio, donde se obtuvo el compromiso de conservar el orden y la libertad bajo la monarquía de Alfonso XII. Entre los políticos había muchos que defendían la vuelta a la Constitución de 1845, pero estos chocaban con los que querían mantener la Constitución de 1869. Por eso, se nombró una Comisión de Notabilidades de la que luego saldría la Subcomisión de Diez Miembros, presidida por Alonso Martínez, que se encargaría de redactar el proyecto constitucional que luego retocaría Cánovas.

El texto fue finalmente aprobado por una amplia mayoría de diputados, entrando en vigor en Julio de 1876. Hasta la fecha será la Constitución más duradera de la historia de España.
Es un texto corto, con 13 títulos y 89 artículos que tendrá como fundamento ideológico el liberalismo doctrinario de la Constitución de 1845, una amplía declaración de derechos parecida a la Constitución de 1869 y la permisividad religiosa con los cultos no católicos y la dualidad del Senado con una parte electiva y otra de designación real de la Constitución de 1837.

Los principales puntos de la Constitución de 1876 son:

  • Declara la soberanía compartida entre las Cortes y el rey.
  • La división de poderes se articulaba según el liberalismo doctrinario. El poder ejecutivo residía en el rey que tenía la capacidad de nombrar y/o cesar al presidente del gobierno y a los ministros, que eran los que tenían responsabilidades ante las Cortes de su gestión. El poder legislativo recaía en las Cortes y en el rey. Las Cortes estaban formadas por dos cámaras: el Congreso de los Diputados y el Senado. El Congreso tenía carácter electivo a razón de un diputado por cada 50000 habitantes. El Senado tenía una parte electiva igual a la parte fija de designación real, el número de los no electivos en ningún caso podía superar los 180, y los electivos se elegían entre un grupo selecto de políticos convirtiéndose en una especie de retiro idílico para políticos de trayectoria contrastada. En cuanto al poder judicial, reside en los jueces y magistrados, y con el Tribunal Supremo en la cúspide de la pirámide judicial.
  • En cuanto a la declaración de derechos y libertades,  fue  amplia,  similar a la Constitución de 1869, como la libertad de imprenta, de expresión, el derecho de educación, etc.
  • El Estado  se declara confesional católico.  Esto conlleva sufragar los gastos de culto y clero, pero sí que permitía el culto privado de otros ritos, prohibíéndose expresamente el culto público.
  • La situación en la que quedaban Cuba y Puerto Rico era la siguiente: estaban integradas dentro de las Cortes, con derecho a representación,  pero sin establecer la forma de ésta, remitíéndola a una legislación posterior, dejando claro que no había un trato igualatorio en el resto de territorios.

A lo largo de 1875 y hasta los primeros meses de 1876 se desarrolló la Tercera Guerra Carlista iniciada en 1872. La aceptación por parte de Ramón Cabrera de Alfonso XII en Marzo de 1875 precipitó el final de la guerra en Cataluña durante el verano de ese año. En el País Vasco y Navarra la guerra continúo hasta Febrero de 1876 momento en el que el ejército liberal entró en Estella.

El final de la guerra coincidíó con la apertura del debate constitucional y en él se discutíó el asunto foral, determinándose modificar los fueros con la introducción por parte de Cánovas de una fórmula intermedia conocida como Conciertos Económicos, que se pusieron en práctica a partir de 1878, y que consistían en facultar a las diputaciones para establecer impuestos con los que se recaudara el dinero para satisfacer al Estado.

En cuanto al problema cubano, éste se resolvíó a partir de 1876 con la intervención del general Martínez Campos, haciéndose cargo de las operaciones militares en la isla. En Febrero de 1878 se firmó la paz de Zanjón, aunque en el verano volvíó a haber otra insurrección que puso de manifiesto el problema del independentismo. En 1880 se abolíó la esclavitud para intentar clamar a los sectores más populares.

Entre 1878 y 1880 se aprobaron las leyes más importantes que desarrollaban la Constitución de 1876 como la ley electoral, la de imprenta o la de reuníón. En general las tres tenían un cierto carácter restrictivo, lo que demostraba la escasa apertura del sistema.

En cuanto al sistema político de la Restauración, se basó en el turno pacífico de dos partidos políticos: el partido conservador presidido por Cánovas y el partido liberal de Sagasta, creado en 1880 a partir del partido fusionista.

En el año 1881 Alfonso XII dio paso de forma voluntaria al partido liberal. El primero gobierno liberal se extendíó entre 1881 y 1883, dos años en los que hubo un avance sustancial en las libertades y en las reformas como por ejemplo la de Hacienda, que establecíó tres impuestos, dos de ellos directos (el de contribución territorial y contribución industrial) y un impuesto de consumo.

Durante estos dos años se inició la redacción del Código Civil, pero a pesar de todo no se dio margen para consolidar al partido liberal que tuvo que sufrir intentonas golpistas, como las republicanas de Ruiz Zorrilla en Agosto de 1883. Muchos republicanos se mostraron contrarios a las intentonas golpistas, como Segismundo Moret, Montero Ríos o Nícolás Salmerón. En el otoño de 1873 Posada Herrera entra en el gobierno girando  más hacia la izquierda, pero la inestabilidad se apoderó del sistema y dejó claro que Sagasta era la única figura política del partido liberal capaz de dar estabilidad a la Restauración.

En 1884 Alfonso XII vuelve a llamar a Cánovas al gobierno dando entrada a los sectores católicos de Alejandro Pidal y Mon. Esto provocó una alianza entre liberales y republicanos para las municipales del año siguiente. Sin embargo, la muerte del rey en Noviembre de 1885 llenó de un cierto temor la vida política española por el futuro del sistema. El sistema era un régimen civil integrador y que no se identificaba con ninguna fuerza política. El rey era el que decidía, según la  coyuntura, llamar a formar  gobierno al líder de cada uno de los partidos políticos. Este líder, si no tenía mayoría suficiente en las Cortes, era el que convocaba elecciones, cuyos resultados se controlaban a través del caciquismo, que le proporcionaba estabilidad parlamentaria al asegurarse los votos en las zonas rurales con prácticas poco morales como el pucherazo o el encasillado.

La tarea principal en política exterior fue la de buscar la aceptación del régimen por parte de los países del entorno. El primer objetivo era que los países europeos dejaran de prestar ayuda a los carlistas y en este sentido, los principales países europeos adoptaron las siguientes posturas frente al nuevo régimen:

  • Gran Bretaña fue convencida de que la restauración borbónica no solo no supónía un peligro para el régimen liberal, sino que lo reafirmaría. Aun así, hubo tensiones por Gibraltar y las aguas juridiscionales.
  • Con Francia hubo algunos conflictos por su tolerancia con los carlistas y el apoyo que suministraban a los republicanos. Además, Argelia y Marruecos fueron un tema de confrontación casi permanente.
  • Con Alemania se suscribieron acuerdos para apoyar a España en caso de que Francia interviniera en nuestro país. El desplazamiento que hizo España hacia Alemania se explica por los conflictos que España protagonizó  con británicos y franceses.

Con todo ello Cánovas pretendíó siempre que España no se vinculara con ningún país por encima de sus posibilidades, para evitar lo que ocurríó durante el gobierno de la Uníón Liberal. A esta política se la conoce como política exterior de recogimiento y siempre se orientó más a tratados comerciales que a empresas de expansión militar.

Por último, en cuanto a las relaciones con el Vaticano, la Restauración empezó con ciertos conflictos, pero con el paso del tiempo las relaciones se normalizaron y llegó a haber una colaboración cordial. El principal problema surgíó por el artículo 11 de la Constitución sobre la tolerancia religiosa. El Papa se dio por satisfecho con las promesas gubernamentales de ser restrictivos con esta disposición. Hubo otro asunto de conflicto, que fue el control sobre la educación, pero aquí la Iglesia se mostró intransigente, negándose a aceptar que el Estado controlara la instrucción pública, con lo cual no se pudo aprobar la ley de educación.

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