Cuestion colonial. Cuba y filipinas, el desastre


La caída del Imperio colonial y el desastre de 1898La crisis de 1898 sería la mayor evidencia de la crisis por la que pasaba la Restauración (18741923), acabando está con el sistema canovista durante la regencia de María Cristina, madre de Alfonso XIII.

El sistema establecido durante la Restauración sería el sistema canovista implantado por Antonio Cánovas del Castillo tomando como ejemplo un sistema basado en la hegemonía de dos partidos principales, los cuales imponían su poder por medio del fraude electoral, el turnismo, el pucherazo, el encasillamiento y una infinidad más de artimañas para poder controlar los resultados electorales. Este sistema sería puesto en práctica durante el reinado de Alfonso XII, continuando durante la regencia de María Cristina. Sin embargo, la acentuación de los problemas coloniales e internos del país durante la última década del siglo XIX, supondría el nombramiento de Alfonso XIII, una vez había cumplido la mayoría de edad, como rey de España en 1902

.Esta sería una etapa que comenzaría con la aparición de nuevos políticos como Silvela y Maura hasta 1909 y Canalejas hasta 1912, quienes intentarían regenerar el decadente sistema canovista. Sin embargo, este sería también un periodo de decadencia para el país como fue la Semana Trágica de Barcelona (1909), la crisis de 1917, protagonizada por una Asamblea de Parlamento con setenta diputados y senadores de la Lliga Regionalista, republicanos, socialistas e incluso algún miembro del partido liberal se constituyeron en Barcelona que demandaba un cambio de gobierno y la convocatoria de Cortes Constituyentes; la Primera Huelga General y el Desastre de Annual (1921). Este descontento dio lugar a una situación de extrema de violencia y asesinatos e iría forjando el Golpe de Estado llevado a cabo por Miguel Primo de Rivera el 23 de septiembre de 1923 con el apoyo de Alfonso XIII
                                     La lucha por la independencia de las colonias españolas en América comenzó en 1810. Este proceso se prolongó hasta 1824 durante la monarquía de Fernando VII, momento en el que tuvo lugar la batalla de Ayacucho que permitiría la emancipación de la mayoría de colonias españolas, excepto Cuba, Filipinas y Puerto Rico.El fin de este de conflicto llegaría con la Paz de Zanjón en 1878, aunque esto solo sería un respiro hasta 1898 cuando se produciría la batalla final que proclamaría la independencia cubana y del resto de colonias.En Filipinas, la situación no presentaba grandes problemas puesto que habían conseguido su autonomía en 1872, la esclavitud se había abolido y el sistema económico pasaba por un buen momento. Además, aquí el dominio español por parte de una elite económicamente poderosa estaba muy establecido y se conseguía reducir el impulso emancipador. Sin embargo, en Cuba la situación era mucho más tensa debido al rechazo, por parte de los sectores españolistas, de las reformas propuestas por Maura, que provocarían el crecimiento del nacionalismo, dirigido por el Partido Revolucionario Cubano, creado por José Martí en 1892. Igualmente, en Puerto Rico, España tuvo que hacer frente a un conjunto de desconformidades por parte de los sectores campesinos, nacionalista, terratenientes, etc., que pondría en marcha el proceso emancipador con José Rizal a la cabeza, quien fundó la Liga Filipina en 1893.

El malestar de la época y las promesas incumplidas dieron lugar al estallido de la última guerra cubana en 1895. En este conflicto, hubo un primer momento en el que se enfrentaron los españoles a los grupos independentistas, destacando cuatro fases principales: el inicio de la insurrección en febrero de 1895 y la muerte de José Martí en mayo de 1895; una segunda fase (1895-96) de mayor avance del sector sublevado que Martínez Campos no pudo aplacar, la llegada del general Weyler y la intensificación de la influencia estadounidense y, por último, la intrusión directa de EEUU.EEUU pasaba por una época de expansión imperialista, a lo que se sumaba el interés de este por hacerse con la isla.La explosión del acorazado estadounidense Maine, en febrero de 1898 sería la excusa perfecta para culpar a los españoles del suceso y para declarar la guerra a España el 25 de abril de 1898. España acabaría derrotada en dos batallas: en Cavite (Filipinas) y en Santiago de Cuba, por su notable inferioridad con respecto a EEUU. De esta manera, el 10 de diciembre de 1898 se firma el Tratado de París, mediante el cual España cederá Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a EEUU a cambio de una compensación económica y, además, daba la total independencia a la isla cubana. España quedaría así fuera del juego colonial.

                             Ante la derrota, las consecuencias no se hicieron esperar. En el aspecto político, los principales representantes fueron Francisco Silvela y el general Polavieja que pretendían reformar el país sin cambiar el sistema político. Sin embergo, esta regeneración no tuvo éxito ya que estabamos anclados en un sistema incapaz de evolucionar.En la época, aparecieron un grupo de intelectuales, entre los que destacan Macías Picabea, Lucas Mallada, Joaquín Costa o la llamada Generación del 98 con Unamuno, Machado, etc., que llevaron a cabo un diagnostico pesimistas acerca de la situación de atraso cultural del país que sería uno de los temas estrella de los intelectuales de la época hasta la II República.                                               También aparecerían los nacionalismos, sobretodo en Cataluña y el País Vasco, los cuales se vieron influidos por la exaltación nacionalista por parte de Cuba. Además, surgirían los movimientos obreros de basa anarquista o socialista.Así, el desastre del 98 supondría el inicio del fin del sistema restaurador y el comienzo de una época de espíritu regeneracionista durante el reinado de Alfonso XIII, periodo que destacaría por profundos momentos de crisis, desembocando en la instauración de la Segunda República Española.

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