España en el siglo XVII

Causas de la decadencia castellana en el siglo XVII

Las causas de la decadencia castellana fueron en primer lugar la guerra de los 30 años. Tras la subida al trono de Felipe III se produjo un escaso periodo de paz, pero las luchas se reanudaron y acabaron desembocando en la guerra de los 30 años, que fue de signo religioso y también una pugna política. Tras varios conflictos, España perdió los territorios de los Pirineos contra Francia, haciéndose patente la hegemonía de esta y el declive español. La segunda causa fue la despoblación y crisis económica. La población disminuyó a causa de las epidemias, la expulsión de los moriscos y el flujo migratorio, y la situación de las finanzas no permitía mejorar, los gastos aumentaban por la corte que despilfarraba y por las continuas guerras y nada pudo salvar al país de la banca rota. Además, en el segundo tercio del siglo se produjo la mayor crisis política interna en la monarquía de los Austrias. Portugal y Cataluña se sublevaron.

Causas y consecuencias de la expulsión de los moriscos

En 1607, Felipe III decretó la expulsión de los moriscos de los reinos peninsulares. La minoría morisca había permanecido impermeable a los intentos de cristianización que las autoridades civiles y eclesiásticas habían emprendido. El aislamiento, el mantenimiento de sus costumbres, su crecimiento demográfico superior al de los cristianos y las sospechas de su permanente contacto con los piratas berberiscos fueron las causas principales de su expulsión. Las consecuencias fueron muy graves, sobre todo para la economía agraria de Valencia y Aragón. La pérdida de una mano de obra laboriosa en un momento de crisis demográfica perjudicó a los señores que tenían tierras. Para compensarlos, se les entregaron los bienes de los expulsados y se les permitió que impusieran duras condiciones a los repobladores de sus tierras en lugar de los moriscos.

Los valores dominantes en la sociedad española en el siglo XVII

La sociedad se caracterizó por una fuerte polarización. Existían grupos que ocupaban altos cargos con recursos y una gran parte de la población pobre. No existían apenas sectores de clases medias, así que la gente aspiraba a vivir de rentas o triunfar en América. El trabajo manual se consideraba de poco prestigio y de plebeyos, así que se originó una sociedad de nobles, pícaros e hidalgos, en detrimento de los verdaderamente productivos. Además, el mantenimiento de una mentalidad aristocrática hacía imposible rentabilizar la riqueza de América, los bienes eran dedicados a consolidar un modelo social nobiliario y a pagar las empresas imperiales. Al mismo tiempo, los valores religiosos estaban presentes en la mentalidad colectiva, la expulsión de los moriscos no eliminó el prejuicio religioso, los estatutos de limpieza de sangre y las acusaciones a la Inquisición se mantuvieron a la orden del día. La participación en ceremonias procesionales, los donativos públicos a la iglesia y a los pobres eran muestra de una fuerte religiosidad, su fe cristiana marcaba el pensamiento y la vida cotidiana.

La España del siglo XVI

Conflicto y paz de Asburgo

La principal consecuencia fue la alianza entre la monarquía y la alta nobleza. La monarquía fue la gran vencedora. Las Cortes de Castilla se convirtieron en una institución sumisa. Los nobles, temerosos ante la revuelta, también se convirtieron en aliados fieles del rey y la política anterior acabó financiándose con recursos humanos y económicos de Castilla.

La Leyenda Negra

Termino que se utiliza para referirse a la propaganda antiespañola del siglo XVIII que difundieron países como Inglaterra y Francia y sobre todo a la figura negativa de Felipe II. Una parte de esta leyenda se debe a los opositores del rey Guillermo de Orange, principal líder de las revueltas de los Países Bajos, y Antonio Pérez, secretario de Felipe II, que le acusaban de crímenes como los de su hijo Carlos y el secretario Escobedo, aunque ninguno fue probado. La leyenda negra responsabiliza a Felipe II de todos los crímenes y errores cometidos en el imperio español y por su política religiosa (fanatismo religioso). Además de la explotación de los pueblos indígenas, de las ejecuciones de los protestantes, los saqueos de los Países Bajos y de la represión contra judíos, moriscos y protestantes.

El Virreinato

Era el modelo propuesto por la corona española para encargarse de algunos territorios, y el virrey es el encargado, nombrado por el rey, de gobernar y administrar territorios. Las instituciones coloniales eran las mismas que en las Cortes de Castilla y en un primer momento, fueron figuras como las de Cristóbal Colón, Nicolás de Ovando y Diego Colón, los encargados como delegados regios de ejercer la autoridad en nombre del rey, evitando así el desarrollo de poderes nobiliarios autónomos en América. Pero ya en la decadencia de 1520, empezaron a surgir instituciones estables que habían de regir colonias, estableciendo dos tipos de organismos según donde estuvieran su sede, en España o en América. Los organismos que funcionaban en España estaban presididos por el propio rey y era el Consejo de Indias (importante órgano creado por Carlos I que proponía los cargos en América, etc.) y las Casas de Contratación con sede en Sevilla controlaban todas las actividades comerciales y la fiscalización de entrada y salidas de metales preciosos. En los territorios coloniales se crearon diferentes unidades administrativas territoriales; los virreinatos como los de la Nueva España.

La Revolución del 68

El Sexenio, un periodo turbulento de la historia de España

Tras la caída de Isabel II se confió el poder al general Serrano. Al mismo tiempo se redacta una nueva constitución, la de 1869, muy avanzada que definía España como una monarquía democrática con sufragio universal masculino, declaración de derechos universales y soberanía nacional. Descartada Isabel, había que buscar un rey con talante democrático. Prim eligió a Amadeo de Saboya, que gobernó sin apoyos y pronto abdicó, lo que supuso el establecimiento de la primera república, que fue un periodo de enorme inestabilidad política con 4 presidentes en menos de un año. En el fracaso de la república tuvieron mucho que ver la tercera guerra carlista, la guerra de Cuba y el movimiento cantonalista. El movimiento sería sofocado por el ejército y el general Pavía dio un pronunciamiento asaltando el congreso de diputados y se preparó el regreso de los Borbones.

Los partidos políticos del reinado de Isabel II

Más que partidos eran corrientes de opinión o camarillas, vinculados por relaciones personales o intereses económicos, que se unían para participar en las elecciones y controlar las diferentes parcelas del poder. Los moderados eran un grupo heterogéneo formado por terratenientes, comerciantes e intelectuales conservadores. Concebían la libertad como un bien individual pero anteponían los principios de autoridad y orden social. Defendían el principio de soberanía compartida entre las cortes y la corona. Se mostraban partidarios de limitar los derechos individuales. Demócratas republicanos defendían la soberanía popular y el sufragio universal masculino. Abogaban por la existencia de una única cámara electiva. Reconocía el predominio social de la iglesia católica, pero exigía la libertad de culto para todas las religiones. Su fuerza se hallaba fundamentalmente entre las clases populares urbanas y los grados bajos de la milicia. Republicanos defendían la república como la única opción verdaderamente democrática por permitir la elección de todos los cargos públicos incluyendo la jefatura del estado y presentaban un fuerte carácter social y popular.

Tratado de Utrecht

La paz entre los contendientes se firmó en el Tratado de Utrecht, pero a cambio de importantes concesiones a Austria, que se quedó con el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña, y Gran Bretaña que recibió Gibraltar y Menorca, como compensación junto con privilegios comerciales con la América española. En España, las tropas de Felipe V ejercieron una evidente superioridad. La resistencia de los reinos de la Corona de Aragón fue sofocada progresivamente entre 1706 y 1710. En 1713, cuando se firmó el Tratado de Utrecht, únicamente resistirán Barcelona, algunas otras ciudades de Cataluña y Baleares. Las Cortes catalanas reunidas en Barcelona decidieron luchar frente a los ejércitos borbónicos que sitiaron durante meses la ciudad. El 11 de septiembre en 1714 las tropas de Felipe V tomaron Barcelona y en 1715 ocuparon Mallorca.

El Motín de Esquilache

En el inicio del reinado de Carlos III tuvo que enfrentarse a la fuerte oposición de los grupos privilegiados a su programa de reformas. Así se produjo el motín de Esquilache, una revuelta de causas complejas en la que se unieron el malestar de la población por la escasez y el elevado precio de los alimentos, el rechazo al excesivo poder de los altos cargos extranjeros y el descontento de los privilegiados que veían que las reformas reducían su poder e influencia. Todo ello concluyó con una revuelta popular en Madrid contra las medidas de saneamiento y el orden público tomados por el ministro Esquilache: limpieza urbana, alumbrado, prohibición de los juegos del azar, del uso de armas y de chambergos y capas largas. Carlos III, atemorizado ante la extensión y gravedad de las revueltas, destituyó a este, paralizó las reformas y tomó medidas populares como bajar el precio de algunos productos básicos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *