Evolucion politica del primer franquismo

3.2 Los católicos en el poder
Tras la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial, Franco fue despojando al régimen de todo el aparato
fascista propio de Falange, al tiempo que llamaba al Gobierno a Alberto Martín Artajo y a otras
personalidades católicas de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, fundada por Ángel Herrera
Oria.
En este período, y hasta 1957, se puede ver un equilibrio entre el catolicismo político (Alberto Martín
Artajo, Fernando M~ Castiella, Joaquín Ruiz Giménez) y los falangistas (José Antonio Girón, Raimundo
Fernández Cuesta, José Luis Arrese).
En este período se promulgaron las siguientes leyes:
• Ley de Sucesión (1947), votada en referéndum nacional.
España se declaraba como una monarquía (art.
1), pero no se daba entrada a Don Juan como rey, al reservase Franco la jefatura del estado con carácter
vitalicio (art. 2) y la facultad de elegir sucesor (art. 6). Se creaba también el Consejo del Reino y se
establecían las normas de sucesión.
• Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958), que establecía los fundamentos ideológicos del
Estado.
Se completaban así las llamadas Leyes Fundamental del Reino.
3.3 Política exterior
Las grandes victorias alemanas de 1940 levantaron encendidos entusiasmos en el interior de España, y
alimentaron la creencia en el triunfo final de las potencias del Eje. Ramón Serrano Súñer, ministro de
Asuntos Exteriores, impuso una política de acercamiento, pensando que la derrota de Francia podría
proporcionar a España amplios dominios en el norte de África. No obstante, Franco nunca quiso dar el paso
definitivo. En la entrevista de Hendaya entre Franco y Hitler, realizada el 23 de octubre de 1940, no se
llegó a ningún acuerdo, y tampoco en la que posteriormente tuvo aquél en Bordighera (Italia) con Mussolini. La ayuda económica exigida por Franco era tan desorbitada, y sus pretensiones territoriales
desmesuradas, que resultaban imposibles de satisfacer sin molestar a la Francia aijada de Hitler y
gobernada por el mariscal Pétain.
Con todo, la afinidad de Franco con las potencias del Eje se manifestó con el envío de la División Azul para
luchar en Rusia contra el comunismo, una fuerza formada por 18.000 hombres. Sólo a partir de 1942, con
el cambio de signo de la guerra, la actitud del Gobierno español empezó a virar hacia una política de
verdadera neutralidad: en 1943 se ordenó la retirada de la División Azul y en 1945 se rompieron las
relaciones con Japón. En cambio, las relaciones quedaron fortalecidas con Portugal, gracias a la
constitución del llamado “Pacto Ibérico”, un pacto firmado por Franco y Oliveira Salazar.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial y la subsiguiente reorganización del mundo, los aliados
coincidieron en señalar que no había sitio en la comunidad internacional para un gobierno de corte fascista
como el franquista.
Se inició, por tanto, una política de aislamiento al Gobierno español.
El aislamiento internacional comenzó en 1946, año en el que Francia cerró sus fronteras a España y las
potencias vencedoras exigieron cambios políticos sustanciales, incluida la retirada de Franco. Todo
empeoró cuando Stalin, consiguió que España fuera considerada una amenaza para la paz. España fue
expulsada de todos los organismos internacionales y los embajadores se marcharon de Madrid. Sólo
permanecieron los de Suiza, el Vaticano y Portugal.
El aislamiento de la España de Franco fue total. Únicamente contó con la ayuda moral de Portugal, y con la
ayuda material de la Argentina del dictador Juan Perón.
Pero a partir de 1947, el panorama internacional empezó a despejarse. El cambio fue propiciado por el
inicio de la guerra fría y la política de bloques entre EEUU y la URSS, agravada en 1950 con la Guerra de
Corea. La posición geoestratégica de la Península Ibérica y de las Canarias, y el anticomunismo activo del
régimen franquista, propiciaron el apoyo de Estados Unidos. En 1953, ambos países firmaron unos
acuerdos bilaterales por los que, sin pertenecer a la OTAN, se establecían en España bases
estadounidenses a cambio de ciertas ayudas económicas.
No menos importante fue la firma de un Concordato con la Santa Sede el mismo año de 1953. Significó la
legalización en el ámbito internacional de la alianza existente entre ambos estados desde el comienzo de la
Guerra Civil. Así, de la mano de los Estados Unidos y del Vaticano, la España de Franco ingresa, en 1955, en
las Naciones Unidas: se había roto el aislamiento internacional.
3.4 Política interior: La autarquía y el estancamiento económico
El aislamiento internacional y las destrucciones de la Guerra Civil han sido los dos principales argumentos
con los que se ha justificado el enorme estancamiento económico sufrido por España en la primera fase del
franquismo, especialmente en los años 40. Las últimas investigaciones, sin embargo, señalan que, sin
minimizar su importancia, la verdadera causa del caos económico se encuentra en la desacertada política
intervencionista y de autarquía plena adoptada desde el principio por el Estado franquista.
Las directrices económicas del franquismo comenzaron a aplicarse en 1938, con la creación del Servicio
Nacional de Abastecimientos y Transportes, y abarcaban desde la intervención de la producción triguera a
las limitaciones a la libertad de industrias. Se centraron, pues, en el intervencionismo económico del
estado y en la política autárquica al servicio del aislacionismo del régimen. El intervencionismo estatal no
era ninguna novedad, puesto que se había practicado en otras épocas; sin embargo, sí fue característico
del proteccionismo franquista su pretensión totalizante, como el mismo término “autarquía” indica.
En la agricultura, a través del Servicio Nacional del Trigo, se requisaba el trigo a precios de tasa y se
controlaba toda su producción, comercialización y consumo. La medida, que pretendía garantizar el
abastecimiento de pan a las ciudades a precios de tasa, tuvo un efecto negativo, ya que los labradores
redujeron la producción y ocultaron una gran parte de la cosecha, que comercializaron en el mercado
negro con unos enormes márgenes de ganancia. Había surgido el “estraperlo”, que llegó a ser de más
envergadura que el mercado oficial.
Todo ello, unido a las malas cosechas y a las pertinaces sequías que se dieron por aquellos años, provocó
una gran escasez de cereales, que obligó a racionar el pan -mediante las cartillas de racionamiento- y a

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