Fecha en la que se produjo la guerra de cuba (desastre del 98=

Guerra Cuba y Filipinas


La guerra se reanuda en Cuba en febrero de 1895 con el denominado El grito de Baire y ¡Viva Cuba libre! El gobierno, presidi­do por Cánovas, respondió enviando un ejército a Cuba, al frente del cual se hallaba el general Martínez Campos y,  posteriormente de Weyler, cuya ofensiva fue acompañada de la «concentración» de los campesinos. No obstante, la estrategia funcionó y después de la muerte de Antonio Maceo, la guerra estaba prácticamente ganada. Sin embargo, dos hechos se conjugaron en contra: los problemas políticos en Madrid y la intervención americana. Comenzaron, así, las tensiones diplomáticas. Cánovas comprendió que para evitar la intervención directa de EEUU había que solucionar el conflicto lo más rápidamente posible. La muerte de Cánovas dio un giro completo a la situación. Un nuevo go­bierno liberal decidió probar la estrategia de la conciliación. Relevó a Weyler del mando y concedió a Cuba autonomía, el sufragio universal, la igualdad de derechos entre insulares y peninsulares y la au­tonomía arancelaria. Pero las reformas llegaron demasiado tar­de: la burguesía criolla independentista se negó a aceptar el fin de las hostilidades. Coincidiendo con la insurrección cubana, se produjo también la de Filipinas (1896-97). En este archipiélago, la presencia española era más débil y la insurrección tuvo su origen en el descontento de ciertos grupos indígenas con la administración española y con las órdenes religiosas. El descontento derivó hacia el independentismo, dirigido por José Rizal, líder de la Liga Filipina, y por el movimiento independentista Katipunán, cuyo programa se reducía a la expulsión de los españoles y de las órdenes religiosas y la confiscación de sus propiedades. El levantamiento filipino fue también duramente reprimido por el general Polavieja

.  Intervención de USA

Tras el asesinato de Cánovas (1897), los liberales suben al poder y Sagasta destituye a Weyler y concede la autonomía a Cuba. Pero ya era tarde. En 1898, Estados Unidos declara la guerra a España. Tras una dura campaña de la prensa estadounidense contra el colonialismo español, el pretexto para lanzar un ultimátum a España obligándola a abandonar la isla, fue el hundimiento, tras una explosión, de uno de sus buques de guerra, el Maine, anclado en el puerto de La Habana para proteger los intereses norteamericanos en la isla. El 18 de abril, los americanos intervinieron en Cuba y en Filipinas, desarrollando una rápida guerra. En Cuba, las fuerzas terrestres españolas eran superiores en número a las norteamericanas y controlaban la Isla, pero estaban mal armadas, mal abastecidas y minadas por las enfermedades tropicales. La flota española era claramente inferior en armamento. Sin apoyo marítimo, las tropas  españolas fueron derrotadas en Cavite y Santiago. Más adelante, se firmó la Paz de París, que significó el abandono, por parte de España, de Cuba, Puerto Rico, Guam y las Filipinas que quedaron a partir de ese mo­mento bajo la influencia y dominio americano.  

Las Consecuencias

1/Repercusiones económicas
: A pesar de la pérdida de los mercados coloniales protegidos y de la deuda causa­da por la guerra, no se puede decir que se produjera un desastre económico.2/Sobre los nacionalismos:
los movimientos nacionalistas conocie­ron una notable expansión, sobre todo en el País Vasco y en Cataluña.  3/En los intelectuales:
La crisis colonial favoreció la aparición de movimientos que criticaron el siste­ma de la Restauración y propugnaron la necesidad de una regeneración y modernización de la política española cuyos ideales quedaron marcados en el pensamiento de Joaquín Costa, que propugnaba la necesidad de dejar atrás los mitos de un pasado glorioso, modernizar la econo­mía y la sociedad y alfabetizar a la población («escuela y despensa” y “siete llaves al sepulcro del Cid«). Además, el «desastre» dio cohesión a un grupo de inte­lectuales, conocido como la Generación del 98. 4/En el ejército y en las clases populares
:La derrota militar supuso también un impor­tante cambio en la mentalidad de los militares, que se in­clinaron en buena parte hacia posturas más autoritarias e intransigentes frente a la ola de antimilitarismo que siguió al «desastre». Esto comportó el retorno de la injerencia del ejército en la vida política española, convencido de que la derrota había sido culpa de la ineficacia y corrupción de los políticos y del parlamentarismo. Por otra parte, el descontento popular por el sistema de reclutamiento (quintas) y la posibilidad de evitarlo mediante el pago de una suma, hicieron las guerras coloniales extraordinariamente impopulares.

Los cambios políticos después del 98

El gobierno de Sagasta estaba acabado y despresti­giado y de acuerdo con los mecanismos del turno, en 1899, la Reina Regente entregó su confianza a un nuevo líder con­servador, quien convocó elecciones. El nuevo gobierno mostró una cierta voluntad de renovación, dando entrada a algunas figuras ajenas a la política anterior, como el general Polavieja. Se inició una política reformista, se es­bozaron proyectos de descentralización administrativa, y se impulsó una política presupuestaria que aumentaba los tri­butos sobre los productos de primera necesidad y creaba nuevos impuestos para hacer frente a las deudas contraídas durante la guerra. El espíritu de «regeneración» en el go­bierno había durado escasamente un año. El  gobierno se mantuvo en el poder hasta 1901, cuando María Cristina dio el poder a los liberales. El sistema de la Restauración había recibido un golpe, pero había sobrevivido casi intacto.

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