Fin de la monarquía absoluta en España

LOS INICIOS DE LA CRISIS: GUERRA Y REVOLUCIÓN

ESPAÑA ANTE LA REVOLUCIÓN FRANCESA (1788-1808)


El reinado de Carlos IV (1788-1808) estuvo inmerso de lleno en los acontecimientos de la revolución francesa, que condiciónó la política interior y exterior de España. Conservó a Floridablanca como ministro principal. Pero los sucesos acaecidos en Francia en la primavera de 1789 le empezaron a preocupar (toma de la Bastilla, 14 de Julio de 1789) y su inquietud se convirtió muy pronto en pánico. Para evitar la llegada de las ideas revolucionarias se censó a los extranjeros, sobre todo a los franceses y algunos fueron expulsados y se vigilaba a viajeros e inmigrantes y por último se encargó a la Inquisición que combatiera la propaganda. Pero fueron raros los españoles que se entusiasmaron con las ideas de la revolución y la situación de España no se prestaba mucho a una revolución como la que se desarrollaba en Francia. Carlos IV estaba preocupado por Luis XVI, sobre todo después de su detención, y en Febrero de 1792, llamó al gobierno al conde de Aranda. En Agosto, Aranda considera inevitable la guerra, declarando la neutralidad de España, pero se negó a reconocer a la República francesa.

Carlos IV quería salvar a Luis XVI con lo que en Noviembre de 1792, destituyó a Aranda y recurríó a Godoy. Este conocedor de la debilidad militar de España para tratar de salvar al rey de Francia, recurríó al soborno de diputados influyentes franceses, al ofrecimiento de nuestra neutralidad y a su disposición a reconocer el nuevo régimen.

 La ejecución de Luis XVI, (21de Enero de1793), provocó una gran conmoción que hizo inevitable la guerra, pero no fue España sino la Francia revolucionaria la que inició las hostilidades, confiando en la impopularidad de Godoy, ya que estaban convencidos de que una invasión de la Península provocaría la caída de la monarquía española y el establecimiento de un régimen aliado.

Toda la guerra se desarrolló en la frontera norte y terminó con un fracaso tanto en el terreno militar como en el diplomático que tuvo graves repercusiones económico-financieras y puso en peligro a la propia monarquía. Los franceses se apoderaron de la mayor parte del País Vasco, amenazando a Navarra y Castilla, mientras que por el este Cataluña fue invadida. Godoy se resignó a entablar negociaciones de paz que culminaron con la firma del Tratado de Basilea, 22 de Julio de 1795, por el que se restituían a España los territorios conquistados a cambio de ciertas ventajas de orden económico y se entregaba a Francia la parte española de la isla de Santo Domingo.

En Basilea el Directorio francés se mostró relativamente generoso porque necesitaba de nuestra marina y así se volvía a la tradicional alianza entre España y Francia, contra Gran Bretaña. Godoy firmó con el Directorio una alianza defensiva-ofensiva conocida como el Primer Tratado de San Ildefonso (1796), por este tratado nos vimos metidos en una guerra contra Gran Bretaña, que terminó con la derrota de la marina española en cabo San Vicente y que dio como resultado el bombardeo de Cádiz.  La situación interna de España se agrava con el descontento y el malestar tanto de las élites ilustradas como del pueblo y aunque Godoy fue oficialmente apartado del poder conservó la confianza regia. 

España caminaba bajo el dictado de Napoleón que deseaba destruir el poder británico, y así participó en la expedición que Francia proyectó para intimidar a Portugal, aliado de Gran Bretaña. En aquella ocasión,la llamada Guerra de las Naranjas (Febrero de 1801),Godoy actuó como general en jefe del ejército español.
Napoleón concibió dos planes: invadir su territorio y arruinar su comercio.El gobierno español tuvo que poner su marina a disposición de Napoleón. Las escuadras francesa y española se reunieron en Cádiz; cuando intentaron salir del puerto, el almirante inglés Nelson les salíó al paso en Trafalgar (Octubre de 1805), terminando así con nuestro poderío naval. Godoy acepto participar en una nueva expedición para forzar a Portugal a aplicar el bloqueo continental decretado por Napoleón contra los productos ingleses. Estuvo tanto más dispuesto a hacerlo cuanto que Napoleón le dio a entender que sacaría de ella algún provecho personal. En efecto en Octubre de 1807, el emperador francés declaró a la casa de Braganza desposeída de sus derechos; Portugal iba a ser desmembrado y Godoy, convertido en príncipe de los Algarves, obtendría la soberanía sobre la parte sur del territorio portugués.

En aplicación del Tratado de Fontainebleau tropas francesas empezaron a atravesar España, dirigíéndose a Portugal, mientras otras tropas parecían querer encaminarse hacia Andalucía. Godoy sospechó que Napoleón pensaba tal vez ocupar toda España y aconsejó a Carlos IV abandonar la capital y dirigirse a Sevilla; desde Sevilla, si la situación empeoraba, la familia real podría embarcarse para América, como acababa de hacer la portuguesa. Carlos IV siguió el consejo pero no pudo ir más allá de Aranjuez.

En el 17 de Marzo de 1808, el pueblo y el partido fernandino promueven el Motín de Aranjuez, que supone la caída definitiva de Godoy y dos días más tarde Carlos IV abdicó a favor de su hijo.

Fernando VII asciende a trono, a los 23 años y se dispuso a reinar, pero la presencia del ejército francés, al mando de Murat, hizo que Napoleón se convirtiera en árbitro de la crisis en que estaba sumida la familia real española. Fernando que aspiraba a obtener el apoyo de Napoleón partíó para entrevistarse con el emperador y atravesó la frontera llegando a Bayona, pocos días después lo hicieron sus padres, movidos por igual deseo de ser apoyados por el césar francés, pero Napoleón ya estaba decidido a sustituir a los Borbones por uno de sus hermanos.

 En Bayona tienen lugar las llamadas Abdicaciones en las que Fernando devuelve el trono a su padre y éste lo cede a Napoleón, que se lo entrega a su hermano José I Bonaparte. Entretanto en España el Consejo de Regencia que había dejado Fernando al ausentarse obedecía órdenes de Murat y cuando el 2 de Mayo de 1808 se ordena la salida de los infantes que quedaban en España, el pueblo madrileño se levantó frente al ocupante. 

LA GUERRA (1808-1814)


La invasión y la guerra plantea en el país la aparición de dos poderes: el gobierno de José Bonaparte, basado en la cesión de derechos del trono de España realizado en Bayona y la Junta Suprema Central – más tarde las Cortes de Cádiz que no acepta la renuncia de los Borbones, asume la soberanía nacional y dirige el alzamiento antifrancés. Ambos centros de poder intentan llevar a cabo unas profundas reformas político-administrativas muy limitadas por el conflicto bélico.

EL GOBIERNO «INTRUSO»


La instauración del gobierno de José I se plantea sobre unas bases que el propio emperador protagonizará: la promulgación de una Constitución: semejante a las del Imperio y una serie de reformas que entroncan con el programa ilustrado. La Constitución de Bayona, promulgada el 7 de Julio de 1808, es un texto surgido de cuatro proyectos que el propio Napoleón elaboró, por lo que habría de calificarla de «Carta Otorgada» ya que los diputados españoles convocados a Bayona sólo pudieron exponer sugerencias.La misma convocatoria de una Diputación general traslucía el deseo del emperador de que, sin ser propiamente unas Cortes tradicionales, hubiese una representación clara de los tres estamentos, un indicio obvio de su carácter conservador.

El texto resultante de las sesiones celebradas en Bayona nos estructura un sistema político que descansaba en tres órganos: el Senado, el Consejo de Estado y las Cortes.

El Senado y el Consejo de Estado eran de designación real; el primero tenía la facultad de suspender la Constitución y proteger la libertad personal y la de imprenta; el segundo intervénía en el proceso legislativo cuya iniciativa correspondía al gobierno. Las Cortes carecían de iniciativa legislativa, limitándose a la aprobación de los proyectos que se le presentasen. A pesar del signo autoritario de esta «carta otorgada», su aplicación completa, prevista hacia 1813, hubiese supuesto por primera vez en España una transformación socio-política y administrativa. El programa reformista josefino se completó cuando Napoleón, sin consulta previa, decretó, en Diciembre de 1808, la abolición de la Inquisición, la reducción y supresión del número de conventos. Aunque la mayoría del país rechazó el gobierno «intruso», un buen número de españoles colaboraron con él.  Por otra parte la derrota de los ejércitos imperiales llevó al exilio a unas doce mil familias tras la restauración de la monarquía fernandina.

B).- DESARROLLO DE LA GUERRA


La guerra de la Independencia fue una guerra de liberación nacional que marcaría la evolución histórica posterior, no sólo por sus graves consecuencias económicas, sino también por sus efectos sociales. Se inicia con el levantamiento del pueblo de Madrid el 2 de Mayo de 1808.La represión decretada por Murat fue durísima (Goya trasladó a sus cuadros las visiones trágicas de esta gesta. Junto al Dos de Mayo y los Fusilamientos del 3 de Mayo), nos encontramos con la serie de grabados tituladas los Desastres de la guerra.En los meses de Mayo y Junio, la asunción de la soberanía por las juntas provinciales y sus declaraciones de guerra al invasor abren definitivamente la etapa bélica. La Junta Suprema Central tratará de organizar pronto la resistencia, sin conseguir establecer un plan de campaña. Las distintas fases de la guerra vienen caracterizadas no sólo por los planteamientos bélicos, sino también por las distintas formas de resistencia: la guerra regular, los sitios y las guerrillas.

Etapas de la contienda:

1º etapa: Junio-Septiembre de 1808. Fracaso de los planes napoleónicos

 

Los planes de Napoleón de una rápida conquista fracasaron ante la inesperada resistencia española. Los sitios de Gerona y Zaragoza, defendida por el general Palafox y Agustina de Aragón, impidieron a las tropas francesas llegar a Valencia. La derrota del cuerpo del ejército francés de Dupont a manos del general Castaños (batalla de Bailén, 19 de Julio de 1808) y la capitulación del mariscal Junot (Convencíón de Cintra, Lisboa) ante el ejército expedicionario británico, al que las Juntas solicitaron apoyo, obligan al gobierno «intruso» de José I a retirarse tras la línea del Ebro.


2a etapa: Noviembre  1808-Enero de 1809. Napoleón en España y predominio  francés

 La difícil situación de ejército francés en la Península hizo que Napoleón, en Noviembre, al frente de la Grand Armée penetre en España. Desde Burgos, pudo dominar la costa cantábrica y el valle del Ebro, destruyendo a los ejércitos españoles costosamente levantados por la Junta Suprema, pero deficientemente equipados. Tuvo lugar el segundo sitio de Zaragoza, recuperó Madrid, donde repuso a José I, y persiguió a las tropas expedicionarias inglesas que mandaba sir John Moore hasta la Coruña, desde donde se reembarcaron. El último ejército español, el del Centro, fue derrotado definitivamente en Uclés .Pero ante las amenazadoras noticias que le llegan de Europa, Napoleón abandona España sin completar la conquista.

3a etapa: 1809-1812. Actuación de las guerrillas

Es una etapa de neto predominio francés, los franceses ocuparon Andalucía y llegaron hasta Cádiz, pero no pudieron tomarla. En esta ciudad se refugió la Junta Central. Pero varios hechos van a dificultar su definitivo control peninsular: la resistencia de ciudades importantes (Zaragoza, Gerona, Tarragona, Valencia, estas dos últimas ocupadas en 1811 y 1812), la decidida intervención inglesa y la aparición de una nueva forma de lucha, la guerrilla. La acción de los guerrilleros Juan Martín Díaz «el Empecinado», el cura Merino en Castilla, Espoz y Mina en Navarra y Miláns del Bosch en Cataluña, fué decisiva, dado que obligaron a los franceses a mantener en la Península elevados contingentes de tropas (de 250.000 a 350.000 hombres) en detrimento de otros frentes europeos. Pero denotado el ejército español en Ocaña, las fuerzas napoleónicas logran asegurarse el control peninsular, obligando a los británicos a replegarse a Portugal tras las trincheras de Torres Vedras. 

4′ etapa: 1812-1814. Batallas en campo abierto. Triunfo de los ejércitos aliados

  En 1812 la guerra cambió de signo: se puso de manifiesto la incapacidad de Francia para hacer frente a dos objetivos simultáneos de la importancia militar de España y Rusia. Al reducirse los efectivos franceses, comenzó la gran ofensiva de los ejércitos aliados, anglo-luso-españoles, al mando de sir Arthur Wellesley, duque de Wellington. La batalla de Arapiles en Julio de 1812 decidíó la guerra al amenazar la ruta de Madrid. Los franceses abandonaron Andalucía y se replegaron tras la línea del Ebro. Las batallas decisivas se dieron en 1813, en Julio (Vitoria) y Agosto (San Marcial), obligando a José I a abandonar definitivamente España, quedando en manos francesas únicamente el este español que evacuarán a principios de 1814.


LAS CORTES DE Cádiz Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812


Tras el levantamiento del pueblo de Madrid, aparecieron las Juntas y ese mismo año se constituyó la Junta Suprema Central con sede primero en Aranjuez y luego en Sevilla. Sus funciones fueron las de dirigir la guerra y reconstruir el Estado. Cuando se produce la sublevación contra las tropas napoleónicas en España existía una gran confusión política e ideológica; la gran masa del pueblo español era absolutista, también había un número considerable de personas que habían entendido las reformas ilustradas y sus beneficios, y un número menor de revolucionarios al estilo francés. Era también una cuestión generacional; los más viejos entendían las reformas al estilo de Carlos III y los más jóvenes se entusiasmaban con la Revolución Francesa y los tumultos no le daban miedo.

Desde el punto de vista político durante este período existen dos gobiernos paralelos: el de José Bonaparte que intenta gobernar el país con colaboradores ilustrados y con la ayuda del Estatuto de Bayona pero sin el apoyo del país, y la Junta Central, que se considera la depositaria del gobierno de España en ausencia del Monarca, que está presidida por Floridablanca; en este contexto se producen los acontecimientos que van a producir el cambio del Antiguo al Nuevo Régimen.

LAS CORTES DE CÁDIZ

En Octubre de 1809 la Junta Central publicó la convocatoria de Cortes. Los absolutistas pensaban en la continuación de las Cortes tradicionales, y lo único que esperaban de ellas es la designación de una Regencia., y los revolucionarios una Asamblea que elabore una Constitución que acabe con la Monarquía absoluta.
El primer borrador del manifiesto se debe a Calvo de Rozas y no es aprobado por la Junta Central porque contiene una crítica dura contra la monarquía absoluta; en el proceso de preparación de las Cortes hay dos aspectos: la Formación de una Comisión y  la Consulta al país.

La Comisión elabora los temas y los procedimientos que se han de seguir en la Asamblea. En este momento Jovellanos elabora unas Instrucciones que envía a los diferentes organismos y que nos dan una idea bastante buena del conocimiento de los problemas del país. Artola llama a estas Instrucciones «Testamento Político de la Ilustración».

 La Consulta al país sobre los temas que se van a tratar en las Cortes constituye un fenómeno interesante; las respuestas de los Ayuntamientos, Universidades, Obispos Tribunales y Particulares, ofrecen una visión amplia de los problemas del momento y suponen para España el equivalente a los «Cuadernos de Quejas» franceses.


 En estas respuestas no hay planteamientos doctrinarios ni dogmáticos sino denuncias de problemas de tipo concreto, y después de analizarlos, se entiende que la sociedad española ha cambiado, y el régimen y la forma de pensar no son iguales al reinado de Carlos IV. En estas peticiones se habla de limitación del poder absoluto, de la división de poderes, del contrato social y de la supresión de los privilegios estamentales. Uno de los temas más discutidos en la Comisión es el de la representación, si se hace por Estamentos o por personas (como en Francia). En principio y por influjo de Jovellanos se pensó en dos Cámaras, pero el Consejo de Estado se inclínó por una sola Cámara. También se discute sobre el voto, pero se decide que serán los propios diputados los que resuelvan todas estas cuestiones.

En Septiembre de 1810, cuando se inauguran las Cortes, la Regencia, que era la depositaria de la soberanía real se disuelve y las Cortes, asume el ejercicio de la soberanía y el Decreto I formula el principio de representación nacional y su condición de depositarios de la soberanía.

La coyuntura ayudó a este proceso ya que la ausencia del Monarca fue propicia para edificar una nueva forma de gobierno. Sánchez Agesta ha precisado que el proceso revolucionario no se hace contra la Monarquía sino Sin la Monarquía. Es original la forma de elegir los representantes; se decidíó que la proporción debía ser uno por cada 50.000 habitantes. Y debía ser hombre mayor de 25 años; el censo de donde salían los representantes era el parroquial porque no había otro y eran las Diputaciones las encargadas de dar validez a estos representantes.

En las Cortes van a ser muchos gaditanos los que ostenten la representación de los Diputados y esto se va a notar en muchas de las decisiones que se toman. En las Cortes se combina lo tradicional con lo revolucionario y lo español con lo francés; la idea de que la sociedad política se apoya en un contrato está tomada de Rousseau pero las doctrinas reformistas se pueden encontrar en los programas de los ilustrados españoles. Es por tanto una Asamblea singular que amalgama tradición y revolución y que se considera depositaria de la Soberanía Nacional en un momento en que la ausencia del monarca, produce un vacío de poder. En Las Cortes aparecen tres grupos ideológicos claramente diferentes:

1.-

Los Absolutistas. Defensores de la soberanía real y deseosos de salvaguardar la sociedad estamental y sus privilegios.
2.-Los Jovellanistas. Son moderados y conscientes de la necesidad de las reformas en la que había que conjugar soberanía del Rey y del País e intentaban solucionar el problema con dos Cámaras.

3.-


Los Revolucionarios. Partidarios de la soberanía nacional y de la estructuración de una sociedad nueva sin privilegios.

LA CONSTITUCIÓN DE 1812

El 19 de Marzo de 1812 se aprueba la primera Constitución española que articula la organización de los poderes, la vida social, y la ordenación administrativa, militar, financiera y educativa. Consta de 384 artículos divididos en 10 Títulos, siendo sus puntos más destacados los siguientes:

A).- En el título 1°, que trata de la Nacíón española y de los españoles se consigna (Art.3), el principio radical de que «la soberanía reside esencialmente en la nacíón y, por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales»; se trata de un principio revolucionario porque el Rey quedaba apartado radicalmente del poder y esto fue motivo de un debate encarnizado entre absolutistas y revolucionarios.

B).- En la división de poderes hay una separación entre el legislativo, el ejecutivo y el judicial; se copia la doctrina de Montesquieu que había inspirado la Constitución francesa de 1791; el poder legislativo reside en las Cortes que son la representación de la nacíón. Los Diputados son inviolables, y se niega la representación estamental. Las Cortes constituyentes tienen todos los poderes, el Rey queda supeditado a ellas, y ejecuta lo que las Cortes decidan. Los tribunales son libres e independientes y juzgarán a todos los ciudadanos por igual. El poder ejecutivo por tanto lo ejerce el rey que gobernará por medio de siete Secretarios de Despacho. Su persona es sagrada e inviolable y sus decisiones deben ser refrendadas por el Secretario correspondiente. En el ámbito de la administración provincial y local se regulan las funciones de Diputaciones y Ayuntamientos. El poder judicial corresponde a los Tribunales de Justicia y desaparecen las jurisdicciones señoriales, se postula la igualdad ante la Ley, se crea un Tribunal Supremo de justicia y se define el «Habeas Corpus».

C).- La cuestión religiosa se asienta en el artículo 12 que reafirma el catolicismo estatal «La religión de la nacíón Española es y será perpetuamente la Católica, Apostólica, Romana, única verdadera». Con este artículo se daba satisfacción a los sectores tradicionales del país. En cambio la novedad en este campo es la abolición de la Inquisición en 1813 en nombre de las libertades individuales.

D).- En el título 3°, sobre las Cortes, se establece una sola Cámara de Diputados, uno por cada 70.000 habitantes, elegidos por método indirecto en tres grados. Los electores serán varones mayores de 25 años que posean una determinada renta, y de esta manera el poder legislativo era controlado por la burguésía.

E).- En el título 9°, de la instrucción pública, se propone el establecimiento de escuelas de primeras letras en todos los pueblos de la monarquía (Art. 366). En este título se incluyó el artículo 371, que establece la libertad de imprenta.

F).- En el título 8° se prescribe que todos los años habrían de fijar las Cortes la fuerza militar del Ejército y la Armada. Del servicio militar no podía excusarse ningún español.

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