Gurerra contra España y Estados Unidos

EPÍGRAFE 17: LA CRISIS DE 1898 Y LA LIQUIDACIÓN DEL Imperio COLONIAL

Casi todo el Imperio español había alcanzado la independencia durante el reinado de Fernando VII. Solo Cuba y Puerto Rico, en América, y las islas Filipinas, en el Pacífico, se mantuvieron bajo soberanía española. En la década final del Siglo XIX los problemas coloniales se agudizaron debido al auge del imperialismo europeo y el creciente expansionismo de Estados Unidos.

En 1893 se intentaron reformas en la administración filipina y una descentralización en Cuba, ambas fueron rechazadas por las Cortes.

En 1872 Puerto Rico había conseguido su autonomía, la esclavitud había sido abolida y tenía una economía saneada. El autonomismo se dividíó en dos corrientes: una más españolista y otra más radical, de base popular. Ambas se unieron en 1887 en el Partido Autonomista.

En Cuba las reformas fueron más polémicas. En 1886 se abolíó la esclavitud. Maura propuso una reforma administrativa y la ampliación del censo; estas medidas fueron rechazadas.

Los sectores “españolistas” chocaron con los intentos del gobierno de ceder cierto grado de autonomía. En el extremo contrario estaba el movimiento independentista del Partido Revolucionario Cubano, creado por José Martí en 1892. Así se formaron tres corrientes: españolista, autonomista e independentista.


Filipinas no poseía gran presencia española, excepto en la capital, Manila, y su entorno. Mestizos y nativos pidieron reformas, lo que dio lugar a un movimiento emancipador: la Liga Filipina fundada en 1893 por José Rizal.

En 1895 se produjo la insurrección nacionalista que dio lugar a la última guerra cubana, que primero enfrentó al ejército español con los independentistas nativos, y más tarde se produjo la intervención de directa de Estados Unidos. La guerra hispanocubana se desarrolló en cuatro etapas:

  • 1ª fase


    Desde la sublevación en Febrero de 1895 hasta la muerte del líder de la independencia, José Martí, en Mayo.

  • 2ª fase (Octubre 1895-Enero 1896)

    Fue el momento de mayor avance de los sublevados, que el general Martínez Campos se vio incapaz de enfrentar
  • 3ª fase (Enero de 1896-Diciembre 1897).
    El general Weyler sustituyó a Martínez Campos con la consigna de “guerra hasta el final”, aunque fracasó. Se intensificó en este momento la interferencia de Estados Unidos en el conflicto.

  • 4ª fase (Diciembre 1897-Abril 1898)

    Con el general Blanco al frente y en un ambiente hostil de la prensa y la opinión pública, desembocó en la intervención directa de Estados Unidos.

Estados Unidos intentó comprar varias veces la isla de Cuba a España. Además, la guerra hispanocubana coincidíó con la expansión del imperialismo norteamericano en el propio continente, en el Caribe y Asía.


En Febrero de 1898 la explosión del acorazado estadounidense Mine, anclado en el puerto de La Habana, con 266 víctimas, provocó la declaración de guerra. El embajador de Estados Unidos Woodford presentó un plan de compra de la isla en Marzo de 1898, que España rechazó. Los estadounidenses acusaban a los españoles de haber provocado el hundimiento. Estados Unidos declaró la guerra a España el 25 de Abril de 1898. El resultado de esta guerra fueron dos derrotas por parte de los estadounidenses, una en Cavite (Filipinas) y otra en Santiago de Cuba.

El 10 de Diciembre de 1898 se firmaba el Tratado de París, por el que España reconocía la independencia de Cuba, y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos, a cambio de una compensación de 20 millones de dólares. En Febrero de 1899, España entregó al Imperio alemán las islas Carolinas, las Marianas (excepto Guam) y las Palaos, a cambio de 25 millones de dólares. , quedando así liquidado el Imperio español.

Estos sucesos en España dieron lugar al “regeneracionismo”:
un replanteamiento general llevado a cabo por intelectuales y políticos que buscaban la dignificación de la política, la modernización social y la superación del atraso cultural. Sus defensores más activos fueron políticos como Francisco Silvela y Antonio Maura.
Finalmente, en Marzo de 1899 se formó un gobierno presidido por Francisco Silvela y con el general Polavieja como ministro de la Guerra.


También hubo un movimiento al margen del sistema, el de los intelectuales, como Macías Picavea, Lucas Mallada o Joaquín Costa, y unos escritores con los mismos principios, la llamada generación del 98 (Unamuno, Valle-Inclán, Ramiro de Maeztu, Azorín, Pío Baroja, etc).

Joaquín Costa puso en práctica muchas ideas a través de la Liga Nacional de Productores, desde la que planteó reformas agrarias, municipales, educativas o administrativas en las cuales no tuvieron en cuenta a obreros y campesinos. Hubo recelos por parte de las industrias catalanas y vascas y se formó la Liga Regionalista en 1901. El regeneraciolismo nacional, dejó de ser un peligro para el sistema restaurador y sus lemas fueron asumidos por todos los partidos y por Alfonso XIII. Esto facilitó la creación del Instituto de Reformas Sociales.

Cuando Alfonso XIII subíó al trono y juró la constitución en 1902, desaparecieron Cánovas, Castelar, Pi i Margall y Sagasta, cerrándose así una etapa de la vida política de España y del Siglo XIX.

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