Insurrección de los españoles contra el Imperio napoleónico

TEMA 1: CRISIS DE LA MONARQUÍA BORBÓNICA. LA GUERRA DE

Los inicios del reinado de Carlos IV coincidieron con el estallido de la Revolución Francesa (1789) que cuestionaba los fundamentos políticos y sociales del Antiguo Régimen. En 1792, España y Francia, que estaban en guerra, firman alianza de la mano de Godoy (valido de Carlos IV), y se juntan contra Inglaterra. La entrada en guerra contra Inglaterra provoca la derrota de Trafalgar (1805) de nefastas consecuencias sobre la flota y sobre el comercio con América. Los planes de Napoleón incluían la conquista de Portugal, y con esa finalidad firmó con Godoy el Tratado de Fontainebleau (1807) por el que las tropas francesas entraron en España en Enero de 1808.

Las guerras trajeron como consecuencias el crecimiento del déficit del Estado, y con esto, el aumento de los impuestos y la búsqueda de ingresos extraordinarios mediante la desamortización de los bienes de Obras Pías de la Iglesia. Las epidemias y malas cosechas vinieron a empeorar la situación.

El descontento general con el monarca Carlos IV, y su valido Godoy por sus decisiones, llevan al Motín de Aranjuez (18 de Marzo de 1808) alentado por los partidarios de Fernando VII, hijo de Carlos IV y príncipe de Asturias, en quién abdicaría más tarde su padre. Padre e hijo se dirigieron al emperador Napoleón para que interviniera a su favor. En este clima convulso, se produjeron las abdicaciones de Bayona cuando los monarcas españoles ceden la corona a Napoleón y éste abdica en su hermano José I. El rechazo generalizado al cambio dinástico motivó la llamada Guerra de Independencia (1808-1814), cuyo origen se encuentra en la insurrección popular del 2 de Mayo. La represión feroz ordenada por el general Murat extendíó la insurrección que, en un mes, levantaba a toda la Península en armas. Se formaron Juntas locales y regionales de defensa para coordinar la resistencia ante el vacío de poder existente y se unieron en la Junta Suprema Central, auténtico gobierno insurrecto.

José I, con la finalidad de legitimar su nombramiento y buscando el apoyo popular, convocó en Julio una reuníón de notables en Bayona y colaboraron con él los afrancesados, en general ilustrados y partidarios del orden. Se decretó la igualdad ante la ley, se suprimíó la Inquisición, el régimen señorial y la desamortización de las tierras de la Iglesia. Sin embargo, estas reformas no consiguieron atraer a la mayoría de la población, conocida como los patriotas e integrada tanto por absolutistas como por los liberales, que lucharon contra el invasor y en defensa del rey que consideraban legítimo.

La guerra fue larga y dura y, además de la lucha contra el invasor, también tuvo una parte de conflicto civil entre los afrancesados y los patriotas, y un componente internacional al verse implicados también los ejércitos británicos. Las fases principales son:

  1. Hasta finales de 1808, el avance francés se vio frenado por la resistencia ofrecida por las ciudades sitiadas (Zaragoza, Gerona o Cádiz). En Julio tuvo lugar la Batalla de Bailén, donde el General Castaños derrota Dupont, lo que obligó el repliegue francés al norte del Ebro y a Napoleón acudir al frente de su Gran Armada.

  2. Desde finales de 1808 a 1812, se caracterizó por la hegemonía militar francesa y la actuación de la guerrilla en contra de esta. A comienzos de 1811, el ejército francés controlaba casi toda la península, pero se veía constantemente hostigado por la guerrilla.

  3. La situación cambia en 1812, con la pérdida de posesiones de las tropas francesas embarcadas en el frente ruso, producíéndose entonces el rápido avance de las tropas anglo-españolas al mando del general Wellington. Finalmente, por el Tratado de Valençay (1813), se pone fin a la guerra y Napoleón reconoce a Fernando VII como rey de España.

Mientras transcurría la guerra, se introducía en España el liberalismo. La Junta Suprema Central convocó unas Cortes que decidieran sobre el futuro del reino, a la vez que inició una consulta al país, sobre el tipo de reformas que los españoles deseaban. Muchos diputados fueron elegidos entre los residentes en Cádiz procedentes de las provincias que debían representar.


Este hecho explica el carácter liberal predominante en las Cortes, por ser Cádiz una ciudad abierta a las influencias externas. Por su origen social, la mayoría de los diputados pertenecían a las capas medias urbanas, aunque también eran numerosos los eclesiásticos, si bien éstos no representaban a su estamento, sino a la provincia por la que habían sido elegidos. Por su composición ideológica, en las Cortes se reunieron las distintas tendencias que conformaban el grupo de los llamados patriotas: absolutistas, reformistas y liberales.

Las Cortes unicamerales se constituyeron el 24 de Septiembre de 1810 en la Real Isla de León, trasladándose a Cádiz unos meses después. Las Cortes proclamaron la Soberanía Nacional, reclamaron para sí el poder legislativo, juraron defender la integridad territorial contra el invasor, así como la religión católica y el trono de Fernando VII.

Los diputados elaboraron una constitución formada por 384 artículos y que fue promulgada el 19 de Marzo de 1812, lo que le valíó el nombre popular de “la Pepa”.

Frente al absolutismo de Antiguo Régimen, se implanta una monarquía parlamentaria como forma de gobierno, basada en la división de poderes, correspondiendo el ejecutivo al Rey, aunque este será ejercido a través de sus ministros. El poder legislativo recae en las Cortes, elegidos los diputados por sufragio universal masculino indirecto, y a los tribunales les corresponde el poder judicial.

La regulación de los derechos procesales y penales, remiten a un Estado de derecho, en el que los poderes públicos también están sometidos a la ley.

Se establece la libertad de imprenta, la inviolabilidad del domicilio, el derecho a la educación, junto con la obligación de contribuir por igual al sostenimiento económico del Estado y la creación de un ejército nacional basado en el servicio militar obligatorio.

En cuanto a la organización territorial, se suprimen las diferencias forales y se crean las provincias, gobernadas por las diputaciones, mientras que los ayuntamientos pasan a ser electivos. Aparece un nuevo de orden público, la Milicia Nacional, cuya finalidad es la defensa del nuevo orden legal.

En las relaciones Iglesia-Estado se establece el Estado confesional. La defensa de la religión católica, cuyo ejercicio público está permitido, se interpreta como una concesión a la tradición debido a la defensa de los absolutistas y clérigos entre los diputados.

Las Cortes, además de la elaboración de la Constitución, desarrollaron una importante labor legislativa que tenía la finalidad de desmontar el Antiguo Régimen y hacer posible la revolución liberal en España. Así, llevaron a cabo reformas políticas-administrativas, empezando por la declaración de soberanía nacional mediante el Decreto I; además de la fijación de los ministerios, la división provincial, la creación de las diputaciones, la abolición de la Inquisición, etc.

Las reformas socio-económicas buscaban acabar con las trabas que el Antiguo Régimen ponía al desarrollo económico, decretándose la libertad de comercio e industria con la supresión de los gremios y las aduanas interiores; el fomento agropecuario mediante la supresión de la Mesta; la abolición del régimen señorial y la desamortización de las tierras

de Inquisición y de los monasterios clausurados.

La importancia de las Cortes es primordial, pues pretendía la más profunda reforma de las estructuras del país y su incorporación a la corriente liberal. Fue una obra revolucionaria e idealista que los ciudadanos desconocían, ya que no tenían una cultura política para comprenderlo y estaban inmersos en la guerra. Los diputados procuraron no tocar los 2 principios más sagrados para el pueblo, el trono y la religión, pero los privilegiados no aceptaron las reformas y manipularon al pueblo para que al regreso de Fernando VII en 1814, apoyaran la vuelta al absolutismo. Con el Golpe de Estado del monarca, toda la obra constitucional y legislativa de Cádiz era abolida. No obstante sería restablecida de nuevo tras el triunfo del pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan durante el llamado Trienio Liberal (1820-1823).

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