La Constitución de 1812 y el Trienio Liberal en España

Constitución de 1812

En el siglo XIX en Cádiz se empiezan a dar las ideas del liberalismo ya que había una importante burguesía que estaba muy desarrollada debido al puerto. Una de las innovaciones que se daban era que se realizaban tertulias donde se manifestaban las opiniones políticas. Esto acabó con el resultado de la formación de la Constitución de 1812 el 12 de marzo. En esta constitución quedaba definida la soberanía nacional y establecida la monarquía constitucional. En ella se recogían la separación de poderes, aunque el rey poseía el poder ejecutivo, el poder legislativo sería compartido entre las Cortes y el rey. También quedaba registrada en la constitución la igualdad ante la ley, con lo que se acabaron los privilegios de la nobleza y el clero. También se reconoce el derecho de sufragio a todos los varones mayores de 25 años. Esta constitución era confesional, ya que señalaba al catolicismo como la religión de los españoles, negándose la práctica de otras religiones. Esta constitución tuvo una gran represión en otros países, al igual que la francesa.

Una sociedad estamental

En la sociedad del Antiguo Régimen, la pertenencia a un estamento estaba ligada al nacimiento de las personas. Solo el ingreso al clero permitía acceder a una situación privilegiada. Las diferencias estamentales no estaban marcadas por la riqueza, sino por el disfrute de una serie de privilegios ligados al estamento nobiliario y eclesiástico. Dichos estamentos gozaban de unos privilegios que no estaban al alcance de los estamentos populares. La ley no era igual para todos, los privilegiados no podían ingresar en prisión por deudas, no pagaban impuestos y no eran castigados con penas corporales. El clero gozaba de una jurisdicción especial y no estaba sometido a los tribunales civiles.

La nobleza y el clero

La nobleza era el 10% de la población, estaba dividida en la alta y baja nobleza. La alta nobleza era un grupo muy reducido con gran poder económico, dueños de grandes extensiones de terreno. Estos estaban sometidos a la ley de mayorazgo, es decir, que solo el hijo mayor hereda, los hijos menores pertenecían a la baja nobleza. En el clero también se diferenciaba entre el alto y el bajo clero. Los primeros eran grandes dignidades de la iglesia, cardenales, obispos, priores y abades de los principales monasterios. El bajo clero lo integraban los curas y los frailes, que eran muy numerosos y con una importante influencia social.

Fernando VII

Terminada la guerra de la independencia, las Cortes y regencias del reino fueron a Madrid esperando la vuelta del monarca. Había un enfrentamiento entre las personas con ideología liberal y absolutista. Las Cortes trazaron el itinerario que el monarca debía seguir hasta Madrid, pero este lo alteró a su voluntad. Fue a Valencia, allí lo esperaban 65 diputados absolutos que le dieron el manifiesto de los persas. Fernando VII disolvió las Cortes y derogó toda la labor legislativa realizada. El absolutismo traído por el monarca trajo el Sexenio Absolutista de 1814-1820, se caracteriza por la vuelta a la Inquisición, el retorno a los privilegios estamentales de la nobleza y el clero y la desaparición de las libertades individuales y de los derechos ciudadanos. El monarca desencadenó una feroz persecución contra los liberales. Se dieron muchos intentos de retomar la Constitución, muchos de ellos protagonizados por militares importantes en la guerra de la independencia. En 1820, el coronel Riego proclamó la Constitución de 1812 en el pueblo de las Cabezas de San Juan. Tras algún tiempo, la sublevación se extendió por el norte y por Madrid. Fernando, atemorizado, la aceptó e se inició así el Trienio Liberal. Pronto aparecieron las diferencias en el campo de los liberales, dando lugar a los moderados y los progresistas. Los primeros eran partidarios de volver a poner la Constitución de 1812 sin cambios, los segundos querían elaborar un nuevo texto donde se resten poderes al monarca. Los absolutistas con Fernando no dejaron de conspirar para retomar la monarquía absoluta. En 1823, las potencias absolutistas de Europa formaron un ejército llamado los Cien Mil Hijos de San Luis y con este ejército se volvió a instaurar la monarquía absoluta, que durará desde 1823-1833. Fernando VII abolió nuevamente la Constitución e desencadenó una dura persecución contra los liberales, que llegó al punto de cerrar universidades y centros de enseñanza. Ante la falta de descendencia de Fernando, los absolutistas más radicales se apiñaron en torno a Carlos, el hermano del rey; pero el nacimiento en 1830 de Isabel modificó la situación, a pesar de la ley sálica. Fernando promulgó la Pragmática Sanción, derogando la ley sálica, mientras que hizo un acuerdo con los liberales para que apoyasen los derechos de Isabel con la monarquía constitucional.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *