La crisis de 1808. La guerra de la independencia. Los comienzos de la revolución liberal

la monarquía d Carlos IV.
tras apartar del gobierno a los ministros ilustra2 (floridablanca, jovellanos…) el monarca va a confiar el poder en
Manuel godoy. X su parte, Carlos IV –una vez conocida la ejecución d Luis xvi- va a participar en una coalición
d potencias absolutistas- q declaran la guerra a Francia (1793-1795). Las derrotas d la coalición y la ocupación
d parte del país vasco y cataluña x el ejército francés obligan a españa a firmar la paz d basilea q tiene como
contrapartida la pérdida d la isla d santo domingo así como la concesión d ventajas comerciales a Francia. Ante
persistente amenaza del ejército napoleónico se produjeron futuras alianzas d acercamiento entre ambas naciones.
la consecuencia d este giro en política internacional conllevó la rivalidad con Inglaterra – celosa d su dominio
marítimo- las hostilidades se desarrollan d forma interrumpida entre 1795 y 1808 siendo el hito + trascendental
la batalla d trafalgar en la q la armada francoespañola fue derrotada. Para Carlos IV significó la pérdida d casi la
totalidad d su flota. Este hecho sumado al descenso del tráfico colonial se tradujo en la crisis d la ya desgastada
hacieda real.
para hacer frente a la situación económica godoy recurríó al endeudamiento y a la ejecución d reformas como la
desamortización d tierras eclesiásticas. Tales medidas además d resultar ineficaces generaron una importante
oposición, en especial en los sectores del clero y d la nobleza. Otro círculo afectado fue el del campesinado
agravado con nuevos impuestos y q del mismo modo repercutíó en el descontento popular. Las epidemias, el
hambre y la carestía provocaron a su vez la muerte d una cifra cercana al medio millón d personas. Ante la
incapacidad para dar respuesta a la situación proliferaron motines y revueltas q otorgaban a godoy la culpabilidad
d dicha situación.
En 1807 Manuel Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau que autorizaba al ejército napoleónico
atravesar España para atacar Portugal, aliada de Gran Bretaña –previo pacto de reparto de Portugal entre ambos-
Las tropas francesas atravesaron los Pirineos en Febrero de 1808 situándose en puntos estratégicos – Barcelona,
Vitoria y Madrid- desde los cuales se desplegarían.
El 18 de Marzo de 1808 estalló un motín en Aranjuez –donde se encontraban los reyes-. Con participación popular
aunque dirigido por las élites de la nobleza y el clero perseguía la destitución de Godoy así como la abdicación de
Carlos IV en su hijo Fernando. Pese a conseguir alcanzar sus objetivos este motín evidenció la profunda crisis en la
que estaba inmersa la monarquía española. Por su parte, Carlos IV escribíó a Napoleón reclamándole su ayuda para
recuperar el trono; ante la debilidad nacional e institucional Napoleón optó por aprovechar las circunstancias e
invadir España con objeto de ocupar el trono y anexionar el país al Imperio
Tanto Carlos IV como Fernando VII fueron llamados a Bayona por Napoleón Bonaparte donde abdicaron en favor de
este. A su vez Napoleón nombró a su hermano José rey de España. Al mismo tiempo inicia un proceso para aprobar
una Constitución que pusiese fin al Antiguo Régimen y ratificase a José I. El conocido como “Código de Bayona”
recogía principios liberales como son la igualdad jurídica o el acceso a cargos públicos. Paralelamente se emprenden
otras medidas legislativas en pro de la liquidación del Antiguo Régimen: abolición del régimen señorial,
desamortización de las tierras eclesiásticas, desvinculación de los mayorazgos y tierras en manos muertas. A pesar
de estas acciones la mayoría de los españoles consideraron el nuevo gobierno ilegítimo. Por otro lado, las requisas,
detenciones y fusilamientos emprendidos por las tropas napoleónicas diezmaron la imagen del nuevo monarca.
2. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1808-1814).
2.1. La revuelta popular y la formación de Juntas.
El 2 de Mayo de 1808 los miembros de la familia real que permanecían en España se dispónían a partir hacia Bayona
donde se creía que estaba retenido Fernando VII. Una multitud se congregó frente al palacio para impedir la salida y
para mostrar su alzamiento frente al gobierno Franco. Esta revuelta fue drásticamente reprimida por el general
Murat (francés), la consecuencia fue el desencadenamiento de un movimiento de resistencia popular en todo el país
que logró frenar el avance francés.
Ante el vacío de poder creado por las abdicaciones de Bayona en Galicia, Andalucía, Aragón, Castilla, Cataluña… la
población se alzó contra la invasión francesa al tiempo que iban surgiendo las conocidas como “Juntas de
Armamento y Defensa”. Estas Juntas estaban formadas por especialmente por partidarios de Fernando VII (clérigos,
militares y nobles principalmente). Éstas a su vez dieron origen a las Juntas Provinciales que asumieron la soberanía
en ausencia del rey, declararon la guerra a Napoleón y buscaron el apoyo de Gran Bretaña.
En Septiembre de 1808 las Juntas enviaron representantes a Aranjuez para formar la Junta Suprema Central cuyo fin
sería el de la coordinación de la lucha y la dirección del país. La Junta reconocíó a Fernando VII como rey legítimo de
España asumiendo la autoridad hasta su retorno. Tanto Floridablanca como Jovellanos formaron parte de la misma.
El avance francés obligó a la Junta Suprema a huir hacia Sevilla y más tarde hacia Cádiz (1810) –único lugar que
resistíó al asedio gracias al apoyo inglés-.
2.2.

La resistencia: sitios y guerrillas


La resistencia de ciudades como Girona, Zaragoza o Tarragona inmovilizó a parte del ejército francés e impidió el
avance hacia el Levante. La derrota de los invasores en el Bruc (Junio) y, sobre todo, en Bailén (Julio) impidió la
conquista de Andalucía y forzaron a José I al abandono de Madrid. Así, muchos soldados imperiales se replegaron al
norte del Ebro.
En Noviembre de 1808 Napoleón llegó a España para tomar las riendas del conflicto con un ejército de 250.000
hombres. Su avance fue imparable en un mes y en Enero de 1809 José I logró entrar de nuevo en Madrid. A lo largo
de ese mismo año el dominio francés se extendíó por el territorio peninsular.
La incapacidad del ejército español para hacer frente al avance francés supuso optar por ataques sorpresivos y
espontáneos. En este contexto se entiende el surgimiento de las guerrillas, pequeñas partidas o grupos de personas
integrados por unas 30-50 personas. Se trata de labradores, artesanos, estudiantes o abogados entre otros que
están dirigidos por miembros de las élites bien militar bien eclesiástica. Estos grupos van a realizar ataques por
sorpresa tratando de destruir sus instalaciones, interfiriendo sus movimientos o asaltando los convoyes de
avituallamiento. En definitiva, someten al ejército francés a una presión y desgaste constante.
La campaña iniciada por Napoleón en Rusia en 1812 le obligó a retirar miles de efectivos del ejército peninsular. En
esta nueva coyuntura la acción conjunta de las tropas españolas, la guerrilla y el ejército británico –al mando del
general Wellington- logran la victoria de Arapiles (Salamanca, Julio de 1812).
El 12 de Agosto de 1812 Wellington toma Madrid obligando a José I a abandonar de forma definitiva la capital. Ante
la incapacidad del mantenimiento de los dos frentes abiertos, Napoleón decide poner fin al conflicto español con la
firma del Tratado de Valençay. Así, se permite el regreso de Fernando VII y las tropas francesas comienzan la
retirada peninsular.
2.3. Actitudes sociales, políticas e ideológicas.
• Afrancesados: Minoría de españoles que colaboraron con José I entre los que se encuentran intelectuales,
altos funcionarios, y una parte de la nobleza. Apostaban por la modernización de España. Finalizada la guerra
muchos se exiliaron ante la persecución a las que les sometíó Fernando VII.
• Frente Patriótico: Formado por el grueso de la población española opuestos a la invasión aunque cuentan
con diferentes posiciones. Así, la mayoría del sector representado por la nobleza y el clero defienden la
vuelta del absolutismo con Fernando VII al frente, rechazaban cualquier cambio social y apostaban por la
religión católica.
• Ilustrados: Defienden un programa de reformas y la modernización del país aunque dentro del sistema del
Antiguo Régimen.
• Liberales (liberales, burgueses): Tienen el deseo de aprovechar la guerra para realizar un cambio en el
sistema político basado en el liberalismo (soberanía nacional, división de poderes, constitución como norma
suprema).
A pesar de los diferentes posicionamientos ideológicos todos tienen en común la resistencia ante la invasión
napoleónica, esta premisa les llevó a adoptar acciones claramente revolucionarias.
Consecuencias socioeconómicas de la guerra.
Debido al tipo de guerra total, destrucción total durante seis años, hubo grandes pérdidas en la agricultura un
colapso del comercio y la hacienda entró en bancarrota. Muchos historiadores ven la guerra de la independencia
como una causa del fracaso de la revolución industrial.
Lógicamente estos 6 años de guerra tuvieron unas consecuencias nefastas para la economía que ya de por sí estaba
en crisis antes de comenzar la guerra. Además de la pérdida del monopolio sobre los productos coloniales y de la
destrucción de la industria que tanto costó construir el siglo anterior, el Estado se endeuda de tal forma que tiene
que pedir créditos. Esto conlleva un ánimo claramente especulativo, en vez de netamente productivo, entre los
poseedores de capital, otro factor más para el estancamiento de la industria, mientras que Inglaterra, que no se vio
directamente afectada en su suelo por las guerras napoleónicas, continuaba su camino imparable hacia la
Revolución Industrial.
A todo ello habría que sumar las consecuencias demográficas con un gran número de bajas. Los datos de bajas
varían mucho y van desde los 300.000 hasta el millón de victimas a lo largo de casi 500 batallas e infinitas
escaramuzas. Y como pasa en lo que respecta a la Revolución Industrial también la guerra acentuó el retraso en la
Revolución demográfica, no sólo por las muertes directas en el campo de batalla sino también por el descenso de la
tasa de natalidad que conlleva toda guerra. Además España arrastraba la crisis demográfica desde fines del XVIII, de
tal forma que el crecimiento de la población española será uno de los más bajos del Continente durante el Siglo XIX
(no duplica su población hasta bien entrado el Siglo XX): de 11.500.000 en 1797 (según el censo de Godoy, se pasa a
18.600.000 en 1900

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