La dictadura franquista y la transición a la democracia en España

BLOQUE 11. LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

11.1. La creación del Estado franquista

El sistema político del franquismo se configuró como un sistema dictatorial caracterizado por la concentración de poderes y la supresión de las libertades políticas y sindicales. Estos postulados sólo fueron superados superficialmente por ciertos esfuerzos liberalizadores en la última etapa del régimen. No obstante, el sistema se mantuvo, de principio a fin, dentro del modelo de partido único y rechazo a la democracia representativa, con una serie de fundamentos ideológicos:

  • Totalitarismo, proveniente de su inspiración en los modelos fascistas italiano y alemán.
  • Caudillismo: Franco era el jefe del Estado, generalísimo de los ejércitos y durante mucho tiempo también el jefe de Gobierno.
  • Concepción unitaria y centralista del Estado, aboliendo los estatutos de autonomía y reprimiendo los nacionalismos.
  • Represión de la oposición.
  • Control de los medios de comunicación, con una rígida censura y fuerte aparato propagandístico.

11.2. Grupos ideológicos y apoyos sociales del franquismo

El franquismo se caracteriza por una serie de rasgos representativos:

El partido único era Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., que dotó al régimen de sus bases ideológicas, controlaba los medios de comunicación y suministraba una buena parte de los cargos de la administración. Además, el partido constituyó varias organizaciones de masas: el Frente de Juventudes, para adoctrinar a los jóvenes, la Sección Femenina, para formar a la mujer con sentido cristiano y nacionalsindicalista, el Sindicato Español Universitario, para controlar las universidades, y la Central Nacional Sindicalista, que integraba a patrones y trabajadores en una misma organización.

La Iglesia tuvo un papel destacado en la legitimación del régimen franquista, que se definía como un Estado confesional católico. A cambio, obtuvo una generosa financiación de culto y clero, el control casi total del sistema educativo y el predominio de los valores católicos.

El Ejército fue uno de los grandes apoyos del régimen, aunque Franco tuvo problemas con algunos generales monárquicos.

La sociedad se dividió en tres actitudes frente al franquismo: apoyo (élites económicas y sociales), pasividad (las clases medias, políticamente desconcertadas y mayoritariamente pasivas y apolíticas) y rechazo (ciertos sectores, perdedores de la guerra, que sin embargo se mantuvieron también pasivos por temor a las represiones).

11.3. Etapas de la dictadura

La economía siguió en estos años un largo proceso de evolución con diferentes etapas, que van desde un primer período de autarquía (en la posguerra) hasta otro en que se impulsó rápidamente la industrialización de la mayor parte del país.

11.4. El contexto internacional: del aislamiento al reconocimiento exterior

El final de la guerra fue seguido de problemas tan acuciantes como la reconstrucción del país y la actitud española ante la Segunda Guerra Mundial. En este último aspecto, y a pesar de la afinidad del régimen a las potencias del Eje, la posición de Franco acabó siendo de neutralidad.

Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Franco se vio sometido a un riguroso cerco internacional, con las excepciones de Portugal y Argentina. En 1946, la ONU condenó el régimen y decidió el aislamiento diplomático de España.

Las relaciones internacionales tras la Segunda Guerra Mundial derivaron hacia la Guerra Fría. De este enfrentamiento se beneficiaría el régimen para romper el aislamiento. Así, España acabaría ingresando en la UNESCO, firmaría un concordato con la Santa Sede, un acuerdo con EEUU sobre asistencia económica y ayuda para la defensa, cuya consecuencia fue el establecimiento de bases militares estadounidenses en Torrejón, Rota y Zaragoza. Finalmente, España ingresa en la ONU.

BLOQUE 12. NORMALIZACIÓN DEMOCRÁTICA DE ESPAÑA E INTEGRACIÓN EN EUROPA (desde 1975)

12.1. La Transición: alternativas políticas tras la muerte de Franco

Entre la muerte de Franco y la Constitución del 78 transcurren tres años de reformas políticas, con la crisis económica como telón de fondo. Una buena parte de la sociedad quería un cambio, pero el sector más inmovilista (“el búnker”), se oponía a cualquier medida que pusiera en peligro al régimen.

El primer gobierno estuvo presidido por Arias Navarro, e incluía gran número de elementos de la “línea dura”, si bien contaba con hombres comprometidos con el cambio, como Fraga. Por otro lado, la oposición pedía una amnistía, la legalización de todos los partidos, elecciones libres… El rey, ante la incapacidad de Arias para negociar con el búnker y la oposición, forzó su dimisión y nombró a Adolfo Suárez presidente del gobierno. Suárez formó gobierno con los sectores más progresistas del régimen, e inició el proceso para la Transición Democrática, manteniendo contactos con líderes de la oposición, como Felipe González (PSOE) o Santiago Carrillo (PCE), para convencerles de la necesidad de una Transición pacífica.

12.2. Las etapas políticas de la democracia

Las elecciones del 82 dieron una abrumadora victoria al PSOE. El segundo partido más votado fue AP, liderado por Manuel Fraga. Los partidos de centro sufrieron un descalabro. El PSOE mantuvo su hegemonía en sucesivas elecciones, hasta 1996, lo que le permitió llevar a cabo una política de modernización de España, extendiendo el régimen de Seguridad Social, implantando un nuevo sistema educativo, generalizando la sanidad pública y llevando a cabo una reforma fiscal. Algunas reformas que atentaban contra la mentalidad franquista supusieron una gran polémica, como la despenalización parcial del aborto y el reconocimiento de la objeción de conciencia.

En el terreno económico, la lucha contra la inflación y el paro fueron objetivos fundamentales, y aunque se logró frenar la primera, el segundo supuso un fracaso. El resultado fue un creciente descontento que desembocó en una huelga en 1988 que paralizó el país.

En política exterior, aunque España se había opuesto a la entrada en la OTAN, ante su relación con la entrada en la Comunidad Económica Europea, inicia una campaña a favor de la permanencia en la OTAN, lo que supuso una decepción para muchos de sus votantes. Finalmente, España conseguiría entrar en la CEE en 1986.

Desde 1990, y a consecuencia de unos gravísimos escándalos de corrupción (financiamiento ilegal, enriquecimiento irregular de altos cargos, escuchas telefónicas, guerra sucia contra ETA), se hizo patente el descrédito del gobierno.

Las siguientes elecciones, en 1996, dieron una ajustada victoria al PP, aunque posteriormente obtendrían la mayoría absoluta. Los años del gobierno de Aznar estuvieron marcados por éxitos y fracasos. Se hizo una eficaz política económica basada en una orientación neo-liberal, se buscó cumplir los criterios europeos para la adopción del euro, se redujo el paro gracias al auge económico mundial. También se cosecharon éxitos en la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, en otras cuestiones su actuación política creó un fuerte rechazo de la sociedad, lo que acabaría provocando su derrota electoral: asuntos como la guerra en Irak, su intransigencia frente a los grupos nacionalistas, el Plan Hidrológico Nacional o la Ley de Calidad de la Enseñanza le fueron restando apoyos. Los atentados de la estación de Atocha días antes de las elecciones, de los que se consideró responsable al gobierno por su participación en la guerra de Irak, provocaron el cambio de voto de muchos españoles, lo que supuso la llegada al poder del PSOE, liderado por José Luis Rodríguez Zapatero (2004).

El PSOE gobernaría durante dos legislaturas, llevando a cabo algunas medidas de carácter social, como la ley del matrimonio homosexual o una nueva ley educativa (LOE). En la segunda legislatura España entra en una grave crisis económica que obliga a recortes sociales.

En 2011, el PP gana las elecciones con mayoría absoluta, convirtiendo a Mariano Rajoy en el nuevo presidente del gobierno, tuvo que hacer frente a una grave crisis.

Tras el éxito de una moción de censura por vez primera en la España democrática, en 2018, Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno. Volvió a ser presidente en 2020, tras un acuerdo para la formación de un gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos.

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